Icibatreuh
Madmaxista
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Da que pensar.
Cortesía de @paconan
www.dailymail.co.uk
"
Dentro de la ciudad de los condenados: Lo que está pasando en Kherson ocupado por pilinguin se ha ocultado al mundo
Una nube de humo espeso se cierne sobre la ciudad ocupada de Kherson en Ucrania . Su mismo hedor es evidencia de crímenes de guerra rusos , en una escala casi demasiado da repelúsnte para contemplarla.
El humo proviene de incineradores móviles que funcionan día y noche. Los soldados paranoicos de Vladimir pilinguin están quemando los cadáveres de ciudadanos ucranianos torturados y asesinados bajo sospecha de ayudar a la resistencia.
Y también están despachando los cuerpos de sus propios camaradas, cientos de ellos. Los rusos son asesinados por el constante impacto de los proyectiles ucranianos desde los emplazamientos de artillería que rodean la ciudad y por unidades secretas altamente organizadas de luchadores por la libertad.
Incluso son asesinados por bandas de jóvenes armados con cuchillos que atacan a los rusos borrachos y los apuñalan.
Los incineradores llenan Kherson con el hedor de la carne carbonizada. El olor es inconfundible y se suma a la sensación generalizada de horror en este puerto del Mar neցro. Es un infierno viviente.
Estoy en contacto con activistas a favor de la democracia dentro de la ciudad que han logrado, por primera vez desde el comienzo de la ocupación, sacar información, describiendo la situación a medida que se deteriora a diario, para que el mundo finalmente pueda tener una idea de su situación
Identificar mis fuentes de alguna manera sería condenarlas a una fin segura. Todo lo que puedo decir es que esta información es confiable y proviene de residentes de Kherson que se oponen ferozmente a la ocupación rusa y que arriesgan todo para revelar la verdad.
Dicen que muchas de las tropas rusas están borrachas todo el tiempo.
Las armas, las municiones, el equipo e incluso la comida escasean para el torpe ejército de pilinguin, pero el vodka siempre está disponible en abundancia.
Estos soldados proceden de las regiones más pobres del imperio de pilinguin, lejos de San Petersburgo y Moscú. Nadie en las principales ciudades quiere que sus hijos sean enviados a ser masacrados en territorio ocupado.
En cambio, a menudo se ofrecen sobornos en los distritos rurales, donde las condiciones son poco diferentes del mundo de los campesinos de Tolstoi. Mucha gente es analfabeta y generalmente ignorante de las noticias internacionales. Viven en gran medida sin saneamiento, en la pobreza y la enfermedad.
Estas familias tampoco quieren enviar a sus jóvenes a la guerra. Pero no pueden darse el lujo de rechazar los pagos del gobierno.
Y en consecuencia, los hombres de estas regiones son tratados por el Kremlin como totalmente desechables, vidas sin valor. Sin embargo, devolverlos a sus aldeas en bolsas para cadáveres se consideraría una vergüenza militar, así como un gasto injustificado, por lo que sus restos simplemente se incineran. Sin valor en la vida, sin valor en la fin.
Cuando los rusos ocuparon por primera vez lugares como Bucha, en las afueras de Kyiv, casi se disculparon con los ciudadanos ucranianos. En una 'operación militar especial' que les habían dicho que terminaría pronto, estos jóvenes realmente no querían estar allí. De una manera extraña, los invasores eran casi patéticamente amistosos.
Pero luego sus camaradas comenzaron a morir. Y el estado de ánimo cambió.
Ahora en Kherson, los rusos son perseguidos por francotiradores, emboscados y bombardeados. Gracias a los envíos de armas occidentales, las Fuerzas Armadas de Ucrania (AFU) tienen el poder de infligir daños graves.
El arma que más temen los rusos es el Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad M142 (HIMARS), suministrado por EE. UU. y capaz de disparar andanadas de misiles desde la parte trasera de un camión blindado. Tanto maniobrables como letalmente precisos, estos lanzacohetes son efectivamente imparables. Pueden acabar con un depósito de municiones o una columna de tanques de un solo golpe.
Me han dicho que muchos de los soldados rusos rurales, que nunca se han encontrado con una tecnología militar tan avanzada, están petrificados: 'Hablan de los HIMARS casi como los niños hablan de dragones'.
Los ucranianos están explotando esta ventaja. Se esperaba que el último envío de misiles HIMARS estadounidenses sostuviera a la AFU durante un mes. Pero arrasaron todo en tres días, y con efectos devastadores.
