Vlad_Empalador
Será en Octubre
ñigo, tú eres de los que me quieren acabar en el paredón, ¿no?". Quien se dirigió así el pasado jueves al cerebro de Podemos no era precisamente una militante de la Falange. Se trataba de una de las cronistas más importantes del cuore patrio. Bolso de Loewe en mano y ataviada con sus mejores galas, abordó a Errejón en la estación de Atocha de Madrid. Con esa pregunta evidenció ese miedo que le tienen a Podemos las clases más acomodadas de nuestro país. El espigado joven tiró de fair play. Usó un tono conciliador. "Señora, yo no voy fusilando a nadie". Demostró tener arte para seducir incluso a aquellos que están en sus antípodas ideológicas. "Esto me pasa, sobre todo, con la gente más mayor. Esos comentarios lo que demuestran es que nuestros adversarios están haciendo bien su trabajo de desprestigiarnos. Ellos disparan con cañones y nosotros con pistolas de bolillas. Por eso, tenemos que seguir moderando nuestro discurso y haciendo una labor pedagógica. Votante a votante". Ésa es la hoja de ruta de Errejón para "desactivar" la intención de "los poderes políticos y económicos" de convertir a Podemos en el Anticristo. "Con nosotros no llegará el Apocalipsis", proclama.
Cuando este politólogo, con pasado boyscout, detectó que la guerra sucia había comenzado, entendió que era hora de dulcificar las melodías de esa banda de heavy metal que con apenas 150.000 euros consiguió 1.245.948 votos en las pasadas europeas. Supo que había que componer temas más pegadizos para llegar a las masas y no sólo a los desencantados de IU. Aquella "tras*ición intelectual" culminó hace unas semanas. Hubo muertos. El cisma provocó la deserción de una de las almas del grupo, el que fue su profesor Juan Carlos Monedero. Éste apostaba por radicalizar el discurso ante "los ataques del Estado". Errejón optaba por blanquear la marca, convertirla en un partido de Gobierno, lejos de las propuestas utópicas de Monedero. El discípulo le ganó el pulso a su maestro.
En ese viraje hacia la centralidad, la cabeza pensante de Podemos acepta uno de los retos más complicados de su corta trayectoria política. Pasar una jornada de precampaña con el medio que aireó sus trapos sucios universitarios para convertirlo en un miembro más de la casta. Se lo ha pensado mucho, pero es estratega. Sabe que para llegar a su meta tiene que dirigirse incluso a los lectores de esos diarios que destaparon los lazos de los líderes de Podemos con Venezuela. Él incluido.
11.30
El primer encuentro con Crónica se produce en su estudio. Paga cerca de unos 800 euros al mes. Es lo que tiene vivir en el Madrid de los Austrias. Se lo puede permitir. Errejón es uno de los cargos de Podemos que más dinero gana. 2.270 euros al mes. Asegura que no está en política por la "pasta" ni para ser ministro. "Quiero conseguir la hazaña del cambio y volver a dar clases a la Universidad. Para la gestión hay personas más preparadas". Está exhausto y la campaña aún no ha empezado. Llegó a las 4 de la mañana de presentar el programa en Extremadura. Tiene la nevera vacía. No tiene hambre. Se pegó un homenaje ayer en Badajoz. Carne a la piedra y jamón del bueno. Le acompañaba el candidato extremeño, Álvaro Jaén. Ése que aseguraba que en su casa no entraba ni una paletilla ibérica.
Errejón luce camisa Pull and Bear, vaqueros Levis y unas zapatillas New Balance grises. Es su esfuerzo por ir a la última. Parece un chico que nunca ha roto un plato. Está "aseadito". Un aspecto que odia tanto Monedero que, en su colérica despedida, utilizó ese término para desprestigiar a Errejón y al resto que han llevado al partido a la senda de la moderación. A aquéllos que han entendido que en política la estética también cuenta para ganarse a los votantes más indecisos. "En Podemos tenemos que quitarnos esa etiqueta de que somos unos desharrapados. Queremos tener una cara más amable".
