El Tercer Reich fue el primer país ecologista: así protegió Hitler el medio ambiente

david53

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Un libro descubre las desconocidas políticas de los nazis por la agricultura orgánica, el vegetarianismo y el desarrollo sostenible de la naturaleza.

El cuidado del medio ambiente es un tema que cada día que pasa capta más adeptos. La joven sueca Greta Thunberg es una de las 'culpables' de que la sociedad esté cada vez más concienciada en el movimiento ambientalista. Su iniciativa FridaysForFuture ha abarcado principalmente a los jóvenes estudiantes europeos y la existencia de partidos verdes en el panorama político es cada vez mayor.

Este movimiento, no obstante, no es una novedad histórica. Desde hace décadas los científicos han alertado a los gobiernos acerca del calentamiento global y sus consecuencias. Actualmente, el movimiento ecologista está generalizado en el espectro político de la izquierda, mientras que la derecha cataloga cualquier ley o norma que reduzca la contaminación como una amenaza a la libertad.




Janet Biehl, pensadora y ensayista estadounidense, y Peter Staudenmaier, profesor de historia alemana moderna y activista del movimiento verde, expresan en su libro Ecofascismo: lecciones sobre la experiencia alemana (bichito) cómo las raíces ambientalistas se sustentaban en buena parte en el movimiento nancy.


El misticismo naturalista alemán de finales del siglo XIX repercutió enormemente en la ideología nancy. De esta manera, también hubo una influencia directa de intelectuales como el poeta Ernst Moritz Arndt o el escritor Wilhelm Heinrich Riehl. Arndt criticó severamente la industrialización de Europa central y despotricó "contra la explotación miope y cortoplacista de los bosques y del suelo". Sin embargo, estas teorías ambientalistas escondían un virulento nacionalismo xenófobo. "Sus elocuentes y clarividentes llamamientos a la sensibilidad ecológica siempre fueron formulados en términos de bienestar del suelo alemán y del pueblo alemán".

La Alemania del siglo XX heredó el legado de estos intelectuales. El "ala verde" del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán defendía la agricultura orgánica, el vegetarianismo y el culto a la naturaleza. Su compromiso con el medio ambiente que no solo se trataba de un hábito rutinario sino que consiguieron que se aplicaran políticas de esta índole.


"Reconocemos que separar la humanidad de la naturaleza, del conjunto de la vida, conduce a la propia destrucción de la humanidad y a la fin de las naciones (...) La humanidad sola ya no es el centro del pensamiento, sino más bien lo es la vida en su conjunto", escribió Ernst Lehmann, profesor de botánica que defendía el nacionalsocialismo como "biología aplicada políticamente".

El programa ecofasista de Hitler

"La unidad de la sangre y la tierra debe ser restaurada", era la consigna proclamada por Richard Walther Darré, quien fuera ministro del Reich de Agricultura y Abastecimientos entre 1933 y 1942. Tal era la simpatía ambientalista del nancy que hasta se enfrentó a jerarcas como Göring para implantar sus ideas —en el libro Blut und boden (Sangre y tierra) se le menciona como "el padre de los Verdes"—. Darré fue uno de los miembros más adeptos del partido y hay historiadores que afirman que fue él quien convenció a Hitler sobre la necesidad de exterminar a judíos y eslavos.


A su vez, el militar e ingeniero alemán Fritz Todt fue uno de los máximos responsables de la política tecnológica e industrial del Tercer Reich y es conocido por la creación de una gran red de autopistas en la década de los treinta. "El propósito final de la construcción de carreteras alemanas no es el alcance de objetivos meramente de tras*porte. La carretera alemana debe ser una expresión del paisaje circundante y una expresión de la esencia alemana", llegó a comentar.


Así, Staudenmaier comenta en el libro cómo los aspectos ecológicos de este enfoque en los trabajos de construcción iban mucho más allá de un simple énfasis en una adaptación armónica al entorno natural por razones estéticas: "Todt también estableció criterios estrictos respecto a los humedales, bosques y áreas ecológicamente sensibles".


