Tae-suk
Doña Inés, a sus pies
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Aviso: es un ladrillazo promocionado por EL DIARIO DE SOROS. Y eso que he recortado algo la entrevista, porque era tan larga que no entraba.
Manuela Carmena: "Lo más importante es que no gobierne la extrema derecha"
Manuela Carmena: "Lo más importante es que no gobierne la extrema derecha"
La alcaldesa de Madrid responde a las críticas de su equipo de Gobierno: "No se puede dirigir un ayuntamiento por medio de asambleas"
"Nos sentimos tratados de una manera absolutamente desigual por parte del Gobierno de Rajoy", admite la regidora sobre el trato del ministro Montoro
"A los que piensan votar a Madrid en Pie les pediría con todo mi corazón que no tiren el voto"
Ni una sola encuesta pronostica otro resultado en Madrid distinto a una victoria de Manuela Carmena en las elecciones municipales de este domingo. Otra cosa es mantener el gobierno de la ciudad, que volverá a depender de muy pocos votos; igual que en 2015, cuando la hoy alcaldesa logró dejar en la oposición a Esperanza Aguirre por un solo concejal.
Manuela Carmena (Madrid, 1944) está multiplicando su agenda en los medios durante estos últimos días de campaña, consciente de que el resultado electoral se jugará por muy poco. Visita la redacción de eldiario.es este jueves, en una mañana donde también ha concedido entrevistas en una televisión –La Sexta– y a dos emisoras de radio –la SER y RNE–. La alcaldesa de Madrid, que ha vivido en estos cuatro años una fractura sobre su candidatura anterior –Madrid en Pie, que se presenta con su antiguo concejal de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez Mato, como cabeza de lista– hace un llamamiento al voto útil. "Parece sorprendente que por unas discrepancias, que pueden ser muy profundas, pero que son puntuales aunque sean profundas, se instaure en Madrid un gobierno de la extrema derecha".
La derecha perdió las últimas elecciones generales pero ganó en la ciudad de Madrid y además con un porcentaje bastante amplio: la suma de PP, Ciudadanos y Vox alcanzó un 53,5% de los votos. ¿Le preocupa que ese resultado, que muestra una ciudad sociológicamente conservadora, se vuelva a repetir este domingo?
La verdad es que no sé valorar bien los procesos sociológicos en los que se basan las decisiones de voto, pero sí voy teniendo ya una experiencia en relación con otros alcaldes en todo el mundo. Pertenezco a la asociación CGLU (Ciudades y Gobiernos Locales Unidos), que es la asociación internacional de alcaldes. Ahí se puede ver cómo los alcaldes se salen un poco de las prescripciones de las elecciones generales. El alcalde es siempre más independiente, es menos un hombre o una mujer de partido. Del alcalde se valora su gestión, no tanto su afiliación a uno u otro partido, y por eso creo que no tiene por qué haber coincidencia entre el resultado de las generales y lo que pase el domingo.
Gran parte de la campaña de sus rivales en el Ayuntamiento consiste en trasladar a Madrid los debates nacionales. Por ejemplo en el debate de Telemadrid, sus contrincantes dedicaron mucho tiempo a hablar del independentismo, del golpismo, de ETA, de los supuestos indultos a los imputados del procés. ¿Qué opina de que el debate nacional se mezcle tanto con la gestión de la ciudad?
Eso pasa cuando los candidatos pertenecen a partidos políticos. Impera el argumentario del partido y no hay conciencia de que el Ayuntamiento es otra cosa, que tiene la función esencial de hacer que la ciudad pueda dar lo que se exige de la ciudad. Cada vez está más claro que la ciudad es acogedora por definición. A mí me gusta mucho pensar cómo desde el continente africano se sueña en la ciudad o desde zonas rurales, donde las ciudades no tienen la contextura firme y democrática que tienen las nuestras, las europeas. Y es normal, porque la ciudad da mucho, la ciudad te cuida. Y eso es lo que la gente quiere: que si te pones malo venga pronto el Samur, que funcione bien el autobús, que puedas tener una alternativa para salir por la noche, que puedas encontrar muchos espectáculos.