La mano derecha de Iglesias no se siente cómodo cuando se le interroga por la caída de Monedero. No ha hablado personalmente con él. Aunque tiene claro que su figura tan "polarizada" era una "dificultad" para atraer a las clases medias. "Más por cómo lo decía que por lo que decía. Yo le aprecio, pero creo que está más cómodo en la lógica de la Universidad, en la que puedes decir cosas más rompedoras e iconoclastas, que en la lógica de la política, que exige más prudencia y propuestas más realistas", dice Errejón. Monedero no le dedicó ni una línea en su despedida. El jefe de campaña tampoco parece que le vaya a echar mucho de menos.
-¿Cree que el caso Monedero [cobró 425.000 euros de Venezuela que se resistió a declarar en su totalidad] es el culpable de vuestra caída de siete puntos en el último CIS?
-Está claro que ha afectado, pero no ha sido la única causa. También la campaña de desprestigio.
Le acompañamos a tomar un café a la plaza de Ópera. Su progenitora (secretaria de una empresa constructora) tenía un abono del Teatro Real, pero él detesta la lírica. Prefiere devorar libros (para dormirse necesita leer algo) y antaño era un amante de los videojuegos de estrategia como Commandos. Adora usar símiles bélicos. Se encuentra con su ejército: una funcionaria de Adif, que ha pedido una excedencia, y cinco asesores a 1.200 euros por barba que parecen más de Al salir de clase que de un drama del director de cine León de Aranoa. Son middle class pura y dura. Incluso hay uno que viste de Ralph Lauren.
-¡Tenéis pijos en Podemos!
-Tenemos de todo, pero principalmente jóvenes y mayores de clase media. Han construido esa etiqueta de que sólo nos votan antisistema y eso es mentira con el CIS en la mano y con lo que se ve en los mítines. Somos tras*versales. ¿Qué te creías? -pregunta Errejón quien se se declara forofo del Real Madrid.
-¿Iría al palco del Bernabeú invitado por Florentino Pérez?
-No. Allí se han negociado grandes barbaridades -afirma un treintañero que lleva sin acudir al coliseo blanco desde tiempos de Dubovsky.
Al séquito lo escoltan dos guardaespaldas: El Manzanas, un amigo judoka de Errejón, y Manolo, un guardia civil de Sevilla ya retirado. "En la Benemérita también hay podemitas", asegura. [La dirección de Podemos decidió contar con seguridad para sus líderes cuando en diciembre un energúmeno abordó a Iglesias a la salida del tanatorio de la M-30. Murió una compañera]. La comitiva pone rumbo a la estación en coches alquilados. Un largo día de precampaña en Zaragoza.
12.30
Arranca el ferrocarril. Íñigo siempre lo prefiere. No puede leer en el coche. Se marea. Viaja en turista. "No podemos ir en una clase que no sea ésta. He llegado a quedarme sin tren por seguir nuestro compromiso. Es simbólico pero eso cuenta en la política de hoy". Van a hoteles de tres estrellas, aunque sean más caros que los de cuatro.
Despliega su tableta marca blanca. Está enganchado al Telegram, esa aplicación de mensajería instantánea que habría evitado la aparición en EL MUNDO de ese "Luis sé fuerte" de Rajoy. Los mensajes se autodestruyen al cabo de segundos. Desde ahí controla el partido. Errejón se empolla el argumentario. Sabe que le preguntarán por sus pugnas con Pablo Echenique, el candidato aragonés al que no apoyó. "No lo hice porque no me gustaba su modelo organizativo... Reconozco que muchos nos votan por él".
13.45
El tren llega a la capital maña. En la estación le abordan. Desde hombres de negocios hasta niños que van a por un selfie. Es toda una estrella catódica. La televisión le ha catapultado, aunque él no se siente un producto de La Sexta."Para nosotros es un terreno clave de formación de opinión pública. Preferiría que eso se hiciese en seminarios en vez de en formatos de grito".
En la campaña de las europeas nadie le conocía. Su vida cambió cuando todos los analistas le situaron detrás del fenómeno de El Coletas. Él fue el que decidió poner su cara en las papeletas. Errejón entabló amistad con Iglesias en la Facultad de Políticas de la Complutense entre manifestaciones del "no a la guerra" y escraches a Rosa Díez. "No me arrepiento de ello", dice este hijo de funcionario de alto rango. Él siempre advirtió que "quemar contenedores" no era el camino. "Había que entrar al terreno de juego, cambiar las cosas desde las instituciones". Lo curioso es que Errejón no participó en los primeros compases del 15-M. De hecho, no se acercó hasta la acampada de Sol hasta tres días después. Lo hizo enchaquetado. Venía de presentar su tesis. A él siempre le gustó vestir bien, sobre todo para que le tomasen más en serio sus alumnos. Su rostro aniñado jugaba en su contra.
