MonteKarmelo
Madmaxista
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Los trasteros españoles se vacían por la crisis económica. Cachivaches olvidados bajo enormes capas de polvo se han convertido en salvavidas para los peor parados por la recesión. Aquellos que no llegan a fin de mes han encontrado un desahogo en las tiendas de segunda mano, que a base de comprar ordenadores viejos, las joyas de la abuela y videoconsolas desfasadas, crecen como setas en medio de la crisis.
“La gente acumula trastos. Guarda una lámpara vieja y la deja 10 años en el trastero para luego tirarla. Mientras tanto, en Inglaterra, es lo más normal del mundo recurrir a los negocios de segunda mano”, afirma Félix Díez, que hace cinco meses abrió su segunda tienda de Cash Converters en la zona sur de Madrid mientras hace cuentas para inaugurar la tercera.
Cash Converters es una firma australiana nacida en 1984. Once años después abrió su primera tienda en España, uno de los 30 países donde está implantada. Actualmente, en el territorio nacional hay 52 tiendas de la franquicia, cifra que sigue aumentando, tal y como se puede ver con el ejemplo de Félix. La segunda mano ha sabido sacar partido de las necesidades de liquidez de los españoles, al tiempo que éstos se quitan el miedo a esta costumbre poco habitual en el país.
“La primera vez que alguien compra algo no se fía y pregunta con aprehensión si funciona. Sin embargo, lo más normal es que vuelva a picar en un segundo producto”, afirma Félix, para quien la crisis no favorece su negocio. Sin embargo, la apertura de su tercera tienda delata que las cosas no van tan mal. De esta misma opinión es P. S., que trabaja como comprador de un Cash Converters de Madrid. “La crisis está favoreciendo este tipo de negocios. El empeño funciona muy bien y da muchos beneficios a las tiendas”. Esta modalidad permite recuperar un objeto vendido por hasta un 27,5% de intereses sobre el precio pagado.
“El empeño es un círculo del que no se puede salir”, cuenta Pedro. “El cliente empieza empeñando una cosa pensando en recuperarla, y mes a mes paga los intereses hasta que la pierde”. Y es que el empeño resulta, aparentemente, una modalidad muy atractiva para obtener dinero rápido. “Hay clientes con dificultades económicas que empeñan objetos para llegar a fin de mes que recuperan a primeros”, afirma Félix.
El dinero efectivo es una golosa contraprestación cuando los bolsillos están del revés. De esta manera, nos encontramos con otro tipo de cliente, el fiestero, que inunda cada viernes la tienda de segunda mano de su barrio para conseguir dinero fresco que le pague la juerga del fin de semana. “Los viernes, la tienda está de bote en bote”, afirma P.S., que esta vez sí coincide con Félix Díez: “Muchos chavales no tienen dinero para salir, empeñan su reloj y vuelven a recogerlo entre semana”.
En tercer lugar, nos cuentan que también es normal la venta por limpieza. Los clientes llegan con viejos aparatos llenos de polvo sacados del trastero, hartos de dormir el sueño de los justos. “Hay gente que llega y te trae cosas que ni funcionan”, nos comenta un comprador de una tienda de segunda mano.
Aún queda un cuarto tipo de cliente, aquél que levanta sospechas por querer vender un producto de dudosa procedencia. Sin embargo, la polémica que pueden levantar las tiendas de segunda mano es sellada rápidamente por los requisitos que se piden para las compras. Hay que tener más de 18 años y se tiene que presentar el carnet de identidad, y todos los datos de compras son enviados diariamente a la Policía.
Escasos beneficios de la compra
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Los precios de compra de objetos no resultan atractivos a primera vista. “Aunque tenemos una base de datos, la norma suele estar en comprar a un cuarto de su valor original y venderlo por el doble de lo pagado”, nos cuenta un vendedor. Algo que no se cumple al 100%, pero la esencia de las tras*acciones es ésta.
Las tiendas de segunda mano se nutren esencialmente de joyas y de productos de electrónica. Es normal ver sus estantes llenos de videoconsolas, teléfonos móviles y, últimamente, televisiones. “La TDT ha provocado que la gente quiera deshacerse de sus televisores, así que tenemos el almacén a rebosar. Antes de la crisis, pasaba con los ordenadores portátiles”, nos cuenta Félix.
Para comprobar el sistema de venta, nos acercamos hasta una tienda de segunda mano para vender un móvil que cuesta 170 euros en el mercado. La oferta no nos convenció, ya que sólo nos daban 45. Una cantidad escasa, ya que en portales de segunda mano en Internet lo tasan en unos 100 euros, más del doble de lo ofrecido.
Algo parecido a lo que sucedió con una videoconsola en perfecto estado valorada originalmente en 200 euros. El precio que conseguimos arañar de nuestro comprador fue de tan solo 80. De esta manera, tampoco es convincente el precio obtenido por un gramo de oro, que se sitúa en los 12 euros, una cantidad inferior a lo ofrecido en otros establecimientos. Estas ofertas nos hacen pensar en las necesidades de los clientes antes descritos.
Sin embargo, a pesar de las buenas ofertas encontradas por estos artículos en Internet, la Red no es el principal temor para Félix: “La gente está cansada de Internet porque es un proceso demasiado largo, mientras que aquí se pueden deshacer de ellos rápidamente y obtener dinero en efectivo”.