¿De qué se arrepiente de su gestión en estos cuatro años al frente de Ayuntamiento? ¿Qué es lo que ha salido mal?
Hubiera sido muy bueno que desde el primer momento la candidatura hubiera sido consciente de que en el Ayuntamiento cada uno de los concejales es como un ministro, es como un Ejecutivo; que hubiéramos podido generar desde el primer momento un equipo de gestión. De gestión municipal en la programación política y el desarrollo político. Eso no pudo ser.
¿Era una lista más pensada para la oposición que para gobernar?
Me sumé a una lista que no conocía. Realmente de la lista solo conocía a Javier Barbero y a Marta Higueras. A Marta le pedí que viniera conmigo y a Javier Barbero le conocía de la época de cuando era jueza de Vigilancia Penitenciaria. Eso de entrada constató que había que construir el equipo, cuando yo creo que lo bueno es que se llegue como vamos a llegar ahora si al final se nos elige: con el equipo construido.
Durante este mandato no ha querido nunca criticar la herencia recibida del PP, e incluso ha llegado en algunas ocasiones a elogiar algunos aspectos de la gestión anterior. Ahora que sus rivales la atacan por sus cuatro años como alcaldesa, ¿debería haber hablado más de las cosas que hizo el PP y de lo que se encontró mal en la ciudad?
He hecho siempre lo posible por explicar qué es lo que teníamos que hacer y las tareas que teníamos enfrente. No me ha gustado enrocarme en las responsabilidades de los otros y he hecho lo imposible por asumir las mías. Pero cuando llega el momento de rendir cuentas, que es diferente a cuando estás gestionando, sí que hay que decir cuáles son las dificultades objetivas que te has encontrado por el quehacer de otros.
En estos cuatro años han remunicipalizado la funeraria, BiciMad, el teleférico, los aparcamientos... ¿Han mejorado estos servicios con la gestión pública?
La funeraria mucho. Estoy muy satisfecha de cómo va la funeraria, tiene un nivel de negocio bueno, estamos arreglando el cementerio de La Almudena, algo muy bonito. Hemos resuelto el problema de los entierros sociales, que aquello era grave. Y creo que ahora mismo tenemos muchas posibilidades. Y BiciMad ha sido un éxito apabullante porque, cuando llegamos nosotros al Ayuntamiento, tenía muchas quejas y ahora ya no las tiene.
Después de esta experiencia remunicipalizando servicios, ¿se ha planteado hacerlo con alguno más si repite mandato?
Una posibilidad muy buena es crear una empresa de gestión medioambiental propia del Ayuntamiento, que plantee constantemente cuál es la alternativa para mejorar ese aspecto de la sostenibilidad de la ciudad. También queremos crear una empresa cultural, creemos que Madrid Destino ha cumplido a trancas y barrancas. Ha tras*currido un periodo y ha conseguido que sea posible que se haya desarrollado una buena política cultural en relación a todo tipo de acontecimientos, centros culturales, fiestas, etcétera. Pero el mecanismo ha sido complejo, lento, difícil, y creo que hay que lanzarse a hacer alguna reforma importante en ese mundo. Por una parte el turismo; por otra, el deporte, la cultura.
Muchos de sus críticos, de la oposición pero también y sobre todo de su anterior equipo municipal, aseguran que su pasado como jueza influye mucho en su manera de gobernar, que hace de usted una alcaldesa en ocasiones autoritaria en la gestión de su equipo. ¿Qué les respondería?
Las profesiones siempre te condicionan, por supuesto que sí. Pero creo que no es el autoritarismo el que determina mi carácter. Me parece que, en líneas generales, tardo bastante en tomar decisiones. Casi siempre van precedidas de unos plazos muy largos.
Tiempo de alegaciones.
