El hombre necio, del que yo no pienso poner en ridículo ni me siento bien por diferenciarlo de mí, puede sentir rechazo hacia estas enseñanzas.
Es mi deber difundir estas palabras, aún no quiero convencer a nadie de ellas, ni tengo interés por ello.
Solo espero hacer el bien y que la iluminación os alcance, pues todos somos una energía, si os hago el bien yo me estoy haciendo el bien a mí mismo.
El desapego de lo material, de los deseos y del pensamiento es la clave. Ese es el camino.
Tao Te King
I
El Tao que puede expresarse no es el Tao eterno.
El Tao que puede nombrarse no es el Tao eterno.
Sin nombre, es el origen del Cielo y la Tierra.
Con nombre, es la progenitora de todas las cosas.
Distinto nombre, pero un mismo origen.
La unidad de ambos es el misterio.
La fuente de donde surgen todas las maravillas.
II
Si conoces lo bello, conoces también lo no bello.
Si conoces lo bueno, conoces también lo no bueno.
Ser y no-ser se originan mutuamente.
Lo fácil y lo difícil se complementan.
Alto y bajo son interdependientes.
Sonido y silencio se armonizan mutuamente.
El antes y el después se suceden entre sí.
El sabio utiliza la no-acción y realiza una enseñanza sin palabras.
Todos los seres se presentan ante el y a ninguno se niega.
Crea, pero no posee.
Realiza pero no retiene.
Cuando termina la obra no se aferra a ella.
Y precisamente por no aferrarse, nada ni nadie le abandona.
III
Evitar la competición en el seno del pueblo.
No desear riquezas mantiene a las personas alejadas del robo.
No haciendo ostentación se evita confusión en el corazón de las personas.
Por eso el sabio se gobierna a si mismo:
Calmando la mente.
Reforzando el abdomen.
Templando la voluntad.
Fortaleciendo los huesos.
Mantiene al pueblo alejado de los malos conocimientos y del exceso de deseos.
Evita que los astutos se atrevan a actuar.
Practica la no-acción.
A si todo se regula por si mismo.
IV
El Tao parece vacío pero nunca se agota.
En su profundidad es el origen de todas las cosas.
Quitando las aristas resuelve las confusiones.
Moderado su brillo, se une a lo mas bajo.
Siendo profundo parece oculto, sin embargo no esta ausente.
No se de quien es hijo.
Pero se que es anterior al Cielo y a la Tierra.
V
El cielo y la tierra no son clementes, tratan a todas las cosas sin apego.
El sabio no es benevolente, trata a las personas con desapego.
El espacio entre el cielo y la tierra es como una flauta, esta vacío y mantiene su forma.
Y, no obstante, su contenido es inagotable.
Cuanto mas lo mueves mas emite.
El que mucho habla pronto se agota.
Es mejor mantener el centro.
VI
El espíritu del valle nunca muere, es el misterioso femenino.
Su puerta es la raíz del cielo y la tierra.
Perseverando sin interrupción, actúa sin agotarse.
VII
El cielo es eterno y la tierra permanente.
Son eterno y permanente porque no viven solo para sí mismos.
Así pueden vivir eternamente.
Por eso el sabio deja de lado su Yo y progresa.
Se desprende de su Yo y se conserva.
Como no quiere nada personal se realiza.
VIII
El agua es como la Bondad Suprema.
El agua beneficia a todos sin competir con nadie.
El agua busca los lugares que el hombre desprecia.
Por eso está próxima al Tao.
El lugar determina la calidad de la jovenlandesada.
La profundidad determina la calidad del pensamiento.
El amor determina la calidad del regalo.
La verdad determina la calidad de la palabra.
En el orden se manifiesta la calidad del gobierno.
El saber hacer determina la calidad de la obra.
El momento adecuado determina la calidad del movimiento.
Quien no se afirma a si mismo se libra de la critica.
IX
Aumentar una cosa sin limites esta destinado al fracaso.
Una espada afilada continuamente no conservara mucho tiempo su hoja.
Una sala llena de oro y jade no se puede proteger para siempre.
Ostentar con orgullo la riqueza y los honores atrae la desgracia.
Una vez acabada la obra, uno se retira.
Este es el camino del Cielo.
X
¿Puedes mantener la unidad sin abandonar el Tao?
¿Sabrías armonizar tu vitalidad y llegar a ser tan flexible como un recién nacido?
¿Sabrías purificar tu visión interior para llegar a la perfección?
¿Sabrías amar a las personas y gobernar una nación sin perder la paz interior?
¿Puedes cuando se abren y cierran las puertas del Cielo mantenerte en calma?
¿Sabrías penetrar todo con claridad y fuerza interior por medio de la no acción?
Engendrar y no poseer.
Producir y no retener.
Dirigir y no dominar.
En esto consiste el misterio de la vida.
Quien así lo entiende comprende el Tao.
XI
Treinta radios convergen en el centro de una rueda,
pero es el vacío lo que hace útil al carro.
Se mezcla barro para hacer una vasija,
pero es el vacío lo que hace útil a la vasija.
Se abren puertas y ventanas en una casa,
pero es el vacío lo que hace útil a la casa.
Por lo tanto, es el Ser el que nos da la utilidad,
pero es el no-ser el que nos permite utilizarlo.
XII
Los cinco colores ciegan al hombre.
Los cinco sonidos dejan sordo al hombre.
Los cinco sabores dejan insensible al paladar.
La prisa y el deseo enloquecen al corazón.
La ambición perturba la conducta.
Por eso, el sabio actúa para el cuerpo y no para el ojo.
Rechaza lo uno y adopta lo otro.
XIII
Favor y menosprecio producen inquietud. ¿Por qué?
Conseguir el favor nos produce inquietud.
Sufrir el menosprecio nos produce inquietud.
¿Por qué se dice que la causa del honor y el desprecio están en la propia persona?
Porque la causa de nuestra miseria esta en nuestro ego.
¿Si no tuviera ego, que cosa podría afectarme?
Por lo tanto, sólo aquel que estime al mundo como a sí mismo,
sera digno de gobernar el mundo.
Sólo aquel que ame al mundo igual que a sí mismo
será digno de administrar el mundo.
XIV
Al mirarlo no lo vemos.
Al escucharlo no lo oímos.
Al palparlo no lo sentimos.
Tres seres que son incognoscibles pero de su unión surge la Unidad.
Lo superior no es luminoso, lo inferior no es oscuro.
Al ser infinito no puede ser nombrado.
Su movimiento es incesante y retorna a su origen.
Es la forma sin forma, la imagen sin imagen.
Yendo a su encuentro no se ve su rostro. Siguiéndolo no se ve su dorso.
Si para dominar la existencia de hoy nos atenemos al Tao de los antiguos
nos será dado conocer el origen de todo.
Es decir, el flujo infinito del Tao.
XV
Los sabios de la antigüedad poseían un conocimiento sutil y un entendimiento profundo.
Tan profundo que era difícil entenderlos.
Debido a que es difícil entenderlos debemos describirlos de la siguiente forma:
Cautelosos, como quien atraviesa un río helado.
Prudentes, como si estuvieran rodeados de peligros.
Discretos, como los invitados.
Pasajeros, como el hielo que se funde.
Sencillos, como la tela sin cortar.
Amplios, como un valle.
Opacos, como el agua turbia.
¿Quién sabe, como ellos, a través del reposo, aclarar lo turbio?
¿Quién sabe, como ellos, a través de la constancia, alcanzar la calma?
Quien se atiene al Tao no anhela la abundancia.
Al no estar llenos, evitan agotarse y alcanzan la plenitud.
XVI
Crea en tu interior el Vacío Supremo.
Una vez en ese estado mantén firme la quietud.
Los seres y las cosas toman forma y surgen a la actividad, para volver de nuevo al reposo.
Así cumplen la ley.
El sabio, contempla en ellos las sucesivas tras*formaciones y observa como retornan a su origen.
Retornar a su origen, significa volver a la naturaleza esencial.
Volver a la naturaleza esencial, significa cumplir la ley.
Cumplir la ley, significa caminar hacia lo eterno.
Caminar hacia lo eterno, significa ver lo invisible.
Quien no camina hacia lo eterno, vive en la confusión, el error y la desgracia.
Quien camina hacia lo eterno, es tolerante.
La tolerancia le conduce a poseer el sentido de lo justo.
El sentido de lo justo, le lleva al dominio de sí mismo.
El dominio de sí mismo, le conduce a estar de acuerdo con la ley de la vida.
Estando de acuerdo con la ley de la vida, se esta en armonía con el Tao.
Estando en armonía con el Tao, alcanza la inmortalidad.
XVII
Con un gran gobernante, apenas se dan cuenta de su existencia.
Al que no lo es tanto, le aman y le elogian.
Al que menos, le temen.
Al de inferiores cualidades, le desprecian.
¡Con cuanta prudencia hay que medir las palabras!
Cuando las obras están acabadas y los asuntos siguen su curso,
la gente dice que está en armonía con la naturaleza.
XVIII
Cuando se abandona el Tao;
Aparecen la jovenlandesalidad y el deber.
Cuando surgen la inteligencia y la habilidad ;
La hipocresía aparece.
Cuando nace el desacuerdo entre parientes,
aparecen el deber filial y el afecto.
Cuando una nación cae en la ignorancia y la confusión:
surgen los leales funcionarios.
XIX
Elimina los meros conocimientos y las personas se beneficiaran cien veces.
Rechaza la jovenlandesalidad, acaba con el deber ,
y el pueblo volverá al deber filial y al amor.
Líbrate de la astucia y de la búsqueda del propio beneficio,
y dejara de haber ladrones y malhechores.
En estos tres asuntos no bastan las bellas apariencias.
Por eso, Procurad que los hombres tengan algo a que atenerse.
Mostrad sencillez, cuidad la sinceridad.
Reducid el egoísmo, moderad los deseos.
Renunciad a la erudición.
Así os librareis de toda preocupación.
XX
Elimina el conocimiento y ya no tendrás preocupaciones.
¿Cuánta diferencia hay entre, “sí señor” y “sí”?
¿Cuánta diferencia hay entre bueno y malo?
Acaso yo también debo temer aquello que otros temen.
Cuan grande es su vaguedad, que no tiene límites.
Desborda la multitud de alegría, como si participara en un banquete,
o como cuando sube a las terrazas de primavera.
Sólo yo permanezco en quietud y no tengo deseos que expresar.
Soy como un bebé que aún no conoce la sonrisa y
vivo libre como una persona sin familia, ni hogar.
Todos los hombres poseen mil cosas superfluas.
En cambio, a mí estas cosas no me interesan.
¿Acaso tengo el corazón de un loco?
¿Tan confundido estoy?
Los demás tienen el aire de seres inteligentes que todo lo han aclarado.
Yo, en cambio, vivo en la ignorancia.
Todos los hombres confían en sí mismos.
Yo voy arrastrado por las olas sin tener un punto en el que sujetarme.
Todos los hombres tienen un propósito.
Sólo yo no busco nada y aparentemente, no tengo objetivo en la vida.
Sólo yo soy distinto de los hombres, porque aprecio a la progenitora
que todo lo nutre, el TAO.
XXI
La gran virtud se manifiesta en vivir de acuerdo al Tao.
El Tao es un ser oscuro y luminoso.
En su oscuridad es luminoso, porque en él están contenidas todas las formas.
En su luminosidad es oscuro, porque en él están contenidas todas las cosas.
Profundo y oscuro, en él se halla la esencia sutil.
Esta esencia sutil es la Verdad Suprema.
