ajrf
Que te vote Hamás.
Los seres humanos tenemos una predisposición al tribalismo, a dividir el mundo en Ellos y Nosotros. Pero hasta ahora se ha prestado mucha más atención al tribalismo intersocietal, el que ocurre entre sociedades, naciones o grupos diferentes, el tipo de tribalismo que da lugar a las guerras, conflictos étnicos y genocidios. Sin embargo, actualmente estamos asistiendo a la expansión de un tribalismo interno dentro de las sociedades occidentales al que Allen Buchanan llama tribalismo intrasocietal en su libro Our jovenlandesal Fate y cuya trascendencia ha quedado demostrada con los recientes acontecimientos en el Capitolio estadounidense. En este artículo voy a compartir una serie de datos que ya conocíamos sobre los EEUU y voy a seguir a Buchanan en un intento de explicación de lo que estamos viviendo.
Con respecto a Estados Unidos, en varias encuestas de opinión, los investigadores encuentran que un número creciente de estadounidenses justifican el uso de la violencia contra el otro partido para conseguir sus objetivos políticos. Algunos de los datos son estos:
– Entre los estadounidenses que se identifican como demócratas o republicanos, uno de cada tres cree ahora que la violencia estaría justificada para avanzar en los objetivos políticos de sus partidos, un aumento sustancial en los últimos tres años.
– En septiembre de 2020, 44% de los republicanos y 41% de los demócratas dijeron que habría por lo menos “un poco” de justificación para la violencia si el candidato del otro partido ganara las elecciones. Esas cifras eran ambas más altas que las de junio, cuando el 35% de los republicanos y el 37% de los demócratas expresaron el mismo sentimiento.
– Del mismo modo, el 36% de los republicanos y el 33% de los demócratas dijeron que estaría por lo menos “un poco” justificado que su lado “utilice la violencia para avanzar en los objetivos políticos”, frente al 30% tanto de los republicanos como de los demócratas en junio.
– En encuestas previas a las elecciones de Noviembre de 2020, hubo un aumento aún mayor de la proporción de demócratas y republicanos que creían que habría “mucha” justificación para la violencia si su partido perdiera en noviembre. La parte de los republicanos que ven una justificación sustancial de la violencia si su partido pierde saltó del 15% en junio al 20% en septiembre, mientras que la parte de los demócratas saltó del 16% al 19%.
-Estas cifras son aún más altas entre los partidarios más ideologizados. De los demócratas que se identifican como “muy liberales” (en español estos son progres, no liberales "à la Rallo"), el 26% dijo que habría “mucha” justificación para la violencia si su candidato pierde la presidencia, en comparación con el 7% de los que se identifican como simplemente “liberales”. De los republicanos que se identifican como “muy conservadores”, el 16% dijo que creen que habría “mucha” justificación para la violencia si el candidato republicano pierde, comparado con el 7% de los que se identifican como simplemente “conservadores”. Esto significa que los extremos ideológicos de cada partido son de dos a cuatro veces más propensos a ver la violencia como justificada que los miembros de la corriente principal de su partido.
Si a estos datos añadimos otros, como que el 38% de los demócratas y el 38% de los republicanos dijeron que se sentirían algo o muy molestos ante la perspectiva de que su hijo se casara con alguien del partido opuesto, o que según la encuesta de octubre de 2020 Singles in America Reports, el número de personas que buscan pareja, pero que creen que no es posible salir con una persona de afiliaciones políticas opuestas, ha aumentado de alrededor de un tercio en 2012 a más de la mitad en 2020, con un incremento de 4 puntos porcentuales sólo en los últimos 12 meses, el panorama que presenciamos es muy grave. Otras investigaciones utilizan una escala o termómetro de sentimientos que va desde 0 grados (sentimientos muy fríos) pasando por 50 grados (sentimientos neutros) hasta 100 grados (afecto muy cálido) para valorar el “calor” o afecto positivo que uno siente hacia su propio partido y el partido rival. Y lo que encuentran es interesante: el afecto por el propio grupo se ha mantenido en el mismo rango, unos 70-75 grados, desde el año 1980 hasta el año 2020, pero el afecto por el partido contrario se ha desplomado desde un 40% hasta un 20% actualmente. Es decir, no es que se ame más al grupo propio sino que se odia más al rival.