El número dos de Podemos apenas celebró la victoria del 25-M. No se emborrachó como otros de sus camaradas. Le invadía una mezcla de temor y respeto. Los podemitas no tenían sede para evaluar el camino a seguir tras su éxito electoral y se reunieron en el piso de un amigo. "Es el momento de seguir adelante o de bajarnos. Va a ser muy duro. Nos van a atacar sin piedad", les espetó. Él sería de los primeros en recibir una estocada. Llegaba la polémica de sus pellas en la Universidad de Málaga cuando era un investigador becado. Cobraba 1.825 brutos al mes. "Reconozco que hice las cosas mal. Tendría que haber pedido un permiso para hacer la investigación a distancia". Errejón lo pasó mal, pero nunca pensó en arrojar la toalla. "Ves que la gente no tiene interés en clarificar las cosas, sino que tienes una máquina con mucha capacidad de construir percepciones. Que va soltando cosas y que nadie las aclara para que siempre quede la duda", cuenta mientras es conducido en un taxi al restaurante donde comerá con la cúpula de Podemos en Aragón. No paga la carrera. El taxista es un voluntario.
14.00
El joven devora unas chuletas de cordero en apenas unos minutos. Se quita sus inconfundibles gafas. Uno y uno de miopía. Se aparta del grupo y se va a otra mesa a preparar la entrevista con un diario regional. Le iba a acompañar Echenique, pero éste no aparece en el periódico. No tiene acceso para minusválidos. "La semana pasada fue y casi se mata", cuentan.
18.15
Mitin con Echenique en el centro de Historias de Zaragoza. "Qué pasa jefe. Me tienen machacado con tanto viaje", le dice el candidato de Aragón. No cabe un alfiler en el salón de actos. No suena la internacional, sino el Dust in The Wind de Kansas. Ni rastros de banderas comunistas o anarquistas. Hay muchos jóvenes de clase media y pensionistas. Errejón se gana la ovación cerrada. Gesticula como si se hubiese criado viendo documentales de la revolución bolchevique y no los dibujos animados de G.I. Joe.
Presenta su batería de medidas, donde no aparecen ya la renta mínima universal ni el impago de la deuda, dos de las propuestas estrella de Podemos en sus orígenes. "Nos hemos dado cuenta que teníamos que hacer medidas más aplicables", reconoce. Cierra el acto. Se van pitando por la puerta de emergencia.
-¿A quién se le ocurre haber alquilado un sitio para 150 personas?, pregunta Errejón.
-No esperábamos tener tanto tirón -le dice una colaboradora.
En el trayecto a la estación reconoce que se divertía más en las europeas. Cuando Podemos era un grupo de colegas sin ninguna presión y se tomaban cervezas al terminar los mítines. Le preguntamos por esa obsesión por Juego de Tronos.
-¿Pero hay tanto sesso en Podemos como en la serie?
-Sí que hay tanto.
20.40
Regreso a Madrid. Coincide en la estación con uno de los grandes teóricos de la comunicación política, Luis Arroyo, afín al PSOE. No se saludan. Él pronostica que el "enamoramiento" de una parte de España con la formación jovenlandesada se ha acabado. Errejón pasa. "Yo no hago caso a los gurús. Mira lo que dijo Arriola", recuerda. Se le acerca una señora de Navarra para manifestarle su simpatía.
-¿Vais a apoyar la anexión al País Vasco?
-No veo mal que se discuta, pero hay cosas más importantes.
Arranca el tren. Errejón está muerto pero acepta las últimas preguntas a bocajarro. Niega cualquier financiación de Venezuela al partido, aunque no se arrepiente de haber recibido dinero de una fundación afín al chavismo. "Eso no quiere decir que yo quiera ese modelo de sociedad. Eso sí, en Venezuela hay cosas que se hacen bien como la alfabetización de la sociedad".
-Con tanta caña que le das a los bancos no te habrán dejado abrir cuentas en ninguno, ¿no?
-Tengo la cuenta en uno de esos grandes bancos que desahucian. La tendría que cerrar.
-¿Usted publicaría la lista de los que se acogieron a la amnistía fiscal?