En el otro extremo de la lucha están los jóvenes insurgentes, emboscando a los rusos con sus dagas. El gobierno de Ucrania no quiere admitir que esto está sucediendo, quizás porque expone cuán desesperada se ha vuelto la defensa. Pero los rusos tampoco lo reconocerán, porque les da vergüenza el daño que estos jóvenes están infligiendo.
Grupos con cuchillos, a veces un puñado ya veces una pandilla merodeadora, atacan a los rusos donde sea que pueden, cortándolos, apuñalándolos, cortándoles la garganta si tienen la oportunidad.
Su furia refleja el repruebo de los ucranianos comunes hacia los invasores. La continua pretensión de pilinguin de que la gente de las ciudades costeras ha recibido a su ejército como libertadores no podría estar más lejos de la realidad.
Al comienzo de la guerra, en febrero pasado, algunos ucranianos mayores con una nostalgia teñida de rosa por la Unión Soviética simpatizaban con la causa rusa. Pero ya no más.
La destrucción bárbara de Mariupol sorprendió a personas de todas las edades. Fue imperdonable. Sobre todo, convenció a los ucranianos que tenían dudas de que el Kremlin no se detendría ante nada para conquistar su tierra, incluso el genocidio.
Algunos niños mayores entenderán un poco de la compleja política e historia involucrada. Pero todos saben lo que hacen los escuadrones de rusos borrachos en las casas de sus padres.
Con el pretexto de acabar con las células de resistencia, los soldados derriban puertas y entran en las casas a cualquier hora. Torturan y violan a los habitantes, y los dan el pasaporte. La propiedad es destruida o saqueada.
Estos no son incidentes aislados. Está sucediendo en todo Kherson, todos los días, todas las noches. La ira que esto desata en todos los habitantes, incluidos los más jóvenes, es palpable.
Cuando los proyectiles disparados desde fuera de la ciudad por las AFU alcanzan áreas residenciales, la gente no se resiente. Para algunos, para quienes el mal cotidiano se ha vuelto insoportable, la fin por daños colaterales es un precio que bien vale la pena pagar.
Se reserva un repruebo especial para los colaboradores, los que ayudan a los rusos. Son asesinados por la resistencia, pero no antes de que su sentencia de fin haya sido proclamada públicamente.
Se distribuyen ***etos fotocopiados, impresos en secreto, por toda la ciudad. Los rostros de los presuntos colaboradores se reproducen a partir de fotografías granuladas y se exponen sus nombres.
Las últimas horas para los condenados deben ser de puro terror. Se han utilizado coches bomba sofisticados para llevar a cabo las ejecuciones: una declaración eficaz, dramática y potente de lo bien entrenada y organizada que se ha vuelto la resistencia.
El último lote de panfletos mostraba no solo las caras de los colaboradores, sino también mapas de Kherson, destacando los avances de la AFU, armada con misiles 'dragón', en un intento por desmoralizar a los rusos y a los traidores.
Para los forasteros, puede parecer difícil entender por qué alguien querría colaborar con los ocupantes matones de esta ciudad.
Pero la vida en la guerra nunca es simple. El alto mando del Kremlin ordenó que los residentes deben tener pasaportes y documentos rusos, o enfrentar restricciones punitivas. Para mantener sus trabajos, acceder a la atención médica o simplemente para evitar ser arrestados mientras hacen fila para comprar comida en la calle, algunas personas sentirán que no tienen más remedio que cumplir.
En la ciudad vecina de Mykolaiv, todavía bajo control ucraniano, los ataques rusos han cortado el suministro de agua.
Esta es una ciudad de casi medio millón de habitantes, del tamaño de Liverpool, y no tiene agua corriente. Afortunadamente, el gobierno puede enviar camiones cisterna de agua potable y la gente hace cola durante horas todos los días con botellas de plástico para recoger su ración.
Pero si los rusos cortaran el agua en Kherson, las AFU no podrían entrar. La ciudad moriría de sed.
No obstante, ambos bandos ahora viven en constante terror de lo que hará su enemigo.
Los rusos saben que tienen el control más precario de Kherson y probablemente serán expulsados al final, ya sea que eso lleve semanas o años. La rendición de Ucrania nunca va a suceder.
Odesa? habria que verlo.