Sí, de intentar buscar puntos de coincidencia. Los que me conocen lo saben. Pero también tengo muy claro que no se puede dirigir un ayuntamiento por medio de asambleas. En un equipo directivo tiene que haber alguien que tome las riendas porque tiene la responsabilidad. Primero, porque institucionalmente es así. El alcalde es responsable de todo lo que sucede en el Ayuntamiento. Es el modelo. Los concejales son delegados del alcalde, con lo cual el alcalde es el responsable. Pero mi manera de dirigir no es vertical, es horizontal.
Usted siempre dice que los partidos no funcionan y que hay que repensarlos. ¿Qué falla en ellos?
Fallan muchas cosas, pero fundamentalmente fallan en que intentan ser una respuesta global a un mundo extraordinariamente complejo. Los partidos pretenden arrogarse la verdad, la alternativa verdadera que ellos ofrecen, e intentan que sea global, que sea todo. El partido tiene que dar una respuesta a la sociedad. Y hoy día es casi un disparate decir esto. Porque la sociedad es muy variada, está en evolución constantemente, tiene tantísimas particularidades...
Hoy la dirección no puede ser vertical, en ninguna empresa, pero en lo político tampoco. Hay que ir a direcciones horizontales, porque el mundo es demasiado complejo para resumirlo en una única propuesta. Eso empobrece mucho. Luego también empobrece mucho el que en el seno de los partidos políticos se generen carreras políticas.
Que la política no sea una forma de vida.
Creo que no debe haber carreras políticas. Lo que debe haber son personas que tienen sus trabajos, sus profesiones, sus habilidades y que destinan un determinado tiempo de su vida a lo público, pero después vuelven al tejido social habitual y cotidiano. La carrera política no tiene sentido porque entonces pasa lo que pasa ahora: que se pierden unas elecciones y hay que hacer un ERE. Es decir, la gente se queda sin trabajo. Y es muy dramático. Yo he vivido en el Ayuntamiento, no quiero hablar de nadie en concreto, pero cuando en las listas la gente se ha quedado fuera, dicen "llevo 12 años en este partido y de pronto me encuentro que tengo mis hijos, mi vida y no tengo nada". Eso no puede ser.
La Comunidad de Madrid gobernada por el Partido Popular ha dado su visto bueno a la Operación Chamartín con el informe medioambiental a seis días de las elecciones. ¿Ha sido un retraso intencionado?
Sí, sí. No me cabe ninguna duda. Llamé en muchas ocasiones a los distintos presidentes que se han sucedido en estos últimos tiempos. Primero al señor Ángel Garrido, luego al señor Pedro Rollán, con el que tengo además buena relación. Y él no solamente me había ofrecido mandarlo antes, porque yo tenía temor a que –como ha sucedido– en el informe medioambiental de la Comunidad de Madrid se pidiera al Ayuntamiento que hiciera modificaciones o que tuviera que tomar decisiones procesales o de alguna medida que impidiera la convocatoria del Pleno. Yo le pedí que me adelantaran los borradores y no lo hicieron. Lo mandaron justo el lunes pasado a las nueve de la mañana.
¿Por qué defiende esta operación urbanística?
Este proyecto lo he hecho muy nuestro, acabé con la Operación Chamartín, incluso me presentaron una demanda por eso. Madrid Nuevo Norte es otra cosa, que yo creo que es necesario, que es muy bueno, y quería dejarlo cerrado. Pero la verdad es que cuando vi las exigencias que se habían formulado en el informe medioambiental de la Comunidad de Madrid, comprendí que se nos había mandado para que no hubiera tiempo de hacerlo.
Pero a la vez que se le presiona desde el Partido Popular. El candidato al Ayuntamiento de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, dijo que no lo ha aprobado porque no quiere.
Se trata de una estrategia del Partido Popular que tenía un objetivo: que este Ayuntamiento no pudiera aprobar el plan Madrid Nuevo Norte.
¿Cree que el PP ha demorado la Operación Chamartín hasta la última semana de campaña para favorecer a Madrid en Pie y perjudicar sus opciones de repetir en la alcaldía? Es una lista cuya principal diferencia programática con usted es este proyecto que, gracias al retraso de la Comunidad de Madrid, ha vuelto al debate público en la última semana de campaña.
