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Madmaxista
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“Este régimen autoritario de formas democráticas es una mafia”
Exteniente del Ejército de Tierra, Luis Gonzalo Segura (Madrid, 1977) fue expulsado de las Fuerzas Armadas Españolas en 2015, tras denunciar lo vivido en el seno del Ejército español. Segura es autor de El libro neցro del Ejército español (2017), en el que ilustra todo lo que llevaba años denunciando, y En la guarida de la bestia. La situación de la mujer en el Ejército español (2019), que presenta este viernes, 18 de octubre, en Santander (19:30h / La jovenlandesaduca).
JAVIER LEZAOLA
17/10/19
¿Por qué ingresaste en el Ejército?
Estudiaba Geografía y entré en el Centro Geográfico del Ejército para hacer currículum y ver qué pasaba. Era objetor de conciencia y no tenía una buena imagen del Ejército, pero el Centro Geográfico del Ejército es como un Ejército paralelo dentro del Ejército, así que allí encontré un Ejército moderno, pensé que el Ejército había cambiado, decidí opositar para oficial y aprobé la oposición, pero en la Academia General Militar ya choqué con el Ejército de Franco pero de bruces. En 2009 para mí aquello ya era prácticamente irrespirable, así que mis choques empezaron a ser constantes, empecé a chocar cada vez con mayor intensidad y llegaron las múltiples denuncias.
¿Y por qué llegaron esas denuncias?
Hay un punto de inflexión, y es que en 2009 cambié de unidad. De una unidad en la que había unos fondillos, se manejaban unas cantidades de dinero pequeñas y había corrupción a pequeña escala, pasamos a una corrupción mucho más considerable: ya no era tener un fondillo de 150 euros o montar una cantina ilegal, ya eran partidas presupuestarias de millones de euros, porque yo pasé a encargarme de las compras de hardware y software del Ejército de Tierra… En fin, hablamos de situaciones muy complejas y mentalmente no puede ser lo mismo. En paralelo, hay que acordarse de lo que fue 2008, 2009, 2010, 2011… Son los años posteriores a la crisis y además Internet empieza a generalizarse y hay un crecimiento del conocimiento y de la información salvaje: prácticamente todo el mundo tiene acceso a la información, algo que a principios de siglo no pasaba. Muchos españoles vivimos un proceso de indignación, llega un momento en el que esa indignación es generalizada, y yo, aunque fuera militar, nunca he podido quedarme al margen de esa indignación con el régimen, entiendo que es mi obligación denunciar lo que sucede y comienzo a denunciarlo judicialmente.
¿En el Ejército también existía esa indignación generalizada?
No, en el Ejército esa indignación no era generalizada ni mucho menos, y eso también marca mi posicionamiento político. Eso no quiere decir que estos años en el Ejército no haya habido malestar –especialmente en la clase de tropa, que es una clase muy maltratada– o situaciones en las que los abusos o las negligencias hayan llevado a una cierta indignación, pero nunca ha tenido una connotación ideológica: en las Fuerzas Armadas no se discute la figura del rey, en las Fuerzas Armadas hay determinados elementos que no se ponen en tela de juicio, y esto es algo que yo sí he hecho desde el principio.
En tu segundo libro, En la guarida de la bestia. La situación de la mujer en el Ejército español, abordas casos escalofriantes.
Sí, y son casos contrastados y publicados en medios de comunicación, casos que se han producido y se han ido publicando en medios de comunicación, pero, como es la censura moderna actual, nunca nos han dado la perspectiva general, nunca nos han mostrado el puzle completo. Se dedican a publicar una serie de casos pero no te muestran el puzle completo, y este libro es el puzle completo, que es lo que permite tomar conciencia de lo que está pasando, tener una perspectiva global y darse cuenta de que hay una serie de elementos comunes en los casos de acosos y agresiones sensuales. Esto me parece muy importante.
Lo es.
El ciudadano lee “han acosado sexualmente a una chica” o “han agredido sexualmente a una chica”, pero como todos esos casos se han publicado por separado y nadie los ha enlazado, nadie toma conciencia de lo que está pasando en el Ejército. En los últimos tres años, en el Ejército ha habido entre cuatro y ocho veces más denuncias por acoso sensual que en la sociedad –“oye, tenemos un problema, aquí está pasando algo…”–, pero si cuando se publican esos acosos o esas agresiones sensuales nadie te da esos datos y te muestra el bosque completo, tú estás viendo el árbol y… ¿Después qué hacen los medios de comunicación? Decir “no, si yo lo he publicado”. Ya, tú lo has publicado pero con una fotografía del árbol, y tú tienes que mostrar la fotografía del bosque. Si no, ¿qué contexto estás dando? Ninguno.