La naturaleza habitualmente desarrolla decisiones correctivas específicas respecto a la pureza racial de las criaturas terrenales. Muestra poco amor por los bastardos

El führer, devoto de las tradiciones alemanas, defendía en su libro Mein Kampf (Mi lucha) que los pueblos deben su existencia, no a las ideas de unos cuantos ideólogos locos, sino al conocimiento y la aplicación implacable de las rígidas y severas leyes de la naturaleza. "La naturaleza habitualmente desarrolla decisiones correctivas específicas respecto a la pureza racial de las criaturas terrenales. Muestra poco amor por los bastardos", escribió en 1925.


El interés por el medio ambiente era inherentemente contraria a la inmi gración y a los pueblos que no fueran alemanes. Basaban su teoría en el darwinismo social y en las teorías malthusianas que afirmaban que había una sobreabundancia de personas para la subsistencia de un entorno natural sostenible.


Fotografía aérea del 'Bosque Esvástica', donde se observan árboles plantados en forma del símbolo nazi en honor a Adolf Hitler en la década de los treinta.

Fotografía aérea del 'Bosque Esvástica', donde se observan árboles plantados en forma del símbolo nancy en honor a Adolf Hitler en la década de los treinta. Uckermark

El llamado ecofascismo no solo se dio en la Alemania nancy. El padre del nacionalismo vasco Sabino Arana, quien moriría treinta años antes de la cancillería de Hitler, también compartía ciertas características con los alemanes del Tercer Reich, como el repruebo por la industrialización feroz de sus tierras. El fundador de EAJ-PNV culpaba a los españoles que trabajaban en las minas de todos los males: "Fuese pobre Bizcaya y no tuviera más que campos y ganados, y seríamos entonces patriotas y felices".


Asimismo, tanto Biehl como Staudenmaier destacan en el libro que, aunque minoritario, todavía quedan resquicios de este ecologismo xenófobo en el siglo XXI. Partidos alemanes como Die Republikaner o Deutsche Volksunion (extinto desde que formó parte del Partido Nacionaldemócrata de Alemania) han defendido el medio ambiente desde posturas anti-inmi gración.


El propósito del libro es justamente alertar sobre este tipo de ecologismo para fomentar la protección de la naturaleza desde una perspectiva científica y objetiva que no esconda teorías discriminatorias: "Defendemos la importancia de la razón, la ciencia y la tecnología en la creación tanto de un movimiento ecologista de carácter progresista como de una sociedad ecológica".

El Tercer Reich fue el primer país ecologista: así protegió Hitler el medio ambiente
 
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Un libro descubre las desconocidas políticas de los nazis por la agricultura orgánica, el vegetarianismo y el desarrollo sostenible de la naturaleza.

El cuidado del medio ambiente es un tema que cada día que pasa capta más adeptos. La joven sueca Greta Thunberg es una de las 'culpables' de que la sociedad esté cada vez más concienciada en el movimiento ambientalista. Su iniciativa FridaysForFuture ha abarcado principalmente a los jóvenes estudiantes europeos y la existencia de partidos verdes en el panorama político es cada vez mayor.

Este movimiento, no obstante, no es una novedad histórica. Desde hace décadas los científicos han alertado a los gobiernos acerca del calentamiento global y sus consecuencias. Actualmente, el movimiento ecologista está generalizado en el espectro político de la izquierda, mientras que la derecha cataloga cualquier ley o norma que reduzca la contaminación como una amenaza a la libertad.




Janet Biehl, pensadora y ensayista estadounidense, y Peter Staudenmaier, profesor de historia alemana moderna y activista del movimiento verde, expresan en su libro Ecofascismo: lecciones sobre la experiencia alemana (bichito) cómo las raíces ambientalistas se sustentaban en buena parte en el movimiento nancy.


El misticismo naturalista alemán de finales del siglo XIX repercutió enormemente en la ideología nancy. De esta manera, también hubo una influencia directa de intelectuales como el poeta Ernst Moritz Arndt o el escritor Wilhelm Heinrich Riehl. Arndt criticó severamente la industrialización de Europa central y despotricó "contra la explotación miope y cortoplacista de los bosques y del suelo". Sin embargo, estas teorías ambientalistas escondían un virulento nacionalismo xenófobo. "Sus elocuentes y clarividentes llamamientos a la sensibilidad ecológica siempre fueron formulados en términos de bienestar del suelo alemán y del pueblo alemán".