En esta Verdad Suprema es en lo único que puede confiarse.
Desde los tiempos remotos, está en ella el nombre de todo lo que ha sido y será.
Los nombres aún subsisten allí debido a que es el Germen de todas las cosas.
Por lo tanto, al Germen podemos llamarle “El Padre de todas las cosas”.
XXII
Hay que ser flexible para conservarse intacto.
Vacío para estar pleno.
Dar para recibir.
No desear para realizarse.
Por eso el sabio conserva la unidad y sirve de ejemplo al mundo.
No se da importancia a si mismo y por eso llega lejos.
No pretende ser algo y por eso brilla.
No esta agitado y los demás no se agitan contra el.
No tiene pretensiones y por eso triunfa.
No compite y nadie compite contra el.
Actuar así es enseñar a los que no saben.
Desde los tiempos inmemoriales, quien conserva la unidad
alcanza el TAO.
XXIII
Hablar lo justo, es estar acorde con la naturaleza.
Una tormenta no dura una mañana entera.
Un huracán no dura todo el día.
Tal es el curso del cielo y la tierra.
Lo que el cielo y la tierra no consiguen que dure;
¿Podrá sostenerlo el ser humano?
Por lo tanto, hay quienes practican el Tao.
Quienes se comportan según el Tao, se unen al Tao.
Quienes se comportan según la Vida, se unen a la vida.
Quienes abandonan el Tao y la Vida se unen al fracaso.
Quienes se unen al Tao, son bien recibidos por el Tao.
Quienes se unen a la Vida, son bien recibidos por la Vida.
Quienes se unen al fracaso son recibidos por el fracaso.
Por eso el Tao actúa sin pedir ni reclamar nada.
XXIV
Si andas de puntillas, no podrás mantenerte erguido.
Si separas demasiado las piernas, no podrás caminar.
Si sólo te miras a ti mismo, no podrás ver con claridad.
Si haces ostentación de tu persona, no brillaras.
Si te jactas, fracasarás.
Si eres orgulloso, no avanzaras.
El sabio llama a ésto: “Sobras de comida y cosas superfluas”
Va contra la ley natural.
Por lo tanto, el que desea alcanzar el Tao no actúa así.
XXV
Hay algo misterioso y solitario que es anterior al cielo y la tierra.
Es la Unidad y el Vacío.
Recorre un circulo infinito y es inagotable.
Es el origen del Universo.
Como no se su nombre, lo llamo Tao.
Si quiero atribuirle una cualidad, lo llamo Grande.
Es Grande porque evoluciona.
Evoluciona y llega lejos.
Llegar lejos es retornar.
Cuatro cosas grandes hay en el universo:
El Sabio que se rige por la ley de la Tierra.
La Tierra que se rige por la ley del Cielo.
El Cielo que se rige por la ley del Tao.
El Tao que se rige por sí mismo.
XXVI
Lo pesado es la raiz de lo ligero.
La quietud es más poderosa que la agitación.
El sabio practica todo el día
sin separarse de su pesado equipaje.
Aunque pueda tener una gran mansión,
su vida diaria aún es sencilla.
¿Cómo puede el hombre del Tao
comportarse con ligereza ante el mundo?
Si su comportamiento es ligero, su raíz se perdera.
Si se agita, perderá su maestría.
XXVII
El buen caminante, no deja huellas.
El buen orador, no necesita rectificar.
El que sabe calcular no necesita ábaco.
Una puerta bien cerrada no necesita candado ni llaves.
Quien sabe atar no necesita cuerdas ni lazos.
El sabio siempre conoce el modo de ayudar a las personas.
Por eso para el no existen hombres poco apreciables.
Para el no hay cosas negativas por que aprende de todas las situaciones.
A esto se llama lucidez.
Así, los hombres sabios, son los maestros de los menos sabios.
Aquel que no percibe su enseñanza en todas las cosas,
no ama la lección y suele perder el camino.
A esto se le llama “ Ver con claridad en lo invisible”.
XXVIII
Quien conoce el yang que hay en él y conserva el su yin,
se convierte en el valle del mundo.
Si es el valle del mundo, vive en lo eterno
y se hace puro como un recién nacido.
Quien conoce su pureza y conserva lo mundano,
es un ejemplo para el mundo.
Si es un ejemplo para el mundo, vive en lo eterno y
retorna al origen.
Quien es brillante por sí mismo y permanece en la humildad,
es el valle del mundo.
Si es el valle del mundo, vive en lo eterno y así retornará
a la simplicidad original.
Esto es como un tronco antes de ser tallado.
Una vez partido el tronco, de él se fabrican los utensilios.
El sabio los utiliza y se convierte así en señor de mandarines.
Un gran gobierno no debe dividirse.
XXIX
He visto fracasar varios intentos de conquistar y manipular el mundo.
El mundo pertenece al espíritu y no debe ser manipulado.
Quien lo manipula, lo corrompe, quien pretende conservarlo lo pierde.
Las cosas que pueden prosperar, también pueden fracasar.
Las cosas que pueden ser cálidas, también pueden ser frías.
Las cosas que pueden ser fuertes, también pueden ser débiles.
Las cosas que pueden elevarse, también pueden caer.
Por eso el sabio evita los extremos y se mantiene en la calma.
XXX
Aquél que vive en el verdadero TAO,
no utiliza las armas para violentar al mundo.
Porque dichas obras se vuelven contra el que las realiza.
Los ejércitos no dejan tras de sí mas que zarzas y espinos.
La miseria sigue siempre a las batallas.
Por eso el hombre sabio busca la solución del problema,
y no utiliza la violencia para vencer.
Alcanza su objetivo sin orgullo.
Alcanza su objetivo sin vanidad.
Alcanza su objetivo sin hacer alarde de fuerza.
Alcanza su objetivo sin forzar nada.
Porque sabe que la violencia es contraria al TAO.
XXXI
Las armas son instrumentos nefastos,
los hombres de bien las detestan.
Quien posee el TAO no las utiliza.
En la vida cotidiana la izquierda es el lugar de honor.
Pero en la guerra, lo es la derecha.
Puesto que las armas son instrumentos nefastos,
el hombre noble procura no utilizarlas.
Solo las utilizara cuando sean necesarias, para defender
la paz y la quietud, que es lo más grande que posee.
Para él ni siquiera una victoria es digna de celebración.
Quien celebra la victoria, obtiene placer con la fin de las personas.
Quien obtiene placer con la fin de las personas,
no puede tener éxito en el mundo.
Por eso en las ocasiones propicias, la izquierda es el lugar de honor.
En las ocasiones desfavorables, la derecha es el lugar de honor.
Por eso en el ejército, el general se coloca a la izquierda
del comandante en jefe, como en los funerales.
Cuando durante una batalla muchas personas han fallecido,
siempre hay lágrimas, una gran pena y tristeza.
Por eso, incluso la victoria se trata según los ritos funerarios.
XXXII
El TAO eterno es la simplicidad sin nombre.
Aun en lo pequeño, el mundo no osa avasallarlo.
Si un gobernante lo poseyera, todos los seres le
le seguirían de buen grado.
Cuando cielo y tierra se armonizan, llueve un dulce rocío.
Sin imponerlo, la paz y el orden se extenderían entre las personas.
Cuando el TAO comienza a ser, surgen los nombres.
Los nombres llegan a ser y así saben cuando parar.
Sabiendo cuando parar, se esta a salvo.
Por eso, el TAO en el mundo puede ser comparado con
los ríos que corren hacia el mar, saben donde terminar.
XXXIII
El que conoce a los demás, es listo.
El que se conoce a sí mismo es sabio.
El que conquista a los demás, es poderoso.
El que se conquista a sí mismo es invencible.
El que no tiene deseos, todo lo posee.
El que no vive para sí mismo, nada le falta.
El que se afirma en la calma, perdura.
El que vive en el TAO, es inmortal.
XXXIV
El gran TAO es omnipresente.
Todas las cosas le deben su existencia.
Cuando termina una obra no pretende poseerla.
Protege y alimenta a todos los seres,
pero no se erige en su dueño.
Como no posee nada, se le puede llamar pequeño.
Como todo depende de él, se le puede llamar Grande.
El sabio puede llegar a ser Grande, porque no se considera como tal.
XXXV
El que sigue la vía del TAO, caminará sin ser dañado.
Pues este camino sólo produce paz y prosperidad.
Ofrece el verdadero TAO y el caminante se parará a escucharte.
Como la música y los manjares detienen al viajero.
Al verdadero TAO se le paladea y no tiene sabor.
Se le mira y no puede ser visto.
Se le escucha y no puede ser oído.
Sin embargo, se le pide y da sin cesar.
XXXVI
Si quieres aplastar algo, permite primero que se expansione.
Si quieres debilitar algo, permite antes que se fortalezca.
Si quieres destruir algo, permite antes que prospere.
Si quieres pedir algo, antes debes darlo.
Esto se llama la ley oculta de las cosas.
La suavidad y la flexibilidad vencen a la dureza y la fuerza.
El pez no puede pescarse en las profundidades.
Los tesoros de la nación no deben exhibirse.
XXXVII
El TAO no actúa y sin embargo nada deja sin hacer.
Si el gobernante posee el TAO,
todos los seres evolucionan de forma natural.
Cuando tengan que actuar,
lo harán desde la unidad sin nombre.
Así no tendrán deseos.
Si no tienen deseos, se serenarán de forma natural,
y tendrán paz.
XXXVIII
El hombre virtuoso, no se tiene por tal y por eso es virtuoso.
El hombre de poca virtud, se cree virtuoso y por eso no lo es.
El hombre virtuoso no actúa y no busca ningún fin.
El hombre de poca virtud actúa y siempre busca algún fin.
Quien posee la mas alta caridad actúa sin buscar ningún fin.
Quien posee la mas alta justicia, actúa y busca algún fin.
Cuando el necio expone su opinión,
busca que todos participen de ella, si no es así,
intenta imponerla por la fuerza.
Si se pierde el TAO, aparece la verdad.
Si se pierde la verdad, aparece la caridad.
Si se pierde la caridad, aparece la justicia.
Si se pierde la justicia, aparecen la jovenlandesal.
La jovenlandesal es la carencia de fe y lealtad,
y el comienzo de la confusión.
La premeditación no es mas que la ilusión del TAO,
y el principio de la necedad.
El hombre virtuoso se atiene a la totalidad y no a la parte.
Vive en el Ser, no en la ilusión.
Abandona ésta y se atiene a aquél.
XXXIX
Estos son los que alcanzaron el UNO:
El cielo alcanzó el UNO y se purificó.
La tierra alcanzó el UNO y se estabilizó.
Los Dioses alcanzaron el UNO y se hicieron poderosos.
El Vacío alcanzó el UNO y se llenó.
Todas las cosas alcanzaron el UNO y se reprodujeron.
Los reyes y príncipes alcanzaron el UNO
y se convirtieron en un ejemplo para el mundo.
Todo esto es lo que produce la unidad.
Sin pureza, los cielos pueden temblar.
Sin firmeza, la tierra puede romperse.
Sin poder, los dioses pueden sucumbir.
Sin estar pleno, el vacío puede derrumbarse.
Sin reproducirse, todas las cosas pueden agotarse.
Sin poseer el TAO, los sabios pueden envilecerse.
Por ello todas las cosas dependen de las demás
para mantenerse sólidas.
Por eso la nobleza tiene su raíz en lo humilde.
Lo superior tiene en lo inferior su fundamento.
Por eso el sabio es humilde.
