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Madmaxista
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Convertir el CO2 en combustible, ¿una excentricidad de Elon Musk o un proyecto viable?
INNOVACIÓN
El objetivo del fundador de la famosa marca de coches Tesla es eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera y tras*formarlo para que pueda impulsar naves espaciales
Las centrales de carbón y gas están sujetas al mercado del CO2
El dióxido de carbono es el principal contribuyente al calentamiento global causado por el hombre Kiko Delgado / Efe
Marta Andreu
22/12/2021 06:35Actualizado a 22/12/2021 08:30
Es difícil no haber oído nunca el nombre de Elon Musk, fundador de la famosa marca de coches Tesla y su empresa emergente de cohetes SpaceX. Sin ir más lejos, este mes la revista Time lo nombró como Persona del año, destacando no solo su fortuna, ya que es considerado uno de los hombres más ricos del mundo, sino también su recorrido y su capacidad de influencia en el mercado con la simple publicación de un tuit.
Esta vez, el magnate sudafricano ha querido ir un paso más allá y ha anunciado un programa para capturar dióxido de carbono de la atmósfera (cuyas emisiones causan el efecto invernadero) y convertirlo en combustible para impulsar naves espaciales. Así lo ha explicado Musk a través de un tuit en el que anima a todas aquellas personas interesadas a unirse al programa.
Asimismo, en un comentario posterior, Musk agregó que esta tecnología “también será importante para Marte”. Recordemos que SpaceX, que se ha convertido en un proveedor de servicios de lanzamiento para clientes como la NASA, está desarrollando cohetes para viajes al espacio profundo que podrían enviar humanos a Marte. Musk dijo en 2020 que confiaba en que una misión tripulada al planeta rojo podría tener lugar en 2026.
Para entender este proyecto al detalle, nos hemos puesto en contacto con Xavier Giménez, profesor de Química Ambiental de la Universidad de Barcelona (UB), quien nos ha explicado el funcionamiento de esta tecnología y las consecuencias que puede comportar.
In this May 30, 2020, file photo, a SpaceX Falcon 9, with NASA astronauts Doug Hurley and Bob Behnken in the Dragon crew capsule, lifts off from Pad 39-A at the Kennedy Space Center in Cape Canaveral, Fla. For the first time in nearly a decade, astronauts blasted towards orbit aboard an American rocket from American soil, a first for a private company.
Elon Musk quiere capturar dióxido de carbono de la atmósfera y convertirlo en combustible para impulsar naves espaciales. AP Photo/John Raoux, File
¿En qué consiste este proceso?
Lo primero que hay que tener claro es que capturar el dióxido de carbono y convertirlo en combustible son dos cosas distintas. Según explica el profesor Giménez, la metodología de captación del CO2 no es nueva, aunque siempre se ha enfrentado al mismo problema: que el dióxido de carbono se encuentra disperso por toda la atmósfera y con una concentración que, en términos absolutos, es muy baja. Esto significa que para capturarlo hay que procesar cantidades muy grandes de aire; de hecho, hay que procesar millones y millones de metros cúbicos. La atmósfera es muy grande, lo que implica además que para llevar a cabo este proceso se necesita de una empresa de una envergadura extraordinaria.
En el pasado se han planteado muchos proyectos entorno a este tema, señala Giménez, incluso se ha hablado de crear árboles artificiales capaces de capturar el dióxido de carbono como lo haría una masa boscosa. Sin embargo, los resultados no han acabado de ser satisfactorios precisamente porque el CO2 está muy diluido.
Esta metodología es beneficiosa para el medio ambiente, aunque lo ideal sería que fuese de emisión negativa
No es lo mismo capturar este gas directamente de fuentes emisoras de CO2, como podría ser una chimenea de una central térmica, en la que el dióxido se encuentra de de forma mucho más concentrada, que capturarlo directamente del aire, puntualiza Giménez. Esta última metodología se conoce como captura directa de aire (DAC en inglés), y es lo que Elon Musk pretende hacer con su proyecto. Este se llevará a cabo en la planta de DAC más grande del mundo, una instalación en Islandia impulsada por Climeworks, que comenzó a operar en septiembre y que tomará 4.000 toneladas anuales del aire, aproximadamente el doble de la capacidad de DAC anterior del mundo, informan desde Europa Press.
Horizontal
El proyecto se llevará a cabo en la planta de DAC más grande del mundo, una instalación en Islandia impulsada por Climeworks Arnaldur Halldorsson / Bloomberg
Aunque a simple vista 4.000 toneladas parece una cantidad inmensa, Xavier Giménez comenta que es muy poca en comparación con el CO2 que hay disperso en la atmósfera y el CO2 que hace falta capturar para acabar con el problema del calentamiento global. “No nos olvidemos que el último objetivo siempre es disminuir los niveles dióxido de carbono, el principal contribuyente al calentamiento global causado por el hombre”, recuerda el profesor.