No lo creo, no creo que haya sido para favorecer a Madrid en Pie. Fundamentalmente lo que no quería el PP es que yo pudiera concluir esta legislatura cerrando una herida de Madrid que lleva 25 años sin cerrarse. No querían que yo la cerrara. Una de las cosas que más le molesta al Partido Popular es que nosotros hemos cerrado muchísimas heridas, hemos resuelto problemas que eran todo pleitos y se han ido resolviendo. Desde el Mahou Calderón, hasta el tema del Wanda, el tema del Bernabéu, la Plaza España... Al principio de la legislatura decían que hundíamos Madrid, que era necesario tirar el edificio España y nosotros dijimos que de ninguna manera. ¡Y cómo nos pusieron! Con eso quiero decir que el PP no quería que yo pudiera sentirme orgullosa, era un logro y han estado esperando justo hasta el último momento para que no lo pudiera hacer.
Ninguna encuesta da a Madrid en Pie el porcentaje mínimo para conseguir representación en el próximo Ayuntamiento. Hace falta un 5% y todas las encuestas les dejan muy lejos de ese porcentaje. ¿Le preocupa que esos votos se pierdan y la derecha recupere la Alcaldía?
La verdad es que sí. Me da mucha pena porque además estoy segura de que las personas que van a votar a Madrid en Pie prefieren un gobierno como el nuestro, un gobierno de Más Madrid, un gobierno progresista antes que un gobierno de la extrema derecha en Madrid. Estoy absolutamente segura. Les pediría con todo mi corazón que no tiren el voto. A lo largo de estos cuatro años hemos tenido muchísimos momentos de encuentro. Cuando se ve la discrepancia que ha podido haber con alguno de los concejales que ahora forman Madrid en Pie, no se ven todos los acuerdos que hemos tenido en otros aspectos. Hemos hecho muchas cosas juntos. Parece sorprendente que por unas discrepancias, que pueden ser muy profundas, pero que son puntuales aunque sean profundas, se instaure en Madrid un gobierno de la extrema derecha.
Si esas diferencias no son profundas sino coyunturales, ¿por qué no les integró en su candidatura?
Tenían la posibilidad. Lo único que ocurre es que hubo un movimiento difícil de precisar. El elemento determinante de Madrid en Pie, diría, es Izquierda Unida. Todo el mundo conoce quién era la persona responsable de Izquierda Unida [Mauricio Valiente] y el deseo que sin duda teníamos de que continuara con el equipo que yo estaba perfilando para esta nueva candidatura. Pero al final hubo problemas internos dentro de Izquierda Unida que desplazaron a las personas que estaban a punto de integrarse en nuestra candidatura.
Pablo Iglesias, en una entrevista que hemos publicado en eldiario.es, dice que si Sánchez Mato no consigue los votos necesarios y que por esos votos se pierde en la Alcaldía, la responsabilidad en parte será suya porque "tenía que haber sido más responsable" y haberles integrado.
Igual no ha precisado mucho, por lo menos no ha tenido una reflexión importante sobre datos que están ahí. Lo importante es el voto útil. ¿Qué es más importante el que después nos exijamos responsabilidades unos a otros o que evitemos ahora que la extrema derecha gobierne en Madrid? Creo que lo más importante es evitar que la extrema derecha gobierne en Madrid. Después podemos hablar unos y otros, de los distintos grupos y sensibilidades de la izquierda, sobre si las cosas se podrían haber hecho de otra manera mejor. No tengo ningún inconveniente. Jamás llegué a intuir que la creación de la plataforma pudiera resultar disturbadora en un momento concreto, yo la veía tan interesante... Pero lo importante ahora es que no gobierne la derecha, después hablaremos, después veremos quién tiene que hacer las autocríticas. Yo las haré con gusto, no hay ningún problema. Pero lo verdaderamente importante es que, por favor, no gobierne la extrema derecha.
