Eldiarreo promoviendo la infidelidad femenina: mujer casada durante 13 años, le pone los cuernos con su monitora de gym y se casan

Espartano27

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Maider Martínez-Alcocer llegó a la vida de Alba Navarro de forma casual para revolucionarlo todo. «Ella empezó a sustituir a un profesor en mi gimnasio. Por aquel entonces, yo llevaba casada con un hombre 13 años y nunca me había planteado estar con una mujer, pero fue un flechazo brutal. Me enamoré», cuenta Alba, una catalana de 41 años asentada en Bilbao desde hace más de una década. Tras firmar «el divorcio más exprés del mundo», Maider y Alba comenzaron una relación amorosa el 14 de abril de 2018. «Es una historia bonita, pero en aquel momento fue duro para mí, porque tuve que afrontar muchas cosas. Por suerte, mi familia y mi círculo más cercano me lo pusieron muy fácil», cuenta Alba sonriente.
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Dos pedidas de matrimonio

Su historia demuestra que los tiempos los marcan los sentimientos. Para qué esperar cuando el amor «es tan de verdad». Desde el primer momento, empezaron a vivir juntas y se pidieron matrimonio al poco tiempo de comenzar a salir. Maider fue la primera que sacó el anillo. «Me sorprendió en nuestro primer aniversario», recuerda Alba. Ella le hizo una romántica encerrona unos meses después, el día en el que Maider dejaba de dar clase en el gimnasio en el que se conocieron. «Se lo pedí frente a toda la clase», confiesa. De hecho, les hubiera gustado celebrar su boda antes. Lo impidió el confinamiento y la situación vivida a raíz del el bichito. Finalmente, el enlace tuvo lugar el pasado 8 de octubre en el Palacio de Justicia de Bilbao. «Fue el día más feliz de nuestra vida», coinciden.
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Se trató de una boda «natural y sin florituras» en la que ambas se vistieron de blanco, eso sí, cada una a su estilo. «En todo momento, quisimos ser nosotras mismas, nada de disfrazarnos», aclaran. Para su gran día, Maider, ermuarra de 28 años, eligió un traje de dos piezas integrado por un pantalón chino y una chaqueta escotada de Alicia Rueda. «Fui a su atelier con las ideas claras. Me atendió Almudena Ordoñez y con ella todo fue muy fácil», recuerda. Aunque ya se había casado antes, era la primera vez que Alba se vestía de novia. La catalana lució un vestido de tirantes con balcón en V y falda de tul. Y a pesar de que fue ella quien propuso a su mujer que se casasen ambas con diseños de Alicia Rueda, tuvo que cambiar sus planes: «Me hubiera encantado, pero los modelos no me favorecían». Encontró por casualidad el vestido de sus sueños en una tienda de Barakaldo. «No recuerdo el nombre, así que imagínate. La verdad es que todo fue un poco loco», cuenta entre risas.
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Ambas se negaron a traicionar sus principios estéticos diarios el día de su boda eligiendo valores como naturalidad, comodidad y modernidad en detrimento de una elegancia impostada y tradicional. Por eso se casaron con un calzado cómodo que les permitió celebrarse y sentirse ellas mismas. «No somos muy fans de los tacones», aseguran. Maider eligió sus amadas deportivas Vans y Alba sus inseparables botas Dr. Martens negras. Ella, que regenta una agencia de publicidad en la villa, también quiso dar un toque rockero a su 'look bridal' con una absorbe de cuero. Intención que solo se quedó en eso, en un intento. «Al final, no me hizo falta en ningún momento, porque nos salió un día maravilloso». Los accesorios apenas tuvieron protagonismo en sus estilismos: «Maider prácticamente no llevaba nada; y yo solo un anillo de la familia que me regaló mi progenitora y una liga azul que me dio mi suegra».

