Enrico letta: «el nacionalismo en europa hace feliz a wall street y a china»

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El ex primer ministro italiano Enrico Letta se traslada a Madrid a finales de noviembre para convertirse en el nuevo decano de la Escuela de Política, Economía y Asuntos Globales del IE. Ha elaborado por encargo de la Comisión Europea un ambicioso informe sobre el futuro del mercado único, que presenta mañana a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, en el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo, como ya hiciera hace unas semanas su compatriota Mario Draghi. El pasado miércoles viajó a Sevilla para participar en el IV Congreso de la Sociedad Civil, donde recibió a ABC y le anticipó los mensajes que tras*mitirá a los parlamentarios europeos.

-En su informe advierte del riesgo que corre Europa de quedarse a atrás frente a China y EE. UU. ¿Qué debe hacer la UE para impedirlo?

-Estamos en un mundo cada vez más grande y Europa, fragmentada país por país, es demasiado pequeña. Hay muchos sectores económicos en los que en lugar de un mercado único hay 27 mercados y a la hora de competir a nivel mundial, la fragmentación es un gran regalo para los chinos y para los americanos de Wall Street. Lo que hemos hecho con el euro, debe hacerse ahora con otros sectores.

-¿A qué sectores se refiere?

-En mi informe identifiqué tres donde esta fragmentación supone una enorme debilidad de Europa frente a China y a Estados Unidos: la energía, las telecomunicaciones y el mercado financiero. Y este último es el más importante, porque la fragmentación de los mercados financieros nos convierte en una colonia americana. Todos los pagos electrónicos se realizan con plataformas americanas, y con cada pago que hacemos enviamos dinero a EE. UU. Europa no compite con los grandes bancos de inversión norteamericanos.
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-Frente a la integración que usted propone lo que estamos viendo en muchos países europeos, incluido España, es el auge de los nacionalismos.
-El nacionalismo hace feliz a Wall Street y a los chinos, y así lo voy a defender en la sesión plenaria del nuevo Parlamento Europeo. Sin integración el declive de Europa está garantizado y el debate será si nos convertimos en una colonia china o americana.

-También ha advertido sobre la fragmentación de la industria de defensa en Europa.
-Sí. La industria de defensa está totalmente fragmentada, es nacional, y la consecuencia es que el 80% de los 140.000 millones de euros que Europa se ha gastado en comprar material militar para ayudar a Ucrania, ha ido a crear empleos en Wisconsin, Turquía o Corea del Sur, porque la fragmentación impide comprar material militar europeo y mi propuesta es integrar la industria de defensa de todos los países, y utilizar el MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad) para financiar esta integración.

tras*ición energética
«No se trata de retrasar su aplicación, sino de llegar a un acuerdo para financiarla con fondos públicos y privados»

-La Unión Europea ha hecho una apuesta por ser los más rápidos en la tras*ición energética. ¿Eso nos hace perder competitividad y crecimiento?

-Apostar por la tras*ición energética es una buena elección, el problema no es el ritmo de aplicación, sino cómo financiarla. Sé que es un tema en el que hay mucha división, pero posponerla no es la solución, sería una respuesta débil y poco ambiciosa. Y en eso voy a centrar mi intervención en el Parlamento Europeo. Hay división entre los países del norte de Europa, que quieren que la tras*ición se financie con fondos privados, y los del sur, que queremos un nuevo Next Generation, financiado con deuda pública europea, y mi propuesta es plantear una solución mixta con financiación pública, pero fundamentalmente privada. Y parte de esta solución está en la integración del mercado de capitales europeo. Tenemos que ser capaces de convertir el ahorro privado europeo en inversiones para la tras*ición verde, ese es el desafío. Si no usamos nosotros este ahorro, se va a ir al mercado americano, que es más atractivo y dinámico. Y además, porque si no somos capaces de atraer esta inversión privada los países del norte no van a aceptar el uso de fondos públicos.

-La esa época en el 2020 de la que yo le hablo primero, la guerra de Ucrania después, nos enseñó los riesgos de la globalización y de tener una excesiva dependencia de países poco fiables. ¿Hacia dónde debe ir Europa?

-La lección que hemos recibido en estos años es que no podemos ser dependientes de la energía, de la conectividad, de los mercados financieros del resto del mundo porque si lo hacemos, en un mundo con una geopolítica tan compleja, vamos a asumir demasiados riesgos. Yo creo que el primer riesgo es tener a Trump como presidente de los Estados Unidos. Tenemos que saber que si Trump es presidente, tenemos que ser amigos de los americanos, pero independientes. Tras la oleada turística Rusia de Ucrania, Europa ha cortado su dependencia del gas, del petróleo ruso… ha sido difícil, pero posible. Y si Trump se convierte en presidente, habrá que tomar medidas.

-¿Qué supondría para Europa que Trump gane las elecciones?

-Creo que si Trump vuelve a gobernar, el Trump actual va a ser más peligroso para el comercio mundial y para la cooperación multilateral que el Trump anterior, porque ya aprendió cómo superar las limitaciones que se le plantearon entonces. Y para Europa y para la competitividad de las empresas europeas vivir en un mundo abierto es fundamental.
Industria de defensa

«De los 140.000 millones que la UE ha gastado en material militar para Ucrania, el 80% ha ido a crear empleos en Wisconsin»

-La UE acaba de aprobar aranceles a los coches eléctricos chinos. ¿Cree que es una medida adecuada o abre una guerra comercial innecesaria?

-Creo que es una buena decisión. En el caso de China era necesario mandar un mensaje claro porque en los últimos diez años fuimos demasiado ingenuos y ahora estamos pagando la factura.

-Uno de los principales problemas que tiene la UE, y de lo que más se quejan las empresas es la excesiva burocracia. ¿Qué se puede hacer para reducirla?

