Enfermera se tira del patinete por miedo a un coche, culpa e insulta al conductor y critica el "estado de la sanidad pública" en la que curra

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Silvia Lema: «Ese conductor que dio marcha atrás partió mi vida por la mitad»
Cristina Barral Diéguez
CRISTINA BARRALPONTEVEDRA / LA VOZ
PONTEVEDRA CIUDAD
Silvia Lema, este martes en su casa de Pontevedra, antes de ingresar en el Hospital Montecelo para ser operada

Silvia Lema, este martes en su casa de Pontevedra, antes de ingresar en el Hospital Montecelo para ser operada S.L.
Esta enfermera de Pontevedra sufrió un accidente el 27 de febrero cuando iba a trabajar en un patinete eléctrico. Lo que pasó después hace que quiera contar lo sucedido
08 mar 2023. Actualizado a las 16:54 h.
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Silvia Lema Pedreira es enfermera en el Sergas. Tiene ahora su plaza en el centro de salud de Moaña y por las tardes hace domicilios para una aseguradora para poder sacar a su familia adelante. Ella que escogió ser enfermera por vocación y para tratar de ayudar a las personas, se vio del otro lado cuando el pasado 27 de febrero sufrió un accidente de tráfico en Pontevedra, ciudad donde reside. Fue pasadas las cinco de la tarde en una colapsada rotonda de Rosalía de Castro. Silvia se desplaza en un patinete eléctrico de su hijo para no perder tiempo en atascos y poder atender a los pacientes. Tras vencer los miedos iniciales a moverse en patín, vio que era un medio rápido y que parecía seguro al llevar casco, luces y reflectantes. Hasta ese lunes en el que su vida, como ella misma dice, se partió por la mitad.
Según relata en una carta, el conductor de un Mercedes C300 dio marcha atrás en la rotonda de Rosalía de Castro para dejar pasar a los vehículos de su derecha. Silvia estaba detrás. «Convencida de que me atropellaba, la única opción que tuve fue saltar del patín para evitar que me tirara. Pero al saltar sobre mi pie izquierdo, ya que a la derecha había coches, se dobló mi tobillo y golpeé mi rodilla izquierda en el asfalto», recuerda. Su lesión fue mucho más grave de lo que podía imaginar: luxación de rodilla, rotura de fémur y rótula. Ya no pudo moverse con un dolor insoportable.
Así estuvo más de una hora hasta que llegó una ambulancia
, a pesar de las reiteradas llamadas de la policía. Una de las personas que la auxilió fue el médico Rafa Domínguez, que vive cerca del lugar del accidente y se acercó. Silvia no lo conocía. «Le agradezco enormemente su calidad humana al quedarse a mi lado durante esa interminable hora y cuarto que estuve tirada en el asfalto hasta que llegó la ambulancia», dice. Lo peor estaba por llegar. La ambulancia que se desplazó no tenía personal sanitario, solo técnicos, por lo que no pudieron ponerle nada para el dolor. «Aún así, hacen lo imposible para que el traslado a la ambulancia sea lo menos doloroso posible», subraya la enfermera. El viaje al Hospital Montecelo se hizo interminable. El servicio de urgencias estaba saturado y, según señala, no había camillas para poder atenderla. «Supongo que alguien se conmovió con mis gritos de dolor y me pasaron a un box, pero allí.... la actuación de la doctora de urgencias... la voy a dejar para una reclamación». Silvia explica que sin hacer una radiografía le tiró de la pierna.
La paciente pudo irse a casa aquel 27 de febrero a la espera de que la llamaran para operarla. Este miércoles ingresó en Montecelo para ser operada el jueves, pero será finalmente el próximo lunes. «Pero mi mayor dolor y la razón de esta carta es esa falta de humanidad con la que inicié mi relato… Porque cuando llegó la policía el señor del vehículo causante de todo esto dice que no movió el coche, claro yo salté de repente porque me apetecía probar nuevas experiencias… ¡Pues no!, señor del Mercedes C300, al que de momento no voy a nombrar, yo no salté porque quería adelantarlo, salté porque usted sí dio marcha atrás y a consecuencia de eso ha partido mi vida por la mitad».
Silvia siente también dolor por un sistema sanitario absolutamente colapsado, sin ambulancias, sin personal y sin ni siquiera camillas. Y ahora con una enfermera menos. Pese a todo, esta profesional dice que todavía confía en que «algo de humanidad siga quedando y este conductor algún día se arrepienta de no asumir su responsabilidad. También confío en que la sociedad sea consciente de cómo está nuestra sanidad y hagamos algo por cambiarlo».
 
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