¿Cómo se convierte en combustible?
Una vez hemos capturado el CO2, hay que tras*formarlo en combustible y el problema que presenta este proceso, apunta Giménez, es que requiere mucha energía. “Es lo mismo que si quisieras conseguir energía del agua, no puedes, antes tienes que tras*formar esta sustancia, por ejemplo, haciendo electrólisis, para así obtener hidrógeno y finalmente conseguir energía”. Con el CO2 pasa lo mismo. Si tú quieres obtener un combustible, algo que después desprenda calor, necesitarás gastar mucha energía. ¿Cómo se podría hacer? Hay varios procesos, pero en todos los casos son tras*formaciones químicas que no son muy complejas pero que implican utilizar otras materias primas como, por ejemplo, hidrógeno o alcohol, y mezclarlas con el dióxido de carbono para así tras*formarlo en combustible.
Cabe señalar que aunque Musk utilice este gas para convertirlo en combustible para naves espaciales, este podría utilizarse en cualquier vehículo que funcione con un motor de combustión.
Los vehículos de combustión, diésel o gasolina, son la causa más importante de la contaminación en las ciudades .
El combustible podría utilizarse en cualquier vehículo que funcione con un motor de combustión iStock / Akhararat _Wathanasing
Ventajas e inconvenientes
Esta metodología es beneficiosa para el medioambiente porque realiza un proceso neutro. Es decir, al tras*formar el dióxido de carbono en combustible, aunque después se vuelva a emitir a la atmósfera (en el caso de Musk con las emisiones que expulsen las naves espaciales), el resultado será un balance cero, porque no se expulsará más CO2 del que ya había anteriormente, apunta Giménez.
Esto sucede igual en el caso del biocombustible: las plantas capturan el CO2 antes de crecer y nosotros cogemos el aceite que generan, y al quemarlo generamos CO2. Pero este, al final, vuelve a ser absorbido por las plantas, con lo cual el balance es cero. Aquí pasaría igual. Si fabricamos combustible a partir del dióxido de carbono capturado y después lo volvemos a emitir no estaremos aumentando la cantidad de este gas en la atmósfera.
Sin embargo, Giménez remarca que aunque esta metodología no aumenta el nivel de CO2, tampoco lo reduce, lo que no es una buena noticia teniendo en cuenta que actualmente tenemos el doble de dióxido del que había antes de la Revolución Industrial.
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Coche hidrógeno
Por eso, el profesor señala que las tecnologías neutras de CO2 no son la opción más deseable. “Serían más beneficiosas aquellas que permiten una emisión negativa, es decir, que capturen el dióxido y no lo vuelvan a emitir. Ejemplo de ello es el caso de las pilas de combustible basadas en hidrógeno. En este proceso, a partir del agua se consigue hidrógeno, el cual alimenta una pila de combustible y el residuo que genera es solo agua. Por lo tanto, tengo un sistema de captura de CO2, con el que puedo limpiar el aire y propulsarlo con otro tipo de combustible, de forma que el dióxido de carbono no participa en el proceso.
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Es difícil no haber oído nunca el nombre de Elon Musk, fundador de la famosa marca de coches Tesla y su empresa emergente de cohetes SpaceX. Sin ir más lejos, este mes la revista Time lo nombró como Persona del año, destacando no solo su fortuna, ya que es considerado uno de los hombres más ricos del mundo, sino también su recorrido y su capacidad de influencia en el mercado con la simple publicación de un tuit.
Esta vez, el magnate sudafricano ha querido ir un paso más allá y ha anunciado un programa para capturar dióxido de carbono de la atmósfera (cuyas emisiones causan el efecto invernadero) y convertirlo en combustible para impulsar naves espaciales. Así lo ha explicado Musk a través de un tuit en el que anima a todas aquellas personas interesadas a unirse al programa.
Asimismo, en un comentario posterior, Musk agregó que esta tecnología “también será importante para Marte”. Recordemos que SpaceX, que se ha convertido en un proveedor de servicios de lanzamiento para clientes como la NASA, está desarrollando cohetes para viajes al espacio profundo que podrían enviar humanos a Marte. Musk dijo en 2020 que confiaba en que una misión tripulada al planeta rojo podría tener lugar en 2026.
Para entender este proyecto al detalle, nos hemos puesto en contacto con Xavier Giménez, profesor de Química Ambiental de la Universidad de Barcelona (UB), quien nos ha explicado el funcionamiento de esta tecnología y las consecuencias que puede comportar.
In this May 30, 2020, file photo, a SpaceX Falcon 9, with NASA astronauts Doug Hurley and Bob Behnken in the Dragon crew capsule, lifts off from Pad 39-A at the Kennedy Space Center in Cape Canaveral, Fla. For the first time in nearly a decade, astronauts blasted towards orbit aboard an American rocket from American soil, a first for a private company.