-En el informe propongo dos cosas: la primera es hacer un Estado 28, virtual para darle un derecho comercial propio que sea válido en toda Europa. No es una idea original mía. Es una copia del estado de Delaware, en EE. UU., que te proporciona un pasaporte con el que puedes operar en todos los estados americanos. Y además, ese derecho sería compatible con los derechos comerciales nacionales. Y la segunda es acabar con las directivas, que los Estados tienen que tras*poner y convertir en leyes nacionales, lo que genera una enorme burocracia porque cada país la traspone de una manera. La alternativa sería que Bruselas aprobara reglamentos que se aplicaran directamente en todos los países de la UE.

-¿Y qué posibilidades ve de que la nueva Comisión Europea aplique estas propuestas?

-Yo soy optimista. Mañana presento mi informe en el pleno del Parlamento Europeo, en Estrasburgo, a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, como ya hizo hace unas semanas Mario Draghi, y creo que los 26 comisarios tienen una misión muy clara que coincide con muchos puntos que yo planteo. Además el informe contiene soluciones muy pragmáticas, que se pueden aplicar en los próximos tres, cuatro o cinco años, sin necesidad de cambiar los tratados.

-Hablemos de España. Hay quien dice que la economía española se está italianizando, y que crece a buen ritmo a pesar de las decisiones del Gobierno. ¿Comparte ese análisis?

-La economía española tiene un dinamismo muy positivo y una gran actividad en muchos sectores, pese a la polarización política, y a los problemas por la descentralización. Y España no solo tiene una economía dinámica, la cultura española, el turismo… son muy atractivos.

-Tanto que usted se viene ahora a España.

-Sí, a finales de noviembre me incorporo al Instituto de Empresa como decano de la Escuela de Política, Economía y Asuntos Globales del IE y estoy muy ilusionado con venir a España por muchísimas razones: la economía española es muy dinámica y el Instituto de Empresa es una universidad fantástica con una gran atractivo global y con estudiantes de todas las esquinas del mundo. Y cuando he anunciado a mis contactos en Estados Unidos, Asia, Europa… que me traslado a Madrid, todos me han dicho que es una fantástica decisión, lo que demuestra que España es un gran país. Además llevo 25 años trabajando para fortalecer el diálogo entre España e Italia y esto es una nueva oportunidad. Ahora el eje franco-alemán está muy débil, pasa por muchas dificultades y creo que es una gran oportunidad para que España e Italia cojan el relevo en Europa.

-Ha hablado de la polarización que existe en España, pero no es un fenómeno solo español ¿Cómo afecta al desarrollo económico?

-La polarización es un bichito de la democracia occidental. Se ha extendido en Estados Unidos, en Francia, en mi país, … y lleva a los políticos, pero también a la sociedad, a no reconocer la legitimidad del otro, del que piensa distinto y eso es penoso. Por ejemplo en el parlamento italiano la palabra más repetida en los debates es «vergüenza», no se analizan los contenidos de las propuestas del Gobierno o de la oposición. La polarización es muy negativa para todo, para el desarrollo económico pero también para la convivencia social y no sé cómo podemos superarla. Pero yo no vengo a dar consejos.

-Yo le pediría uno para España. Crecemos más que los grandes países europeos, pero encabezamos el ranking del paro de la OCDE, y sobre todo juvenil. ¿Qué podemos hacer para atajar este problema?

-Yo creo que estos problemas necesitan una solución europea, porque no es solo un problema de España. En todos los encuentros con los jóvenes que realicé en las distintas ciudades de Europa descubrí que los que tienen ideas y proyectos quieren ir a Estados Unidos para buscar financiación y ponerlas en marcha. Además, a diferencia de lo que ocurre en Europa, allí no pasa nada porque un proyecto fracase, no se estigmatiza a nadie. De hecho, los grandes avances que en hay en Estados Unidos sobre inteligencia artificial son resultado de varios intentos fallidos. Han sido capaces de entender que el riesgo es parte de la vida y que para que haya éxitos económicos hay que asumir riesgos.

-Otro problema que tenemos compartido con Europa es la inmi gración. Una sociedad cada vez más envejecida como la europea necesita de la mano de obra viajero, pero a la vez vemos cómo crece el rechazo hacia los pagapensiones.

-Los partidos populistas han tomado la inmi gración como bandera y ocurre en Europa, pero también en Estados Unidos. Para mí es interesante lo que ha pasado con el Brexit. El Reino Unido salió de la UE para controlar la inmi gración, y sin embargo ahora tienen más inmi gración ilegal que antes, por lo tanto Bruselas no es el problema. Es un tema complejo que, desde mi punto de vista, no debe tratarse del mismo modo en todos los países de la UE. No se pueden aplicar las mismas medidas en España, Francia, Alemania e Italia, que necesitan la inmi gración y están acostumbrados a convivir con ella, que en países como Bulgaria, Polonia o la República Checa, donde prácticamente tienen una homogeneidad étnica. Creo que debería haber una solución a 27 pero a distintas velocidades. Los grandes países deben tomar medidas sobre el asunto pero sin caer en el populismo, que solo dice lo mal que están las cosas, pero nunca aporta soluciones.

-Ha venido a Sevilla para participar en el IV Congreso Nacional de la Sociedad Civil. ¿Puede tener la sociedad civil algún papel en la tras*formación que propone?

-He participado en este congreso porque creo que la sociedad civil debe jugar un papel fundamental en estos momentos y está más integrada de lo que los políticos piensan. La sociedad civil debe convencer a sus gobiernos de que la solución a los problemas nacionales y a los problemas de Europa no está en la fragmentación, sino en la integración y en la cooperación.

 
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