KUTRONIO
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EL TESTIGO
Una persona vio a los terroristas tras el crimen, según un etarra, pero ha guardado silencio desde entonces
Un cuarto de siglo después del asesinato de Miguel Ángel Blanco persisten algunas incógnitas sobre el crimen que el paso del tiempo parece no poder resolver. La más conocida se refiere al lugar en el que el 'comando Donosti' mantuvo secuestrado al concejal del PP mientras que la menos divulgada es quién fue el testigo que presenció la fuga de los asesinos y ha guardado silencio durante 25 años.
La existencia de este testigo misterioso aparece en la sentencia por la que los asesinos de Blanco, Francisco Javier García Gaztelu, 'Txapote' e Irantzu Gallastegi, 'Amaya', fueron condenados a 50 años de prisión cada uno. En el texto se cita al miembro de ETA Gregorio Escudero, uno de los hombres de confianza de 'Txapote' y al que su jefe hizo confidencias tanto sobre cómo llevaron a cabo el crimen cómo sobre los preparativos. Escudero declaró tras su arresto en 2002 todo lo que le contó García Gaztelu y en su testimonio aparece una frase enigmática que se ha incorporado a la sentencia. 'Txapote' le relató que, tras apiolar a Blanco, «durante la huida fueron vistos por un hombre».
Este desconocido testigo, sin embargo, jamás declaró de forma oficial, ni ante el juez, ni ante las fuerzas policiales. Para 'Txapote', su existencia parece ser lo suficientemente importante como para confiárselo a su subordinado, algo que tiene sentido puesto que su testimonio hubiese permitido obtener a las pocas horas del crimen alguna información sobre los asesinos, su vehículo o su ruta de escape. El terrorista que disparó a Miguel Ángel Blanco ya era para entonces una figura conocida: su rostro estaba impreso en miles de carteles y aparecía constantemente en los medios de comunicación. Pero el testigo guardó silencio pese a que presenció la huida de unos terroristas que minutos antes acababa de perpetrar el crimen que estaba conmocionando al país y por el que millones de personas se habían lanzado a la calle para pedir a ETA que no matase al edil del PP.
Este silencio de un testigo clave apunta a uno de los grandes problemas de la lucha antiterrorista en España: la falta de colaboración ciudadana en muchas investigaciones. En el reciente informe del Parlamento europeo sobre los crímenes de ETA sin resolver ya se apunta a esta cuestión. Según el texto de los expertos europeos, las campañas de la banda contra las fuerzas de seguridad y contra los acusados de colaborar con cuerpos policiales «sembraron el terror, el silencio y la autocensura en la mayoría de la población». El Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, en un informe remitido a los parlamentarios que estudiaron la situación creada por los crímenes sin resolver en España, abunda en esta cuestión. Según este documento, ETA impuso «la ley del silencio, el nadie ha visto nada, privando a los encargados de las investigaciones de informaciones clave para averiguar la autoría de los asesinatos y de los atentados en general». Es paradójico que, pese a esta 'omertá', España sea el país europeo azotado por el terrorismo que haya conseguido resolver más atentados, por encima de países como Irlanda, Francia o Italia.
El testigo de la huida de los asesinos de Blanco guardó silencio, pero también los asesinos y sus cómplices sobre el zulo en el que secuestraron al edil popular. La información que rodea a la ubicación de este lugar es fragmentaria e inexacta. En la sentencia se recuerda que el concejal de HB en Eibar Ibon Muñoa, el colaborador directo en el secuestro de Miguel Ángel, ofreció a los terroristas un piso que sus padres tenían en Zarautz para que escondieran allí al concejal. Pero 'Txapote', tras examinar la vivienda, la descartó. El malo también le pidió a Gregorio Escudero, que buscase una bajera en la zona comprendida entre Orio, Lasarte y San Sebastián para llevar a cabo «un atentado muy sonado». Sin embargo, luego le dijo que se olvidase, puesto que ya habían conseguido un lugar en el que retener al concejal.