-Sí. Los votantes deben conocer esos nombres antes del 24-M.
22.00
Llegada a Madrid. "No me molesta la bandera de España en nuestros mítines", nos dijo durante el camino. Se desplaza hasta el barrio de Hortaleza para la pegada de carteles. Llega el amado líder Pablo Iglesias. Abraza a Errejón. Unos vecinos ebrios comienzan a gritarles "iros a Venezuela". Mandan al Manzanas para apaciguar a los alborotadores. Parece que a Errejón aún le queda trabajo pedagógico por hacer.
Errejón: 'En Podemos hay tanto sesso como en Juego de Tronos' | Crónica | EL MUNDO
Cuando este politólogo, con pasado boyscout, detectó que la guerra sucia había comenzado, entendió que era hora de dulcificar las melodías de esa banda de heavy metal que con apenas 150.000 euros consiguió 1.245.948 votos en las pasadas europeas. Supo que había que componer temas más pegadizos para llegar a las masas y no sólo a los desencantados de IU. Aquella "tras*ición intelectual" culminó hace unas semanas. Hubo muertos. El cisma provocó la deserción de una de las almas del grupo, el que fue su profesor Juan Carlos Monedero. Éste apostaba por radicalizar el discurso ante "los ataques del Estado". Errejón optaba por blanquear la marca, convertirla en un partido de Gobierno, lejos de las propuestas utópicas de Monedero. El discípulo le ganó el pulso a su maestro.
En ese viraje hacia la centralidad, la cabeza pensante de Podemos acepta uno de los retos más complicados de su corta trayectoria política. Pasar una jornada de precampaña con el medio que aireó sus trapos sucios universitarios para convertirlo en un miembro más de la casta. Se lo ha pensado mucho, pero es estratega. Sabe que para llegar a su meta tiene que dirigirse incluso a los lectores de esos diarios que destaparon los lazos de los líderes de Podemos con Venezuela. Él incluido.
11.30
El primer encuentro con Crónica se produce en su estudio. Paga cerca de unos 800 euros al mes. Es lo que tiene vivir en el Madrid de los Austrias. Se lo puede permitir. Errejón es uno de los cargos de Podemos que más dinero gana. 2.270 euros al mes. Asegura que no está en política por la "pasta" ni para ser ministro. "Quiero conseguir la hazaña del cambio y volver a dar clases a la Universidad. Para la gestión hay personas más preparadas". Está exhausto y la campaña aún no ha empezado. Llegó a las 4 de la mañana de presentar el programa en Extremadura. Tiene la nevera vacía. No tiene hambre. Se pegó un homenaje ayer en Badajoz. Carne a la piedra y jamón del bueno. Le acompañaba el candidato extremeño, Álvaro Jaén. Ése que aseguraba que en su casa no entraba ni una paletilla ibérica.
Errejón luce camisa Pull and Bear, vaqueros Levis y unas zapatillas New Balance grises. Es su esfuerzo por ir a la última. Parece un chico que nunca ha roto un plato. Está "aseadito". Un aspecto que odia tanto Monedero que, en su colérica despedida, utilizó ese término para desprestigiar a Errejón y al resto que han llevado al partido a la senda de la moderación. A aquéllos que han entendido que en política la estética también cuenta para ganarse a los votantes más indecisos. "En Podemos tenemos que quitarnos esa etiqueta de que somos unos desharrapados. Queremos tener una cara más amable".
La mano derecha de Iglesias no se siente cómodo cuando se le interroga por la caída de Monedero. No ha hablado personalmente con él. Aunque tiene claro que su figura tan "polarizada" era una "dificultad" para atraer a las clases medias. "Más por cómo lo decía que por lo que decía. Yo le aprecio, pero creo que está más cómodo en la lógica de la Universidad, en la que puedes decir cosas más rompedoras e iconoclastas, que en la lógica de la política, que exige más prudencia y propuestas más realistas", dice Errejón. Monedero no le dedicó ni una línea en su despedida. El jefe de campaña tampoco parece que le vaya a echar mucho de menos.
-¿Cree que el caso Monedero [cobró 425.000 euros de Venezuela que se resistió a declarar en su totalidad] es el culpable de vuestra caída de siete puntos en el último CIS?
-Está claro que ha afectado, pero no ha sido la única causa. También la campaña de desprestigio.