Así que parece claro que estamos ante un ejemplo de lo que Allen Buchanan denomina tribalismo intrasocietal, es decir, que se ha generado una división Ellos/Nosotros dentro de una misma sociedad o grupo y cada grupo relega al otro a un estatus inferior, una respuesta tribal y excluyente contra gente de nuestra propia sociedad, no contra miembros de otras sociedades. Vemos que han surgido dos identidades jovenlandesales -se produce hasta un emparejamiento selectivo, según el que los individuos de una tribu no se casan con los de la otra- y esto da lugar a dos “naciones jovenlandesales” dentro de una misma nación, hasta el punto de que se justifica el uso de la violencia contra el grupo rival. Antes de continuar es importante ser conscientes de una reflexión que nos tiene que hacer sentir humildes: esta forma de tribalismo está ganando los corazones y las mentes de algunas de las personas más inteligentes y con niveles de estudios más elevados de algunos de los países más democráticos y que más respetan los derechos humanos del mundo.
El tribalismo intersocietal podemos decir que es el original y más ancestral, los seres humanos a lo largo de la historia se han agrupado en tribus, bandas, reinos, estados, etc., y han competido con otras tribus y estados. Según el enfoque evolucionista, esto es lo que ha hecho que nuestra mente haya incorporado mecanismos psicológicos como la tendencia a la división Ellos/Nosotros, ya que era vital al encontrarse con un individuo poder catalogar si era miembro del Nosotros o del Ellos. Pero en las sociedades modernas occidentales no nos encontramos en un ambiente de guerras con otros países o algo por el estilo. Salvo los actos de terrorismo llevados a cabo por terroristas de otros países o la hostilidad hacia emigrantes, no vemos tribalismo intersocietal en los países desarrollados.
El tribalismo intrasocietal, por contra, ocurre cuando grupos que anteriormente eran considerados miembros de nuestra sociedad pasan a ser excluidos y a ser considerados extraños y peligrosos. Este tipo de tribalismo, según Buchanan, puede tomar dos formas:
–Tribalismo Intrasocietal impuro. Se refiere a que este tipo de tribalismo no surge de la nada, no se crea desde cero, sino que se basa en resucitar divisiones ya existentes previamente en la sociedad (por ejemplo entre yankees y sureños por la guerra civil en USA; entre cristianos y judíos, o en el caso de España, entre "de derechass" y "gente de izquierdas", especialmente tras la creación de la Ley de Memoria Histórica) y volver a considerar extraños y enemigos a esos grupos. Los conflictos que tuvieron lugar tras la ruptura de la Federación Yugoslava en los años 90 del siglo pasado serían una ilustración de este tribalismo impuro. Personas étnicamente serbias o croatas, incluyendo personas que habían sido buenos amigos y vecinos y que se veían como iguales, pasaron a verse como extranjeros y enemigos. Por supuesto que existe una “construcción social” de esas diferencias pero existe una base previa a partir de la que líderes como Slobodan Milošević reaniman divisiones y odios.
-Tribalismo Intrasocietal puro. En este caso la división se crea sin ninguna base o realidad previa. Se construye socialmente un Otro desde la nada. Dado que no se apoya en divisiones étnicas, religiosas o de otro tipo, ¿de dónde sale este tribalismo intrasocietal? Buchanan propone que lo que nos está dividiendo en las sociedades modernas occidentales es la ideología, las creencias son capaces de generar una división Ellos/Nosotros y de esto es de lo que vamos a hablar. Conviene tener presente que para que en una sociedad se produzca una regresión al tribalismo no es necesario que las amenazas que el otro grupo supone sean ciertas, todo lo que se necesita es que se crea que es así. Son las creencias, y no los hechos, lo que importa.