Elon Musk quiere capturar dióxido de carbono de la atmósfera y convertirlo en combustible para impulsar naves espaciales. AP Photo/John Raoux, File
¿En qué consiste este proceso?
Lo primero que hay que tener claro es que capturar el dióxido de carbono y convertirlo en combustible son dos cosas distintas. Según explica el profesor Giménez, la metodología de captación del CO2 no es nueva, aunque siempre se ha enfrentado al mismo problema: que el dióxido de carbono se encuentra disperso por toda la atmósfera y con una concentración que, en términos absolutos, es muy baja. Esto significa que para capturarlo hay que procesar cantidades muy grandes de aire; de hecho, hay que procesar millones y millones de metros cúbicos. La atmósfera es muy grande, lo que implica además que para llevar a cabo este proceso se necesita de una empresa de una envergadura extraordinaria.
En el pasado se han planteado muchos proyectos entorno a este tema, señala Giménez, incluso se ha hablado de crear árboles artificiales capaces de capturar el dióxido de carbono como lo haría una masa boscosa. Sin embargo, los resultados no han acabado de ser satisfactorios precisamente porque el CO2 está muy diluido.
Esta metodología es beneficiosa para el medio ambiente, aunque lo ideal sería que fuese de emisión negativa
No es lo mismo capturar este gas directamente de fuentes emisoras de CO2, como podría ser una chimenea de una central térmica, en la que el dióxido se encuentra de de forma mucho más concentrada, que capturarlo directamente del aire, puntualiza Giménez. Esta última metodología se conoce como captura directa de aire (DAC en inglés), y es lo que Elon Musk pretende hacer con su proyecto. Este se llevará a cabo en la planta de DAC más grande del mundo, una instalación en Islandia impulsada por Climeworks, que comenzó a operar en septiembre y que tomará 4.000 toneladas anuales del aire, aproximadamente el doble de la capacidad de DAC anterior del mundo, informan desde Europa Press.
Horizontal
El proyecto se llevará a cabo en la planta de DAC más grande del mundo, una instalación en Islandia impulsada por Climeworks Arnaldur Halldorsson / Bloomberg
Aunque a simple vista 4.000 toneladas parece una cantidad inmensa, Xavier Giménez comenta que es muy poca en comparación con el CO2 que hay disperso en la atmósfera y el CO2 que hace falta capturar para acabar con el problema del calentamiento global. “No nos olvidemos que el último objetivo siempre es disminuir los niveles dióxido de carbono, el principal contribuyente al calentamiento global causado por el hombre”, recuerda el profesor.
¿Cómo se convierte en combustible?
Una vez hemos capturado el CO2, hay que tras*formarlo en combustible y el problema que presenta este proceso, apunta Giménez, es que requiere mucha energía. “Es lo mismo que si quisieras conseguir energía del agua, no puedes, antes tienes que tras*formar esta sustancia, por ejemplo, haciendo electrólisis, para así obtener hidrógeno y finalmente conseguir energía”. Con el CO2 pasa lo mismo. Si tú quieres obtener un combustible, algo que después desprenda calor, necesitarás gastar mucha energía. ¿Cómo se podría hacer? Hay varios procesos, pero en todos los casos son tras*formaciones químicas que no son muy complejas pero que implican utilizar otras materias primas como, por ejemplo, hidrógeno o alcohol, y mezclarlas con el dióxido de carbono para así tras*formarlo en combustible.
Cabe señalar que aunque Musk utilice este gas para convertirlo en combustible para naves espaciales, este podría utilizarse en cualquier vehículo que funcione con un motor de combustión.
Los vehículos de combustión, diésel o gasolina, son la causa más importante de la contaminación en las ciudades .
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Esta metodología es beneficiosa para el medioambiente porque realiza un proceso neutro. Es decir, al tras*formar el dióxido de carbono en combustible, aunque después se vuelva a emitir a la atmósfera (en el caso de Musk con las emisiones que expulsen las naves espaciales), el resultado será un balance cero, porque no se expulsará más CO2 del que ya había anteriormente, apunta Giménez.
Esto sucede igual en el caso del biocombustible: las plantas capturan el CO2 antes de crecer y nosotros cogemos el aceite que generan, y al quemarlo generamos CO2. Pero este, al final, vuelve a ser absorbido por las plantas, con lo cual el balance es cero. Aquí pasaría igual. Si fabricamos combustible a partir del dióxido de carbono capturado y después lo volvemos a emitir no estaremos aumentando la cantidad de este gas en la atmósfera.
Sin embargo, Giménez remarca que aunque esta metodología no aumenta el nivel de CO2, tampoco lo reduce, lo que no es una buena noticia teniendo en cuenta que actualmente tenemos el doble de dióxido del que había antes de la Revolución Industrial.
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Convertir el CO2 en combustible ¿es viable?
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