El número de condenas es bajísimo.
Sí, y además es algo absolutamente cotejado, son datos oficiales. Es que es terrorífico. Que estos datos sean oficiales y no pase nada es absolutamente terrorífico. Que en los últimos tres años haya habido noventa denuncias y ninguna condena y no pase nada es algo absolutamente escalofriante. Que en este país en el año 2019 no nos estemos planteando eliminar la Justicia Militar es algo absolutamente bochornoso e indignante. Y alarmante, porque estamos en el año 2019. Franco murió en el 75, ¿cómo puede ser que todavía sigamos teniendo una Justicia Militar? Bueno, es absolutamente revelador y una fotografía de la España actual. No somos una democracia, por mucho que muchos quieran mostrarnos como una democracia. No lo somos, ni mucho menos.
La sociedad también parece mirar hacia otro lado.
Tengo muy claro que la inmensa mayoría de la sociedad prefiere ver el partido de fútbol o a Belén Esteban que tener conocimiento de estos problemas e intentar resolverlos, pero es que además esta sociedad de estómagos agradecidos está gobernada por una organización criminal y mafiosa, es decir que nuestros gobiernos y los poderes más importantes –como puede ser el mediático– se comportan como una organización criminal. ¿Por qué silencian estos casos? ¿Por qué se mantiene la Jurisdicción Militar? La Jurisdicción Militar se mantiene porque es un privilegio franquista para los oficiales de las Fuerzas Armadas, muchos de los cuales pueden cometer abusos, acosos, agresiones sensuales, homicidios negligentes… y no pasa nada. Viven instalados en la impunidad, y esa impunidad es la que después permite tener esa estructura mafiosa y que el ministro o la ministra de turno –como en este caso Margarita Robles– compren armas que no necesitamos, que son las que alimentan los beneficios de las empresas que después están tras los medios de comunicación. Así que si eliminamos el privilegio de la cúpula militar, si reformamos la cúpula militar y tenemos una cúpula militar moderna y democrática, cuando vayamos a comprar el submarino que no flota, puede levantar el brazo y decir “oiga, cuidado, que este submarino no flota…”.
Los negocios…
Claro. Cuando eso pase, habrá mucha gente que perderá mucho dinero, entre ellos los que controlan los medios de comunicación. Ese es el círculo vicioso en el que estamos metidos, estamos metidos en un abismo de corrupción y de procesos constantemente mafiosos. Lo estamos viendo ahora mismo con la cuestión catalana: más allá de que se pueda estar a favor en contra de la independencia o del proceso de independencia de Cataluña, estamos viendo que hay una jurisdicción que está completamente dirigida y politizada, no estamos viendo una jurisdicción que pretenda llegar al fondo de la cuestión y analizar qué es lo que ha sucedido, no; tenemos una Justicia que pretende castigar a unas personas, y esto no debería ser así. Y junto con ese castigo que se ha impuesto a los independentistas, nos encontramos con que el Tribunal Constitucional decidió hace pocos días que al rey no se le puede investigar, porque es una institución especial. Bueno, esto nos sitúa en una situación de auténtica excepcionalidad, de poder tener un rey que sea un delincuente y no poder hacer nada. Eso es algo absolutamente terrible.
Luego volveremos a Cataluña, pero has citado a Margarita Robles…
Margarita Robles es un ser, de tantos que ha habido, absolutamente perversos, estamos hablando de una persona que muestra una apariencia de valores y eso la hace más perversos que [María Dolores de] Cospedal o que [Pedro] Morenés, porque estos por lo menos sabíamos lo que eran, pero en el caso de Margarita Robles, como en el del PSOE o en el de Pedro Sánchez, la situación se agrava considerablemente, porque son unas personas que nos venden unos valores muy diferentes a lo que después, cuando están en el Gobierno, practican. Para empezar, Margarita Robles y el PSOE a los denunciantes de corrupción nos prometieron apoyarnos, llegaron al Gobierno y se olvidaron de nosotros. El PSOE es la traición materializada y además es con diferencia el elemento más importante del régimen mafioso que nos gobierna. ¿Por qué? Porque es el que dota de legitimidad a todo el sistema, es el que da apariencia de que en España gobierna la izquierda de vez en cuando, y esto es completamente falso. El PSOE es heredero, como El País –que fue fundado por Manuel Fraga–, de los reformistas franquistas. Esto no nos sitúa en la izquierda, nos sitúa en el centro; como mucho, en el centro izquierda en determinados momentos. Y eso es lo que permite que el PSOE permanentemente haga campañas electorales progresistas y después realice gobiernos absolutamente conservadores.
