rejon
Madmaxista
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El 'president' insiste en que su objetivo es "culminar la independencia", pero la CUP ya le advierte de que le retirará la confianza si no cumple .
ERC ha alcanzado la presidencia de la Generalitat después de una década de procés malviviendo a la sombra Convergència y sus siglas herederas. Aunque tutelado por Carles Puigdemont y teniendo que haber cedido las áreas más importantes de su futuro Govern a JxCat para llegar al Palau, Pere Aragonès ha sido finalmente investido. Ha salido elegido el republicano a cinco días de la repetición electoral obligatoria y por mayoría absoluta, tras recabar los votos de los neoconvergentes y la CUP. El separatismo ha vuelto a aliarse para mantenerse en el poder con el objetivo de consumar la independencia, explorando un referéndum pactado con el Estado en los próximos dos años y retomando, a partir de entonces, la vía unilateral si la mesa de negociación con el Ejecutivo de Pedro Sánchez no culmina con la autorización de una votación secesionista.
Todavía maniatada por el prófugo, pero cruza la meta la formación liderada por Oriol Junqueras, que primero aceptó integrarse en la Junts pel Sí capitaneada por Artur Mas, que después bendijo la sustitución del padre del proyecto separatista por Puigdemont y que incluso tragó con un vicario confeso como Quim Torra como president.
Asume el reto Aragonès de demostrar que ERC es capaz de revitalizar una causa secesionista desnortada y con la presión añadida de que en dos años deberá someterse a una cuestión de confianza para probar que sigue siendo digno del cargo, tras haber aceptado esa exigencia de la CUP para obtener su apoyo a la investidura. Llegado ese momento juzgarán los antisistema y JxCat si el republicano sigue mereciendo su respaldo o si hay que regresar a las urnas para escoger nuevo capataz.
En 2023 el presidente de la Generalitat deberá haber suscrito un acuerdo con el Gobierno para impulsar un nuevo referéndum a la escocesa, de lo contrario sus aliados exigirán volver a privilegiar la confrontación directa contra el Estado y sólo permitirán que Aragonès continúe al frente de la Generalitat si blande como propia esa estrategia. Sin matices.
Lo ha advertido explícitamente la CUP en la segunda sesión del pleno de investidura. «La mesa de negociación es una vía muerta. Empecemos a trabajar en Cataluña para hacer un referéndum y sostenerlo. Tenemos que desbordar al Estado. Aviso a navegantes, nuestros votos no son un cheque en blanco. Los acuerdos se cumplen», ha prevenido la portavoz de la formación de izquierda radical, Dolors Sabater, quien también ha alertado a Aragonès de que «no podrá sostener esta mayoría parlamentaria» si no ejecuta de inmediato medidas ya pactadas como la disolución de la unidad antidisturbios de los Mossos o su participación en desahucios ordenados judicialmente.
Aragonès ha reiterado, como respuesta, que su Govern tendrá como objetivo «culminar la independencia de Cataluña», como ya anticipó el jueves, durante la primera sesión del pleno de investidura. Lo ha hecho en presencia de Junqueras, su padre político, que ha acudido con un permiso penitenciario al Parlament para comprobar como su pupilo era ungido. Antes, desde la TV3 que aspira a controlar, ha celebrado el presidente de ERC que su partido recupere la presidencia de la Generalitat después de 80 años y juzgado como «inevitable» ese referéndum que el president persigue .
www.elmundo.es
ERC ha alcanzado la presidencia de la Generalitat después de una década de procés malviviendo a la sombra Convergència y sus siglas herederas. Aunque tutelado por Carles Puigdemont y teniendo que haber cedido las áreas más importantes de su futuro Govern a JxCat para llegar al Palau, Pere Aragonès ha sido finalmente investido. Ha salido elegido el republicano a cinco días de la repetición electoral obligatoria y por mayoría absoluta, tras recabar los votos de los neoconvergentes y la CUP. El separatismo ha vuelto a aliarse para mantenerse en el poder con el objetivo de consumar la independencia, explorando un referéndum pactado con el Estado en los próximos dos años y retomando, a partir de entonces, la vía unilateral si la mesa de negociación con el Ejecutivo de Pedro Sánchez no culmina con la autorización de una votación secesionista.
Todavía maniatada por el prófugo, pero cruza la meta la formación liderada por Oriol Junqueras, que primero aceptó integrarse en la Junts pel Sí capitaneada por Artur Mas, que después bendijo la sustitución del padre del proyecto separatista por Puigdemont y que incluso tragó con un vicario confeso como Quim Torra como president.
Asume el reto Aragonès de demostrar que ERC es capaz de revitalizar una causa secesionista desnortada y con la presión añadida de que en dos años deberá someterse a una cuestión de confianza para probar que sigue siendo digno del cargo, tras haber aceptado esa exigencia de la CUP para obtener su apoyo a la investidura. Llegado ese momento juzgarán los antisistema y JxCat si el republicano sigue mereciendo su respaldo o si hay que regresar a las urnas para escoger nuevo capataz.
En 2023 el presidente de la Generalitat deberá haber suscrito un acuerdo con el Gobierno para impulsar un nuevo referéndum a la escocesa, de lo contrario sus aliados exigirán volver a privilegiar la confrontación directa contra el Estado y sólo permitirán que Aragonès continúe al frente de la Generalitat si blande como propia esa estrategia. Sin matices.
Lo ha advertido explícitamente la CUP en la segunda sesión del pleno de investidura. «La mesa de negociación es una vía muerta. Empecemos a trabajar en Cataluña para hacer un referéndum y sostenerlo. Tenemos que desbordar al Estado. Aviso a navegantes, nuestros votos no son un cheque en blanco. Los acuerdos se cumplen», ha prevenido la portavoz de la formación de izquierda radical, Dolors Sabater, quien también ha alertado a Aragonès de que «no podrá sostener esta mayoría parlamentaria» si no ejecuta de inmediato medidas ya pactadas como la disolución de la unidad antidisturbios de los Mossos o su participación en desahucios ordenados judicialmente.
Aragonès ha reiterado, como respuesta, que su Govern tendrá como objetivo «culminar la independencia de Cataluña», como ya anticipó el jueves, durante la primera sesión del pleno de investidura. Lo ha hecho en presencia de Junqueras, su padre político, que ha acudido con un permiso penitenciario al Parlament para comprobar como su pupilo era ungido. Antes, desde la TV3 que aspira a controlar, ha celebrado el presidente de ERC que su partido recupere la presidencia de la Generalitat después de 80 años y juzgado como «inevitable» ese referéndum que el president persigue .
El separatismo inviste a Pere Aragonès y le exige reactivar ya el desafío al Estado
ERC ha alcanzado la presidencia de la Generalitat después de una década de procés malviviendo a la sombra Convergència y sus siglas herederas. Aunque tutelado por Carles...
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