¿Cuáles son la causas, por qué se está produciendo una regresión al tribalismo en nuestras sociedades? La respuesta corta es que no lo sabemos pero podemos aventurar algunas hipótesis que no son excluyentes entre sí:
1- En tiempos de incertidumbre y de crisis económica hay datos de que se produce un incremento de la xenofobia, de los sentimientos negativos hacia los pagapensiones, del racismo, del antisemitismo y de otras formas de exclusión tribal. La tendencia innata a la división Ellos/Nosotros está siempre de fondo y puede reactivarse.
2- La ausencia de un enemigo exterior, en el caso de Estados Unidos la desaparición de la URSS. Parece que no podemos tener una identidad si no es contra alguien, que no podemos vivir sin un Ellos al que oponer un Nosotros. Una parte muy importante de la identidad, para prácticamente todo el mundo, es su pertenencia a un grupo y saber quiénes no somos parece ser tanto o más importante que saber quiénes somos.
3-La competición por el poder dentro de una sociedad es uno de los motores del tribalismo. Y aquí tenemos varios aspectos. Ya hemos comentado el caso de Milošević o de otros líderes (sería el caso de Trump) que recurren a fomentar al tribalismo para mantener o tomar el poder, aprovecharse de esa tecla de nuestra naturaleza humana puede ser rentable en términos de conseguir poder.
4-La ideología. Este es un factor esencial para Buchanan que propone una definición de ideología según la cual se trata de un sistema de creencias y las correspondientes actitudes que: a) orienta a los individuos al proveerles de un mapa del mundo social ofreciéndoles una caracterización simplificada del mismo (lo cual es necesario porque necesitamos un mapa sencillo de nuestro mundo social), b) incluye un diagnóstico de lo que está bien o mal, de lo que es bueno o malo en ese orden social existente, mientras que apela y refuerza las identidades jovenlandesales grupales y c) aporta recursos para justificar jovenlandesalmente diversas acciones cooperativas por parte del grupo con base en ese diagnóstico de lo que está bien y mal.
¿Cuáles son las funciones sociales y psicológicas de las ideologías? Como decimos, orientan al individuo al aportarle un mapa social reduciendo así la complejidad de las sociedades modernas hasta unas generalizaciones muy simples (en casos extremos, patentes falsedades). También es importante que la ideología coordina la acción de todos los miembros que la comparten. Las ideologías facilitan la cooperación entre los miembros de un grupo identitario al coordinar sus creencias y valores y al unificarlas en una narrativa que provee un diagnóstico jovenlandesal del mundo exterior y de lo que es necesario hacer. La parte negativa, evidentemente, es que las ideologías suponen un serio obstáculo para la cooperación con otros grupos. Es debido al hecho de que las ideologías conectan con la identidad jovenlandesal que la gente está dispuesta a hacer grandes sacrificios, incluso hasta el punto de dar sus vidas en aras de mantener esas creencias ideológicas. Esta misma estrecha conexión con la identidad jovenlandesal explica también por qué las ideologías pueden motivar a la gente a hacer cosas terribles a otra gente.
Los seres humanos tienen una profundo deseo -una necesidad irreprimible- de una identidad jovenlandesal y tienen también una poderosa necesidad de pertenencia, de reconocerse como miembros de algún grupo o grupos y las identidades de grupo que tienen un sustancial componente jovenlandesal satisfacen ambas necesidades. Las ideologías divisivas acentúan (o incluso crean) las identidades jovenlandesales de grupo y lo hacen contrastando el grupo que es central para nuestra identidad con otro grupo que suele ser caracterizado de una manera amenazante. Nosotros somos la fuente de todo lo que es bueno y justo en una sociedad debido a nuestras admirables virtudes mientras que Ellos son la fuente de todo lo que es malo y erróneo debido a sus vicios. Si Nosotros conseguimos moldear la sociedad según nuestros virtuosos valores, todo irá bien. Si ellos triunfan y preservan el orden social que respalda sus valores, las cosas irán muy mal.
