Eliçabide
Madmaxista
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Sé muy poco de economía (me dedico a enseñar filosofía política), así que tal vez mi reflexión suene un poco fuera de lugar. Dándole vueltas a las medidas anunciadas en Estados Unidos, Gran Bretaña, etc. para paliar la crisis financiera he recordado algunas de las profecías de Kojève. Para quien no lo sepa (y seguro que es la mayoría, se trata de un personaje relativamente marginal en la historia de la filosofía), Kojève era un ruso afincado en Francia que curraba como funcionario del entonces Mercado Común. Además, parece probado que actuaba como agente de Stalin. En fin, eso es lo de menos… El caso es que Kojève se definía como un “marxista de derechas”. Creía que “Marx era Dios, y Henry Ford su profeta”. También que la URSS, USA y el Mercado Común venían a ser lo mismo, aunque ni los dirigentes políticos, ni las opiniones públicas de los respectivos espacios lo sospecharan. ¿Qué por qué? Porque todos esos agentes trabajaban para extender la racionalidad occidental en el Mundo,para alejarnos de los valores de la tradición (la reacción, según Kojève) y para unificar a la Humanidad en un Estado Mundial, Estado donde el hombre hallaría la libertad y se reconciliaría consigo mismo. Por fin, los ideales de la Revolución francesa –libertad, igualdad, fraternidad- se cumplirían. Cualquiera podía objetarle que esas grandes palabras no importaban a Stalin, etc. A Kojève tales replicas se la traían floja. Pensaba que la Historia, astutamente, se valía de nuestras ambiciones e intereses particulares para desarrollar, a pesar de nuestros deseos, sus propios objetivos (sí, como estáis pensando, esto suena a Hegel, el gran gurú de Kojève).
Kojève creía también que Marx había intuido esto. Karlitos era el último gran ilustrado y su idea, en lo esencial, consistía en racionalizar el mercado, ese espacio económico que el liberalismo de su siglo había abandonado al caos de la oferta y la demanda, la ambición y las demás pasiones humanas. Así las cosas, Marx –el verdadero Marx o, al menos, el que de verdad interesaba- tenía muy poco que ver con banderas rojas, revoluciones y demás. El comunismo no era sino la continuación lógica del capitalismo. Y la sucesíon entre ambos sería muy tranquila. Ni la propiedad privada sería completamente abolida, ni los niños serían uniformados, ni escucharíamos peroratas sobre la burguesía y el proletariado. Las cosas serían muy diferentes: poco a poco surgiría una autoridad mundial que evitaría el abuso de la libertad económica, como los Estados actuales evitan el abuso de la libertad “civil”, racionalizaría la economía y reconciliaría libertad y necesidad.
La acción coordinada de los bancos centrales, las nacionalizaciones, etc., ¿no anticipan este escenario? De ser así, la crisis tendría consecuencias históricas, pero no catastróficas. Simplemente estaríamos en vísperas de un gran Leviatán económico.
En fin, perdonad el rollete.
Kojève creía también que Marx había intuido esto. Karlitos era el último gran ilustrado y su idea, en lo esencial, consistía en racionalizar el mercado, ese espacio económico que el liberalismo de su siglo había abandonado al caos de la oferta y la demanda, la ambición y las demás pasiones humanas. Así las cosas, Marx –el verdadero Marx o, al menos, el que de verdad interesaba- tenía muy poco que ver con banderas rojas, revoluciones y demás. El comunismo no era sino la continuación lógica del capitalismo. Y la sucesíon entre ambos sería muy tranquila. Ni la propiedad privada sería completamente abolida, ni los niños serían uniformados, ni escucharíamos peroratas sobre la burguesía y el proletariado. Las cosas serían muy diferentes: poco a poco surgiría una autoridad mundial que evitaría el abuso de la libertad económica, como los Estados actuales evitan el abuso de la libertad “civil”, racionalizaría la economía y reconciliaría libertad y necesidad.
La acción coordinada de los bancos centrales, las nacionalizaciones, etc., ¿no anticipan este escenario? De ser así, la crisis tendría consecuencias históricas, pero no catastróficas. Simplemente estaríamos en vísperas de un gran Leviatán económico.
En fin, perdonad el rollete.