[Energía nuclear] Artículo de opinón censurado en El País

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Me he encontrado este comentario en Linkedin donde el autor explica que tras veinte días parado, al final EL PIS decidió no publicar su artículo. Lo publica él y os lo adjunto aquí

La humanidad no puede prescindir de la energía nuclear.

Mi artículo de opinión que no ha interesado publicar al Diario EL PAÍS, tras aceptarlo y hacerme esperar durante 20 días. No me silenciarán.

La humanidad no puede prescindir de la energía nuclear
  • Published on February 13, 2022

Alfredo García Fernández
@OperadorNuclear. Licencia Supervisor CN Ascó y Divulgador sobre Energía Nuclear
1 article ***ow

El ser humano se enfrenta a la titánica tarea de conseguir un sistema energético que cubra las necesidades esenciales de todos sus habitantes, que al mismo tiempo sea sostenible y respetuoso con el medio ambiente y la salud de las personas, y que sea económicamente asequible para estar al alcance de todos. Mientras la humanidad ha visto otras tras*iciones energéticas, la presente es claramente diferente. En el pasado los cambios se debieron a ciclos de innovación tecnológica sin causar preocupaciones por sus efectos en el planeta. Esta vez somos conscientes de que debemos implementar una nueva gama de fuentes de energía y mecanismos compatibles con nuestros objetivos medioambientales, y es algo que debe ocurrir en pocas décadas.

Las tras*iciones energéticas anteriores causaron profundos cambios sistémicos en los aspectos económicos, sociales, culturales e incluso políticos. El aprendizaje de la experiencia debe servirnos para comprender la magnitud del desafío al que nos enfrentamos. El artículo 2.1 del Acuerdo de París establece que las políticas energéticas deben formularse de conformidad con el objetivo de mantener el calentamiento global a menos de 2°C por encima de los niveles preindustriales, preferiblemente no más de 1,5°C. Por su parte, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas incluyen proporcionar energía limpia y asequible en 2030 a una población que se espera que alcance los 8500 millones de personas.

La tras*ición energética debe producirse en todos los niveles y etapas de la producción de energía, desde los productores hasta los usuarios finales. Además, debe abarcar desde mejoras en la eficiencia energética hasta cambios fundamentales en la forma de producir y tras*portar energía, la electrificación de todos los sectores, la utilización del hidrógeno como vector energético y el aumento de la capacidad de almacenamiento en forma de baterías, centrales hidroeléctricas de bombeo y otros almacenamientos (gravitacional, aire comprimido, térmico).

La energía global se basará cada vez más en la electricidad, así que la clave para descarbonizar el tras*porte, la industria y la calefacción es utilizar cada vez más fuentes y sistemas energéticos bajos en emisiones de CO2. Sin embargo, para lograr una senda consistente con los objetivos climáticos, la expansión de la generación eléctrica baja en emisiones necesita ser tres veces más rápida que en la actualidad. Estamos hablando de pasar del 36% actual mundial al 85% en 2040. La Agencia Internacional de la Energía (AIE), en su informe sobre el papel de la energía nuclear en un sistema de energía limpio publicado en 2019, asevera que las energías renovables liderarán este proceso de tras*ición energética, pero será esencial un aumento del 80% en la producción de energía nuclear en 2040 si pretendemos conseguir los objetivos climáticos. Los 57 reactores actualmente en construcción no son suficientes y se deberán implementar los 97 previstos y los 325 oficialmente propuestos, según datos de World Nuclear Association (WNA).

La energía nuclear en la actualidad contribuye significativamente a la generación de electricidad, proporcionando el 10% del suministro global de electricidad. En las economías avanzadas, la energía nuclear representa el 18% de la generación, el 27% en la Unión Europea y algo más del 20% en España. En torno al 50% de la energía eléctrica baja en emisiones de la UE proviene de los reactores nucleares. Las centrales nucleares contribuyen a la seguridad eléctrica de múltiples formas: ayudando a mantener la estabilidad de la red, proporcionar potencia reactiva para consumidores industriales, mantener la frecuencia de 50 Hz, garantizar el suministro ante condiciones climáticas adversas e incluso cambiar su potencia rápidamente para adaptarse a los cambios de demanda o la variabilidad de las renovables. Algo que hace décadas que realizan los reactores franceses, que pueden realizar todos los reactores que se construyen actualmente, que deben realizar todos los diseños innovadores de cuarta generación y SMR, y que podrían hacer los reactores españoles si fuera necesario instalando una mejora de diseño.

A medida que aumenta la proporción de energías renovables variables como la eólica y la energía solar fotovoltaica, la necesidad de los servicios de ajuste y regulación aumentarán. Las centrales nucleares ayudan a limitar los impactos de las fluctuaciones estacionales de la generación eléctrica energías renovables y refuerzan la seguridad energética al reducir la dependencia de los combustibles importados, especialmente del gas natural. Dicha dependencia exterior del gas natural ha sido más manifiesta en los últimos meses debido al aumento desproporcionado del precio de esta materia prima.

Según la AIE, sacar la energía nuclear de la ecuación daría como resultado un aumento de los precios de la electricidad para los consumidores y un aumento de emisiones que lastraría todavía más la consecución de los objetivos climáticos. Para evitarlo, es importante garantizar que la energía nuclear juegue en la misma liga, desde el punto de vista legal, que el resto de energías necesarias para la tras*ición. Cada país deberá realizar un análisis técnico riguroso de su mix eléctrico ideal en función de sus recursos naturales y mediante complejas simulaciones que contemplen todos los escenarios posibles. Los posicionamientos ideológicos que estamos observando en los últimos tiempos contra la energía nuclear ponen en riesgo la consecución de los objetivos de reducción de emisiones, el suministro eléctrico, la conservación del medio ambiente y en último término la salud de los ciudadanos. La decisión de Alemania de cerrar sus centrales nucleares en lugar de centrales de carbón es un lamentable ejemplo de las citadas consecuencias.

