El Tercio de la Sangre, los últimos de Rocroy

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El Tercio de la Sangre, los últimos de Rocroy


Un ayudante del príncipe, en medio del asombro, dirige la palabra a un oficial de Soria que permanecía en pie, el sombrero en la mano, pero la frente erguida, y le dice:
–¿Cuántos erais antes del combate?
–No tenéis más que contar los muertos–, respondió nuestro compatricio.

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En vista de tales hechos y de las honrosas he*ridas que ostentaban aquellos valientes, después de terminada la batalla de Rocroy, se conoció á este Tercio con el nombre de Tercio “de la Sangre” o “El Sangriento”.

Además, fue tan bizarro el comportamiento de la Infantería, que el general Don Francisco de Melo elevó al Rey por escrito todos los elogios imaginables hacia este Tercio español.

El diálogo anterior, que seguro muchos habéis oído/leído, es parte del Historial del “Regimiento de Infantería Soria núm 9“, recopilado en 1910 (al menos esa es la versión que tengo en mi biblioteca).

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Portada del Historial del Regimiento Inf. Soria 9

Muy pocas veces se nos dice de dónde vienen ciertas grandes frases, o diálogos en este caso, de nuestra historia (ahí la importancia de poner las Fuentes, que parece que algunos articulistas históricos no comparten). Este Regimiento es el heredero del historial del Tercio de Nápoles fundado, según éste Historial, en 1509 o como dijo en una entrevista a ABC un coronel del Reg. Soria 9, en 1505 como Tercio de Zamudio.
Así ganaron su nombre…

En 1643 los españoles, al mando del general Melo, ponen sitio a la plaza de Rocroy.
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Luis II ante Rocroy

Poco satisfecho el duque de Enghien de la campaña pasada, reúne las fuerzas que mandaba y, exhortándolas á cumplir con el honor francés, marcha sobre nuestro campo sitiador.

Melo despliega la línea de batalla y establece la infantería española el centro, por ser las tropas de élite, formando de ella un cuadro sólido erizado de picas. Los Tercios italianos estaban más resguardados como los tercios alemanes y valones que formaban en la retaguardia mandados por el conde Paul-Bernard de Fontaine, que aparece en las crónicas hispanas como “conde de Fuentes”, un general de origen lorenés al servicio de España que, aquejado de gota, se había hecho conducir en una silla de brazos, colocándose en medio.

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Conde de Fuentes en Rocroy

En la cara principal, cubiertas por las filas de las bocas de fuego, estaban situadas algunas piezas. En esta forma amanece el 19 de Mayo, día glorioso, pero día de luto.

El duque desenvuelve paralelamente los batallones franceses, y, reforzando las alas con su mejor caballería, presenta delante de la división española otra de la guardia suiza. Truena la artillería de posición de uno y otro campo.

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Rocroy

El enemigo es repelido en los flancos y en el centro. Se repite la carga sostenida por la gendarmería; cejan los cuerpos extranjeros auxiliares; flamencos, tudescos e italianos abandonan sus puestos, entregándose a una fuga vergonzosa. En este estado, sólo quedaba nuestro Tercio, con la infantería española.

Animado el joven Enghien por este resultado, ordena el avance intrépidamente lleno de orgullo y de confianza; la guardia se arroja sobre el cuadro y millares de balas hacen morder tierra a los temibles suizos. Refuerza la columna con nuevas tropas, repite el combate y vuelve a ser destrozada tres y cuatro veces más. El
duque se enfurece, emplaza gran número de cañones y bate el cuadro de la misma manera que las baterías de brecha arrojan sus fuegos contra el frente de una plaza. Fue una carnicería…

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Escena de la película “Alatriste”

Pero el Tercio español no se rinde, y cuando los franceses reciben la orden de despejar la cara del cuadro, la metralla de nuestras piezas les causa un estrago espantoso. A medida que la resistencia crece, crece también la rabia del duque.

No ve en la masa española ninguna señal de confusión, sólo advierte un silencio sepulcral. El Tercio combate y aguanta en silencio.
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Escena de “Alatriste”

Los pocos que restaban en pie se hallaban cubiertos de sangre. Valiente el duque, a la par que caballero sensible, no pudo menos de quedar horrorizado a la vista de semejante espectáculo. Detiene la mirada en los restos heroicos del conde de Fuentes envidiando su fin.

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…Entonces, un ayudante del príncipe, enmedio del asombro, dirige la palabra a un oficial de Soria que permanecía en pie, el sombrero en la mano, pero la frente erguida, y le dice:

–¿Cuántos érais antes del combate?

Ya sabéis qué le respondió… Pues así gana su nombre un Tercio español.
Estela erigida en el campo de batalla en 1922.

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Fuentes: Historial del Regimiento de Soria n9 (ed 19190)

*La redacción del hecho de armas de Rocroy aquí narrado se corresponde al aparecido en el libro-historial del Reg. Soria, con un par de anotaciones del autor.

---------- Post added 21-jul-2017 at 18:14 ----------

El Tercio de la Sangre, los últimos de Rocroy
 
Debió ser épico para que hasta la wikipedia francesa diga esto:

La victoire était alors certaine mais encore incomplète : au centre de cette plaine jonchée de morts et parcourue en tous sens par les fuyards, un gros bataillon espagnol reste immobile. C'est le noyau dur de cette armée. Ils sont quatre mille cinq cents vieux soldats, sous les ordres d'un général octogénaire perclus de douleurs mais d'une indomptable énergie, Jean-Bernard, comte de Fontaine qui se fait porter en fauteuil à la tête de ses troupes. Les Espagnols nommaient le comte de Fontaine, un Picard, Fuentes. Son fauteuil est conservé aux Invalides à Paris.

Enghien ramasse ce qui lui reste de cavalerie. Au moment où il fond sur l'infanterie espagnole, le bataillon s'ouvre et dix-huit canons chargés à mitraille tirent sur les Français. Puis les fantassins espagnols font usage de leurs mousquets sur les cavaliers et les accueillent avec leurs piques. La cavalerie recule en désordre. Trois fois, Enghien la ramène à la charge, trois fois l'attaque se brise sur les piques sans pouvoir rompre les rangs de cette infanterie.

El resto es historia.
 
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