De otros como el empresario y también exministro de Defensa Pedro Morenés decías que al menos “sabíamos lo que eran”…
Efectivamente, Morenés venía de vender bombas de racimo. Bombas de racimo, uno de los armamentos más letales que ha habido en las últimas décadas contra la población civil, un armamento que se ha arrojado en mercados, en colegios… Absolutamente terrible. Morenés no ha engañado a nadie, y algo terrible es que este tipo de sujetos, personas sin ningún tipo de escrúpulo, han estado moviéndose en la opacidad de otros países –democracias o no–, pero en España hemos llegado al máximo al convertirlo en ministro. Esto es algo absolutamente aberrante, y aquí se enmarca todo aquello, que ya casi se nos ha olvidado y es del año pasado, de las bombas inteligentes, no sé si recordamos cómo Margarita Robles, Josep Borrell… llegaron a decir que Arabia Saudí era un país serio y que por eso se le vendían armas, que además eran bombas inteligentes y por eso no iban a apiolar allí. Es algo absolutamente delirante.
¿Todo esto son las cloacas del Ejército o sólo es la superficie y por debajo están esas cloacas del Ejército de las que se ha hablado alguna vez?
Bueno, el Ejército es una cloaca completa. A diferencia de los cuerpos policiales –en los que hay cloacas y también hay elementos que funcionan más o menos correctamente–, el Ejército es una cloaca completa, y eso no quiere decir que no haya buenos militares, que no haya personas honestas, comprometidas…, pero el Ejército es una cloaca por completo. Y quien no lo ve, es porque en el Ejército, como en toda institución mafiosa, hay un comportamiento sectario, y el que está dentro de la secta no tiene el conocimiento de que eso que está viviendo con absoluta normalidad es una aberración. Por poner un ejemplo, hemos visto cómo hace unas semanas en Vilafranca del Penedès han estado tomando cervezas y consumiendo alcohol legionarios con armamento, y en lugar de producirse un reproche institucional –un reproche desde la cúpula militar diciendo “bueno, esto es una barbaridad, qué imagen más lamentable y más pésima hemos ofrecido, esto no puede volver a pasar, vamos a destituir a los mandos correspondientes, etcétera, etcétera”–, lo que nos encontramos es que la propia ministra defiende a la Legión. Es algo terrible: la Legión, que estuvo detrás de la masacre de los propios socialistas en el 34, la Legión que participó de la masacre de Badajoz. ¿A esa Legión defiende Margarita Robles? Es algo absolutamente espeluznante y nos muestra hasta qué punto el Ejército es una cloaca completa. Ya digo, salvando que por supuesto que hay personas honestas y honradas, pero en la mayoría de los casos están como mínimo engañadas.
¿Hay diferencias entre el Ejército franquista y el Ejército actual?
Ninguna. Lo que hay es una modernización en cuanto a prácticas, en cuanto a nivel logístico y a nivel técnico, pero el Ejército en esencia sigue siendo el mismo. Yo siempre pongo el mismo ejemplo: el Ejército turco y el Ejército saudí. El Ejército turco es un Ejército OTAN y el Ejército saudí es un Ejército pseudoOTAN. Bien: no son democráticos. ¿Podemos imaginar a los oficiales sauditas como sujetos democráticos y progresistas? Obviamente no. Lo mismo nos ocurre en Turquía. Sin embargo, ¿son ejércitos que están en la primera línea, en la vanguardia, a nivel técnico y táctico? Por supuesto, porque son ejércitos OTAN o pseudoOTAN. En el caso de España ocurre lo mismo: España es un Ejército OTAN, está a nivel táctico en la vanguardia, pero obviamente está construido sobre un Ejército franquista.
¿Y hay diferencias entre el Ejército español y los ejércitos del entorno, como el de Francia o el de Portugal?
