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El mercado laboral en la hostelería suscita muchos comentarios en redes sociales entre quienes ven falta de ganas de trabajar por parte de los camareros -el caso más notorio, el del dirigente de Cepyme- y aquellos que se sienten minusvalorados en los salarios.
Uno de los últimos casos de tira y afloja lo acaba de difundir el influencer valenciano Jesús Soriano (@soycamarero) quien con ironía expone una conversación de WhatsApp entre empleador y candidato al puesto con su conclusión elocuente: «Pero es que somos muy vagos».
Y, de hecho, encaja bien con la polémica opinión de José Luis Yzuel, presidente de Hostelería de España, cuando afirmó que «toda la vida hemos hecho media jornada: de 12 a 12».
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De entrada, el hostelero o encargado anticipa cuál sería el horario, aunque con cierta ambigüedad o imprecisión acerca de cuándo termina la jornada. Entra a las 10, termina cuando se sirvan las comidas (sin especificar ni hora aproximada), luego entra a las ocho de la tarde y concluye en el «cierre» del establecimiento, igualmente sin especificar.
La retribución es de 1.300 euros mensajes con un día de descanso semanal y un contrato de ocho horas diarias. La valoración inicial del camarero deja entrever ya su escepticismo: «Son muchas horas y ni siquiera llega al sueldo, que normalmente es por ocho horas».
Para tratar de motivarlo, el empleador le hace promesas de un incremento retributivo más adelante. «Arranquemos así, en el camino miramos», es su oferta, que no parecen entusiasmar al aspirante.
«¿Por qué me dejas en 'visto'?», pregunta al camarero, al comprobar que ha leído su última propuesta futurible, pero no contesta. A lo que el interesado en el trabajo aclara: «Me lo estaba pensando. Mira, necesito trabajo, pero no voy a hacer 12 horas diarias por 1.300 euros, encima turno partido, que tengo que hacer cuatro viajes y gastar combustible, para eso me quedo en casa».
En apenas unas horas, este intercambio dialéctico alcanza ya las 70.000 reproducciones, con infinidad de comentarios que inciden en la precariedad laboral en trabajos similares en el sector, además de sugerir que se deberían implantar mecanismos para vigilar que se cumple la ley en estos contratos.
«Es que somos unos vagos»: la oferta de trabajo a un camarero con jornada maratoniana por el contrato mínimo
Un trabajador desconfía de la promesa del hostelero de ir «mirando» más adelante si se revisa su sueldo cuando además se le ofrece horario partido
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