El Tribunal Supremo obliga al Gobierno a incluir la tauromaquia en el Bono Cultural.

Covaleda

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La sentencia favorable a la Fundación Toro de Lidia destaca que la tauromaquia es una manifestación cultural y que el Estado tiene que promoverla.

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El Bono Cultural Joven de 400 euros que el Gobierno de Pedro Sánchez a través de su ministro de Cultura, Miquel Iceta, entregó a jóvenes que cumplen 18 años abarca numerosas expresiones culturales entre las que no está la tauromaquia. Se pueden gastar 200 euros para artes en vivo, patrimonio cultural y artes audiovisuales: entradas y abonos para artes escénicas, música en directo, cine, museos, bibliotecas, exposiciones y festivales escénicos, literarios, musicales o audiovisuales. También otros 100 euros en productos culturales en soporte físico: libros, revistas, prensa, u otras publicaciones periódicas; videojuegos, partituras, discos, CD, DVD o Blu-ray. El resto, otros 100 euros, para consumo digital o en línea.

Desde el anuncio de la creación de este Bono Cultural el sector del toro ha batallado para que se incluyan los espectáculos taurinos en el mismo recibiendo la negativa por parte del ministerio de Miquel Iceta. Cuando se hizo efectivo la Fundación Toro de Lidia (FTL) que preside el ganadero Victorino Martín, interpuso un recurso ante el Tribunal Supremo que ha conseguido una sentencia positiva para los intereses de la Fiesta.

La Sección Cuarta de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo ha anulado que la exclusión de los espectáculos taurinos del ámbito de aplicación del Bono Cultural Joven por "falta de justificación". Además, ha explicado que no tiene la competencia para resolver si la tauromaquia y los espectáculos taurinos son "manifestaciones culturales" porque es el legislador el que lo ha hecho "en sentido afirmativo". Pone de ejemplo la Ley 18/2013 para la regulación de la Tauromaquia como patrimonio cultural y que el Tribunal Constitucional "ha dejado clara esa misma naturaleza cultural de los espectáculos taurinos, que el Real Decreto impugnado no niega, sino que, al contrario, parte de que poseen esa naturaleza y, por eso, tiene que excluirlos expresamente".

La ponencia del magistrado Pablo Lucas estima que ni en el expediente ni el texto del RD 210/2022 el que se regula el Bono Cultural Joven hay razones que expliquen la exclusión de la tauromaquia. "No nos parecen válidas al efecto las que ofrece su preámbulo ya que únicamente dice que los espectáculos taurinos se fomentan a través de otros instrumentos y que cada Administración tiene capacidad para decidir libremente los sectores o actividades de interés o utilidad pública que fomenta y de qué modo lo hace", destaca.

Esta explicaciones son "insuficientes" para el Tribunal Supremo que destaca que existen disposiciones legales específicas que imponen a los poderes públicos la obligación de actuar positivamente a favor de la tauromaquia. Destaca que tiene que existir "una justificación singular de entidad bastante de por qué se dejan fuera del Bono Cultural Joven los espectáculos taurinos" y que respecto al resto de actividades excluidas "no hay un reconocimiento legal como el que sí existe respecto de la Tauromaquia en sus dimensiones cultural, histórica y artística".

 
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Su baile abre ante vuestros ojos una Plaza de Toros, un día de sangre. La fin de Dominguín, La Giralda, de Juarranz; el sol entre nubes de polvo, producidas por los carruajes que van a la Plaza; la sangre de los caballos en la arena del circo; los gritos de impaciencia de cincuentamil espectadores; el patio de un presidio un día de riña; el corazón de un torero guardado en un frasco de alcohol; el mapa de España ocupado por un circo gigantesco cuya única puerta diera a Gibraltar; la piedra de Clunia; sacos de monedas iberas con taurobolios o cornupetas; el salto de Martincho; Manuel Bellón marconeando un toro; el escudo de España entre banderillas y picas, a la puerta de la escuela de Tauromaquia; un monosabio metiendo la asadura de un caballo en la panza y cosiéndola con estopa; la bandera española flotando sobre la Plaza y los enfermos de los hospitales bebiendo caldo de toros rabiosos muertos; el Desperdicios arrancándose de un tirón, cerca de la barrera, el ojo que el toro le desprendiera con el asta; los rehiletes del licenciado Falces; los miles de libros de la Bibliografía taurina de Carmena saliéndose del catálogo e inundando el Parlamento; José Cándido resbalando en la sangre de un caballo y muriendo en los cuernos de un toro; las láminas de la Tauromaquia de Goya y los artículos de la Tauromaquia de Paquiro; don Alfonso el Sabio prohibiendo en las partidas primera, tercera y setena las corridas; los nobles clavando sus rejones y los plebeyo asaeteando novillos desde los árboles; Felipe II negándose a Imponer la Bula de excomunión del papa Pío V; la duquesa de Alba montada a horcajadas en un toro de Murube; las trescientas noventa y nueve plazas de toros y las cuatrocientas setenta y tres cárceles; los treinta mil pueblos sin escuelas; el crimen de ayer; un torero en el lecho de una condesa; la Dolorosa saludada con saetas; diez millones de hombres en la miseria corriendo detrás de la tartana que lleva los toreros á la Plaza; la fin de Carmen en la puerta de la plaza de Sevilla; un falo monstruoso colgado de la lanza de la bandera nacional; seres espantosos arrojando en cubos al Océano la sangre de los españoles; el volapié; la suerte de recibir; la capa de Lagartijo; un cartel de toros ocupando una página en la Historia Universal; flamencos pisando los huesos de sus padres en los cementerios; cuadrillas vagabundas de etnianos asesinándose en los suburbios de las ciudades; las casas de lenocinio en hacinamiento espantoso; un mantón de Manila ensangrentado y una liga de mujer en el cuartel del león de nuestro escudo; el bombo de la Lotería de Navidad; ríos de manzanilla inundando las poblaciones; el ayeo, el jipío, las palmas, el retruécano; la fin sentada en la meseta de Castilla con los dos pies en el Atlántico, mirando las Américas independientes; las chulas arrojando a los tornos de las Inclusas centenares de cachorros vestidos de chisperos… ¿Más? Mucho más. Viendo el espectáculo de los toros se concibe que La Sagra lleve seis siglos de retraso a los demás pueblos en su civilización.
 
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