En junio de 2020, el Parlamento Europeo aprobó la legislación para la financiación verde, más conocida como taxonomía o financiación sostenible de la Unión Europea, mediante la que se debe determinar si una actividad económica es medioambientalmente sostenible para apoyar las inversiones privadas en proyectos “verdes” que impacten positivamente en el clima y en el medio ambiente. Inicialmente, la energía nuclear no había sido incluida ni excluida de la taxonomía, ya que el anterior Grupo Técnico de Expertos sobre financiación sostenible de la Comisión Europea (TEG, por sus siglas en inglés) había recomendado que la energía nuclear fuera evaluada por expertos con un conocimiento profundo de su ciclo completo de vida.

La Comisión Europea encargó un informe al Joint Research Center (JRC), su servicio de asesoramiento científico y tecnológico, para evaluar si la energía nuclear cumplía con los objetivos y premisas de la taxonomía verde europea. El informe del JRC, publicado en marzo de 2021, concluye que “los análisis realizados no muestran ninguna evidencia científica de que la energía nuclear produzca más daño a la salud humana o al medio ambiente que otras tecnologías de producción de electricidad ya incluidas en la taxonomía como actividades que ayuden a la mitigación del cambio climático”.

Uno de los aspectos más relevantes identificados por el TEG había sido el del almacenamiento de los residuos radiactivos. El JRC respondió destacando que “existe un amplio consenso científico y técnico en que el almacenamiento de los residuos de alta actividad y larga vida en formaciones geológicas profundas se considera -con el actual desarrollo del conocimiento- como una forma segura y apropiada de aislarlos en una escala de tiempo a muy largo plazo”. El informe también hace referencia a la seguridad nuclear, indicando que “las tasas de riesgo y la probabilidad de accidente de las centrales nucleares que se están construyendo en el mundo son las más bajas de entre todas las tecnologías de generación de electricidad”.

La Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (UNECE) publicó en octubre de 2021 un informe sobre el ciclo de vida completo de todas las opciones de generación eléctrica. Dicho informe no solo confirma las conclusiones del JRC, sino que las refuerza basándose en la comparación de los resultados de varios estudios científicos sobre diferentes aspectos: emisiones de gases de efecto invernadero, eutrofización (exceso de aporte de nutrientes procedentes de actividades humanas), exposición a las radiaciones ionizantes, toxicidad humana, ocupación del terreno, necesidades de agua, requerimiento de materiales, impacto en los ecosistemas e impacto en la salud de las personas. La conclusión de ambos uniformes es coincidente e inequívoca: la energía nuclear es tan ecológica como las renovables.

Sin embargo, para que la energía nuclear contribuya sustancialmente a los objetivos energéticos y climáticos, es imprescindible que resuelva varios escollos. El primero de ellos es financiero, muy relacionado con la taxonomía verde. La inversión inicial para construir un reactor nuclear es elevada y los inversores necesitan un marco de seguridad jurídica que evite cancelar proyectos en construcción (uno de ellos terminado, Lemóniz I) por motivos políticos. Algunos proyectos europeos han sufrido notables retrasos y sobrecostes. Sin embargo, la mayoría absoluta de los reactores construidos actualmente en todo el mundo se ajustan en plazo y presupuesto, especialmente por China, Rusia y Corea del Sur, demostrando que la experiencia es un factor esencial para garantizar el éxito de los proyectos, como ocurrió durante los años 70 y 80 del pasado siglo, cuando Francia construyó su flota de 58 reactores llegando a conectar más de 51 GW en el período 1980-1990.

Si bien es cierto que la inversión inicial es elevada, también lo es que una central nuclear recupera la inversión en un plazo razonable y al mismo tiempo genera abundante empleo de calidad, innovación tecnológica y una gran tasa de retorno energético y económico, gracias a la enorme densidad de energía del uranio, durante al menos 60 años. Rusia está ofertando en todo el mundo la construcción de reactores de III Generación aportando hasta el 85% del capital y recuperándolo en pocos años, una señal de que considera el negocio plenamente rentable. Así por ejemplo construye 4 reactores en Turquía y está previsto que haga lo mismo en Egipto. La inclusión de la energía nuclear en la taxonomía verde europea sin duda ayudaría a su mejor financiación puesto que el precio total del proyecto depende fuertemente de los tipos de interés aplicados.

El segundo escollo es la opinión pública. Décadas de desinformación sobre la energía nuclear, en algunas ocasiones errónea y otras claramente malintencionada, nos han llevado a la situación actual. Estar en contra de algo que produce miedo vende periódicos, capta adeptos, hace ganar dinero y obtiene votos. Algo que además de causar un sufrimiento innecesario, lastra la tras*ición energética y causa muertes por la polución atmosférica. Por eso considero que la divulgación científica sobre la energía nuclear es más necesaria que nunca.


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Los desechos radiactivos duran cientos de miles de años. Eso me concienció contra la energía nuclear a largo plazo.

...Pero, la verdad, viendo la deriva de este mundo en todos los sentidos, quizás lo peor no sea desayunar un poco de radio.

En fin, que hagan lo que les salga de las narices y a ver si explota todo ya.


 
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