En esa misma entrevista, Iglesias le acusa de haber creado "un proyecto bipersonal" con Íñigo Errejón que no tiene grandes diferencias programáticas con su lista anterior. ¿Más Madrid es un proyecto personalista de usted y Errejón?
Más Madrid se concibe inicialmente como una agrupación electoral. Lo que pasa es que las estructuras electorales son muy rígidas y se acoplan mal a nuevas formas de integración política. Eso hace que estemos hablando de Más Madrid, que es una marca electoral, pero que tiene una configuración de partido. Como marca electoral estaba concebida para acoger a todo el mundo. Y por circunstancias hay veces que la acogida no se produce, a lo mejor porque el que acoge no lo hace bien. Puedo asumir sin ningún tipo de problema una falta mía de visión, de pensar que lo que yo creía que iba a ser un lugar de encuentro al final no se plasmó como tal. Pero me parece que es muy interesante seguir reflexionando sobre la necesidad de crear nuevas estructuras de representación política mucho más ágiles que los partidos y que están mucho más cerca de los sentimientos de los ciudadanos.
¿Ha gobernado usted con las políticas de Montoro como asegura su ex concejal de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez Mato?
No, todo lo contrario. Nosotros discrepábamos profundamente de la interpretación que daba el ministro Montoro sobre la regla de gasto e hicimos todos los pasos convenientes para conseguir que cambiara. Y en cierta medida cambió, porque conseguimos que se pudieran utilizar todos los superávit, todos los remanentes para nuevas inversiones y eso ha sido uno de los grandes éxitos. Fue un cambio de actitud de Montoro pero, a su vez, teníamos que ser enormemente cuidadosos.
El problema verdaderamente importante se crea en las navidades del 2017, cuando los juzgados de lo Contencioso-Administrativo nos dictan una orden de paralización de todas las inversiones del Ayuntamiento. Paralizaron el Ayuntamiento. Por mi responsabilidad, no podía aceptar que tuviéramos un ayuntamiento parado y creo que conseguimos desbloquearlo, volver a recuperar nuestra capacidad de financiación y utilizar los grandes remanentes, los grandes superávits. A mí me parece muy interesante cuando se habla de esto. Por ejemplo, ahora mismo cuando se dice que solamente hemos construido 74 viviendas hay que recordar que no es cierto. Tengo todos los dossieres de las viviendas que se están haciendo y algunas están avanzadas, las que más son 1.146 que en un plazo de meses estarán acabadas. Eso era lo importante: modificar en parte las decisiones de Montoro y evitar la paralización que se nos había impuesto.
¿Llegó a sentirse acosada por el Gobierno de Mariano Rajoy?
Acosada no es la palabra. Pero sí, nos sentimos tratados de una manera absolutamente desigual. Teníamos la sensación de que a Madrid se nos estaban exigiendo unos corsés que no se estaban exigiendo a los demás. Entre otras cosas, era muy sorprendente que para la Comunidad de Madrid, que ha acabado incrementando mucho la deuda, no había ningún problema. El problema era para el Ayuntamiento, que estábamos reduciendo deuda, que lo estábamos haciendo bien.
Manuela Carmena: "Lo más importante es que no gobierne la extrema derecha"
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La alcaldesa de Madrid responde a las críticas de su equipo de Gobierno: "No se puede dirigir un ayuntamiento por medio de asambleas"
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"A los que piensan votar a Madrid en Pie les pediría con todo mi corazón que no tiren el voto"
Ni una sola encuesta pronostica otro resultado en Madrid distinto a una victoria de Manuela Carmena en las elecciones municipales de este domingo. Otra cosa es mantener el gobierno de la ciudad, que volverá a depender de muy pocos votos; igual que en 2015, cuando la hoy alcaldesa logró dejar en la oposición a Esperanza Aguirre por un solo concejal.