Las novias se despertaron el día de su boda en su casa de Bilbao La Vieja a las ocho de la mañana. «Sonó el timbre porque una amiga nuestra nos envió el desayuno», recuerdan emocionadas. Después se prepararon en el Hotel Abando junto a sus invitados procedentes de Barcelona, que se alojaron allí. «Fuimos turnándonos para pasar por la suite, donde se instaló el set. Maider y yo tuvimos mucho cuidado para no vernos antes de la boda», aclara Alba. Amaia, propietaria del salón de belleza Miss Pupet, en la calle Mazarredo, maquilló de forma sutil a las protagonistas. «Queríamos un look muy natural», precisan. Después, se pusieron en manos de Bego, de la peluquería bilbaína Across Estilistas. Maider lució su melena castaña y capeada suelta, muy lisa y con las puntas para fuera. «Siempre me peino así», aclara. Alba, por su parte, también optó por llevar el pelo suelto, pero con ondas al agua. «Las elegimos a ellas porque además de ser grandes profesionales, nos une una fuerte amistad. Vamos que todo quedó en familia», cuentan entre risas.
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«Me pasé todo el rato llorando»

Maider esperó a Alba en la puerta del hotel al volante de un Mini antiguo verde. «Me recuerda muchísimo al de Mr. Bean», confiesa entre risas esta entrenadora personal, que regenta su propio centro deportivo, Mentrenas, en Indautxu. Cuando se vieron vestidas de novia, no pudieron disimular la emoción. «Solo podía pensar en lo guapa que estaba mi mujer», reconoce Alba. Tras pasear su amor por Bilbao, estas novias auténticas y sencillas llegaron a los Juzgados, en Jardines de Albia, más seguras que nunca de sellar su amor. «El recorrido fue uno de los momentos más especiales del día. La gente nos aplaudía y en los semáforos se acercaba para pedirnos una foto. Fue súper surrealista», recuerda Maider entre risas. De la mano y cada una con su ramo de flores, elaborados con mimo por la hermana de Maider, entraron en el Palacio de Justicia, donde se dieron el 'sí quiero' aquel viernes a la una de la tarde frente a 55 invitados. «Yo me pasé toda la ceremonia llorando, no podía parar», recuerda Alba. Otra particularidad de su boda es que no hubo alianzas. «Simplemente, nos cambiamos de dedo el anillo de pedida», cuentan sin perder la sonrisa.

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El convite: de pintxos en el Mercado de La Ribera

Tras la ceremonia civil, llegó el convite, que tuvo lugar en el bar-restaurante 'La Ribera', en el emblemático mercado bilbaíno. «Lo cerraron para nosotras. Decidimos hacerlo allí porque nos pillaba cerca y es un lugar muy afín a ambas. Al final, hacemos nuestra vida en el Casco Viejo». Estas novias distintas y especiales, que reniegan de convencionalismos, tampoco siguieron los estereotipos tradicionales a la hora del banquete. En su boda nadie se sentó para comer, ni se sirvieron entrantes, carnes, pescados y postre. Sus invitados disfrutaron de 17 tipos de pintxos diferentes, sushi y jamón. «La gente estaba encantada», aseguran.

Maider nunca pensó en casarse hasta que conoció a Alba: «No queríamos 'maquillar' nuestra boda, sino hacerla tal y como somos nosotras. Creo que socialmente nos educan para que queramos casarnos. Y pienso que hay gente que se casa, pero en realidad no se quiere y en su boda lo intenta aparentar. En nuestro caso, nos amamos muchísimo y se nota cuando estamos juntas». No hubo alianzas, ni velos kilométricos, ni baile nupcial, porque les bastó su amor para llenarlo todo. «Nos daba igual cómo fuesen vestidos los invitados o que algunos solo pudiesen venir un rato. Solo queríamos celebrar con los nuestros lo afortunadas que nos sentimos por tenernos la una a la otra». Esta Semana Santa, Alba y Maider pondrán rumbo por fin a su ansiada luna de miel: un safari por Tanzania y Zanzíbar. «No habíamos hecho el viaje por el el bichito y por Frodo, que era muy mayor y teníamos que cuidarle. Falleció tres meses después de la boda. Estamos muy agradecidas porque hubiera aguantado para irse. Tenerle en nuestro día significó mucho». Y seguro que allí donde esté seguirá muy orgulloso por la familia que formaron.
 
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Se puede dar con un canto en los dientes el betazo por haberse librao de semejante zampadora de pintxos de tortilla. lo hubiera viogenizao al 100%. con cualquier especimen con el que hubiera sentido un "flechazo"
Se ven muchos casos de juguetonas buenorras Vizcoínas que se vuelven adictas a sacar brillo raja melón y a pegarse el moco casándose con xoxos.
 
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