Zapatero vuelve de China sin billete para la cumbre: ¿Fracaso de la diplomacia española?
A pesar de que estos días el presidente del Gobierno ha insistido por activa y por pasiva en que España “tiene que estar” en la cumbre del G-20, a día de hoy la presencia de nuestro país en la misma es todavía una conjetura. José Luis Rodríguez Zapatero acaba de regresar de China, donde ha formado parte de la VII Cumbre Euroasiática de Pekín, evento que ha aprovechado para insistir en lo necesaria que resulta la participación de nuestro país en la reunión que tendrá lugar en Washington el próximo 15 de noviembre.
“España tiene que estar, en el formato que sea, porque tiene mucho que decir y lo va a decir", dijo ayer el presidente. “Sin alharacas, sin hacer nada extraño, sólo con argumentos, con razones, defendemos que nuestra voz cuente y le puedo asegurar, va a contar", remachó el jefe del Ejecutivo.
Sin embargo, a día de hoy, el presidente no ha recibido aún la confirmación oficial de que podrá viajar a EEUU. En principio, el viaje a China estaba previsto para recabar todos los apoyos posibles para la causa, entre los que parecen consolidados el del presidente de la UE, Nicolás Sarkozy, y el del G-20, Luis Ignacio Lula da Silva, también presidente de Brasil.
Ayer, al terminar la cumbre, Zapatero se reunió además con el presidente chino, Hu Jintao. En una rueda de prensa posterior, Jintao destacó el buen estado de las relaciones bilaterales con España y afirmó que nuestro país “puede jugar un papel importante en la solución de una crisis de ámbito mundial que requiere la participación de todos”.
A pasar del apoyo chino, el de Francia o Reino Unido, Zapatero sabe que cuenta con el veto de EEUU, por eso ayer afirmó: "Lo que opine EEUU es muy importante, pero también lo que opine la UE o cada uno de los integrantes del G-20". Y puso todas sus esperanzas en el trabajo de estos países para convencer, antes de que sea tarde, a George Bush: "Como país europeísta, y como la iniciativa parte de Europa, tengo confianza en el trabajo que las instituciones europeas están desarrollando para ese fin".
De momento, mientras unos y otros discuten si España es la octava o la décima economía del globo, mientras Zapatero y el resto del Gobierno se desviven por encontrar apoyos allende nuestras fronteras, lo cierto es que a tan solo quince días del cónclave, las presiones del Ejecutivo español han caído hasta ahora en saco roto.
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