Por eso el sabio no desea brillar como el jade,
ni ser duro como una roca.
XL
Retornar al origen, es el movimiento del TAO.
Se manifiesta por medio de la suavidad y la flexibilidad.
Todas las cosas nacen del Ser.
El Ser nace del No-Ser.
XLI
Cuando un sabio oye hablar del TAO, lo entiende y obra según el.
Cuando el hombre medio oye hablar del TAO, lo entiende en parte y en parte, duda.
Cuando un hombre vulgar oye hablar del TAO, se ríe a carcajadas.
Si éste no se ríe a carcajadas, es que no se le ha hablado del verdadero TAO.
Por lo tanto, los sabios de la antigüedad dijeron que en el TAO:
La luz parece oscuridad.
La sabiduría parece necedad.
Progresar es retornar.
La Virtud mas elevada es vacío.
La Virtud mas vasta es insuficiente.
La Virtud mas solida es inestable.
La pura verdad parece falsedad.
El Gran cuadrado no tiene ángulos.
El Gran vaso jamas se llena.
La Gran voz es silencio.
La Gran imagen carece de forma.
El TAO eterno hace que todas las cosas alcancen su plenitud.
XLII
El TAO engendra el Uno.
El Uno engendra el Dos.
El Dos engendra el Tres.
El Tres engendra todas las cosas.
Todas las cosas se nutren con el Yin y se vitalizan con el Yang.
La energía que fluye las armoniza.
Lo que los hombres aborrecen, lo toma el sabio para él:
Soledad, pobreza e ignorancia.
Porque las cosas, crecen cuando menguan y viceversa.
Yo enseño lo que otros han enseñado:
Quien usa la violencia no tendrá un buen fin.
Por tanto, este será el punto de partida de mi doctrina.
XLIII
Lo suave vence a lo fuerte. Lo flexible a lo rígido.
El No-Ser penetra donde no existe el menor resquicio.
Pocos en el mundo comprenden la enseñanza sin palabras
y el beneficio de la No-Acción.
XLIV
¿Qué valoramos mas, la fama o la propia vida?
¿Qué valoramos mas, la salud o la riqueza?
¿Qué nos afecta mas, la ganancia o la perdida?
Por eso una gran ambición conduce a la ruina.
Quien mucho atesora, sufrirá grandes perdidas.
Quien sabe contenerse, no conoce la humillación.
Quien sabe parar a tiempo, evita el peligro.
Y podrá vivir mucho tiempo.
XLV
La gran perfección parece imperfecta, pero su eficacia es infinita.
La gran plenitud parece vacía, pero su eficacia es inagotable.
La gran rectitud, a simple vista, parece torcida.
La gran habilidad, a simple vista, parece torpe.
El mejor orador, a simple vista, parece tartamudear.
La actividad vence al frío.
El reposo vence al calor.
Quien conoce la paz y la quietud puede ser el señor del mundo.
XLVI
Cuando el Tao prevalece en el mundo,
los caballos se utilizan para cultivar los campos.
Cuando el Tao no prevalece en el mundo,
los caballos crían en el campo de batalla.
El mayor castigo es dejarse llevar por los deseos.
La mayor desdicha es no saber contentarse.
El mayor defecto es la ambición.
Por eso quien sabe contentarse,
siempre tendrá suficiente.
XLVII
Sin salir de tu casa, puedes conocer el mundo.
Sin mirar por la ventana, puedes conocer el Espíritu.
Cuanto más lejos vas, menos conoces.
Por eso el sabio no necesita viajar para conocer.
No necesita observar para se lúcido.
No necesita actuar para realizar.
XLVIII
Por el estudio, se crece día a día.
Por el Tao, se disminuye día a día.
Disminuyendo día a día, se llega a la no acción.
Al llegar a la no acción, nada se deja sin hacer.
Conquistar el mundo no es posible por medio de la acción.
Por la no acción, se es el mundo.
XLIX
El corazón del sabio ya no es suyo.
Es el corazón de todos los seres humanos.
Es bueno con los que son buenos,
y también con los que no lo son.
Esto es vivir con bondad.
Es leal con los que lo son con el,
y también con los que no lo son.
Esto es vivir con lealtad.
El sabio guarda silencio ante el ruido del mundo.
Pero lo abarca con su corazón.
Todos lo miran y lo escuchan.
Y él los acoge como hijos suyos.
L
A venir, lo llamamos vida;
A marchar, lo llamamos fin.
Unos aman la vida.
Otros aman la fin.
Otros, en vida, no se acuerdan de la fin.
Pocos entienden la vida y pocos entienden la fin.
La razón de esto, es que las personas quieren
ante todo, acrecentar su vida.
Por eso desconocen el sentido de la vida y de la fin.
El que conoce el secreto de la vida y de la fin
camina sobre la tierra sin temor al rinoceronte, ni al tigre.
Y avanza en medio de la batalla sin que le toquen las armas.
El rinoceronte no encuentra dónde hincar el cuerno.
El tigre no encuentra dónde clavar sus garras.
El arma no encuentra dónde hundir su filo.
Porque no puede ser presa de la fin.
LI
El Tao engrendra. La Vida nutre.
El entorno moldea. Las influencias perfeccionan.
Todos los seres veneran al Tao, y aprecian la vida.
Y lo hacen sin presiones externas, espontáneamente.
El Tao engendra y la Vida nutre, alienta, cuida,
perfecciona, cubre y ampara.
Engendra pero no posee, nutre pero no hace
alarde de ello, da crecimiento pero no gobierna.
Esta es la Virtud Suprema y el secreto de la vida.
LII
El origen del mundo es la progenitora de todas las cosas.
El que conoce a la progenitora y permanece junto a sus hijos,
y el que conoce a los hijos y permanece junto a la progenitora,
queda a salvo para siempre.
Quien cerrando la boca y los ojos, permanece en la
tranquilidad y la calma. Nunca sufrirá penas.
Quien abre su boca y sus ojos, y quiere obtener beneficios
para sí mismo. En toda su vida no tendrá paz.
Ver lo sutil es clarividencia.
Desarrollar la sabiduría es fortaleza.
Usa la luz para volver a la claridad.
Así no correrás ningún peligro.
Esto es alcanzar el Tao Eterno.
LIII
Al seguir el camino, estate atento a no desviarte.
Al seguir el verdadero camino, no prestes atención a los senderos.
Donde la gente brilla en la corte, los campos están sin cultivar.
Donde los graneros están vacíos, los trajes son deslumbrantes.
Donde se llevan armas relucientes y triunfan la ambición y el
afán de riqueza, allí reina el desorden y la corrupción del camino.
LIV
Lo que se ha plantado bien, arraiga profundamente.
Lo que bien se sujeta, no se escapa.
El esfuerzo generoso siempre tendrá recompensa.
Cultivada en el individuo, la Virtud será suya.
Cultivada en la familia, la Virtud les dará abundancia.
Cultivada en la comunidad, la Virtud será prolongada.
Cultivada en el gobierno, la Virtud traerá prosperidad al estado.
Cultivada en el mundo, la Virtud será Universal.
Para juzgar a otra persona, tómate a ti mismo como criterio.
Para juzgar a otra familia, toma la tuya como referencia.
Para juzgar a otra comunidad, piensa en la tuya propia.
Para juzgar a otro país, toma al tuyo como criterio.
Para juzgar a otro mundo, toma el tuyo como referencia.
¿Cómo sabré la forma de cuidar el mundo?
De ese modo.
LV
El hombre virtuoso es como un recién nacido.
Las serpientes venenosas no le pican.
Las fieras no le muerden.
Las aves rapaces no le atacan.
Sus huesos son blandos y sus músculos flexibles.
Pero sabe agarrar con firmeza.
Aun conociendo la unión del hombre y la mujer.
Su vitalidad es plena.
Puede gritar todo el día sin volverse ronco.
Porque conoce la plenitud de la calma.
Conocer la paz es ser eterno.
Conocer lo eterno es ser iluminado.
Es feliz porque acrecienta la vida.
Es fuerte porque emplea su energía.
Si te haces fuerte y envejeces,
es debido a la ausencia del TAO.
Porque lo que carece del TAO pronto se agota.
LVI
Quien sabe no habla.
Quien habla no sabe.
El sabio cierra sus sentidos al mundo exterior.
Al que solo abre su corazón.
Concentra en el interior todas sus energías.
Ordenando así sus pensamientos.
Descarta los superficiales y medita en los profundos.
Entonces el sabio se funde con todo.
Lo que significa fusión oculta con el TAO.
Quien obtiene esta fusión no es afectado por
amistades o enemistades.
Ni por el frío o el calor.
Ni por las ganancias o las perdidas.
Por la magnificencia o la bajeza.
Por eso, es ensalzado en la tierra y
su ejemplo es beneficioso para todos.
LVII
Con la rectitud se gobierna un estado.
Con la astucia se dirige un ejercito.
Con la no acción se conquista el mundo.
¿Cómo sé yo que esto es así?
Cuantas más restricciones y prohibiciones haya,
más empobrecida estará la gente.
Cuantos más utensilios militares haya,
más se arruinarán los estados.
Cuantas más cosas se le ofrezcan a la gente,
más inquietas y llenas de deseos estarán.
Cuantas más leyes y decretos se promulgen,
más infractores habrá.
Por eso el sabio dice:
Practico la no acción y el pueblo por sí mismo progresa.
Amo la calma y el pueblo por sí mismo es justo.
No tengo ambición y el pueblo por sí mismo se enriquece.
Mi deseo es no tener deseos y el pueblo por sí
mismo retorna a la simplicidad original.
LVIII
Si se gobierna con quietud y discreción,
se tienen súbditos leales y honrados.
Si se gobierna con dureza y exigencia,
el pueblo se vuelve desconfiado.
La desdicha tiene su origen en la dicha.
La dicha acecha detrás de la desdicha.
¿Quien conoce sus limites?
No hay regla.
La rectitud se vuelve extravagancia.
Lo bueno se vuelve perverso.
Ésto ha tenido confusa a la humanidad
durante mucho tiempo.
Por eso el sabio es firme, pero no cortante.
Agudo pero sin herir.
Recto pero tolerante.
Brilla pero no deslumbra.
LIX
Para gobernar a los hombres y servir al cielo
no hay nada mejor que la moderación.
Solo la moderación trata las cosas en su justo momento.
Así se acumulan y desarrollan las energías vitales.
Este aumento permite responder a cualquier situación.
Siendo capaces de responder a cualquier situación,
no tenemos limites.
Si no tenemos limites podemos unirnos al mundo.
Uniéndonos a la progenitora Universal, duramos eternamente.
Este es el Tao de raíz profunda y de base firme.
El Tao de la eterna existencia y de la contemplación permanente.
LX
Gobernar un gran estado es como cocinar un pez pequeño.
Cuando el mundo es gobernado desde el Tao,
los espíritus no aparecen.
No es que los espíritus no esten presentes,
sino que sus poderes no dañan a los seres humanos.
No solo los espíritus no dañan a los seres humanos,
sino que el sabio tampoco los daña.
Ambas partes no se dañan y así sus virtudes se unen.
LXI
Un gran estado es como las tierras bajas hacia las que
fluyen las aguas; es el aspecto femenino del mundo.
Por su quietud, lo femenino siempre vence a lo masculino.
Para alcanzar la quietud es necesaria la humildad.
Por lo tanto, si un gran estado adopta una actitud humilde
hacia otro más pequeño, lo gana.
Si un país pequeño adopta una posición humilde hacia
otro más grande, sera apoyado por este.