Manuela Carmena (Madrid, 1944) está multiplicando su agenda en los medios durante estos últimos días de campaña, consciente de que el resultado electoral se jugará por muy poco. Visita la redacción de eldiario.es este jueves, en una mañana donde también ha concedido entrevistas en una televisión –La Sexta– y a dos emisoras de radio –la SER y RNE–. La alcaldesa de Madrid, que ha vivido en estos cuatro años una fractura sobre su candidatura anterior –Madrid en Pie, que se presenta con su antiguo concejal de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez Mato, como cabeza de lista– hace un llamamiento al voto útil. "Parece sorprendente que por unas discrepancias, que pueden ser muy profundas, pero que son puntuales aunque sean profundas, se instaure en Madrid un gobierno de la extrema derecha".
La derecha perdió las últimas elecciones generales pero ganó en la ciudad de Madrid y además con un porcentaje bastante amplio: la suma de PP, Ciudadanos y Vox alcanzó un 53,5% de los votos. ¿Le preocupa que ese resultado, que muestra una ciudad sociológicamente conservadora, se vuelva a repetir este domingo?
La verdad es que no sé valorar bien los procesos sociológicos en los que se basan las decisiones de voto, pero sí voy teniendo ya una experiencia en relación con otros alcaldes en todo el mundo. Pertenezco a la asociación CGLU (Ciudades y Gobiernos Locales Unidos), que es la asociación internacional de alcaldes. Ahí se puede ver cómo los alcaldes se salen un poco de las prescripciones de las elecciones generales. El alcalde es siempre más independiente, es menos un hombre o una mujer de partido. Del alcalde se valora su gestión, no tanto su afiliación a uno u otro partido, y por eso creo que no tiene por qué haber coincidencia entre el resultado de las generales y lo que pase el domingo.
Gran parte de la campaña de sus rivales en el Ayuntamiento consiste en trasladar a Madrid los debates nacionales. Por ejemplo en el debate de Telemadrid, sus contrincantes dedicaron mucho tiempo a hablar del independentismo, del golpismo, de ETA, de los supuestos indultos a los imputados del procés. ¿Qué opina de que el debate nacional se mezcle tanto con la gestión de la ciudad?
Eso pasa cuando los candidatos pertenecen a partidos políticos. Impera el argumentario del partido y no hay conciencia de que el Ayuntamiento es otra cosa, que tiene la función esencial de hacer que la ciudad pueda dar lo que se exige de la ciudad. Cada vez está más claro que la ciudad es acogedora por definición. A mí me gusta mucho pensar cómo desde el continente africano se sueña en la ciudad o desde zonas rurales, donde las ciudades no tienen la contextura firme y democrática que tienen las nuestras, las europeas. Y es normal, porque la ciudad da mucho, la ciudad te cuida. Y eso es lo que la gente quiere: que si te pones malo venga pronto el Samur, que funcione bien el autobús, que puedas tener una alternativa para salir por la noche, que puedas encontrar muchos espectáculos.
¿De qué se arrepiente de su gestión en estos cuatro años al frente de Ayuntamiento? ¿Qué es lo que ha salido mal?
Hubiera sido muy bueno que desde el primer momento la candidatura hubiera sido consciente de que en el Ayuntamiento cada uno de los concejales es como un ministro, es como un Ejecutivo; que hubiéramos podido generar desde el primer momento un equipo de gestión. De gestión municipal en la programación política y el desarrollo político. Eso no pudo ser.
¿Era una lista más pensada para la oposición que para gobernar?
Me sumé a una lista que no conocía. Realmente de la lista solo conocía a Javier Barbero y a Marta Higueras. A Marta le pedí que viniera conmigo y a Javier Barbero le conocía de la época de cuando era jueza de Vigilancia Penitenciaria. Eso de entrada constató que había que construir el equipo, cuando yo creo que lo bueno es que se llegue como vamos a llegar ahora si al final se nos elige: con el equipo construido.
Durante este mandato no ha querido nunca criticar la herencia recibida del PP, e incluso ha llegado en algunas ocasiones a elogiar algunos aspectos de la gestión anterior. Ahora que sus rivales la atacan por sus cuatro años como alcaldesa, ¿debería haber hablado más de las cosas que hizo el PP y de lo que se encontró mal en la ciudad?
