Visilleras
de Complutum
- Desde
- 25 Jul 2009
- Mensajes
- 52.713
- Reputación
- 221.320
"Historias para compartir" y "En Colaboración con Caixa Bank".
Curioso que siendo del día 11 de Diciembre, lo vuelvan a poner hoy en la "portada".
Alquiler de espacio, supongo...
Esto se parece cada vez más a los años 50, con el Domund, ayudar a los pobrecitos, y las beatas...
Pero con Wi-fi, smartphones, y tintes de colores para el pelo...
Escuela de Madres: mujeres, etnianas y empoderadas
Ana Mª Nimo
Madrid
11/12/2019
En una calle que todavía no tiene nombre, cercada por un campo usado de improvisada escombrera, se levanta la Escuela Infantil de Los Almendros, centro de operaciones de un grupo de mujeres decididas a dar un vuelco a uno de los barrios más deprimidos de Almería.
El 40% de los 1.200 vecinos de barrio de Los Almendros, en Almería, está desempleado. Sus principales fuentes de ingresos son el comercio de chatarra, la venta ambulante y el trabajo en el campo. Por sus calles se ven niños jugando, personas mayores sentadas a la fresca y muchas mujeres caminando en una misma dirección, la que conduce hasta la Escuela de Madres.
Esta iniciativa surgió de manera paralela a la infantil a mediados de los 80 ofreciendo a las mujeres del barrio formación relativa a cuestiones como la salud, la alimentación, la sexualidad o la igualdad. “Cuando llegamos aquí notamos la necesidad de integrarnos en el barrio y crear una comunidad de aprendizaje, que no solo implicara a los niños sino también a las familias. Eso suponía también conocer su cultura, la cultura etniana, que tiene cosas maravillosas”, explica Carmen jovenlandesa, directora del centro, “nuestra intención no era impartir unas sesiones sino buscar un intercambio de experiencias y enriquecernos todos de ese conocimiento, tanto la comunidad educativa como las familias”.
En un barrio en el que la tasa de absentismo escolar es muy alta, para estas mujeres es muy importante convertirse en referentes para aquellos que las rodean, sobre todo, para los más jóvenes. “Yo quiero luchar, quiero superarme y eso se lo inculco a los niños, a las hijas de las vecinas. Las niñas se ríen: 'tan vieja y se está sacando el graduado' y yo se lo digo: 'no seáis sencillas, tenéis que estudiar mucho para tener un gran trabajo'. Para mí es una gran satisfacción inculcar eso a las niñas”, confiesa Muñoz.
Como explican desde la asociación, hasta ahora esta población se ha planteado el trabajo en términos de “si hoy tengo para comer, yo no necesito más”, sin embargo, cada vez son más, en especial los jóvenes, los que sienten la necesidad de tener un empleo más estable que les ofrezca otras posibilidades de futuro. Éste es el caso de Alba del Mar Cara: “Me casé muy chiquitica, tenía 15 años, estaba en segundo de la ESO. Fui progenitora a los 16 años y lo tuve que dejar todo“. Ahora, cinco años más tarde, está a punto de sacarse el graduado y sueña con ser cocinera: "Cada vez lo veo más cercano". Ella sabe que la obtención del título de la ESO le abre la puerta a nuevas oportunidades laborales y educativas. “Hay muchas mujeres que después de obtener la ESO aquí han continuado estudiando en la Escuela de Adultos para obtener otros títulos como el de Peluquería o de Cocina…”, explica la presidenta de Camelamos Naquerar, “y hay muchas que ya se han incorporado al mercado laboral. Nuestros referentes son esas mujeres que están trabajando”.
Más allá de la escuela
En la escuela hay tres grupos organizados por niveles de aprendizaje: ”El de las que ya están cursando la escuela de adultos con su matrícula para sacarse la ESO este año; luego tenemos otro grupo que llamamos las neolectoras, que es un grupo de mujeres que abandonaron sus estudios en segundo o tercero de primaria, que saben leer y escribir, hacer cuentas… pero que quieren hacer más cosillas para, en un par de años, hacer la ESO también; y luego tenemos otro grupo de alfabetización que son mujeres más mayorcillas que están aprendiendo a leer y a escribir”, explica María Carmona Castillejo, secretaria de Camelamos Naquerar y profesora voluntaria en el centro.
Gracias a la mediación del Ayuntamiento de Almería, muchas de las alumnas de este centro para adultos cuentan con una beca de alimentos que posibilita que muchas de ellas puedan asistir a clase. Desde la Administración están apostando por la dar continuidad a un proyecto que van a replicar en otros barrios de la ciudad y que consideran “vital para que estas madres tengan oportunidad de encontrar una mejora laboral y lograr la inclusión”.
Escuela de Madres: mujeres, etnianas y empoderadas
Curioso que siendo del día 11 de Diciembre, lo vuelvan a poner hoy en la "portada".
Alquiler de espacio, supongo...
Esto se parece cada vez más a los años 50, con el Domund, ayudar a los pobrecitos, y las beatas...
Pero con Wi-fi, smartphones, y tintes de colores para el pelo...
Escuela de Madres: mujeres, etnianas y empoderadas
Ana Mª Nimo
Madrid
11/12/2019
En una calle que todavía no tiene nombre, cercada por un campo usado de improvisada escombrera, se levanta la Escuela Infantil de Los Almendros, centro de operaciones de un grupo de mujeres decididas a dar un vuelco a uno de los barrios más deprimidos de Almería.