Empeñar las joyas de la abuela para llegar a fin de mes - elConfidencial.com
“La gente acumula trastos. Guarda una lámpara vieja y la deja 10 años en el trastero para luego tirarla. Mientras tanto, en Inglaterra, es lo más normal del mundo recurrir a los negocios de segunda mano”, afirma Félix Díez, que hace cinco meses abrió su segunda tienda de Cash Converters en la zona sur de Madrid mientras hace cuentas para inaugurar la tercera.
Cash Converters es una firma australiana nacida en 1984. Once años después abrió su primera tienda en España, uno de los 30 países donde está implantada. Actualmente, en el territorio nacional hay 52 tiendas de la franquicia, cifra que sigue aumentando, tal y como se puede ver con el ejemplo de Félix. La segunda mano ha sabido sacar partido de las necesidades de liquidez de los españoles, al tiempo que éstos se quitan el miedo a esta costumbre poco habitual en el país.
“La primera vez que alguien compra algo no se fía y pregunta con aprehensión si funciona. Sin embargo, lo más normal es que vuelva a picar en un segundo producto”, afirma Félix, para quien la crisis no favorece su negocio. Sin embargo, la apertura de su tercera tienda delata que las cosas no van tan mal. De esta misma opinión es P. S., que trabaja como comprador de un Cash Converters de Madrid. “La crisis está favoreciendo este tipo de negocios. El empeño funciona muy bien y da muchos beneficios a las tiendas”. Esta modalidad permite recuperar un objeto vendido por hasta un 27,5% de intereses sobre el precio pagado.
“El empeño es un círculo del que no se puede salir”, cuenta Pedro. “El cliente empieza empeñando una cosa pensando en recuperarla, y mes a mes paga los intereses hasta que la pierde”. Y es que el empeño resulta, aparentemente, una modalidad muy atractiva para obtener dinero rápido. “Hay clientes con dificultades económicas que empeñan objetos para llegar a fin de mes que recuperan a primeros”, afirma Félix.
El dinero efectivo es una golosa contraprestación cuando los bolsillos están del revés. De esta manera, nos encontramos con otro tipo de cliente, el fiestero, que inunda cada viernes la tienda de segunda mano de su barrio para conseguir dinero fresco que le pague la juerga del fin de semana. “Los viernes, la tienda está de bote en bote”, afirma P.S., que esta vez sí coincide con Félix Díez: “Muchos chavales no tienen dinero para salir, empeñan su reloj y vuelven a recogerlo entre semana”.
En tercer lugar, nos cuentan que también es normal la venta por limpieza. Los clientes llegan con viejos aparatos llenos de polvo sacados del trastero, hartos de dormir el sueño de los justos. “Hay gente que llega y te trae cosas que ni funcionan”, nos comenta un comprador de una tienda de segunda mano.
Aún queda un cuarto tipo de cliente, aquél que levanta sospechas por querer vender un producto de dudosa procedencia. Sin embargo, la polémica que pueden levantar las tiendas de segunda mano es sellada rápidamente por los requisitos que se piden para las compras. Hay que tener más de 18 años y se tiene que presentar el carnet de identidad, y todos los datos de compras son enviados diariamente a la Policía.
Escasos beneficios de la compra
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Los precios de compra de objetos no resultan atractivos a primera vista. “Aunque tenemos una base de datos, la norma suele estar en comprar a un cuarto de su valor original y venderlo por el doble de lo pagado”, nos cuenta un vendedor. Algo que no se cumple al 100%, pero la esencia de las tras*acciones es ésta.
Las tiendas de segunda mano se nutren esencialmente de joyas y de productos de electrónica. Es normal ver sus estantes llenos de videoconsolas, teléfonos móviles y, últimamente, televisiones. “La TDT ha provocado que la gente quiera deshacerse de sus televisores, así que tenemos el almacén a rebosar. Antes de la crisis, pasaba con los ordenadores portátiles”, nos cuenta Félix.
Para comprobar el sistema de venta, nos acercamos hasta una tienda de segunda mano para vender un móvil que cuesta 170 euros en el mercado. La oferta no nos convenció, ya que sólo nos daban 45. Una cantidad escasa, ya que en portales de segunda mano en Internet lo tasan en unos 100 euros, más del doble de lo ofrecido.
Algo parecido a lo que sucedió con una videoconsola en perfecto estado valorada originalmente en 200 euros. El precio que conseguimos arañar de nuestro comprador fue de tan solo 80. De esta manera, tampoco es convincente el precio obtenido por un gramo de oro, que se sitúa en los 12 euros, una cantidad inferior a lo ofrecido en otros establecimientos. Estas ofertas nos hacen pensar en las necesidades de los clientes antes descritos.
Sin embargo, a pesar de las buenas ofertas encontradas por estos artículos en Internet, la Red no es el principal temor para Félix: “La gente está cansada de Internet porque es un proceso demasiado largo, mientras que aquí se pueden deshacer de ellos rápidamente y obtener dinero en efectivo”.
Empeñar las joyas de la abuela para llegar a fin de mes - elConfidencial.com