Uno por mostrarse humilde gana. El otro es ganado por la humildad.
Un gran estado solo necesita alimentar y proteger al pequeño.
Así le proporciona un entorno adecuado para su desarrollo.
El estado menor solo necesita cooperar con el mayor.
Así ambos estados conseguirán lo que desean.
Pero el mayor de ellos es el que debe ser más humilde.
LXII
El Tao es el hogar de todos los seres.
Es tesoro para el bueno y refugio para el que no lo es.
Las palabras nobles tienen gran valor para el que las dice.
Las acciones nobles, son un regalo para el que las realiza.
Los no buenos, son el instrumento que ayuda a las que lo son.
Por eso el sabio que vive en el Tao, comprende
a los que no son buenos y no los rechaza.
Por tanto, cuando se corona a un emperador,
mejor que hacer ostentación de sus riquezas y poder
seria permanecer sentado en su trono y ofrecer el Tao.
¿Por qué los antiguos tenían al Tao en tan gran estima?
¿Acaso no se dice que con el Tao se obtiene lo que se
busca y que con él se ve al que ha cometido un delito?
Por eso el Tao es lo más preciado que hay en el mundo.
LXIII
Actúa mediante la no – acción.
Actúa de forma espontánea.
Saborea lo que no tiene sabor.
Ten por grande lo pequeño y por mucho lo poco.
Responde con la virtud a los que no te quieren.
Aborda lo difícil mientras aún es fácil.
Aborda lo grande mientras aún es pequeño.
Por eso el sabio nunca hace nada grande y,
no obstante, realiza lo grande.
El que mucho promete, rara vez lo cumple.
El que tiene muchas metas, encuentra muchas
dificultades para realizarlas.
Por eso el sabio medita las dificultades
y así nunca las tiene.
LXIV
Lo que está en reposo es fácil de retener.
Lo que no ha sucedido es fácil de resolver.
Lo que es frágil es fácil de romper.
Lo que es menudo es fácil de dispersar.
Prevenir antes de que suceda.
Ordenar antes de la confusión.
El árbol que casi no puede rodearse con los brazos,
brotó de una semilla minúscula.
La torre de nueve pisos, comenzó con un montón de tierra.
El viaje de mil kilómetros, empezó con un paso.
Por la acción se fracasa. Quien tiene pierde.
Por eso, el sabio practica la no acción y no fracasa.
Nada posee y nada pierde.
El ser humano suele malograr la obra
cuando está a punto de completarla.
Cuidando del final como del principio,
ninguna obra se perdería.
Por eso, el sabio aspira a no desear nada,
y a desapegarse de lo valioso.
Aprende a no aprender, regresa por el camino
que los demás no han recorrido.
Practicando la no acción,
favorece la evolución de todos los seres.
LXV
Los sabios de la antigüedad que poseían el Tao
mantenían al pueblo en su sencillez original.
Un pueblo con muchas opiniones es difícil de conducir.
Cuando se intenta conducir al Tao a un pueblo con muchas
opiniones, lo que se consigue es justo lo contrario.
El sabio conduce a las personas al Tao enseñando el retorno.
Tener siempre presente el Tao y el retorno, es también una
norma esencial.
Tener siempre presente esta norma esencial, se llama
Virtud Misteriosa.
Porque solo cuando las cosas retornan a su origen,
encuentran la armonía y surge el Tao.
LXVI
¿Por qué los mares y los grandes ríos
prevalecen sobre los arroyos?
Porque se mantienen más bajos.
Así, si el sabio quiere ser escuchado por su gente,
debe hablar como si estuviera por debajo de ellos.
Si quiere ir por delante de ellos,
debe actuar como si fuera por detrás.
Por eso, el sabio se coloca debajo de todos
y así no hace sentir su peso sobre nadie.
Se lleva bien con los que no lo son
y por eso es grande.
Todo el mundo le apoya de buen grado
y no se cansan de el.
Como el sabio no compite,
nadie en el mundo puede competir con él.
LXVII
Todo el mundo dice que el Tao es Grande, pero inútil.
Precisamente por ser grande, no vemos su utilidad.
Porque solo vemos la utilidad de los pequeño.
Tengo tres tesoros que estimo y conservo.
El primero, es el Amor.
El segundo, es la austeridad.
El tercero, es la humildad.
Con Amor se puede ser valeroso.
Con austeridad se puede ser generoso.
Con humildad se puede progresar.
Si la gente no tiene Amor,
no tendrá móvil para la valentía.
Si no tienen austeridad, no serán generosos.
Si no son humildes, no progresarán porque
no ven una meta por encima de ellos.
Así, cuando llega la fin, les domina el miedo,
el dolor y la ignorancia.
Con Amor se es victorioso en el combate
y firme en la defensa.
Mediante el Amor, el cielo proporciona protección.
LXVIII
El que sabe caminar bien, no se agota.
El que sabe luchar bien, no se irrita.
El que sabe vencer bien, no combate.
El que sabe ser fuerte, es humilde.
El Tao no lucha y este es su secreto.
Quien lo comprende y lo sigue,
entra en armonía con el cielo.
Este es un principio eterno.
LXIX
Los estrategas militares tienen un dicho:
“No quiero ser anfitrión, sino huésped;
prefiero ceder antes de avanzar.”
Esto es lo que se llama avanzar sin moverse.
Repeler sin mover los brazos.
Conservar sin resistir.
Vencer sin usar las armas.
El mayor error es subestimar al enemigo.
Esto seria como perder mis tesoros.
Cuando dos ejércitos iguales luchan,
vence el que lo hace con misericordia.
LXX
Mis palabras son fáciles de comprender y fáciles de realizar.
Aunque pocos las comprenden y pocos las realizan.
Mis palabras se basan en un principio eterno.
Los echos de los hombres solo tienen una causa.
Como no comprenden el principio, no me comprenden a mí.
Lo que me otorga valor es que pocos me comprenden.
Así, el sabio camina con pobres vestiduras,
pero en el pecho oculta una joya preciosa.
LXXI
Saber que no se sabe, es el comienzo de la Sabiduría.
Quien cree que sabe, pero no sabe, es un ignorante.
Quien reconoce su ignorancia, está saliendo de ella.
El sabio reconoce que no sabe. Y por eso es sabio.
LXXII
Cuando las cosas no se desean es cuando llegan.
Cuando las cosas no se temen es cuando se alejan.
Si eres respetuoso con los demás y no le insultas,
ellos te respetarán y no te insultarán.
El Sabio se conoce a sí mismo y no quiere aparentar.
Ama el Tao, pero no busca cubrirse de gloria.
Por eso rechaza la violencia y se afirma en la calma.
LXXIII
El valor con temeridad lleva a la fin.
El valor sin temeridad lleva a la vida.
Perjudicial lo uno y beneficioso lo otro.
De lo que al cielo disgusta,
¿Quién puede saber el motivo?
Por eso el Sabio lo tiene en cuenta.
El Tao no lucha pero siempre vence.
No habla y, sin embargo, responde siempre
con la respuesta adecuada.
No llama y, sin embargo, todo llega por sí solo.
Posee la calma y, sin embargo, hace bien las cosas.
La red del cielo es de malla ancha, pero no pierde nada.
LXXIV
Si la gente no teme a la fin,
amenazarles con ella, ¿surtirá algún efecto?
Pero si la gente teme a la fin,
¿debemos castigarles con ella?
Siempre hay un poder superior que mata.
Si matamos en lugar de ese poder superior,
seria como manejar el hacha en lugar del leñador.
El que pretende manejar el hacha en lugar del
leñador, rara vez acaba el trabajo sin herirse.
LXXV
Si el pueblo pasa hambre, es porque sus
gobernantes imponen demasiados impuestos.
Por eso el pueblo pasa hambre.
Si el pueblo es difícil de gobernar, es porque
sus gobernantes intervienen demasiado.
Por eso el pueblo es difícil de gobernar.
Si el pueblo se arriesga demasiado, es porque
sus gobernantes persiguen una vida lujosa.
Por eso el pueblo arriesga su vida demasiado.
Quien no actúa por amor a la propia vida,
es más sabio que el que la derrocha corriendo
en pos de ella.
LXXVI
El ser humano es la nacer, suave y flexible.
Pero al morir es duro y rígido.
Las plantas mientras viven son blandas y delicadas.
Pero al morir son secas y quebradizas.
Por lo tanto lo duro y rígido son cualidades de la fin.
Lo suave y flexible son cualidades de la vida.
Un ejercito inflexible no saldrá victorioso.
Un árbol fuerte y rígido termina quebrándose.
Por lo tanto lo duro y rígido es inferior.
Lo suave y flexible es superior.
LXXVII
El Tao del cielo se asemeja a un arquero que tensa el arco:
Aplasta lo elevado, realza lo bajo, disminuye el exceso y
aumenta lo escaso.
Por eso el Tao del cielo quita al que tiene más
y colma al que no tiene suficiente.
El camino de la humanidad, quita al que no tiene bastante
y da más al que ya tiene de sobra.
¿Quién es capaz de dar lo que le sobra a quien lo necesita
si no es aquél que posee el Tao?
Por eso el sabio:
Realiza pero no posee, actúa, pero no pide recompensa.
Y porque no pide recompensa es siempre recompensado.
Por eso no necesita demostrar su valía.
LXXVIII
Nada hay en el mundo más blando y dócil que el agua.
Sin embargo, en moldear la dura roca, nada puede superarla.
Por eso nada puede sustituirla.
Lo flexible vence a lo duro.
Lo suave vence a lo fuerte.
Todo el mundo sabe esto, sin embargo pocos lo practican.
Por eso el sabio dice:
“Solamente quien asuma las injusticias del estado, puede
ser rey del país; solamente quien asume las desgracias de
la humanidad, merece llamarse soberano del mundo.”
Aunque estas palabras parezcan paradójicas expresan la verdad.
LXXIX
Si después de apaciguar un gran resentimiento aún queda
un atisbo de rencor; ¿Cómo podríamos estar contentos?
Por eso el sabio aunque posee el contrato del préstamo,
nunca pide nada a sus deudores.
Quien posee la virtud, cumple con su deber.
Quien no posee la virtud, exige sus derechos.
El Tao del cielo es ecuánime.
Siempre se encuentra allí donde está el hombre de bien.
LXXX
Tiene muy pocos habitantes la Patria del Tao.
Aun cuando poseen las más fastuosas ropas de ceremonial,
jamás las usan.
No temen a la fin, ni la huyen.
No necesitan viajar.
Por eso no utilizan embarcaciones ni carruajes.
No combaten jamás.
Por tanto, desconocen la lucha, aunque tienen cota de mallas
y armas poderosas.
Como los sabios de la antigüedad, a diario, revisan sus actos.
Disfrutan de su comida, se visten elegantemente, sus costumbres
son alegres y sus hogares apacibles.
A distancia ven las aldeas vecinas.
Oyen el canto de los gallos y el ladrido de los perros.
Aunque todo ésto no les interesa, pues conocen el secreto de la
inmortalidad y viven en un estado de plenitud hasta el momento
de su fin, que realizan sin salir de su Patria.
LXXXI
Las palabras que expresan la verdad, no son siempre agradables.
Las palabras que son agradables, no son siempre la verdad.
Un hombre bueno, no siempre las discute.
El que las discute, no es siempre bueno.
El sabio no necesita ser culto.
El culto no siempre es sabio.
El sabio no acumula para sí.
Por lo tanto, vive para los demás y vive plenamente.
Da a los demás y vive en la abundancia.
