El error clave fue querer darle un premio consuelo a Montgomery, éste se encargó de demostrar que era tan incompetente, o más, de lo que todos suponían.
El soberano inútil desdeñó todos los informes de inteligencia que no se adaptaban a sus presupuestos tácticos, sus mapas y su imaginación de ególatra suplieron todos y cada una de las advertencias que desaconsejaban la viabilidad de la operación.
Hizo un deficiente estudio del terreno al elegir una estrecha carretera como vía de penetración, insuficiente para un cuerpo de ejército acorazado.
Y nunca logró hacer nada por sorpresa, los alemanes adivinaron todo lo que a él se le ocurrió y lo hicieron con una pasmosa velocidad.
Un fulastre por el cual murieron miles de buenos soldados.