La Alemania del siglo XX heredó el legado de estos intelectuales. El "ala verde" del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán defendía la agricultura orgánica, el vegetarianismo y el culto a la naturaleza. Su compromiso con el medio ambiente que no solo se trataba de un hábito rutinario sino que consiguieron que se aplicaran políticas de esta índole.


"Reconocemos que separar la humanidad de la naturaleza, del conjunto de la vida, conduce a la propia destrucción de la humanidad y a la fin de las naciones (...) La humanidad sola ya no es el centro del pensamiento, sino más bien lo es la vida en su conjunto", escribió Ernst Lehmann, profesor de botánica que defendía el nacionalsocialismo como "biología aplicada políticamente".

El programa ecofasista de Hitler

"La unidad de la sangre y la tierra debe ser restaurada", era la consigna proclamada por Richard Walther Darré, quien fuera ministro del Reich de Agricultura y Abastecimientos entre 1933 y 1942. Tal era la simpatía ambientalista del nancy que hasta se enfrentó a jerarcas como Göring para implantar sus ideas —en el libro Blut und boden (Sangre y tierra) se le menciona como "el padre de los Verdes"—. Darré fue uno de los miembros más adeptos del partido y hay historiadores que afirman que fue él quien convenció a Hitler sobre la necesidad de exterminar a judíos y eslavos.


A su vez, el militar e ingeniero alemán Fritz Todt fue uno de los máximos responsables de la política tecnológica e industrial del Tercer Reich y es conocido por la creación de una gran red de autopistas en la década de los treinta. "El propósito final de la construcción de carreteras alemanas no es el alcance de objetivos meramente de tras*porte. La carretera alemana debe ser una expresión del paisaje circundante y una expresión de la esencia alemana", llegó a comentar.


Así, Staudenmaier comenta en el libro cómo los aspectos ecológicos de este enfoque en los trabajos de construcción iban mucho más allá de un simple énfasis en una adaptación armónica al entorno natural por razones estéticas: "Todt también estableció criterios estrictos respecto a los humedales, bosques y áreas ecológicamente sensibles".




El führer, devoto de las tradiciones alemanas, defendía en su libro Mein Kampf (Mi lucha) que los pueblos deben su existencia, no a las ideas de unos cuantos ideólogos locos, sino al conocimiento y la aplicación implacable de las rígidas y severas leyes de la naturaleza. "La naturaleza habitualmente desarrolla decisiones correctivas específicas respecto a la pureza racial de las criaturas terrenales. Muestra poco amor por los bastardos", escribió en 1925.


El interés por el medio ambiente era inherentemente contraria a la inmi gración y a los pueblos que no fueran alemanes. Basaban su teoría en el darwinismo social y en las teorías malthusianas que afirmaban que había una sobreabundancia de personas para la subsistencia de un entorno natural sostenible.


Fotografía aérea del 'Bosque Esvástica', donde se observan árboles plantados en forma del símbolo nazi en honor a Adolf Hitler en la década de los treinta.'Bosque Esvástica', donde se observan árboles plantados en forma del símbolo nazi en honor a Adolf Hitler en la década de los treinta.

Fotografía aérea del 'Bosque Esvástica', donde se observan árboles plantados en forma del símbolo nancy en honor a Adolf Hitler en la década de los treinta. Uckermark

El llamado ecofascismo no solo se dio en la Alemania nancy. El padre del nacionalismo vasco Sabino Arana, quien moriría treinta años antes de la cancillería de Hitler, también compartía ciertas características con los alemanes del Tercer Reich, como el repruebo por la industrialización feroz de sus tierras. El fundador de EAJ-PNV culpaba a los españoles que trabajaban en las minas de todos los males: "Fuese pobre Bizcaya y no tuviera más que campos y ganados, y seríamos entonces patriotas y felices".


