MonteKarmelo
Madmaxista
- Desde
- 28 Jun 2006
- Mensajes
- 7.055
- Reputación
- 12.195
- SAR Felipe de Borbón intenta reconducir a una esposa ‘fuera de control’ mientras la Casa Real considera insalvable el matrimonio.
- Doña Letizia permaneció ‘lateralizada’ durante la recepción pública a Guillermo de Holanda.
- Juan Carlos I ha vuelto a resaltar el papel, no sólo de SM la Reina, sino de su hija mayor, la infanta Elena.
- No habrá abdicación ni tampoco habrá regencia.
- De hecho, don Felipe todavía no tiene asegurada su coronación.
La rueda de prensa resultó lamentable. El jefe de la Casa Real, Rafael Spottorno, recordaba a Carlos Arias Navarro anunciando la fin de Franco. Sólo que SM Juan Carlos I, Rey de España (en la imagen junto a su esposa, la reina Sofía y su hija, la infanta Elena), no está muerto, sino que va a ser operado de una infección en la cadera. Al final, tuvo que ser el médico, doctor Cabanela, quien situara la cuestión en sus justos términos... médicos.
Lo del portavoz de la Casa Real, el periodista Javier Ayuso, aún resultó más cutre, empeñado en tratar a los periodistas de tú, como si estuviera en un pub tomando unas copas.
Dicho esto, y supuesto y no admitido que la Casa Real deba organizar ruedas de prensa, el mensaje que quería lanzar el Rey fue nítido, aunque me temo que no bien entendido, quizás porque Spottorno volvió a confundir el tronco con las hojas.
A ver si nos entendemos: lo que el Rey quería dejar claro es que, a pesar de su delicado estado de salud, no va abdicar ni tampoco habrá regencia. En resumen, el mensaje que se quería lanzar era que el Príncipe Felipe no tendrá otro papel que el de sustituir a su padre, en mero papel de representación, cuando éste no pueda desarrollar su función por motivos de salud.
Razón: una esposa, Doña Letizia de Borbón, ‘fuera de control’.
Para el Rey, su heredero no puede ser Rey de España si antes no pone orden en su casa. Como ya adelantamos en Hispanidad, Su Majestad es partidario de que se implemente el cuanto antes el divorcio (nulidad matrimonial, no olvidemos que don Felipe y doña Letizia se han comprometido ante la Iglesia Católica, que no acepta la ruptura del vínculo) pero el Príncipe se resiste en ello, algo muy natural, como es lógico. Sin embargo, el hecho de que Felipe de Borbón obligara a sus padres a elegir entre la sucesión dinástica y su entonces novia, Letizia Ortiz Rocasolano, fue un traspiés que ahora se ha vuelto contra ellos.
Las cosas se han puesto de tal modo que el Monarca no cederá el testigo a su hijo mientras no ponga orden en su matrimonio. Y si no se produce, el Rey se replantea incluso cambiar la línea sucesoria. En el momento presente, y para que quede clara su decisión, ya ha dejado claro -o Spottorno debía haber dejado claro- que no habrá ni abdicación ni tampoco, ojo, regencia.
Antes de la rueda de prensa se produjo otra puesta en escena aún más significativa que la equívoca reunión con los periodistas. Ocurrió durante la recepción pública a Guillermo de Holanda y su esposa. En ella, la princesa Letizia apareció totalmente lateralizada -aunque su esposo le había dado protagonismo en Torrejón de Ardoz, cuando fueron a recoger a los soberanos holandeses- y el protagonismo fue de SM la Reina, que incuso, en público, y a pesar de desavenencias anteriores, dio un beso en la mejilla a su esposo, algo que ni los cortesanos más veteranos recordaban. No sólo eso, la infanta Elena, volvía al proscenio tras años de casi anonimato. Todo muy ilustrativo.
Por tanto, el Príncipe heredero no participará en calidad de jefe de Estado. Acudirá, como mero representante de su padre, a aquellos actos en los que el Monarca no pueda estar presente por razones de salud.
¿Y qué es lo que piensa el Príncipe? Pues naturalmente intenta salvar su matrimonio. Algo comprensible y loable, porque estamos hablando de la ruptura de un matrimonio cristiano con dos hijas. Lo que ocurre es que la Princesa de Asturias lo está poniendo difícil.
Esperemos que lo consiga. No sólo porque todo matrimonio roto es un gran fracaso de primer orden, no sólo porque un divorcio regio era lo único que le faltaba a una España decadente, sino porque la Monarquía en la Europa del siglo XXI o es una referencia jovenlandesal para el pueblo o desaparecerá.
El Rey exige al Príncipe que