De manera que las ideologías son heurísticos, una especie de atajos mentales para orientarnos sin tener que estudiar datos ingentes de información, lo que nos impediría actuar dadas las criaturas finitas que somos. Por ejemplo, las ideologías nos indican a quién escuchar y a quién no. Si es uno de Nosotros pues se merece que le escuchemos; si el que habla pertenece al Ellos, entonces ya sabemos que está contaminado por todos los defectos de “esa gente” y no hay que escucharle. O bien no tiene información o bien no es honesto. Además, ocurre otra cosa: si tú escuchas a los miembros de lo que tu grupo considera Ellos, eres sospechoso para los miembros de tu grupo. Rehusar escucharles a Ellos es una clara señal de identidad y solidaridad con el grupo. Si escuchas podrías contagiarte de sus ideas patógenas y tu propia disponibilidad a escuchar indica que puedes ser desleal. Así que las ideologías funcionan como una especie de Sistema Inmune anti-creencias que te aísla y te protege de creencias que podrían falsificar las tuyas lo mismo que el sistema inmune te protege de patógenos.
Conviene volver a señalar cuál es el problema del tribalismo, aún a riesgo de resultar repetitivo. El problema no es que el tribalismo anule nuestra mente jovenlandesal y nos lleve a actos inmorales destructivos, no. El problema del tribalismo es que utiliza nuestra mente jovenlandesal, se sirve de la fuerza destructiva de nuestra convicciones jovenlandesales, que son vividas como mandatos jovenlandesales y la dirige hacia la exclusión, la discriminación o incluso la violencia. El problema es que el tribalismo aprovecha los principios jovenlandesales existentes y el poder de motivación y de compromiso de nuestra identidad jovenlandesal y de nuestras convicciones jovenlandesales para producir un resultado inmoral. El tribalismo es nuestra mente jovenlandesal en acción, nuestra jovenlandesalidad cometiendo actos inmorales. Esto es lo que hace que la retórica del tribalismo sea tan efectiva, y tan peligrosa. Más que vencer o anular nuestros principios jovenlandesales básicos, los absorbe, los incorpora y los redirige hacia objetivos inmorales explotando la motivación y la mente jovenlandesal al servicio de la inmoralidad.
La conclusión de todo lo que estamos comentando es el grave peligro que las ideologías -y el tribalismo intrasocietal que generan- suponen para la convivencia y para la democracia. Un ingrediente esencial del juego democrático es ver a nuestros adversarios ideológicos como potenciales copartícipes en el proceso de determinar entre todos cuál es el bien común y cuáles son los caminos para conseguirlo. Es decir, implica contemplar a los que piensan diferente como seres razonables, como personas decentes y honestas que tienen otras ideas. La democracia requiere aceptar que en una sociedad hay diferentes visiones y opciones legítimas y que la gente va a votar y elegir entre ellas. Pero el ambiente que se ha generado en muchas de nuestra sociedades modernas es que sólo hay una opción legítima (la nuestra), que sólo se puede pensar una cosa y que los que piensan de forma diferentes son una amenaza, hasta el punto de que, como hemos visto, está creciendo la convicción de que estaría justificado recurrir a la violencia para impedir esas otras opciones que ya no son legítimas. Jonathan Rauch dice en su libro Kindly Inquisitors: “Una sociedad liberal se sostiene sobre el principio de que todos debemos tomar en serio la idea de que podemos estar equivocados. Esto significa que no debemos poner a nadie, ni siquiera a nosotros mismos, fuera del alcance de la crítica; significa que debemos permitir que la gente se equivoque, incluso cuando el error ofende y molesta, como a menudo sucede”. No parece ser ésta la norma por la que nos estamos guiando ya.
El tribalismo intrasocietal movido por la ideología está haciendo que la democracia sea imposible al minar el respeto entre iguales que requiere. Parece que esto es lo que está ocurriendo en EEUU, como hemos visto, así como en otros lugares. La democracia no funciona si ves a la gente que piensa de forma diferente como la encarnación del mal y, por lo tanto, como gente con la que no sólo no se puede colaborar sino que son una fuerza peligrosa que hay que derrotar. El tribalismo ideológico está erosionando nuestras sociedades y está generando un riesgo muy grande de violencia y de ruptura. Es urgente reconocer el problema y buscar soluciones.
