rush81
Madmaxista
- Desde
- 26 Feb 2013
- Mensajes
- 21.382
- Reputación
- 36.603
Losantos: El bufón chequista
Por Enrique de Diego
Diego Martínez Perán, un lacayo del quebrado e irrelevante Ariza que viaja mucho a Suiza, el bendito día en que me despedía de Intereconomía -¡qué alivio!- me soltó: “Es que Federico Jiménez Losantos ha pedido tu cabeza”. Vaya, el bufón de la corte, el trinconcete de dinero público, el amigacho de Bárcenas, resultaba que además tenía alma de chequista. ¿Y qué tenía que ver Losantos con Intereconomía, al margen de esas corrientes profundas de solidaridad lacaya? Perán –que solía referirse al pobre Ariza como ‘dios’- se explayó, sin venir a cuento, un poco más: le iban a dar una frecuencia radiofónica a Losantos y éste haría su aparición estelar en “El gato al agua”, a cambio de mi humilde cabeza, como si el turolense fuera Salomé.
El problema de Losantos no es que se crea Napoleón, es que los demás se lo han tomado en serio y eso no le ha hecho ningún bien. No es que haya empezado por el final, pues ésta es una historia abierta, ahora que Losantos se encamina a pasos agigantados por la misma senda que Ariza. Al final diré por qué.
Conocí a Losantos en 1983 -¡cómo pasa el tiempo!- con motivo de la presentación en Madrid, en el Hotel Eurobuilding, del libro “El socialismo es el problema” escrito en colaboración con el abulense Lorenzo Bernaldo de Quirós, con el que tenía bastante trato que luego se desvaneció. Ese libro dio el armazón intelectual liberal para proceder a la refundación de AP en el PP. Tenía una pulsión patriótica para evitar el pacto de una derecha paralizada con los nacionalistas, ofreciendo un horizonte con el objetivo de “más sociedad y menos Estado”. Bueno, también lancé a aquella generación desde la portada de ABC denominándola los “jóvenes cachorros”. Si llegó a saber que los Aznar, Rato, Trillo, Gallardón…se iban a dedicar a llenarse la faltriquera y a hundir a España…
Losantos era una excentricidad, un converso al liberalismo desde el maoísmo. Era jefe opinión de Diario 16, con Pedro J, y escribía algunas columnitas. He leído algunas después por curiosidad y son propias de una mente muy perturbada. Como precedente de Zapatero y Bibiana Aído estaba obsesionado con el aborto libre y con que eso fuera la bandera fundamental del PP. En ocasiones, se manifestaba como un poco equilibrado: en una decía que se masturbaba con la televisión vaticana cuando salían monjas, preferentemente novicias. Que luego fuera locutor de referencia de la COPE –es el hombre que más provecho ha sacado a la fin de un amigo- indica la falta de orientación y sentido jovenlandesal en la jerarquía católica de estos tiempos, que piensa mucho en la crucecita y poco en la Santa Cruz.
De aquel acto en el Eurobuilding, en el que peroramos los autores, y Losantos, amigo de Bernaldo de Quirós, y el tortuoso Luis María Ansón, sólo recuerdo que éste salió por peteneras haciendo un encendido elogio del PSOE y de Felipe González. Supongo que el discursito lo cobraría Rafael Ansón, porque Luis María, los ansones, no hacían nada sin pasar el cepillo. ¡Qué personaje más degradado y corrupto! Sólo superado por su señor.
Pasaron los años, y supongo que Losantos debió de dejar de querersese viendo la televisión vaticana, y le invité a unas Jornadas Liberales Iberoamericanas en Benidorm, que pagaba el Ayuntamiento, donde estaba de alcalde Eduardo Zaplana, tras el conocido tras*fuguismo de la concejala socialista, a la que escondió en su apartamento el hombre de los maletines y actual presidente de RTVE, José Antonio Sánchez, un mediocre de tomo y lomo, un lacayo tarugo. Pretendía con esas jornadas que hubiera un flujo de comunicación entre liberales españoles y de las naciones hermanas y que un año fuera en España y otro, en una de esas naciones, pero los hispanoamericanos demostraron ser muy cucos, unos jetas consumados y cogerle el gusto a venir a gastos pagos a la progenitora Patria, cobrar en moneda fuerte, y darse un paseo por sus editoriales y medios donde colaboraban. Me hacía ilusión conocer al maestro Jean François Revel y eso lo conseguí. También estuvo por allí el vetusto amante de la momia Isabel Preysler y conocí a Patricia Llosa, un encanto, y una señora de los pies a la cabeza.
