Fornicious Jr
Madmaxista
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Las vacaciones suelen ser fechas en las que la desconexión y el disfrute suelen inundar el día a día de los que las pueden disfrutar. Un período en el que muchas personas viajan y dejan su casa cerrada.
Todo perfecto hasta que llega el día de volver y, ya no solo por el regreso al trabajo, sino por volver a poner en marcha el ritmo que un hogar suele coger durante el resto del año.
Algunos optan por no cerrar del todo las persianas, por apagar todas las luces e incluso por poner herramientas que sirvan para ir dando agua a las plantas durante el tiempo que uno no está en casa.
Pero hay un sencillo truco que servirá para saber si los electrodomésticos, en el caso de no haberlos apagado, han sufrido alguna tras*formación o problema y, como ocurre con los frigoríficos, puede derivar en algún problema con los alimentos.
Si la nevera sufre algún fallo y no nos damos cuenta, los productos se pueden poner en mal estado. Para ello hay un gesto que puede evitar dolores de cabeza futuros.
Se trata, ni más ni menos, que de colocar una taza con agua en el congelador. Una vez el líquido ha pasado al estado sólido, se pone una moneda encima y se vuelve a colocar en el congelador.
En el caso de que el congelador se haya apagado, la moneda estará abajo, mientras que, si no ha habido incidencias, la moneda permanecerá en la parte superior, tal y como se colocó.
Todo perfecto hasta que llega el día de volver y, ya no solo por el regreso al trabajo, sino por volver a poner en marcha el ritmo que un hogar suele coger durante el resto del año.
Algunos optan por no cerrar del todo las persianas, por apagar todas las luces e incluso por poner herramientas que sirvan para ir dando agua a las plantas durante el tiempo que uno no está en casa.
Pero hay un sencillo truco que servirá para saber si los electrodomésticos, en el caso de no haberlos apagado, han sufrido alguna tras*formación o problema y, como ocurre con los frigoríficos, puede derivar en algún problema con los alimentos.
Si la nevera sufre algún fallo y no nos damos cuenta, los productos se pueden poner en mal estado. Para ello hay un gesto que puede evitar dolores de cabeza futuros.
Se trata, ni más ni menos, que de colocar una taza con agua en el congelador. Una vez el líquido ha pasado al estado sólido, se pone una moneda encima y se vuelve a colocar en el congelador.
En el caso de que el congelador se haya apagado, la moneda estará abajo, mientras que, si no ha habido incidencias, la moneda permanecerá en la parte superior, tal y como se colocó.