Por supuesto. A nivel ideológico, a nivel democrático, por supuesto. En Portugal los militares se manifiestan vestidos de uniforme, y en Grecia hay fotografías de militares, vestidos como militares, en manifestaciones del partido comunista. Para empezar, en los países que nos rodean no hay Justicia Militar, hay sindicatos, los militares tienen libertad de expresión… Es decir que los militares son ciudadanos como cualquier otro ciudadano y como debería ser. En España no es así, en España un militar es un individuo especial. Y esa especialidad tiene que terminarse.
¿Qué ideología predomina entre los oficiales?
La ultraderecha. Hablamos de una oficialidad de ultraderecha que permanentemente además nos está dando ejemplos de ello: desde el manifiesto firmado el año pasado contra la exhumación de Franco hasta múltiples episodios que se relatan en El libro neցro del Ejército español y que confirman que la cúpula militar es claramente fascista.
¿Y entre la tropa?
Entre la tropa es más complejo. A nivel de tropa lo que hay es un proceso de socialización muy grande: a la entrada seguramente hay un porcentaje de personas conservadoras o de extrema derecha mayor que en el resto de la sociedad pero también hay una gran pluralidad –porque en la mayoría de los casos la lógica que mueve a los militares de tropa es la laboral–, lo que pasa después es que muchos de esos militares de tropa que al entrar en el Ejército son personas progresistas terminan mutando en conservadores o incluso en ultras debido a que desde la izquierda hay un claro rechazo al Ejército. Desde mi punto de vista es un rechazo absolutamente irresponsable, porque el Ejército, como cualquier otra parte de la sociedad, es necesario y si queremos cambiar la sociedad, necesitamos cambiar también el Ejército y además necesitamos contar con el Ejército para ese cambio. No hacerlo o no pensarlo así es una auténtica irresponsabilidad.
Supongo que ese rechazo de la izquierda al Ejército español se produce sobre todo porque ese Ejército nunca ha sido precisamente un aliado de la izquierda. ¿De verdad crees posible que algún día esto deje de ser así?
No sólo tiene que ser posible sino que tenemos que luchar por ello. No importa si es posible o no es posible, lo que importa, lo más importante, es que luchemos por ello. Si abandonamos esa lucha –que es lo que hemos hecho desde la izquierda–, le estamos regalando el espacio a la ultraderecha. El espacio militar a día de hoy es un espacio de ultraderecha, y no sólo eso sino que aunque a día de hoy el Ejército está semiprivatizado –porque el terminar con el servicio militar fue una semiprivatización y un error terrible; aquella mili era horrorosa y había que terminar con ella, pero desde la izquierda nadie planteó qué es lo que había que construir después, y esto lo que ha llevado es a un Ejército semiprivatizado–, sigue siendo un Ejército público, pero el día que ese Ejército público caiga y las compañías de seguridad privada se encarguen del monopolio de la violencia, España será un país mucho peor y el mundo será un lugar mucho peor.
¿Hablas de la privatización del Ejército?
Es que hay que diferenciar lo que es el Ejército, es decir lo que es la violencia propiamente dicha, de lo que es el espacio de la violencia. Que se elimine el Ejército no significa que se elimine el espacio de la violencia, porque el espacio de la violencia está controlado por las élites, por los poderosos, y no van a eliminar ese espacio. Entonces, si nosotros eliminamos uno de los actores de ese espacio de la violencia como es el Ejército… público –que a día de hoy es absolutamente bochornoso pero sobre el que aún tenemos algún control–, lo que va a entrar a jugar es una nueva pieza que va a ser una pieza mucho peor, porque va a ser una empresa de seguridad privada.
Se ha hablado de una hipotética sustitución de los Estados por las corporaciones y de la sustitución de los ejércitos de esos Estados por ejércitos privados al servicio de esas corporaciones, pero ¿vislumbras algo así a corto o medio plazo?
Debido a la desconexión y a la irresponsabilidad que estamos teniendo desde la izquierda, yo creo que es algo que a un medio plazo de 10, 15 o 20 años puede pasar, puede venir un político de derechas y decirnos “bueno, vamos a dejar de gastar en el Ejército, porque gastar en el Ejército es malo” –y yo soy el primero que critica múltiples gastos que son absolutamente innecesarios– “y todo eso lo voy a invertir en cuestiones sociales”. Mentira. Lo hará para dar entrada a las empresas de seguridad privada. No olvidemos que ya hay muchos cuarteles en los que la seguridad la están proporcionando empresas de seguridad privada, que es un disparate, y muchos espacios públicos están siendo custodiados por empresas de seguridad privada. Eso es una barbaridad.
(CONTINÚA)