Asimismo, tanto Biehl como Staudenmaier destacan en el libro que, aunque minoritario, todavía quedan resquicios de este ecologismo xenófobo en el siglo XXI. Partidos alemanes como Die Republikaner o Deutsche Volksunion (extinto desde que formó parte del Partido Nacionaldemócrata de Alemania) han defendido el medio ambiente desde posturas anti-inmi gración.


El propósito del libro es justamente alertar sobre este tipo de ecologismo para fomentar la protección de la naturaleza desde una perspectiva científica y objetiva que no esconda teorías discriminatorias: "Defendemos la importancia de la razón, la ciencia y la tecnología en la creación tanto de un movimiento ecologista de carácter progresista como de una sociedad ecológica".

El Tercer Reich fue el primer país ecologista: así protegió Hitler el medio ambiente

Mataron a varios millones de Judíos, invadieron media Europa, destruyeron varias de las mayores ciudades de Europa, con su patrimonio histórico y cultural, que en sus pajeadas noches de verano en la guandoca, Hitler pensara en abrazar árboles no le hace menos malo. Lo único que demuestras con eso es que eran unos me gusta la fruta, que les gustaba abrazar a los árboles, algo ilógico, ya que las mayores políticas ecologicas en aquella época, no fueron Alemanas, si no Soviéticas, especialmente en el último periodo, antes de su disolución. De hecho los mayores ecologistas del siglo XX, no eran Alemanes, eran socialistas afiliados, o no, al partido comunista en la grandiosa y extinta URSS, tienes el caso de Vladimir Vernadsky, Aleksander Oparin, Nikolái Vavílov, Vladimir Sukachev, Vladimir Komarov, Yakov Uranovsky, Vladimir Stanchinsky, Alexander Chayanov e Iván Schmalhausen, entre otros muchos.

"Así fue como, a comienzos del siglo XX, mientras los modelos de ecología occidentales tendían aún a basarse en enfoques reduccionistas, lineales, con una orientación teleológica, la ecología soviética exploraba el desarrollo de modelos dialécticamente más complejos, dinámicos, holísticos y coevolutivos. Y es que el interés cultural soviético en la ciencia fue especialmente estimulado a gran escala por las teorías más amplias: el concepto de biósfera de Vernadsky y la biogeocenosis de Sukachev, que intentaban tratar con sistemas enteros; la ciencia del suelo de Vasili Williams que lo consideró un sistema vivo en coevolución con su vegetación y las prácticas agrícolas; la exploración del origen de la vida por parte de Oparin; el desarrollo pionero del análisis energético de comunidades ecológicas (y niveles tróficos) del zoólogo Vladimir Stanchinsky; la reinterpretación de la historia y la sociología de la ciencia en términos materialistas históricos por parte del físico Boris Hessen, que le dio fama mundial, etc. Así, en este marco, en la Unión Soviética de la década de 1920, la ecología (“la joven ciencia en desarrollo”, al decir Stanchinsky), era probablemente la más avanzada del mundo. "

Parte de mis antepasados descienden de unas familias eslavas de colonos que se asentaron en La Carolina, en Jaén, en el siglo XX, de hecho muchos Jienenses en esa zona tienen algún antepasado extranjero, o británico o alemán, y en menor medida húngaros, serbios y rumanos blancos no etnianos, y los movimientos ecologistas que hubo entre los años 60-80 en Serbia, Rumania y Moldavia, eran mucho mayores que los que había en toda Europa Occidental, y no es coña, de hecho algo que si sabemos de mis antepasados eslavos (digo eslavos por que no tenemos muy claro si eran húngaros-rumanos, o serbo-croatas, ya que tienen un apellido muy particular), es que importaron y practicaron la ley de que, el que corte un árbol, tiene la obligación jovenlandesal de plantar dos. El socialismo puso muchas trabas a los movimientos populares de grandes masas de gente con plena consciencia de su entorno, y también produjo grandes desastres ecológicos, como la desecación de Aral, el Triángulo neցro de Europa del Este, o el desastre de Chernobyl.
 
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