Estuvo por allí Losantos pero no debió decir o hacer algo digno de mención, porque no lo recuerdo. También pasó un José María Aznar ya ensoberbecido y eso que estaba en la oposición.
Cuando a Losantos le echó la empresa de Antena 3 radio; bueno echaron a Antonio Herrero, porque Losantos sólo hacía la revista de prensa como un meritorio; que no emergió hasta la fin de Antonio haciendo submarinismo en Marbella. Bien, pues escribió un libro titulado “La dictadura silenciosa”, que era una exageración. Le monté una presentación en la Institución Ferial Alicantina por todo lo alto. Era director de la Edición de Abc en Alicante, donde se habían doblado las ventas, y el periódico tenía un tirón espectacular, así que el salón, para más de tres mil personas, estaba a rebosar. Luego, entre la incompetente de Cayetana Luca de Tena, un personaje gris, acomplejado y bastante deleznable, un cortesano de Anson, de mal beber, Joaquín Vila, que mantuvo un extraño romance con Cata, al parecer por orden de Luis María Ansón, y algún personaje menor, de comedia bufa como un manchego llamado Blas Gómez Cuartero, hundieron todo lo que yo había edificado. Bueno, con motivo de la presentación de su libro, le invité a comer un arroz en Alicante, que son palabras mayores. Esa es la vez que más rato he estado hablando con el chequista.
La maravilla de Albarracín y el liberalismo egipcio
No es Losantos persona agradecida, tan narcisista, pero bueno, he de reconocer que me invitó dos años a las Jornadas Liberales Iberoamericanas, ¡una idea que se le había ocurrido!, en Albarracín. Al que no lo conozca, le recomiendo que no se lo pierda. Albarracín es una maravilla en todos los sentidos, incluida la apetitosa gastronomía serrana. El formato había cambiado y el financiador: pagaba Manuel Pizarro, Ibercaja. Y aquello era una secta. Losantos ya no era un converso, sino el papa ciego de El Palmar del liberalismo patrio. Por allí andaban desde Regino, el secretario de Esperanza Aguirre, que no abría la boca, hasta un grupito de jóvenes salidos de las ubres de Jesús Huerta de Soto, reencarnación a medias de Ludwig von Mises y del anarcocapitalista Murray Rothbard, pero sin ser catedrático de Las Vegas sino de la Universidad estatal. Muy coherente. Estos jóvenes jaleaban mucho a Losantos, tomándole por Napoleón, y también decían algunas machadas en defensa del turismo sensual con menores o chorradas diversas sin ninguna ética, que es el mal del liberalismo que trinconcete Losantos ha elevado a su enésima potencia.
Andaba, claro, César Vidal, que era entonces uña y carne con Losantos, y que se sabía la Biblia de memoria y no se cuantos idiomas. Una gran persona, periodista conocedor de las relaciones internacionales, que nos dejó hace tiempo, Alberto Míguez. Y una gran cabeza y una gran humanidad, Germán Yanke, del que no sé nada.
Losantos, que es un manipulador sin escrúpulos, ha dicho que yo le adulaba y que le pedí entrar en la COPE o participar. Este bufón es más mentiroso aún que Albert Rivera. Las dos afirmaciones del liberticida chequista trinconcete de Orihuela del Tremedal son falsas de toda falsedad. No sé adular, nunca lo he hecho. Si lo intentara, haría el ridículo. Y pedir se me da muy mal y me retraigo y nunca pido. Y, además, aunque no soy muy avispado, noté que Losantos tenía un complejo de inferioridad superlativo y su mediocridad era proverbial.