Nota de Kutronio: Estoy seguro que hay un quinto etarra autor material de los hechos que colaboró en aquel asesinato y no ha sido detectado, el dueño del lugar donde escondieron a Miguel Ángel Blanco esas 48 horas, tan culpable como el que disparó
Una persona vio a los terroristas tras el crimen, según un etarra, pero ha guardado silencio desde entonces
Un cuarto de siglo después del asesinato de Miguel Ángel Blanco persisten algunas incógnitas sobre el crimen que el paso del tiempo parece no poder resolver. La más conocida se refiere al lugar en el que el 'comando Donosti' mantuvo secuestrado al concejal del PP mientras que la menos divulgada es quién fue el testigo que presenció la fuga de los asesinos y ha guardado silencio durante 25 años.
La existencia de este testigo misterioso aparece en la sentencia por la que los asesinos de Blanco, Francisco Javier García Gaztelu, 'Txapote' e Irantzu Gallastegi, 'Amaya', fueron condenados a 50 años de prisión cada uno. En el texto se cita al miembro de ETA Gregorio Escudero, uno de los hombres de confianza de 'Txapote' y al que su jefe hizo confidencias tanto sobre cómo llevaron a cabo el crimen cómo sobre los preparativos. Escudero declaró tras su arresto en 2002 todo lo que le contó García Gaztelu y en su testimonio aparece una frase enigmática que se ha incorporado a la sentencia. 'Txapote' le relató que, tras apiolar a Blanco, «durante la huida fueron vistos por un hombre».
Este desconocido testigo, sin embargo, jamás declaró de forma oficial, ni ante el juez, ni ante las fuerzas policiales. Para 'Txapote', su existencia parece ser lo suficientemente importante como para confiárselo a su subordinado, algo que tiene sentido puesto que su testimonio hubiese permitido obtener a las pocas horas del crimen alguna información sobre los asesinos, su vehículo o su ruta de escape. El terrorista que disparó a Miguel Ángel Blanco ya era para entonces una figura conocida: su rostro estaba impreso en miles de carteles y aparecía constantemente en los medios de comunicación. Pero el testigo guardó silencio pese a que presenció la huida de unos terroristas que minutos antes acababa de perpetrar el crimen que estaba conmocionando al país y por el que millones de personas se habían lanzado a la calle para pedir a ETA que no matase al edil del PP.
Este silencio de un testigo clave apunta a uno de los grandes problemas de la lucha antiterrorista en España: la falta de colaboración ciudadana en muchas investigaciones. En el reciente informe del Parlamento europeo sobre los crímenes de ETA sin resolver ya se apunta a esta cuestión. Según el texto de los expertos europeos, las campañas de la banda contra las fuerzas de seguridad y contra los acusados de colaborar con cuerpos policiales «sembraron el terror, el silencio y la autocensura en la mayoría de la población». El Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, en un informe remitido a los parlamentarios que estudiaron la situación creada por los crímenes sin resolver en España, abunda en esta cuestión. Según este documento, ETA impuso «la ley del silencio, el nadie ha visto nada, privando a los encargados de las investigaciones de informaciones clave para averiguar la autoría de los asesinatos y de los atentados en general». Es paradójico que, pese a esta 'omertá', España sea el país europeo azotado por el terrorismo que haya conseguido resolver más atentados, por encima de países como Irlanda, Francia o Italia.
El testigo de la huida de los asesinos de Blanco guardó silencio, pero también los asesinos y sus cómplices sobre el zulo en el que secuestraron al edil popular. La información que rodea a la ubicación de este lugar es fragmentaria e inexacta. En la sentencia se recuerda que el concejal de HB en Eibar Ibon Muñoa, el colaborador directo en el secuestro de Miguel Ángel, ofreció a los terroristas un piso que sus padres tenían en Zarautz para que escondieran allí al concejal. Pero 'Txapote', tras examinar la vivienda, la descartó. El malo también le pidió a Gregorio Escudero, que buscase una bajera en la zona comprendida entre Orio, Lasarte y San Sebastián para llevar a cabo «un atentado muy sonado». Sin embargo, luego le dijo que se olvidase, puesto que ya habían conseguido un lugar en el que retener al concejal.
Nota de Kutronio: Estoy seguro que hay un quinto etarra autor material de los hechos que colaboró en aquel asesinato y no ha sido detectado, el dueño del lugar donde escondieron a Miguel Ángel Blanco esas 48 horas, tan culpable como el que disparó
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