Le acompañamos a tomar un café a la plaza de Ópera. Su progenitora (secretaria de una empresa constructora) tenía un abono del Teatro Real, pero él detesta la lírica. Prefiere devorar libros (para dormirse necesita leer algo) y antaño era un amante de los videojuegos de estrategia como Commandos. Adora usar símiles bélicos. Se encuentra con su ejército: una funcionaria de Adif, que ha pedido una excedencia, y cinco asesores a 1.200 euros por barba que parecen más de Al salir de clase que de un drama del director de cine León de Aranoa. Son middle class pura y dura. Incluso hay uno que viste de Ralph Lauren.
-¡Tenéis pijos en Podemos!
-Tenemos de todo, pero principalmente jóvenes y mayores de clase media. Han construido esa etiqueta de que sólo nos votan antisistema y eso es mentira con el CIS en la mano y con lo que se ve en los mítines. Somos tras*versales. ¿Qué te creías? -pregunta Errejón quien se se declara forofo del Real Madrid.
-¿Iría al palco del Bernabeú invitado por Florentino Pérez?
-No. Allí se han negociado grandes barbaridades -afirma un treintañero que lleva sin acudir al coliseo blanco desde tiempos de Dubovsky.
Al séquito lo escoltan dos guardaespaldas: El Manzanas, un amigo judoka de Errejón, y Manolo, un guardia civil de Sevilla ya retirado. "En la Benemérita también hay podemitas", asegura. [La dirección de Podemos decidió contar con seguridad para sus líderes cuando en diciembre un energúmeno abordó a Iglesias a la salida del tanatorio de la M-30. Murió una compañera]. La comitiva pone rumbo a la estación en coches alquilados. Un largo día de precampaña en Zaragoza.
12.30
Arranca el ferrocarril. Íñigo siempre lo prefiere. No puede leer en el coche. Se marea. Viaja en turista. "No podemos ir en una clase que no sea ésta. He llegado a quedarme sin tren por seguir nuestro compromiso. Es simbólico pero eso cuenta en la política de hoy". Van a hoteles de tres estrellas, aunque sean más caros que los de cuatro.
Despliega su tableta marca blanca. Está enganchado al Telegram, esa aplicación de mensajería instantánea que habría evitado la aparición en EL MUNDO de ese "Luis sé fuerte" de Rajoy. Los mensajes se autodestruyen al cabo de segundos. Desde ahí controla el partido. Errejón se empolla el argumentario. Sabe que le preguntarán por sus pugnas con Pablo Echenique, el candidato aragonés al que no apoyó. "No lo hice porque no me gustaba su modelo organizativo... Reconozco que muchos nos votan por él".
13.45
El tren llega a la capital maña. En la estación le abordan. Desde hombres de negocios hasta niños que van a por un selfie. Es toda una estrella catódica. La televisión le ha catapultado, aunque él no se siente un producto de La Sexta."Para nosotros es un terreno clave de formación de opinión pública. Preferiría que eso se hiciese en seminarios en vez de en formatos de grito".
En la campaña de las europeas nadie le conocía. Su vida cambió cuando todos los analistas le situaron detrás del fenómeno de El Coletas. Él fue el que decidió poner su cara en las papeletas. Errejón entabló amistad con Iglesias en la Facultad de Políticas de la Complutense entre manifestaciones del "no a la guerra" y escraches a Rosa Díez. "No me arrepiento de ello", dice este hijo de funcionario de alto rango. Él siempre advirtió que "quemar contenedores" no era el camino. "Había que entrar al terreno de juego, cambiar las cosas desde las instituciones". Lo curioso es que Errejón no participó en los primeros compases del 15-M. De hecho, no se acercó hasta la acampada de Sol hasta tres días después. Lo hizo enchaquetado. Venía de presentar su tesis. A él siempre le gustó vestir bien, sobre todo para que le tomasen más en serio sus alumnos. Su rostro aniñado jugaba en su contra.