El Tao del cielo beneficia sin perjudicar.
El Tao del sabio realiza sin competir.
Es mi deber difundir estas palabras, aún no quiero convencer a nadie de ellas, ni tengo interés por ello.
Solo espero hacer el bien y que la iluminación os alcance, pues todos somos una energía, si os hago el bien yo me estoy haciendo el bien a mí mismo.
El desapego de lo material, de los deseos y del pensamiento es la clave. Ese es el camino.
Tao Te King
I
El Tao que puede expresarse no es el Tao eterno.
El Tao que puede nombrarse no es el Tao eterno.
Sin nombre, es el origen del Cielo y la Tierra.
Con nombre, es la progenitora de todas las cosas.
Distinto nombre, pero un mismo origen.
La unidad de ambos es el misterio.
La fuente de donde surgen todas las maravillas.
II
Si conoces lo bello, conoces también lo no bello.
Si conoces lo bueno, conoces también lo no bueno.
Ser y no-ser se originan mutuamente.
Lo fácil y lo difícil se complementan.
Alto y bajo son interdependientes.
Sonido y silencio se armonizan mutuamente.
El antes y el después se suceden entre sí.
El sabio utiliza la no-acción y realiza una enseñanza sin palabras.
Todos los seres se presentan ante el y a ninguno se niega.
Crea, pero no posee.
Realiza pero no retiene.
Cuando termina la obra no se aferra a ella.
Y precisamente por no aferrarse, nada ni nadie le abandona.
III
Evitar la competición en el seno del pueblo.
No desear riquezas mantiene a las personas alejadas del robo.
No haciendo ostentación se evita confusión en el corazón de las personas.
Por eso el sabio se gobierna a si mismo:
Calmando la mente.
Reforzando el abdomen.
Templando la voluntad.
Fortaleciendo los huesos.
Mantiene al pueblo alejado de los malos conocimientos y del exceso de deseos.
Evita que los astutos se atrevan a actuar.
Practica la no-acción.
A si todo se regula por si mismo.
IV
El Tao parece vacío pero nunca se agota.
En su profundidad es el origen de todas las cosas.
Quitando las aristas resuelve las confusiones.
Moderado su brillo, se une a lo mas bajo.
Siendo profundo parece oculto, sin embargo no esta ausente.
No se de quien es hijo.
Pero se que es anterior al Cielo y a la Tierra.
V
El cielo y la tierra no son clementes, tratan a todas las cosas sin apego.
El sabio no es benevolente, trata a las personas con desapego.
El espacio entre el cielo y la tierra es como una flauta, esta vacío y mantiene su forma.
Y, no obstante, su contenido es inagotable.
Cuanto mas lo mueves mas emite.
El que mucho habla pronto se agota.
Es mejor mantener el centro.
VI
El espíritu del valle nunca muere, es el misterioso femenino.
Su puerta es la raíz del cielo y la tierra.
Perseverando sin interrupción, actúa sin agotarse.
VII
El cielo es eterno y la tierra permanente.
Son eterno y permanente porque no viven solo para sí mismos.
Así pueden vivir eternamente.
Por eso el sabio deja de lado su Yo y progresa.
Se desprende de su Yo y se conserva.
Como no quiere nada personal se realiza.
VIII
El agua es como la Bondad Suprema.
El agua beneficia a todos sin competir con nadie.
El agua busca los lugares que el hombre desprecia.
Por eso está próxima al Tao.
El lugar determina la calidad de la jovenlandesada.
La profundidad determina la calidad del pensamiento.
El amor determina la calidad del regalo.
La verdad determina la calidad de la palabra.
En el orden se manifiesta la calidad del gobierno.
El saber hacer determina la calidad de la obra.
El momento adecuado determina la calidad del movimiento.
Quien no se afirma a si mismo se libra de la critica.
IX
Aumentar una cosa sin limites esta destinado al fracaso.
Una espada afilada continuamente no conservara mucho tiempo su hoja.
Una sala llena de oro y jade no se puede proteger para siempre.
Ostentar con orgullo la riqueza y los honores atrae la desgracia.
Una vez acabada la obra, uno se retira.
Este es el camino del Cielo.
X
¿Puedes mantener la unidad sin abandonar el Tao?
¿Sabrías armonizar tu vitalidad y llegar a ser tan flexible como un recién nacido?
¿Sabrías purificar tu visión interior para llegar a la perfección?
¿Sabrías amar a las personas y gobernar una nación sin perder la paz interior?
¿Puedes cuando se abren y cierran las puertas del Cielo mantenerte en calma?
¿Sabrías penetrar todo con claridad y fuerza interior por medio de la no acción?
Engendrar y no poseer.
Producir y no retener.
Dirigir y no dominar.
En esto consiste el misterio de la vida.
Quien así lo entiende comprende el Tao.
XI
Treinta radios convergen en el centro de una rueda,
pero es el vacío lo que hace útil al carro.
Se mezcla barro para hacer una vasija,
pero es el vacío lo que hace útil a la vasija.
Se abren puertas y ventanas en una casa,
pero es el vacío lo que hace útil a la casa.
Por lo tanto, es el Ser el que nos da la utilidad,
pero es el no-ser el que nos permite utilizarlo.
XII
Los cinco colores ciegan al hombre.
Los cinco sonidos dejan sordo al hombre.
Los cinco sabores dejan insensible al paladar.
La prisa y el deseo enloquecen al corazón.
La ambición perturba la conducta.
Por eso, el sabio actúa para el cuerpo y no para el ojo.
Rechaza lo uno y adopta lo otro.
XIII
Favor y menosprecio producen inquietud. ¿Por qué?
Conseguir el favor nos produce inquietud.
Sufrir el menosprecio nos produce inquietud.
¿Por qué se dice que la causa del honor y el desprecio están en la propia persona?
Porque la causa de nuestra miseria esta en nuestro ego.
¿Si no tuviera ego, que cosa podría afectarme?
Por lo tanto, sólo aquel que estime al mundo como a sí mismo,
sera digno de gobernar el mundo.
Sólo aquel que ame al mundo igual que a sí mismo
será digno de administrar el mundo.
XIV
Al mirarlo no lo vemos.
Al escucharlo no lo oímos.
Al palparlo no lo sentimos.
Tres seres que son incognoscibles pero de su unión surge la Unidad.
Lo superior no es luminoso, lo inferior no es oscuro.
Al ser infinito no puede ser nombrado.
Su movimiento es incesante y retorna a su origen.
Es la forma sin forma, la imagen sin imagen.
Yendo a su encuentro no se ve su rostro. Siguiéndolo no se ve su dorso.
Si para dominar la existencia de hoy nos atenemos al Tao de los antiguos
nos será dado conocer el origen de todo.
Es decir, el flujo infinito del Tao.
XV
Los sabios de la antigüedad poseían un conocimiento sutil y un entendimiento profundo.
Tan profundo que era difícil entenderlos.
Debido a que es difícil entenderlos debemos describirlos de la siguiente forma:
Cautelosos, como quien atraviesa un río helado.
Prudentes, como si estuvieran rodeados de peligros.
Discretos, como los invitados.
Pasajeros, como el hielo que se funde.
Sencillos, como la tela sin cortar.
Amplios, como un valle.
Opacos, como el agua turbia.
¿Quién sabe, como ellos, a través del reposo, aclarar lo turbio?
¿Quién sabe, como ellos, a través de la constancia, alcanzar la calma?
Quien se atiene al Tao no anhela la abundancia.
Al no estar llenos, evitan agotarse y alcanzan la plenitud.
XVI
Crea en tu interior el Vacío Supremo.
Una vez en ese estado mantén firme la quietud.
Los seres y las cosas toman forma y surgen a la actividad, para volver de nuevo al reposo.
Así cumplen la ley.
El sabio, contempla en ellos las sucesivas tras*formaciones y observa como retornan a su origen.
Retornar a su origen, significa volver a la naturaleza esencial.
Volver a la naturaleza esencial, significa cumplir la ley.
Cumplir la ley, significa caminar hacia lo eterno.
Caminar hacia lo eterno, significa ver lo invisible.
Quien no camina hacia lo eterno, vive en la confusión, el error y la desgracia.
Quien camina hacia lo eterno, es tolerante.
La tolerancia le conduce a poseer el sentido de lo justo.
El sentido de lo justo, le lleva al dominio de sí mismo.
El dominio de sí mismo, le conduce a estar de acuerdo con la ley de la vida.
Estando de acuerdo con la ley de la vida, se esta en armonía con el Tao.
Estando en armonía con el Tao, alcanza la inmortalidad.
XVII
Con un gran gobernante, apenas se dan cuenta de su existencia.
Al que no lo es tanto, le aman y le elogian.
Al que menos, le temen.
Al de inferiores cualidades, le desprecian.
¡Con cuanta prudencia hay que medir las palabras!
Cuando las obras están acabadas y los asuntos siguen su curso,
la gente dice que está en armonía con la naturaleza.
XVIII
Cuando se abandona el Tao;
Aparecen la jovenlandesalidad y el deber.
Cuando surgen la inteligencia y la habilidad ;
La hipocresía aparece.
Cuando nace el desacuerdo entre parientes,
aparecen el deber filial y el afecto.
Cuando una nación cae en la ignorancia y la confusión:
surgen los leales funcionarios.
XIX
Elimina los meros conocimientos y las personas se beneficiaran cien veces.
Rechaza la jovenlandesalidad, acaba con el deber ,
y el pueblo volverá al deber filial y al amor.
Líbrate de la astucia y de la búsqueda del propio beneficio,
y dejara de haber ladrones y malhechores.
En estos tres asuntos no bastan las bellas apariencias.
Por eso, Procurad que los hombres tengan algo a que atenerse.
Mostrad sencillez, cuidad la sinceridad.
Reducid el egoísmo, moderad los deseos.
Renunciad a la erudición.
Así os librareis de toda preocupación.
XX
Elimina el conocimiento y ya no tendrás preocupaciones.
¿Cuánta diferencia hay entre, “sí señor” y “sí”?
¿Cuánta diferencia hay entre bueno y malo?
Acaso yo también debo temer aquello que otros temen.
Cuan grande es su vaguedad, que no tiene límites.
Desborda la multitud de alegría, como si participara en un banquete,
o como cuando sube a las terrazas de primavera.
Sólo yo permanezco en quietud y no tengo deseos que expresar.
Soy como un bebé que aún no conoce la sonrisa y
vivo libre como una persona sin familia, ni hogar.
Todos los hombres poseen mil cosas superfluas.
En cambio, a mí estas cosas no me interesan.
¿Acaso tengo el corazón de un loco?
¿Tan confundido estoy?
Los demás tienen el aire de seres inteligentes que todo lo han aclarado.
Yo, en cambio, vivo en la ignorancia.
Todos los hombres confían en sí mismos.
Yo voy arrastrado por las olas sin tener un punto en el que sujetarme.
Todos los hombres tienen un propósito.
Sólo yo no busco nada y aparentemente, no tengo objetivo en la vida.
Sólo yo soy distinto de los hombres, porque aprecio a la progenitora
que todo lo nutre, el TAO.
XXI
La gran virtud se manifiesta en vivir de acuerdo al Tao.
El Tao es un ser oscuro y luminoso.
En su oscuridad es luminoso, porque en él están contenidas todas las formas.
En su luminosidad es oscuro, porque en él están contenidas todas las cosas.
Profundo y oscuro, en él se halla la esencia sutil.
Esta esencia sutil es la Verdad Suprema.
En esta Verdad Suprema es en lo único que puede confiarse.