A Albarracín iba a gozar del bellísimo pueblo, de sus calles empinadas, de la frescura del aire, de la recoleta plaza. El segundo año hubo un clima muy enrarecido. Planeaba en el ambiente, por detrás, una acusación contra Lorenzo Bernaldo de Quirós y un peruano del grupo del vetusto amante de la momia, ex de varios, de que, con Luis de Guindos, entonces en Red Eléctrica, habían intentado o intentaban dar un pelotazo en una región de Perú, con inversiones ficticias o algo así. Sé de dónde había salido la especie, pero desconozco su fundamento.
El caso es que Losantos, ya de gurú de la sectita de trepas anarcocapitalistas dispuestos a absorber de la berza de la vaca estatal (supongo que por allí andaba Jesús Gómez Ruiz, malhadado exalcalde de Leganés y diputado en la Asamblea de Madrid, institución que debería ser cerrada ya), movía a la pequeña turba admonizando el fraccionalismo y la nueva herejía del “liberalismo egipcio” y muy gráficamente ponía sus manitas en la forma de las pinturas de las pirámides, dispuestas a recoger lo que caiga. Y duro y dale con el “liberalismo egipcio” y Bernaldo de Quirós no se enteraba y los jovencitos reían la gracia.
Quien me iba a decir que en eso del “liberalismo egipcio” Losantos iba a ser el faraón Ramsés II, III y IV, pillando de la caja B de Bárcenas, del canal de Isabel II, de la Comunidad y el Ayuntamiento, de CajaMadrid, de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, de Bancaja y de toda caja pública que se le ha puesto por delante y se iba a especializar en, metáfora, ser una sanguijuela del Presupuesto. Pero ese es otro capítulo, como mi presencia en Libertad Digital, donde, al parecer, escribía mucho, según dice el bufón. Si a alguien le interesa, lo contaré otro día…Continuará.
Ahora, Losantos y su secta están en las últimas, porque Fedegico ha perdido lo último que se pierde: la Esperanza.
Por Enrique de Diego
Diego Martínez Perán, un lacayo del quebrado e irrelevante Ariza que viaja mucho a Suiza, el bendito día en que me despedía de Intereconomía -¡qué alivio!- me soltó: “Es que Federico Jiménez Losantos ha pedido tu cabeza”. Vaya, el bufón de la corte, el trinconcete de dinero público, el amigacho de Bárcenas, resultaba que además tenía alma de chequista. ¿Y qué tenía que ver Losantos con Intereconomía, al margen de esas corrientes profundas de solidaridad lacaya? Perán –que solía referirse al pobre Ariza como ‘dios’- se explayó, sin venir a cuento, un poco más: le iban a dar una frecuencia radiofónica a Losantos y éste haría su aparición estelar en “El gato al agua”, a cambio de mi humilde cabeza, como si el turolense fuera Salomé.
El problema de Losantos no es que se crea Napoleón, es que los demás se lo han tomado en serio y eso no le ha hecho ningún bien. No es que haya empezado por el final, pues ésta es una historia abierta, ahora que Losantos se encamina a pasos agigantados por la misma senda que Ariza. Al final diré por qué.