Enlace:El Tribalismo Ideológico amenaza nuestras sociedades y no sólo en los EEUU – Hyperbole
Es un poco tocho, pero es un análisis interesante sobre el fenómeno de la polarización que lo contamina absolutamente todo. Desde un país como EEUU hasta un humilde foro como este.
Con respecto a Estados Unidos, en varias encuestas de opinión, los investigadores encuentran que un número creciente de estadounidenses justifican el uso de la violencia contra el otro partido para conseguir sus objetivos políticos. Algunos de los datos son estos:
– Entre los estadounidenses que se identifican como demócratas o republicanos, uno de cada tres cree ahora que la violencia estaría justificada para avanzar en los objetivos políticos de sus partidos, un aumento sustancial en los últimos tres años.
– En septiembre de 2020, 44% de los republicanos y 41% de los demócratas dijeron que habría por lo menos “un poco” de justificación para la violencia si el candidato del otro partido ganara las elecciones. Esas cifras eran ambas más altas que las de junio, cuando el 35% de los republicanos y el 37% de los demócratas expresaron el mismo sentimiento.
– Del mismo modo, el 36% de los republicanos y el 33% de los demócratas dijeron que estaría por lo menos “un poco” justificado que su lado “utilice la violencia para avanzar en los objetivos políticos”, frente al 30% tanto de los republicanos como de los demócratas en junio.
– En encuestas previas a las elecciones de Noviembre de 2020, hubo un aumento aún mayor de la proporción de demócratas y republicanos que creían que habría “mucha” justificación para la violencia si su partido perdiera en noviembre. La parte de los republicanos que ven una justificación sustancial de la violencia si su partido pierde saltó del 15% en junio al 20% en septiembre, mientras que la parte de los demócratas saltó del 16% al 19%.
-Estas cifras son aún más altas entre los partidarios más ideologizados. De los demócratas que se identifican como “muy liberales” (en español estos son progres, no liberales "à la Rallo"), el 26% dijo que habría “mucha” justificación para la violencia si su candidato pierde la presidencia, en comparación con el 7% de los que se identifican como simplemente “liberales”. De los republicanos que se identifican como “muy conservadores”, el 16% dijo que creen que habría “mucha” justificación para la violencia si el candidato republicano pierde, comparado con el 7% de los que se identifican como simplemente “conservadores”. Esto significa que los extremos ideológicos de cada partido son de dos a cuatro veces más propensos a ver la violencia como justificada que los miembros de la corriente principal de su partido.
Si a estos datos añadimos otros, como que el 38% de los demócratas y el 38% de los republicanos dijeron que se sentirían algo o muy molestos ante la perspectiva de que su hijo se casara con alguien del partido opuesto, o que según la encuesta de octubre de 2020 Singles in America Reports, el número de personas que buscan pareja, pero que creen que no es posible salir con una persona de afiliaciones políticas opuestas, ha aumentado de alrededor de un tercio en 2012 a más de la mitad en 2020, con un incremento de 4 puntos porcentuales sólo en los últimos 12 meses, el panorama que presenciamos es muy grave. Otras investigaciones utilizan una escala o termómetro de sentimientos que va desde 0 grados (sentimientos muy fríos) pasando por 50 grados (sentimientos neutros) hasta 100 grados (afecto muy cálido) para valorar el “calor” o afecto positivo que uno siente hacia su propio partido y el partido rival. Y lo que encuentran es interesante: el afecto por el propio grupo se ha mantenido en el mismo rango, unos 70-75 grados, desde el año 1980 hasta el año 2020, pero el afecto por el partido contrario se ha desplomado desde un 40% hasta un 20% actualmente. Es decir, no es que se ame más al grupo propio sino que se odia más al rival.