Desde los tiempos remotos, está en ella el nombre de todo lo que ha sido y será.
Los nombres aún subsisten allí debido a que es el Germen de todas las cosas.
Por lo tanto, al Germen podemos llamarle “El Padre de todas las cosas”.
XXII
Hay que ser flexible para conservarse intacto.
Vacío para estar pleno.
Dar para recibir.
No desear para realizarse.
Por eso el sabio conserva la unidad y sirve de ejemplo al mundo.
No se da importancia a si mismo y por eso llega lejos.
No pretende ser algo y por eso brilla.
No esta agitado y los demás no se agitan contra el.
No tiene pretensiones y por eso triunfa.
No compite y nadie compite contra el.
Actuar así es enseñar a los que no saben.
Desde los tiempos inmemoriales, quien conserva la unidad
alcanza el TAO.
XXIII
Hablar lo justo, es estar acorde con la naturaleza.
Una tormenta no dura una mañana entera.
Un huracán no dura todo el día.
Tal es el curso del cielo y la tierra.
Lo que el cielo y la tierra no consiguen que dure;
¿Podrá sostenerlo el ser humano?
Por lo tanto, hay quienes practican el Tao.
Quienes se comportan según el Tao, se unen al Tao.
Quienes se comportan según la Vida, se unen a la vida.
Quienes abandonan el Tao y la Vida se unen al fracaso.
Quienes se unen al Tao, son bien recibidos por el Tao.
Quienes se unen a la Vida, son bien recibidos por la Vida.
Quienes se unen al fracaso son recibidos por el fracaso.
Por eso el Tao actúa sin pedir ni reclamar nada.
XXIV
Si andas de puntillas, no podrás mantenerte erguido.
Si separas demasiado las piernas, no podrás caminar.
Si sólo te miras a ti mismo, no podrás ver con claridad.
Si haces ostentación de tu persona, no brillaras.
Si te jactas, fracasarás.
Si eres orgulloso, no avanzaras.
El sabio llama a ésto: “Sobras de comida y cosas superfluas”
Va contra la ley natural.
Por lo tanto, el que desea alcanzar el Tao no actúa así.
XXV
Hay algo misterioso y solitario que es anterior al cielo y la tierra.
Es la Unidad y el Vacío.
Recorre un circulo infinito y es inagotable.
Es el origen del Universo.
Como no se su nombre, lo llamo Tao.
Si quiero atribuirle una cualidad, lo llamo Grande.
Es Grande porque evoluciona.
Evoluciona y llega lejos.
Llegar lejos es retornar.
Cuatro cosas grandes hay en el universo:
El Sabio que se rige por la ley de la Tierra.
La Tierra que se rige por la ley del Cielo.
El Cielo que se rige por la ley del Tao.
El Tao que se rige por sí mismo.
XXVI
Lo pesado es la raiz de lo ligero.
La quietud es más poderosa que la agitación.
El sabio practica todo el día
sin separarse de su pesado equipaje.
Aunque pueda tener una gran mansión,
su vida diaria aún es sencilla.
¿Cómo puede el hombre del Tao
comportarse con ligereza ante el mundo?
Si su comportamiento es ligero, su raíz se perdera.
Si se agita, perderá su maestría.
XXVII
El buen caminante, no deja huellas.
El buen orador, no necesita rectificar.
El que sabe calcular no necesita ábaco.
Una puerta bien cerrada no necesita candado ni llaves.
Quien sabe atar no necesita cuerdas ni lazos.
El sabio siempre conoce el modo de ayudar a las personas.
Por eso para el no existen hombres poco apreciables.
Para el no hay cosas negativas por que aprende de todas las situaciones.
A esto se llama lucidez.
Así, los hombres sabios, son los maestros de los menos sabios.
Aquel que no percibe su enseñanza en todas las cosas,
no ama la lección y suele perder el camino.
A esto se le llama “ Ver con claridad en lo invisible”.
XXVIII
Quien conoce el yang que hay en él y conserva el su yin,
se convierte en el valle del mundo.
Si es el valle del mundo, vive en lo eterno
y se hace puro como un recién nacido.
Quien conoce su pureza y conserva lo mundano,
es un ejemplo para el mundo.
Si es un ejemplo para el mundo, vive en lo eterno y
retorna al origen.
Quien es brillante por sí mismo y permanece en la humildad,
es el valle del mundo.
Si es el valle del mundo, vive en lo eterno y así retornará
a la simplicidad original.
Esto es como un tronco antes de ser tallado.
Una vez partido el tronco, de él se fabrican los utensilios.
El sabio los utiliza y se convierte así en señor de mandarines.
Un gran gobierno no debe dividirse.
XXIX
He visto fracasar varios intentos de conquistar y manipular el mundo.
El mundo pertenece al espíritu y no debe ser manipulado.
Quien lo manipula, lo corrompe, quien pretende conservarlo lo pierde.
Las cosas que pueden prosperar, también pueden fracasar.
Las cosas que pueden ser cálidas, también pueden ser frías.
Las cosas que pueden ser fuertes, también pueden ser débiles.
Las cosas que pueden elevarse, también pueden caer.
Por eso el sabio evita los extremos y se mantiene en la calma.
XXX
Aquél que vive en el verdadero TAO,
no utiliza las armas para violentar al mundo.
Porque dichas obras se vuelven contra el que las realiza.
Los ejércitos no dejan tras de sí mas que zarzas y espinos.
La miseria sigue siempre a las batallas.
Por eso el hombre sabio busca la solución del problema,
y no utiliza la violencia para vencer.
Alcanza su objetivo sin orgullo.
Alcanza su objetivo sin vanidad.
Alcanza su objetivo sin hacer alarde de fuerza.
Alcanza su objetivo sin forzar nada.
Porque sabe que la violencia es contraria al TAO.
XXXI
Las armas son instrumentos nefastos,
los hombres de bien las detestan.
Quien posee el TAO no las utiliza.
En la vida cotidiana la izquierda es el lugar de honor.
Pero en la guerra, lo es la derecha.
Puesto que las armas son instrumentos nefastos,
el hombre noble procura no utilizarlas.
Solo las utilizara cuando sean necesarias, para defender
la paz y la quietud, que es lo más grande que posee.
Para él ni siquiera una victoria es digna de celebración.
Quien celebra la victoria, obtiene placer con la fin de las personas.
Quien obtiene placer con la fin de las personas,
no puede tener éxito en el mundo.
Por eso en las ocasiones propicias, la izquierda es el lugar de honor.
En las ocasiones desfavorables, la derecha es el lugar de honor.
Por eso en el ejército, el general se coloca a la izquierda
del comandante en jefe, como en los funerales.
Cuando durante una batalla muchas personas han fallecido,
siempre hay lágrimas, una gran pena y tristeza.
Por eso, incluso la victoria se trata según los ritos funerarios.
XXXII
El TAO eterno es la simplicidad sin nombre.
Aun en lo pequeño, el mundo no osa avasallarlo.
Si un gobernante lo poseyera, todos los seres le
le seguirían de buen grado.
Cuando cielo y tierra se armonizan, llueve un dulce rocío.
Sin imponerlo, la paz y el orden se extenderían entre las personas.
Cuando el TAO comienza a ser, surgen los nombres.
Los nombres llegan a ser y así saben cuando parar.
Sabiendo cuando parar, se esta a salvo.
Por eso, el TAO en el mundo puede ser comparado con
los ríos que corren hacia el mar, saben donde terminar.
XXXIII
El que conoce a los demás, es listo.
El que se conoce a sí mismo es sabio.
El que conquista a los demás, es poderoso.
El que se conquista a sí mismo es invencible.
El que no tiene deseos, todo lo posee.
El que no vive para sí mismo, nada le falta.
El que se afirma en la calma, perdura.
El que vive en el TAO, es inmortal.
XXXIV
El gran TAO es omnipresente.
Todas las cosas le deben su existencia.
Cuando termina una obra no pretende poseerla.
Protege y alimenta a todos los seres,
pero no se erige en su dueño.
Como no posee nada, se le puede llamar pequeño.
Como todo depende de él, se le puede llamar Grande.
El sabio puede llegar a ser Grande, porque no se considera como tal.
XXXV
El que sigue la vía del TAO, caminará sin ser dañado.
Pues este camino sólo produce paz y prosperidad.
Ofrece el verdadero TAO y el caminante se parará a escucharte.
Como la música y los manjares detienen al viajero.
Al verdadero TAO se le paladea y no tiene sabor.
Se le mira y no puede ser visto.
Se le escucha y no puede ser oído.
Sin embargo, se le pide y da sin cesar.
XXXVI
Si quieres aplastar algo, permite primero que se expansione.
Si quieres debilitar algo, permite antes que se fortalezca.
Si quieres destruir algo, permite antes que prospere.
Si quieres pedir algo, antes debes darlo.
Esto se llama la ley oculta de las cosas.
La suavidad y la flexibilidad vencen a la dureza y la fuerza.
El pez no puede pescarse en las profundidades.
Los tesoros de la nación no deben exhibirse.
XXXVII
El TAO no actúa y sin embargo nada deja sin hacer.
Si el gobernante posee el TAO,
todos los seres evolucionan de forma natural.
Cuando tengan que actuar,
lo harán desde la unidad sin nombre.
Así no tendrán deseos.
Si no tienen deseos, se serenarán de forma natural,
y tendrán paz.
XXXVIII
El hombre virtuoso, no se tiene por tal y por eso es virtuoso.
El hombre de poca virtud, se cree virtuoso y por eso no lo es.
El hombre virtuoso no actúa y no busca ningún fin.
El hombre de poca virtud actúa y siempre busca algún fin.
Quien posee la mas alta caridad actúa sin buscar ningún fin.
Quien posee la mas alta justicia, actúa y busca algún fin.
Cuando el necio expone su opinión,
busca que todos participen de ella, si no es así,
intenta imponerla por la fuerza.
Si se pierde el TAO, aparece la verdad.
Si se pierde la verdad, aparece la caridad.
Si se pierde la caridad, aparece la justicia.
Si se pierde la justicia, aparecen la jovenlandesal.
La jovenlandesal es la carencia de fe y lealtad,
y el comienzo de la confusión.
La premeditación no es mas que la ilusión del TAO,
y el principio de la necedad.
El hombre virtuoso se atiene a la totalidad y no a la parte.
Vive en el Ser, no en la ilusión.
Abandona ésta y se atiene a aquél.
XXXIX
Estos son los que alcanzaron el UNO:
El cielo alcanzó el UNO y se purificó.
La tierra alcanzó el UNO y se estabilizó.
Los Dioses alcanzaron el UNO y se hicieron poderosos.
El Vacío alcanzó el UNO y se llenó.
Todas las cosas alcanzaron el UNO y se reprodujeron.
Los reyes y príncipes alcanzaron el UNO
y se convirtieron en un ejemplo para el mundo.
Todo esto es lo que produce la unidad.
Sin pureza, los cielos pueden temblar.
Sin firmeza, la tierra puede romperse.
Sin poder, los dioses pueden sucumbir.
Sin estar pleno, el vacío puede derrumbarse.
Sin reproducirse, todas las cosas pueden agotarse.
Sin poseer el TAO, los sabios pueden envilecerse.
Por ello todas las cosas dependen de las demás
para mantenerse sólidas.
Por eso la nobleza tiene su raíz en lo humilde.
Lo superior tiene en lo inferior su fundamento.
Por eso el sabio es humilde.
Por eso el sabio no desea brillar como el jade,
ni ser duro como una roca.