El número dos de Podemos apenas celebró la victoria del 25-M. No se emborrachó como otros de sus camaradas. Le invadía una mezcla de temor y respeto. Los podemitas no tenían sede para evaluar el camino a seguir tras su éxito electoral y se reunieron en el piso de un amigo. "Es el momento de seguir adelante o de bajarnos. Va a ser muy duro. Nos van a atacar sin piedad", les espetó. Él sería de los primeros en recibir una estocada. Llegaba la polémica de sus pellas en la Universidad de Málaga cuando era un investigador becado. Cobraba 1.825 brutos al mes. "Reconozco que hice las cosas mal. Tendría que haber pedido un permiso para hacer la investigación a distancia". Errejón lo pasó mal, pero nunca pensó en arrojar la toalla. "Ves que la gente no tiene interés en clarificar las cosas, sino que tienes una máquina con mucha capacidad de construir percepciones. Que va soltando cosas y que nadie las aclara para que siempre quede la duda", cuenta mientras es conducido en un taxi al restaurante donde comerá con la cúpula de Podemos en Aragón. No paga la carrera. El taxista es un voluntario.
14.00
El joven devora unas chuletas de cordero en apenas unos minutos. Se quita sus inconfundibles gafas. Uno y uno de miopía. Se aparta del grupo y se va a otra mesa a preparar la entrevista con un diario regional. Le iba a acompañar Echenique, pero éste no aparece en el periódico. No tiene acceso para minusválidos. "La semana pasada fue y casi se mata", cuentan.
18.15
Mitin con Echenique en el centro de Historias de Zaragoza. "Qué pasa jefe. Me tienen machacado con tanto viaje", le dice el candidato de Aragón. No cabe un alfiler en el salón de actos. No suena la internacional, sino el Dust in The Wind de Kansas. Ni rastros de banderas comunistas o anarquistas. Hay muchos jóvenes de clase media y pensionistas. Errejón se gana la ovación cerrada. Gesticula como si se hubiese criado viendo documentales de la revolución bolchevique y no los dibujos animados de G.I. Joe.
Presenta su batería de medidas, donde no aparecen ya la renta mínima universal ni el impago de la deuda, dos de las propuestas estrella de Podemos en sus orígenes. "Nos hemos dado cuenta que teníamos que hacer medidas más aplicables", reconoce. Cierra el acto. Se van pitando por la puerta de emergencia.
-¿A quién se le ocurre haber alquilado un sitio para 150 personas?, pregunta Errejón.
-No esperábamos tener tanto tirón -le dice una colaboradora.
En el trayecto a la estación reconoce que se divertía más en las europeas. Cuando Podemos era un grupo de colegas sin ninguna presión y se tomaban cervezas al terminar los mítines. Le preguntamos por esa obsesión por Juego de Tronos.
-¿Pero hay tanto sesso en Podemos como en la serie?
-Sí que hay tanto.
20.40
Regreso a Madrid. Coincide en la estación con uno de los grandes teóricos de la comunicación política, Luis Arroyo, afín al PSOE. No se saludan. Él pronostica que el "enamoramiento" de una parte de España con la formación jovenlandesada se ha acabado. Errejón pasa. "Yo no hago caso a los gurús. Mira lo que dijo Arriola", recuerda. Se le acerca una señora de Navarra para manifestarle su simpatía.
-¿Vais a apoyar la anexión al País Vasco?
-No veo mal que se discuta, pero hay cosas más importantes.
Arranca el tren. Errejón está muerto pero acepta las últimas preguntas a bocajarro. Niega cualquier financiación de Venezuela al partido, aunque no se arrepiente de haber recibido dinero de una fundación afín al chavismo. "Eso no quiere decir que yo quiera ese modelo de sociedad. Eso sí, en Venezuela hay cosas que se hacen bien como la alfabetización de la sociedad".
-Con tanta caña que le das a los bancos no te habrán dejado abrir cuentas en ninguno, ¿no?
-Tengo la cuenta en uno de esos grandes bancos que desahucian. La tendría que cerrar.
-¿Usted publicaría la lista de los que se acogieron a la amnistía fiscal?
-Sí. Los votantes deben conocer esos nombres antes del 24-M.
22.00
Llegada a Madrid. "No me molesta la bandera de España en nuestros mítines", nos dijo durante el camino. Se desplaza hasta el barrio de Hortaleza para la pegada de carteles. Llega el amado líder Pablo Iglesias. Abraza a Errejón. Unos vecinos ebrios comienzan a gritarles "iros a Venezuela". Mandan al Manzanas para apaciguar a los alborotadores. Parece que a Errejón aún le queda trabajo pedagógico por hacer.
Errejón: 'En Podemos hay tanto sesso como en Juego de Tronos' | Crónica | EL MUNDO