Así que parece claro que estamos ante un ejemplo de lo que Allen Buchanan denomina tribalismo intrasocietal, es decir, que se ha generado una división Ellos/Nosotros dentro de una misma sociedad o grupo y cada grupo relega al otro a un estatus inferior, una respuesta tribal y excluyente contra gente de nuestra propia sociedad, no contra miembros de otras sociedades. Vemos que han surgido dos identidades jovenlandesales -se produce hasta un emparejamiento selectivo, según el que los individuos de una tribu no se casan con los de la otra- y esto da lugar a dos “naciones jovenlandesales” dentro de una misma nación, hasta el punto de que se justifica el uso de la violencia contra el grupo rival. Antes de continuar es importante ser conscientes de una reflexión que nos tiene que hacer sentir humildes: esta forma de tribalismo está ganando los corazones y las mentes de algunas de las personas más inteligentes y con niveles de estudios más elevados de algunos de los países más democráticos y que más respetan los derechos humanos del mundo.
El tribalismo intersocietal podemos decir que es el original y más ancestral, los seres humanos a lo largo de la historia se han agrupado en tribus, bandas, reinos, estados, etc., y han competido con otras tribus y estados. Según el enfoque evolucionista, esto es lo que ha hecho que nuestra mente haya incorporado mecanismos psicológicos como la tendencia a la división Ellos/Nosotros, ya que era vital al encontrarse con un individuo poder catalogar si era miembro del Nosotros o del Ellos. Pero en las sociedades modernas occidentales no nos encontramos en un ambiente de guerras con otros países o algo por el estilo. Salvo los actos de terrorismo llevados a cabo por terroristas de otros países o la hostilidad hacia emigrantes, no vemos tribalismo intersocietal en los países desarrollados.
El tribalismo intrasocietal, por contra, ocurre cuando grupos que anteriormente eran considerados miembros de nuestra sociedad pasan a ser excluidos y a ser considerados extraños y peligrosos. Este tipo de tribalismo, según Buchanan, puede tomar dos formas:
–Tribalismo Intrasocietal impuro. Se refiere a que este tipo de tribalismo no surge de la nada, no se crea desde cero, sino que se basa en resucitar divisiones ya existentes previamente en la sociedad (por ejemplo entre yankees y sureños por la guerra civil en USA; entre cristianos y judíos, o en el caso de España, entre "de derechass" y "gente de izquierdas", especialmente tras la creación de la Ley de Memoria Histórica) y volver a considerar extraños y enemigos a esos grupos. Los conflictos que tuvieron lugar tras la ruptura de la Federación Yugoslava en los años 90 del siglo pasado serían una ilustración de este tribalismo impuro. Personas étnicamente serbias o croatas, incluyendo personas que habían sido buenos amigos y vecinos y que se veían como iguales, pasaron a verse como extranjeros y enemigos. Por supuesto que existe una “construcción social” de esas diferencias pero existe una base previa a partir de la que líderes como Slobodan Milošević reaniman divisiones y odios.
-Tribalismo Intrasocietal puro. En este caso la división se crea sin ninguna base o realidad previa. Se construye socialmente un Otro desde la nada. Dado que no se apoya en divisiones étnicas, religiosas o de otro tipo, ¿de dónde sale este tribalismo intrasocietal? Buchanan propone que lo que nos está dividiendo en las sociedades modernas occidentales es la ideología, las creencias son capaces de generar una división Ellos/Nosotros y de esto es de lo que vamos a hablar. Conviene tener presente que para que en una sociedad se produzca una regresión al tribalismo no es necesario que las amenazas que el otro grupo supone sean ciertas, todo lo que se necesita es que se crea que es así. Son las creencias, y no los hechos, lo que importa.
¿Cuáles son la causas, por qué se está produciendo una regresión al tribalismo en nuestras sociedades? La respuesta corta es que no lo sabemos pero podemos aventurar algunas hipótesis que no son excluyentes entre sí:
1- En tiempos de incertidumbre y de crisis económica hay datos de que se produce un incremento de la xenofobia, de los sentimientos negativos hacia los pagapensiones, del racismo, del antisemitismo y de otras formas de exclusión tribal. La tendencia innata a la división Ellos/Nosotros está siempre de fondo y puede reactivarse.