He hecho siempre lo posible por explicar qué es lo que teníamos que hacer y las tareas que teníamos enfrente. No me ha gustado enrocarme en las responsabilidades de los otros y he hecho lo imposible por asumir las mías. Pero cuando llega el momento de rendir cuentas, que es diferente a cuando estás gestionando, sí que hay que decir cuáles son las dificultades objetivas que te has encontrado por el quehacer de otros.
En estos cuatro años han remunicipalizado la funeraria, BiciMad, el teleférico, los aparcamientos... ¿Han mejorado estos servicios con la gestión pública?
La funeraria mucho. Estoy muy satisfecha de cómo va la funeraria, tiene un nivel de negocio bueno, estamos arreglando el cementerio de La Almudena, algo muy bonito. Hemos resuelto el problema de los entierros sociales, que aquello era grave. Y creo que ahora mismo tenemos muchas posibilidades. Y BiciMad ha sido un éxito apabullante porque, cuando llegamos nosotros al Ayuntamiento, tenía muchas quejas y ahora ya no las tiene.
Después de esta experiencia remunicipalizando servicios, ¿se ha planteado hacerlo con alguno más si repite mandato?
Una posibilidad muy buena es crear una empresa de gestión medioambiental propia del Ayuntamiento, que plantee constantemente cuál es la alternativa para mejorar ese aspecto de la sostenibilidad de la ciudad. También queremos crear una empresa cultural, creemos que Madrid Destino ha cumplido a trancas y barrancas. Ha tras*currido un periodo y ha conseguido que sea posible que se haya desarrollado una buena política cultural en relación a todo tipo de acontecimientos, centros culturales, fiestas, etcétera. Pero el mecanismo ha sido complejo, lento, difícil, y creo que hay que lanzarse a hacer alguna reforma importante en ese mundo. Por una parte el turismo; por otra, el deporte, la cultura.
Muchos de sus críticos, de la oposición pero también y sobre todo de su anterior equipo municipal, aseguran que su pasado como jueza influye mucho en su manera de gobernar, que hace de usted una alcaldesa en ocasiones autoritaria en la gestión de su equipo. ¿Qué les respondería?
Las profesiones siempre te condicionan, por supuesto que sí. Pero creo que no es el autoritarismo el que determina mi carácter. Me parece que, en líneas generales, tardo bastante en tomar decisiones. Casi siempre van precedidas de unos plazos muy largos.
Tiempo de alegaciones.
Sí, de intentar buscar puntos de coincidencia. Los que me conocen lo saben. Pero también tengo muy claro que no se puede dirigir un ayuntamiento por medio de asambleas. En un equipo directivo tiene que haber alguien que tome las riendas porque tiene la responsabilidad. Primero, porque institucionalmente es así. El alcalde es responsable de todo lo que sucede en el Ayuntamiento. Es el modelo. Los concejales son delegados del alcalde, con lo cual el alcalde es el responsable. Pero mi manera de dirigir no es vertical, es horizontal.
Usted siempre dice que los partidos no funcionan y que hay que repensarlos. ¿Qué falla en ellos?
Fallan muchas cosas, pero fundamentalmente fallan en que intentan ser una respuesta global a un mundo extraordinariamente complejo. Los partidos pretenden arrogarse la verdad, la alternativa verdadera que ellos ofrecen, e intentan que sea global, que sea todo. El partido tiene que dar una respuesta a la sociedad. Y hoy día es casi un disparate decir esto. Porque la sociedad es muy variada, está en evolución constantemente, tiene tantísimas particularidades...
Hoy la dirección no puede ser vertical, en ninguna empresa, pero en lo político tampoco. Hay que ir a direcciones horizontales, porque el mundo es demasiado complejo para resumirlo en una única propuesta. Eso empobrece mucho. Luego también empobrece mucho el que en el seno de los partidos políticos se generen carreras políticas.
Que la política no sea una forma de vida.