El 40% de los 1.200 vecinos de barrio de Los Almendros, en Almería, está desempleado. Sus principales fuentes de ingresos son el comercio de chatarra, la venta ambulante y el trabajo en el campo. Por sus calles se ven niños jugando, personas mayores sentadas a la fresca y muchas mujeres caminando en una misma dirección, la que conduce hasta la Escuela de Madres.
Esta iniciativa surgió de manera paralela a la infantil a mediados de los 80 ofreciendo a las mujeres del barrio formación relativa a cuestiones como la salud, la alimentación, la sexualidad o la igualdad. “Cuando llegamos aquí notamos la necesidad de integrarnos en el barrio y crear una comunidad de aprendizaje, que no solo implicara a los niños sino también a las familias. Eso suponía también conocer su cultura, la cultura etniana, que tiene cosas maravillosas”, explica Carmen jovenlandesa, directora del centro, “nuestra intención no era impartir unas sesiones sino buscar un intercambio de experiencias y enriquecernos todos de ese conocimiento, tanto la comunidad educativa como las familias”.
Esa semilla integradora fue creciendo hasta convertirse en un proyecto más ambicioso. “En 2011 decidimos constituirnos como asociación para luchar por una educación más formal y para luchar por mejorar nuestro barrio, para mejorar nuestra vida en él y nuestro entorno”, explica Josefa Oliva, más conocida como Filla, alumna de la escuela y presidenta de Camelamos Naquerar, que trabaja desde una perspectiva de género el empoderamiento de la mujer etniana, la lucha contra el absentismo escolar y la mejora, en definitiva, de las condiciones de vida de todos sus vecinos.“Cuando llegamos aquí notamos la necesidad de integrarnos en el barrio y crear una comunidad de aprendizaje"
En un barrio en el que la tasa de absentismo escolar es muy alta, para estas mujeres es muy importante convertirse en referentes para aquellos que las rodean, sobre todo, para los más jóvenes. “Yo quiero luchar, quiero superarme y eso se lo inculco a los niños, a las hijas de las vecinas. Las niñas se ríen: 'tan vieja y se está sacando el graduado' y yo se lo digo: 'no seáis sencillas, tenéis que estudiar mucho para tener un gran trabajo'. Para mí es una gran satisfacción inculcar eso a las niñas”, confiesa Muñoz.
Como explican desde la asociación, hasta ahora esta población se ha planteado el trabajo en términos de “si hoy tengo para comer, yo no necesito más”, sin embargo, cada vez son más, en especial los jóvenes, los que sienten la necesidad de tener un empleo más estable que les ofrezca otras posibilidades de futuro. Éste es el caso de Alba del Mar Cara: “Me casé muy chiquitica, tenía 15 años, estaba en segundo de la ESO. Fui progenitora a los 16 años y lo tuve que dejar todo“. Ahora, cinco años más tarde, está a punto de sacarse el graduado y sueña con ser cocinera: "Cada vez lo veo más cercano". Ella sabe que la obtención del título de la ESO le abre la puerta a nuevas oportunidades laborales y educativas. “Hay muchas mujeres que después de obtener la ESO aquí han continuado estudiando en la Escuela de Adultos para obtener otros títulos como el de Peluquería o de Cocina…”, explica la presidenta de Camelamos Naquerar, “y hay muchas que ya se han incorporado al mercado laboral. Nuestros referentes son esas mujeres que están trabajando”.
Más allá de la escuela
En la escuela hay tres grupos organizados por niveles de aprendizaje: ”El de las que ya están cursando la escuela de adultos con su matrícula para sacarse la ESO este año; luego tenemos otro grupo que llamamos las neolectoras, que es un grupo de mujeres que abandonaron sus estudios en segundo o tercero de primaria, que saben leer y escribir, hacer cuentas… pero que quieren hacer más cosillas para, en un par de años, hacer la ESO también; y luego tenemos otro grupo de alfabetización que son mujeres más mayorcillas que están aprendiendo a leer y a escribir”, explica María Carmona Castillejo, secretaria de Camelamos Naquerar y profesora voluntaria en el centro.
Se dan ánimos las unas a las otras, se motivan para continuar estudiando. “A parte de que aprendemos mucho, somos una familia”, asegura Muñoz. Juntas crecen no sólo educativa sino también personal y emocionalmente. Tanto es así que mujeres que nunca habían pisado un teatro en su vida se han subido a un escenario para actuar frente al público, participan activamente en las dinámicas que reflexionan sobre el lugar que ocupa la mujer en la sociedad… Es un proyecto tras*versal que obliga a cuestionarse los tópicos que existen sobre la mujer etniana. “La formación que se imparte aquí no sólo busca que las madres consigan su título, que es importantísimo, sino que además se les da formación en cuestiones vitales que ellas tienen que interiorizar para inculcárselo a sus hijos y a su familia para poder conseguir verdaderos cambios”, explica la concejala de Familia e Igualdad, Paola Laynez.“A parte de que aprendemos mucho, somos una familia”
Gracias a la mediación del Ayuntamiento de Almería, muchas de las alumnas de este centro para adultos cuentan con una beca de alimentos que posibilita que muchas de ellas puedan asistir a clase. Desde la Administración están apostando por la dar continuidad a un proyecto que van a replicar en otros barrios de la ciudad y que consideran “vital para que estas madres tengan oportunidad de encontrar una mejora laboral y lograr la inclusión”.
Escuela de Madres: mujeres, etnianas y empoderadas