2- La ausencia de un enemigo exterior, en el caso de Estados Unidos la desaparición de la URSS. Parece que no podemos tener una identidad si no es contra alguien, que no podemos vivir sin un Ellos al que oponer un Nosotros. Una parte muy importante de la identidad, para prácticamente todo el mundo, es su pertenencia a un grupo y saber quiénes no somos parece ser tanto o más importante que saber quiénes somos.
3-La competición por el poder dentro de una sociedad es uno de los motores del tribalismo. Y aquí tenemos varios aspectos. Ya hemos comentado el caso de Milošević o de otros líderes (sería el caso de Trump) que recurren a fomentar al tribalismo para mantener o tomar el poder, aprovecharse de esa tecla de nuestra naturaleza humana puede ser rentable en términos de conseguir poder.
4-La ideología. Este es un factor esencial para Buchanan que propone una definición de ideología según la cual se trata de un sistema de creencias y las correspondientes actitudes que: a) orienta a los individuos al proveerles de un mapa del mundo social ofreciéndoles una caracterización simplificada del mismo (lo cual es necesario porque necesitamos un mapa sencillo de nuestro mundo social), b) incluye un diagnóstico de lo que está bien o mal, de lo que es bueno o malo en ese orden social existente, mientras que apela y refuerza las identidades jovenlandesales grupales y c) aporta recursos para justificar jovenlandesalmente diversas acciones cooperativas por parte del grupo con base en ese diagnóstico de lo que está bien y mal.
¿Cuáles son las funciones sociales y psicológicas de las ideologías? Como decimos, orientan al individuo al aportarle un mapa social reduciendo así la complejidad de las sociedades modernas hasta unas generalizaciones muy simples (en casos extremos, patentes falsedades). También es importante que la ideología coordina la acción de todos los miembros que la comparten. Las ideologías facilitan la cooperación entre los miembros de un grupo identitario al coordinar sus creencias y valores y al unificarlas en una narrativa que provee un diagnóstico jovenlandesal del mundo exterior y de lo que es necesario hacer. La parte negativa, evidentemente, es que las ideologías suponen un serio obstáculo para la cooperación con otros grupos. Es debido al hecho de que las ideologías conectan con la identidad jovenlandesal que la gente está dispuesta a hacer grandes sacrificios, incluso hasta el punto de dar sus vidas en aras de mantener esas creencias ideológicas. Esta misma estrecha conexión con la identidad jovenlandesal explica también por qué las ideologías pueden motivar a la gente a hacer cosas terribles a otra gente.
Los seres humanos tienen una profundo deseo -una necesidad irreprimible- de una identidad jovenlandesal y tienen también una poderosa necesidad de pertenencia, de reconocerse como miembros de algún grupo o grupos y las identidades de grupo que tienen un sustancial componente jovenlandesal satisfacen ambas necesidades. Las ideologías divisivas acentúan (o incluso crean) las identidades jovenlandesales de grupo y lo hacen contrastando el grupo que es central para nuestra identidad con otro grupo que suele ser caracterizado de una manera amenazante. Nosotros somos la fuente de todo lo que es bueno y justo en una sociedad debido a nuestras admirables virtudes mientras que Ellos son la fuente de todo lo que es malo y erróneo debido a sus vicios. Si Nosotros conseguimos moldear la sociedad según nuestros virtuosos valores, todo irá bien. Si ellos triunfan y preservan el orden social que respalda sus valores, las cosas irán muy mal.
De manera que las ideologías son heurísticos, una especie de atajos mentales para orientarnos sin tener que estudiar datos ingentes de información, lo que nos impediría actuar dadas las criaturas finitas que somos. Por ejemplo, las ideologías nos indican a quién escuchar y a quién no. Si es uno de Nosotros pues se merece que le escuchemos; si el que habla pertenece al Ellos, entonces ya sabemos que está contaminado por todos los defectos de “esa gente” y no hay que escucharle. O bien no tiene información o bien no es honesto. Además, ocurre otra cosa: si tú escuchas a los miembros de lo que tu grupo considera Ellos, eres sospechoso para los miembros de tu grupo. Rehusar escucharles a Ellos es una clara señal de identidad y solidaridad con el grupo. Si escuchas podrías contagiarte de sus ideas patógenas y tu propia disponibilidad a escuchar indica que puedes ser desleal. Así que las ideologías funcionan como una especie de Sistema Inmune anti-creencias que te aísla y te protege de creencias que podrían falsificar las tuyas lo mismo que el sistema inmune te protege de patógenos.