Cortesía de @paconan
War reporter exposes unimaginable evil in Kherson
DAVID PATRIKARAKOS: A cloud of thick smoke hangs over the occupied city of Kherson in Ukraine. Its very stench is evidence of Russian war crimes, on a scale almost too sickening to contemplate.
"
Dentro de la ciudad de los condenados: Lo que está pasando en Kherson ocupado por pilinguin se ha ocultado al mundo
Una nube de humo espeso se cierne sobre la ciudad ocupada de Kherson en Ucrania . Su mismo hedor es evidencia de crímenes de guerra rusos , en una escala casi demasiado da repelúsnte para contemplarla.
El humo proviene de incineradores móviles que funcionan día y noche. Los soldados paranoicos de Vladimir pilinguin están quemando los cadáveres de ciudadanos ucranianos torturados y asesinados bajo sospecha de ayudar a la resistencia.
Y también están despachando los cuerpos de sus propios camaradas, cientos de ellos. Los rusos son asesinados por el constante impacto de los proyectiles ucranianos desde los emplazamientos de artillería que rodean la ciudad y por unidades secretas altamente organizadas de luchadores por la libertad.
Incluso son asesinados por bandas de jóvenes armados con cuchillos que atacan a los rusos borrachos y los apuñalan.
Los incineradores llenan Kherson con el hedor de la carne carbonizada. El olor es inconfundible y se suma a la sensación generalizada de horror en este puerto del Mar neցro. Es un infierno viviente.
Estoy en contacto con activistas a favor de la democracia dentro de la ciudad que han logrado, por primera vez desde el comienzo de la ocupación, sacar información, describiendo la situación a medida que se deteriora a diario, para que el mundo finalmente pueda tener una idea de su situación
Identificar mis fuentes de alguna manera sería condenarlas a una fin segura. Todo lo que puedo decir es que esta información es confiable y proviene de residentes de Kherson que se oponen ferozmente a la ocupación rusa y que arriesgan todo para revelar la verdad.
Dicen que muchas de las tropas rusas están borrachas todo el tiempo.
Las armas, las municiones, el equipo e incluso la comida escasean para el torpe ejército de pilinguin, pero el vodka siempre está disponible en abundancia.
Estos soldados proceden de las regiones más pobres del imperio de pilinguin, lejos de San Petersburgo y Moscú. Nadie en las principales ciudades quiere que sus hijos sean enviados a ser masacrados en territorio ocupado.
En cambio, a menudo se ofrecen sobornos en los distritos rurales, donde las condiciones son poco diferentes del mundo de los campesinos de Tolstoi. Mucha gente es analfabeta y generalmente ignorante de las noticias internacionales. Viven en gran medida sin saneamiento, en la pobreza y la enfermedad.
Estas familias tampoco quieren enviar a sus jóvenes a la guerra. Pero no pueden darse el lujo de rechazar los pagos del gobierno.
Y en consecuencia, los hombres de estas regiones son tratados por el Kremlin como totalmente desechables, vidas sin valor. Sin embargo, devolverlos a sus aldeas en bolsas para cadáveres se consideraría una vergüenza militar, así como un gasto injustificado, por lo que sus restos simplemente se incineran. Sin valor en la vida, sin valor en la fin.
Cuando los rusos ocuparon por primera vez lugares como Bucha, en las afueras de Kyiv, casi se disculparon con los ciudadanos ucranianos. En una 'operación militar especial' que les habían dicho que terminaría pronto, estos jóvenes realmente no querían estar allí. De una manera extraña, los invasores eran casi patéticamente amistosos.
Pero luego sus camaradas comenzaron a morir. Y el estado de ánimo cambió.
Ahora en Kherson, los rusos son perseguidos por francotiradores, emboscados y bombardeados. Gracias a los envíos de armas occidentales, las Fuerzas Armadas de Ucrania (AFU) tienen el poder de infligir daños graves.
El arma que más temen los rusos es el Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad M142 (HIMARS), suministrado por EE. UU. y capaz de disparar andanadas de misiles desde la parte trasera de un camión blindado. Tanto maniobrables como letalmente precisos, estos lanzacohetes son efectivamente imparables. Pueden acabar con un depósito de municiones o una columna de tanques de un solo golpe.
Me han dicho que muchos de los soldados rusos rurales, que nunca se han encontrado con una tecnología militar tan avanzada, están petrificados: 'Hablan de los HIMARS casi como los niños hablan de dragones'.