Conocí a Losantos en 1983 -¡cómo pasa el tiempo!- con motivo de la presentación en Madrid, en el Hotel Eurobuilding, del libro “El socialismo es el problema” escrito en colaboración con el abulense Lorenzo Bernaldo de Quirós, con el que tenía bastante trato que luego se desvaneció. Ese libro dio el armazón intelectual liberal para proceder a la refundación de AP en el PP. Tenía una pulsión patriótica para evitar el pacto de una derecha paralizada con los nacionalistas, ofreciendo un horizonte con el objetivo de “más sociedad y menos Estado”. Bueno, también lancé a aquella generación desde la portada de ABC denominándola los “jóvenes cachorros”. Si llegó a saber que los Aznar, Rato, Trillo, Gallardón…se iban a dedicar a llenarse la faltriquera y a hundir a España…
Losantos era una excentricidad, un converso al liberalismo desde el maoísmo. Era jefe opinión de Diario 16, con Pedro J, y escribía algunas columnitas. He leído algunas después por curiosidad y son propias de una mente muy perturbada. Como precedente de Zapatero y Bibiana Aído estaba obsesionado con el aborto libre y con que eso fuera la bandera fundamental del PP. En ocasiones, se manifestaba como un poco equilibrado: en una decía que se masturbaba con la televisión vaticana cuando salían monjas, preferentemente novicias. Que luego fuera locutor de referencia de la COPE –es el hombre que más provecho ha sacado a la fin de un amigo- indica la falta de orientación y sentido jovenlandesal en la jerarquía católica de estos tiempos, que piensa mucho en la crucecita y poco en la Santa Cruz.
De aquel acto en el Eurobuilding, en el que peroramos los autores, y Losantos, amigo de Bernaldo de Quirós, y el tortuoso Luis María Ansón, sólo recuerdo que éste salió por peteneras haciendo un encendido elogio del PSOE y de Felipe González. Supongo que el discursito lo cobraría Rafael Ansón, porque Luis María, los ansones, no hacían nada sin pasar el cepillo. ¡Qué personaje más degradado y corrupto! Sólo superado por su señor.
Pasaron los años, y supongo que Losantos debió de dejar de querersese viendo la televisión vaticana, y le invité a unas Jornadas Liberales Iberoamericanas en Benidorm, que pagaba el Ayuntamiento, donde estaba de alcalde Eduardo Zaplana, tras el conocido tras*fuguismo de la concejala socialista, a la que escondió en su apartamento el hombre de los maletines y actual presidente de RTVE, José Antonio Sánchez, un mediocre de tomo y lomo, un lacayo tarugo. Pretendía con esas jornadas que hubiera un flujo de comunicación entre liberales españoles y de las naciones hermanas y que un año fuera en España y otro, en una de esas naciones, pero los hispanoamericanos demostraron ser muy cucos, unos jetas consumados y cogerle el gusto a venir a gastos pagos a la progenitora Patria, cobrar en moneda fuerte, y darse un paseo por sus editoriales y medios donde colaboraban. Me hacía ilusión conocer al maestro Jean François Revel y eso lo conseguí. También estuvo por allí el vetusto amante de la momia Isabel Preysler y conocí a Patricia Llosa, un encanto, y una señora de los pies a la cabeza.
Estuvo por allí Losantos pero no debió decir o hacer algo digno de mención, porque no lo recuerdo. También pasó un José María Aznar ya ensoberbecido y eso que estaba en la oposición.
Cuando a Losantos le echó la empresa de Antena 3 radio; bueno echaron a Antonio Herrero, porque Losantos sólo hacía la revista de prensa como un meritorio; que no emergió hasta la fin de Antonio haciendo submarinismo en Marbella. Bien, pues escribió un libro titulado “La dictadura silenciosa”, que era una exageración. Le monté una presentación en la Institución Ferial Alicantina por todo lo alto. Era director de la Edición de Abc en Alicante, donde se habían doblado las ventas, y el periódico tenía un tirón espectacular, así que el salón, para más de tres mil personas, estaba a rebosar. Luego, entre la incompetente de Cayetana Luca de Tena, un personaje gris, acomplejado y bastante deleznable, un cortesano de Anson, de mal beber, Joaquín Vila, que mantuvo un extraño romance con Cata, al parecer por orden de Luis María Ansón, y algún personaje menor, de comedia bufa como un manchego llamado Blas Gómez Cuartero, hundieron todo lo que yo había edificado. Bueno, con motivo de la presentación de su libro, le invité a comer un arroz en Alicante, que son palabras mayores. Esa es la vez que más rato he estado hablando con el chequista.