Conviene volver a señalar cuál es el problema del tribalismo, aún a riesgo de resultar repetitivo. El problema no es que el tribalismo anule nuestra mente jovenlandesal y nos lleve a actos inmorales destructivos, no. El problema del tribalismo es que utiliza nuestra mente jovenlandesal, se sirve de la fuerza destructiva de nuestra convicciones jovenlandesales, que son vividas como mandatos jovenlandesales y la dirige hacia la exclusión, la discriminación o incluso la violencia. El problema es que el tribalismo aprovecha los principios jovenlandesales existentes y el poder de motivación y de compromiso de nuestra identidad jovenlandesal y de nuestras convicciones jovenlandesales para producir un resultado inmoral. El tribalismo es nuestra mente jovenlandesal en acción, nuestra jovenlandesalidad cometiendo actos inmorales. Esto es lo que hace que la retórica del tribalismo sea tan efectiva, y tan peligrosa. Más que vencer o anular nuestros principios jovenlandesales básicos, los absorbe, los incorpora y los redirige hacia objetivos inmorales explotando la motivación y la mente jovenlandesal al servicio de la inmoralidad.
La conclusión de todo lo que estamos comentando es el grave peligro que las ideologías -y el tribalismo intrasocietal que generan- suponen para la convivencia y para la democracia. Un ingrediente esencial del juego democrático es ver a nuestros adversarios ideológicos como potenciales copartícipes en el proceso de determinar entre todos cuál es el bien común y cuáles son los caminos para conseguirlo. Es decir, implica contemplar a los que piensan diferente como seres razonables, como personas decentes y honestas que tienen otras ideas. La democracia requiere aceptar que en una sociedad hay diferentes visiones y opciones legítimas y que la gente va a votar y elegir entre ellas. Pero el ambiente que se ha generado en muchas de nuestra sociedades modernas es que sólo hay una opción legítima (la nuestra), que sólo se puede pensar una cosa y que los que piensan de forma diferentes son una amenaza, hasta el punto de que, como hemos visto, está creciendo la convicción de que estaría justificado recurrir a la violencia para impedir esas otras opciones que ya no son legítimas. Jonathan Rauch dice en su libro Kindly Inquisitors: “Una sociedad liberal se sostiene sobre el principio de que todos debemos tomar en serio la idea de que podemos estar equivocados. Esto significa que no debemos poner a nadie, ni siquiera a nosotros mismos, fuera del alcance de la crítica; significa que debemos permitir que la gente se equivoque, incluso cuando el error ofende y molesta, como a menudo sucede”. No parece ser ésta la norma por la que nos estamos guiando ya.
El tribalismo intrasocietal movido por la ideología está haciendo que la democracia sea imposible al minar el respeto entre iguales que requiere. Parece que esto es lo que está ocurriendo en EEUU, como hemos visto, así como en otros lugares. La democracia no funciona si ves a la gente que piensa de forma diferente como la encarnación del mal y, por lo tanto, como gente con la que no sólo no se puede colaborar sino que son una fuerza peligrosa que hay que derrotar. El tribalismo ideológico está erosionando nuestras sociedades y está generando un riesgo muy grande de violencia y de ruptura. Es urgente reconocer el problema y buscar soluciones.
Enlace:El Tribalismo Ideológico amenaza nuestras sociedades y no sólo en los EEUU – Hyperbole
Es un poco tocho, pero es un análisis interesante sobre el fenómeno de la polarización que lo contamina absolutamente todo. Desde un país como EEUU hasta un humilde foro como este.