Los ucranianos están explotando esta ventaja. Se esperaba que el último envío de misiles HIMARS estadounidenses sostuviera a la AFU durante un mes. Pero arrasaron todo en tres días, y con efectos devastadores.
En el otro extremo de la lucha están los jóvenes insurgentes, emboscando a los rusos con sus dagas. El gobierno de Ucrania no quiere admitir que esto está sucediendo, quizás porque expone cuán desesperada se ha vuelto la defensa. Pero los rusos tampoco lo reconocerán, porque les da vergüenza el daño que estos jóvenes están infligiendo.
Grupos con cuchillos, a veces un puñado ya veces una pandilla merodeadora, atacan a los rusos donde sea que pueden, cortándolos, apuñalándolos, cortándoles la garganta si tienen la oportunidad.
Su furia refleja el repruebo de los ucranianos comunes hacia los invasores. La continua pretensión de pilinguin de que la gente de las ciudades costeras ha recibido a su ejército como libertadores no podría estar más lejos de la realidad.
Al comienzo de la guerra, en febrero pasado, algunos ucranianos mayores con una nostalgia teñida de rosa por la Unión Soviética simpatizaban con la causa rusa. Pero ya no más.
La destrucción bárbara de Mariupol sorprendió a personas de todas las edades. Fue imperdonable. Sobre todo, convenció a los ucranianos que tenían dudas de que el Kremlin no se detendría ante nada para conquistar su tierra, incluso el genocidio.
Algunos niños mayores entenderán un poco de la compleja política e historia involucrada. Pero todos saben lo que hacen los escuadrones de rusos borrachos en las casas de sus padres.
Con el pretexto de acabar con las células de resistencia, los soldados derriban puertas y entran en las casas a cualquier hora. Torturan y violan a los habitantes, y los dan el pasaporte. La propiedad es destruida o saqueada.
Estos no son incidentes aislados. Está sucediendo en todo Kherson, todos los días, todas las noches. La ira que esto desata en todos los habitantes, incluidos los más jóvenes, es palpable.
Cuando los proyectiles disparados desde fuera de la ciudad por las AFU alcanzan áreas residenciales, la gente no se resiente. Para algunos, para quienes el mal cotidiano se ha vuelto insoportable, la fin por daños colaterales es un precio que bien vale la pena pagar.
Se reserva un repruebo especial para los colaboradores, los que ayudan a los rusos. Son asesinados por la resistencia, pero no antes de que su sentencia de fin haya sido proclamada públicamente.
Se distribuyen ***etos fotocopiados, impresos en secreto, por toda la ciudad. Los rostros de los presuntos colaboradores se reproducen a partir de fotografías granuladas y se exponen sus nombres.
Las últimas horas para los condenados deben ser de puro terror. Se han utilizado coches bomba sofisticados para llevar a cabo las ejecuciones: una declaración eficaz, dramática y potente de lo bien entrenada y organizada que se ha vuelto la resistencia.
El último lote de panfletos mostraba no solo las caras de los colaboradores, sino también mapas de Kherson, destacando los avances de la AFU, armada con misiles 'dragón', en un intento por desmoralizar a los rusos y a los traidores.
Para los forasteros, puede parecer difícil entender por qué alguien querría colaborar con los ocupantes matones de esta ciudad.
Pero la vida en la guerra nunca es simple. El alto mando del Kremlin ordenó que los residentes deben tener pasaportes y documentos rusos, o enfrentar restricciones punitivas. Para mantener sus trabajos, acceder a la atención médica o simplemente para evitar ser arrestados mientras hacen fila para comprar comida en la calle, algunas personas sentirán que no tienen más remedio que cumplir.
En la ciudad vecina de Mykolaiv, todavía bajo control ucraniano, los ataques rusos han cortado el suministro de agua.
Esta es una ciudad de casi medio millón de habitantes, del tamaño de Liverpool, y no tiene agua corriente. Afortunadamente, el gobierno puede enviar camiones cisterna de agua potable y la gente hace cola durante horas todos los días con botellas de plástico para recoger su ración.
Pero si los rusos cortaran el agua en Kherson, las AFU no podrían entrar. La ciudad moriría de sed.
No obstante, ambos bandos ahora viven en constante terror de lo que hará su enemigo.
Los rusos saben que tienen el control más precario de Kherson y probablemente serán expulsados al final, ya sea que eso lleve semanas o años. La rendición de Ucrania nunca va a suceder.
Odesa? habria que verlo.
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