La maravilla de Albarracín y el liberalismo egipcio
No es Losantos persona agradecida, tan narcisista, pero bueno, he de reconocer que me invitó dos años a las Jornadas Liberales Iberoamericanas, ¡una idea que se le había ocurrido!, en Albarracín. Al que no lo conozca, le recomiendo que no se lo pierda. Albarracín es una maravilla en todos los sentidos, incluida la apetitosa gastronomía serrana. El formato había cambiado y el financiador: pagaba Manuel Pizarro, Ibercaja. Y aquello era una secta. Losantos ya no era un converso, sino el papa ciego de El Palmar del liberalismo patrio. Por allí andaban desde Regino, el secretario de Esperanza Aguirre, que no abría la boca, hasta un grupito de jóvenes salidos de las ubres de Jesús Huerta de Soto, reencarnación a medias de Ludwig von Mises y del anarcocapitalista Murray Rothbard, pero sin ser catedrático de Las Vegas sino de la Universidad estatal. Muy coherente. Estos jóvenes jaleaban mucho a Losantos, tomándole por Napoleón, y también decían algunas machadas en defensa del turismo sensual con menores o chorradas diversas sin ninguna ética, que es el mal del liberalismo que trinconcete Losantos ha elevado a su enésima potencia.
Andaba, claro, César Vidal, que era entonces uña y carne con Losantos, y que se sabía la Biblia de memoria y no se cuantos idiomas. Una gran persona, periodista conocedor de las relaciones internacionales, que nos dejó hace tiempo, Alberto Míguez. Y una gran cabeza y una gran humanidad, Germán Yanke, del que no sé nada.
Losantos, que es un manipulador sin escrúpulos, ha dicho que yo le adulaba y que le pedí entrar en la COPE o participar. Este bufón es más mentiroso aún que Albert Rivera. Las dos afirmaciones del liberticida chequista trinconcete de Orihuela del Tremedal son falsas de toda falsedad. No sé adular, nunca lo he hecho. Si lo intentara, haría el ridículo. Y pedir se me da muy mal y me retraigo y nunca pido. Y, además, aunque no soy muy avispado, noté que Losantos tenía un complejo de inferioridad superlativo y su mediocridad era proverbial.
A Albarracín iba a gozar del bellísimo pueblo, de sus calles empinadas, de la frescura del aire, de la recoleta plaza. El segundo año hubo un clima muy enrarecido. Planeaba en el ambiente, por detrás, una acusación contra Lorenzo Bernaldo de Quirós y un peruano del grupo del vetusto amante de la momia, ex de varios, de que, con Luis de Guindos, entonces en Red Eléctrica, habían intentado o intentaban dar un pelotazo en una región de Perú, con inversiones ficticias o algo así. Sé de dónde había salido la especie, pero desconozco su fundamento.
El caso es que Losantos, ya de gurú de la sectita de trepas anarcocapitalistas dispuestos a absorber de la berza de la vaca estatal (supongo que por allí andaba Jesús Gómez Ruiz, malhadado exalcalde de Leganés y diputado en la Asamblea de Madrid, institución que debería ser cerrada ya), movía a la pequeña turba admonizando el fraccionalismo y la nueva herejía del “liberalismo egipcio” y muy gráficamente ponía sus manitas en la forma de las pinturas de las pirámides, dispuestas a recoger lo que caiga. Y duro y dale con el “liberalismo egipcio” y Bernaldo de Quirós no se enteraba y los jovencitos reían la gracia.
Quien me iba a decir que en eso del “liberalismo egipcio” Losantos iba a ser el faraón Ramsés II, III y IV, pillando de la caja B de Bárcenas, del canal de Isabel II, de la Comunidad y el Ayuntamiento, de CajaMadrid, de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, de Bancaja y de toda caja pública que se le ha puesto por delante y se iba a especializar en, metáfora, ser una sanguijuela del Presupuesto. Pero ese es otro capítulo, como mi presencia en Libertad Digital, donde, al parecer, escribía mucho, según dice el bufón. Si a alguien le interesa, lo contaré otro día…Continuará.
Ahora, Losantos y su secta están en las últimas, porque Fedegico ha perdido lo último que se pierde: la Esperanza.