XL
Retornar al origen, es el movimiento del TAO.
Se manifiesta por medio de la suavidad y la flexibilidad.
Todas las cosas nacen del Ser.
El Ser nace del No-Ser.
XLI
Cuando un sabio oye hablar del TAO, lo entiende y obra según el.
Cuando el hombre medio oye hablar del TAO, lo entiende en parte y en parte, duda.
Cuando un hombre vulgar oye hablar del TAO, se ríe a carcajadas.
Si éste no se ríe a carcajadas, es que no se le ha hablado del verdadero TAO.
Por lo tanto, los sabios de la antigüedad dijeron que en el TAO:
La luz parece oscuridad.
La sabiduría parece necedad.
Progresar es retornar.
La Virtud mas elevada es vacío.
La Virtud mas vasta es insuficiente.
La Virtud mas solida es inestable.
La pura verdad parece falsedad.
El Gran cuadrado no tiene ángulos.
El Gran vaso jamas se llena.
La Gran voz es silencio.
La Gran imagen carece de forma.
El TAO eterno hace que todas las cosas alcancen su plenitud.
XLII
El TAO engendra el Uno.
El Uno engendra el Dos.
El Dos engendra el Tres.
El Tres engendra todas las cosas.
Todas las cosas se nutren con el Yin y se vitalizan con el Yang.
La energía que fluye las armoniza.
Lo que los hombres aborrecen, lo toma el sabio para él:
Soledad, pobreza e ignorancia.
Porque las cosas, crecen cuando menguan y viceversa.
Yo enseño lo que otros han enseñado:
Quien usa la violencia no tendrá un buen fin.
Por tanto, este será el punto de partida de mi doctrina.
XLIII
Lo suave vence a lo fuerte. Lo flexible a lo rígido.
El No-Ser penetra donde no existe el menor resquicio.
Pocos en el mundo comprenden la enseñanza sin palabras
y el beneficio de la No-Acción.
XLIV
¿Qué valoramos mas, la fama o la propia vida?
¿Qué valoramos mas, la salud o la riqueza?
¿Qué nos afecta mas, la ganancia o la perdida?
Por eso una gran ambición conduce a la ruina.
Quien mucho atesora, sufrirá grandes perdidas.
Quien sabe contenerse, no conoce la humillación.
Quien sabe parar a tiempo, evita el peligro.
Y podrá vivir mucho tiempo.
XLV
La gran perfección parece imperfecta, pero su eficacia es infinita.
La gran plenitud parece vacía, pero su eficacia es inagotable.
La gran rectitud, a simple vista, parece torcida.
La gran habilidad, a simple vista, parece torpe.
El mejor orador, a simple vista, parece tartamudear.
La actividad vence al frío.
El reposo vence al calor.
Quien conoce la paz y la quietud puede ser el señor del mundo.
XLVI
Cuando el Tao prevalece en el mundo,
los caballos se utilizan para cultivar los campos.
Cuando el Tao no prevalece en el mundo,
los caballos crían en el campo de batalla.
El mayor castigo es dejarse llevar por los deseos.
La mayor desdicha es no saber contentarse.
El mayor defecto es la ambición.
Por eso quien sabe contentarse,
siempre tendrá suficiente.
XLVII
Sin salir de tu casa, puedes conocer el mundo.
Sin mirar por la ventana, puedes conocer el Espíritu.
Cuanto más lejos vas, menos conoces.
Por eso el sabio no necesita viajar para conocer.
No necesita observar para se lúcido.
No necesita actuar para realizar.
XLVIII
Por el estudio, se crece día a día.
Por el Tao, se disminuye día a día.
Disminuyendo día a día, se llega a la no acción.
Al llegar a la no acción, nada se deja sin hacer.
Conquistar el mundo no es posible por medio de la acción.
Por la no acción, se es el mundo.
XLIX
El corazón del sabio ya no es suyo.
Es el corazón de todos los seres humanos.
Es bueno con los que son buenos,
y también con los que no lo son.
Esto es vivir con bondad.
Es leal con los que lo son con el,
y también con los que no lo son.
Esto es vivir con lealtad.
El sabio guarda silencio ante el ruido del mundo.
Pero lo abarca con su corazón.
Todos lo miran y lo escuchan.
Y él los acoge como hijos suyos.
L
A venir, lo llamamos vida;
A marchar, lo llamamos fin.
Unos aman la vida.
Otros aman la fin.
Otros, en vida, no se acuerdan de la fin.
Pocos entienden la vida y pocos entienden la fin.
La razón de esto, es que las personas quieren
ante todo, acrecentar su vida.
Por eso desconocen el sentido de la vida y de la fin.
El que conoce el secreto de la vida y de la fin
camina sobre la tierra sin temor al rinoceronte, ni al tigre.
Y avanza en medio de la batalla sin que le toquen las armas.
El rinoceronte no encuentra dónde hincar el cuerno.
El tigre no encuentra dónde clavar sus garras.
El arma no encuentra dónde hundir su filo.
Porque no puede ser presa de la fin.
LI
El Tao engrendra. La Vida nutre.
El entorno moldea. Las influencias perfeccionan.
Todos los seres veneran al Tao, y aprecian la vida.
Y lo hacen sin presiones externas, espontáneamente.
El Tao engendra y la Vida nutre, alienta, cuida,
perfecciona, cubre y ampara.
Engendra pero no posee, nutre pero no hace
alarde de ello, da crecimiento pero no gobierna.
Esta es la Virtud Suprema y el secreto de la vida.
LII
El origen del mundo es la progenitora de todas las cosas.
El que conoce a la progenitora y permanece junto a sus hijos,
y el que conoce a los hijos y permanece junto a la progenitora,
queda a salvo para siempre.
Quien cerrando la boca y los ojos, permanece en la
tranquilidad y la calma. Nunca sufrirá penas.
Quien abre su boca y sus ojos, y quiere obtener beneficios
para sí mismo. En toda su vida no tendrá paz.
Ver lo sutil es clarividencia.
Desarrollar la sabiduría es fortaleza.
Usa la luz para volver a la claridad.
Así no correrás ningún peligro.
Esto es alcanzar el Tao Eterno.
LIII
Al seguir el camino, estate atento a no desviarte.
Al seguir el verdadero camino, no prestes atención a los senderos.
Donde la gente brilla en la corte, los campos están sin cultivar.
Donde los graneros están vacíos, los trajes son deslumbrantes.
Donde se llevan armas relucientes y triunfan la ambición y el
afán de riqueza, allí reina el desorden y la corrupción del camino.
LIV
Lo que se ha plantado bien, arraiga profundamente.
Lo que bien se sujeta, no se escapa.
El esfuerzo generoso siempre tendrá recompensa.
Cultivada en el individuo, la Virtud será suya.
Cultivada en la familia, la Virtud les dará abundancia.
Cultivada en la comunidad, la Virtud será prolongada.
Cultivada en el gobierno, la Virtud traerá prosperidad al estado.
Cultivada en el mundo, la Virtud será Universal.
Para juzgar a otra persona, tómate a ti mismo como criterio.
Para juzgar a otra familia, toma la tuya como referencia.
Para juzgar a otra comunidad, piensa en la tuya propia.
Para juzgar a otro país, toma al tuyo como criterio.
Para juzgar a otro mundo, toma el tuyo como referencia.
¿Cómo sabré la forma de cuidar el mundo?
De ese modo.
LV
El hombre virtuoso es como un recién nacido.
Las serpientes venenosas no le pican.
Las fieras no le muerden.
Las aves rapaces no le atacan.
Sus huesos son blandos y sus músculos flexibles.
Pero sabe agarrar con firmeza.
Aun conociendo la unión del hombre y la mujer.
Su vitalidad es plena.
Puede gritar todo el día sin volverse ronco.
Porque conoce la plenitud de la calma.
Conocer la paz es ser eterno.
Conocer lo eterno es ser iluminado.
Es feliz porque acrecienta la vida.
Es fuerte porque emplea su energía.
Si te haces fuerte y envejeces,
es debido a la ausencia del TAO.
Porque lo que carece del TAO pronto se agota.
LVI
Quien sabe no habla.
Quien habla no sabe.
El sabio cierra sus sentidos al mundo exterior.
Al que solo abre su corazón.
Concentra en el interior todas sus energías.
Ordenando así sus pensamientos.
Descarta los superficiales y medita en los profundos.
Entonces el sabio se funde con todo.
Lo que significa fusión oculta con el TAO.
Quien obtiene esta fusión no es afectado por
amistades o enemistades.
Ni por el frío o el calor.
Ni por las ganancias o las perdidas.
Por la magnificencia o la bajeza.
Por eso, es ensalzado en la tierra y
su ejemplo es beneficioso para todos.
LVII
Con la rectitud se gobierna un estado.
Con la astucia se dirige un ejercito.
Con la no acción se conquista el mundo.
¿Cómo sé yo que esto es así?
Cuantas más restricciones y prohibiciones haya,
más empobrecida estará la gente.
Cuantos más utensilios militares haya,
más se arruinarán los estados.
Cuantas más cosas se le ofrezcan a la gente,
más inquietas y llenas de deseos estarán.
Cuantas más leyes y decretos se promulgen,
más infractores habrá.
Por eso el sabio dice:
Practico la no acción y el pueblo por sí mismo progresa.
Amo la calma y el pueblo por sí mismo es justo.
No tengo ambición y el pueblo por sí mismo se enriquece.
Mi deseo es no tener deseos y el pueblo por sí
mismo retorna a la simplicidad original.
LVIII
Si se gobierna con quietud y discreción,
se tienen súbditos leales y honrados.
Si se gobierna con dureza y exigencia,
el pueblo se vuelve desconfiado.
La desdicha tiene su origen en la dicha.
La dicha acecha detrás de la desdicha.
¿Quien conoce sus limites?
No hay regla.
La rectitud se vuelve extravagancia.
Lo bueno se vuelve perverso.
Ésto ha tenido confusa a la humanidad
durante mucho tiempo.
Por eso el sabio es firme, pero no cortante.
Agudo pero sin herir.
Recto pero tolerante.
Brilla pero no deslumbra.
LIX
Para gobernar a los hombres y servir al cielo
no hay nada mejor que la moderación.
Solo la moderación trata las cosas en su justo momento.
Así se acumulan y desarrollan las energías vitales.
Este aumento permite responder a cualquier situación.
Siendo capaces de responder a cualquier situación,
no tenemos limites.
Si no tenemos limites podemos unirnos al mundo.
Uniéndonos a la progenitora Universal, duramos eternamente.
Este es el Tao de raíz profunda y de base firme.
El Tao de la eterna existencia y de la contemplación permanente.
LX
Gobernar un gran estado es como cocinar un pez pequeño.
Cuando el mundo es gobernado desde el Tao,
los espíritus no aparecen.
No es que los espíritus no esten presentes,
sino que sus poderes no dañan a los seres humanos.
No solo los espíritus no dañan a los seres humanos,
sino que el sabio tampoco los daña.
Ambas partes no se dañan y así sus virtudes se unen.
LXI
Un gran estado es como las tierras bajas hacia las que
fluyen las aguas; es el aspecto femenino del mundo.
Por su quietud, lo femenino siempre vence a lo masculino.
Para alcanzar la quietud es necesaria la humildad.
Por lo tanto, si un gran estado adopta una actitud humilde
hacia otro más pequeño, lo gana.
Si un país pequeño adopta una posición humilde hacia
otro más grande, sera apoyado por este.
Uno por mostrarse humilde gana. El otro es ganado por la humildad.
Un gran estado solo necesita alimentar y proteger al pequeño.
Así le proporciona un entorno adecuado para su desarrollo.
El estado menor solo necesita cooperar con el mayor.
Así ambos estados conseguirán lo que desean.
Pero el mayor de ellos es el que debe ser más humilde.
LXII
El Tao es el hogar de todos los seres.
Es tesoro para el bueno y refugio para el que no lo es.
Las palabras nobles tienen gran valor para el que las dice.
Las acciones nobles, son un regalo para el que las realiza.
Los no buenos, son el instrumento que ayuda a las que lo son.
Por eso el sabio que vive en el Tao, comprende
a los que no son buenos y no los rechaza.
Por tanto, cuando se corona a un emperador,
mejor que hacer ostentación de sus riquezas y poder
seria permanecer sentado en su trono y ofrecer el Tao.
¿Por qué los antiguos tenían al Tao en tan gran estima?
¿Acaso no se dice que con el Tao se obtiene lo que se
busca y que con él se ve al que ha cometido un delito?
Por eso el Tao es lo más preciado que hay en el mundo.
LXIII
Actúa mediante la no – acción.
Actúa de forma espontánea.
Saborea lo que no tiene sabor.
Ten por grande lo pequeño y por mucho lo poco.
Responde con la virtud a los que no te quieren.
Aborda lo difícil mientras aún es fácil.
Aborda lo grande mientras aún es pequeño.
Por eso el sabio nunca hace nada grande y,
no obstante, realiza lo grande.
El que mucho promete, rara vez lo cumple.
El que tiene muchas metas, encuentra muchas
dificultades para realizarlas.
Por eso el sabio medita las dificultades
y así nunca las tiene.
LXIV
Lo que está en reposo es fácil de retener.
Lo que no ha sucedido es fácil de resolver.
Lo que es frágil es fácil de romper.
Lo que es menudo es fácil de dispersar.
Prevenir antes de que suceda.
Ordenar antes de la confusión.
El árbol que casi no puede rodearse con los brazos,
brotó de una semilla minúscula.
La torre de nueve pisos, comenzó con un montón de tierra.
El viaje de mil kilómetros, empezó con un paso.
Por la acción se fracasa. Quien tiene pierde.
Por eso, el sabio practica la no acción y no fracasa.
Nada posee y nada pierde.
El ser humano suele malograr la obra
cuando está a punto de completarla.
Cuidando del final como del principio,
ninguna obra se perdería.
Por eso, el sabio aspira a no desear nada,
y a desapegarse de lo valioso.
Aprende a no aprender, regresa por el camino
que los demás no han recorrido.
Practicando la no acción,
favorece la evolución de todos los seres.
LXV
Los sabios de la antigüedad que poseían el Tao
mantenían al pueblo en su sencillez original.
Un pueblo con muchas opiniones es difícil de conducir.
Cuando se intenta conducir al Tao a un pueblo con muchas
opiniones, lo que se consigue es justo lo contrario.
El sabio conduce a las personas al Tao enseñando el retorno.
Tener siempre presente el Tao y el retorno, es también una
norma esencial.
Tener siempre presente esta norma esencial, se llama
Virtud Misteriosa.
Porque solo cuando las cosas retornan a su origen,
encuentran la armonía y surge el Tao.
LXVI
¿Por qué los mares y los grandes ríos
prevalecen sobre los arroyos?
Porque se mantienen más bajos.
Así, si el sabio quiere ser escuchado por su gente,
debe hablar como si estuviera por debajo de ellos.
Si quiere ir por delante de ellos,
debe actuar como si fuera por detrás.
Por eso, el sabio se coloca debajo de todos
y así no hace sentir su peso sobre nadie.
Se lleva bien con los que no lo son
y por eso es grande.
Todo el mundo le apoya de buen grado
y no se cansan de el.
Como el sabio no compite,
nadie en el mundo puede competir con él.
LXVII
Todo el mundo dice que el Tao es Grande, pero inútil.
Precisamente por ser grande, no vemos su utilidad.
Porque solo vemos la utilidad de los pequeño.
Tengo tres tesoros que estimo y conservo.
El primero, es el Amor.
El segundo, es la austeridad.
El tercero, es la humildad.
Con Amor se puede ser valeroso.
Con austeridad se puede ser generoso.
Con humildad se puede progresar.
Si la gente no tiene Amor,
no tendrá móvil para la valentía.
Si no tienen austeridad, no serán generosos.
Si no son humildes, no progresarán porque
no ven una meta por encima de ellos.
Así, cuando llega la fin, les domina el miedo,
el dolor y la ignorancia.
Con Amor se es victorioso en el combate
y firme en la defensa.
Mediante el Amor, el cielo proporciona protección.
LXVIII
El que sabe caminar bien, no se agota.
El que sabe luchar bien, no se irrita.
El que sabe vencer bien, no combate.
El que sabe ser fuerte, es humilde.
El Tao no lucha y este es su secreto.
Quien lo comprende y lo sigue,
entra en armonía con el cielo.
Este es un principio eterno.
LXIX
Los estrategas militares tienen un dicho:
“No quiero ser anfitrión, sino huésped;
prefiero ceder antes de avanzar.”
Esto es lo que se llama avanzar sin moverse.
Repeler sin mover los brazos.
Conservar sin resistir.
Vencer sin usar las armas.
El mayor error es subestimar al enemigo.
Esto seria como perder mis tesoros.
Cuando dos ejércitos iguales luchan,
vence el que lo hace con misericordia.
LXX
Mis palabras son fáciles de comprender y fáciles de realizar.
Aunque pocos las comprenden y pocos las realizan.
Mis palabras se basan en un principio eterno.
Los echos de los hombres solo tienen una causa.
Como no comprenden el principio, no me comprenden a mí.
Lo que me otorga valor es que pocos me comprenden.
Así, el sabio camina con pobres vestiduras,
pero en el pecho oculta una joya preciosa.
LXXI
Saber que no se sabe, es el comienzo de la Sabiduría.
Quien cree que sabe, pero no sabe, es un ignorante.
Quien reconoce su ignorancia, está saliendo de ella.
El sabio reconoce que no sabe. Y por eso es sabio.
LXXII
Cuando las cosas no se desean es cuando llegan.
Cuando las cosas no se temen es cuando se alejan.
Si eres respetuoso con los demás y no le insultas,
ellos te respetarán y no te insultarán.
El Sabio se conoce a sí mismo y no quiere aparentar.
Ama el Tao, pero no busca cubrirse de gloria.
Por eso rechaza la violencia y se afirma en la calma.
LXXIII
El valor con temeridad lleva a la fin.
El valor sin temeridad lleva a la vida.
Perjudicial lo uno y beneficioso lo otro.
De lo que al cielo disgusta,
¿Quién puede saber el motivo?
Por eso el Sabio lo tiene en cuenta.
El Tao no lucha pero siempre vence.
No habla y, sin embargo, responde siempre
con la respuesta adecuada.
No llama y, sin embargo, todo llega por sí solo.
Posee la calma y, sin embargo, hace bien las cosas.
La red del cielo es de malla ancha, pero no pierde nada.
LXXIV
Si la gente no teme a la fin,
amenazarles con ella, ¿surtirá algún efecto?
Pero si la gente teme a la fin,
¿debemos castigarles con ella?
Siempre hay un poder superior que mata.
Si matamos en lugar de ese poder superior,
seria como manejar el hacha en lugar del leñador.
El que pretende manejar el hacha en lugar del
leñador, rara vez acaba el trabajo sin herirse.
LXXV
Si el pueblo pasa hambre, es porque sus
gobernantes imponen demasiados impuestos.
Por eso el pueblo pasa hambre.
Si el pueblo es difícil de gobernar, es porque
sus gobernantes intervienen demasiado.
Por eso el pueblo es difícil de gobernar.
Si el pueblo se arriesga demasiado, es porque
sus gobernantes persiguen una vida lujosa.
Por eso el pueblo arriesga su vida demasiado.
Quien no actúa por amor a la propia vida,
es más sabio que el que la derrocha corriendo
en pos de ella.
LXXVI
El ser humano es la nacer, suave y flexible.
Pero al morir es duro y rígido.
Las plantas mientras viven son blandas y delicadas.
Pero al morir son secas y quebradizas.
Por lo tanto lo duro y rígido son cualidades de la fin.
Lo suave y flexible son cualidades de la vida.
Un ejercito inflexible no saldrá victorioso.
Un árbol fuerte y rígido termina quebrándose.
Por lo tanto lo duro y rígido es inferior.
Lo suave y flexible es superior.
LXXVII
El Tao del cielo se asemeja a un arquero que tensa el arco:
Aplasta lo elevado, realza lo bajo, disminuye el exceso y
aumenta lo escaso.
Por eso el Tao del cielo quita al que tiene más
y colma al que no tiene suficiente.
El camino de la humanidad, quita al que no tiene bastante
y da más al que ya tiene de sobra.
¿Quién es capaz de dar lo que le sobra a quien lo necesita
si no es aquél que posee el Tao?
Por eso el sabio:
Realiza pero no posee, actúa, pero no pide recompensa.
Y porque no pide recompensa es siempre recompensado.
Por eso no necesita demostrar su valía.
LXXVIII
Nada hay en el mundo más blando y dócil que el agua.
Sin embargo, en moldear la dura roca, nada puede superarla.
Por eso nada puede sustituirla.
Lo flexible vence a lo duro.
Lo suave vence a lo fuerte.
Todo el mundo sabe esto, sin embargo pocos lo practican.
Por eso el sabio dice:
“Solamente quien asuma las injusticias del estado, puede
ser rey del país; solamente quien asume las desgracias de
la humanidad, merece llamarse soberano del mundo.”
Aunque estas palabras parezcan paradójicas expresan la verdad.
LXXIX
Si después de apaciguar un gran resentimiento aún queda
un atisbo de rencor; ¿Cómo podríamos estar contentos?
Por eso el sabio aunque posee el contrato del préstamo,
nunca pide nada a sus deudores.
Quien posee la virtud, cumple con su deber.
Quien no posee la virtud, exige sus derechos.
El Tao del cielo es ecuánime.
Siempre se encuentra allí donde está el hombre de bien.
LXXX
Tiene muy pocos habitantes la Patria del Tao.
Aun cuando poseen las más fastuosas ropas de ceremonial,
jamás las usan.
No temen a la fin, ni la huyen.
No necesitan viajar.
Por eso no utilizan embarcaciones ni carruajes.
No combaten jamás.
Por tanto, desconocen la lucha, aunque tienen cota de mallas
y armas poderosas.
Como los sabios de la antigüedad, a diario, revisan sus actos.
Disfrutan de su comida, se visten elegantemente, sus costumbres
son alegres y sus hogares apacibles.
A distancia ven las aldeas vecinas.
Oyen el canto de los gallos y el ladrido de los perros.
Aunque todo ésto no les interesa, pues conocen el secreto de la
inmortalidad y viven en un estado de plenitud hasta el momento
de su fin, que realizan sin salir de su Patria.
LXXXI
Las palabras que expresan la verdad, no son siempre agradables.
Las palabras que son agradables, no son siempre la verdad.
Un hombre bueno, no siempre las discute.
El que las discute, no es siempre bueno.
El sabio no necesita ser culto.
El culto no siempre es sabio.
El sabio no acumula para sí.
Por lo tanto, vive para los demás y vive plenamente.
Da a los demás y vive en la abundancia.
El Tao del cielo beneficia sin perjudicar.
El Tao del sabio realiza sin competir.
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