Creo que no debe haber carreras políticas. Lo que debe haber son personas que tienen sus trabajos, sus profesiones, sus habilidades y que destinan un determinado tiempo de su vida a lo público, pero después vuelven al tejido social habitual y cotidiano. La carrera política no tiene sentido porque entonces pasa lo que pasa ahora: que se pierden unas elecciones y hay que hacer un ERE. Es decir, la gente se queda sin trabajo. Y es muy dramático. Yo he vivido en el Ayuntamiento, no quiero hablar de nadie en concreto, pero cuando en las listas la gente se ha quedado fuera, dicen "llevo 12 años en este partido y de pronto me encuentro que tengo mis hijos, mi vida y no tengo nada". Eso no puede ser.
La Comunidad de Madrid gobernada por el Partido Popular ha dado su visto bueno a la Operación Chamartín con el informe medioambiental a seis días de las elecciones. ¿Ha sido un retraso intencionado?
Sí, sí. No me cabe ninguna duda. Llamé en muchas ocasiones a los distintos presidentes que se han sucedido en estos últimos tiempos. Primero al señor Ángel Garrido, luego al señor Pedro Rollán, con el que tengo además buena relación. Y él no solamente me había ofrecido mandarlo antes, porque yo tenía temor a que –como ha sucedido– en el informe medioambiental de la Comunidad de Madrid se pidiera al Ayuntamiento que hiciera modificaciones o que tuviera que tomar decisiones procesales o de alguna medida que impidiera la convocatoria del Pleno. Yo le pedí que me adelantaran los borradores y no lo hicieron. Lo mandaron justo el lunes pasado a las nueve de la mañana.
¿Por qué defiende esta operación urbanística?
Este proyecto lo he hecho muy nuestro, acabé con la Operación Chamartín, incluso me presentaron una demanda por eso. Madrid Nuevo Norte es otra cosa, que yo creo que es necesario, que es muy bueno, y quería dejarlo cerrado. Pero la verdad es que cuando vi las exigencias que se habían formulado en el informe medioambiental de la Comunidad de Madrid, comprendí que se nos había mandado para que no hubiera tiempo de hacerlo.
Pero a la vez que se le presiona desde el Partido Popular. El candidato al Ayuntamiento de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, dijo que no lo ha aprobado porque no quiere.
Se trata de una estrategia del Partido Popular que tenía un objetivo: que este Ayuntamiento no pudiera aprobar el plan Madrid Nuevo Norte.
¿Cree que el PP ha demorado la Operación Chamartín hasta la última semana de campaña para favorecer a Madrid en Pie y perjudicar sus opciones de repetir en la alcaldía? Es una lista cuya principal diferencia programática con usted es este proyecto que, gracias al retraso de la Comunidad de Madrid, ha vuelto al debate público en la última semana de campaña.
No lo creo, no creo que haya sido para favorecer a Madrid en Pie. Fundamentalmente lo que no quería el PP es que yo pudiera concluir esta legislatura cerrando una herida de Madrid que lleva 25 años sin cerrarse. No querían que yo la cerrara. Una de las cosas que más le molesta al Partido Popular es que nosotros hemos cerrado muchísimas heridas, hemos resuelto problemas que eran todo pleitos y se han ido resolviendo. Desde el Mahou Calderón, hasta el tema del Wanda, el tema del Bernabéu, la Plaza España... Al principio de la legislatura decían que hundíamos Madrid, que era necesario tirar el edificio España y nosotros dijimos que de ninguna manera. ¡Y cómo nos pusieron! Con eso quiero decir que el PP no quería que yo pudiera sentirme orgullosa, era un logro y han estado esperando justo hasta el último momento para que no lo pudiera hacer.
Ninguna encuesta da a Madrid en Pie el porcentaje mínimo para conseguir representación en el próximo Ayuntamiento. Hace falta un 5% y todas las encuestas les dejan muy lejos de ese porcentaje. ¿Le preocupa que esos votos se pierdan y la derecha recupere la Alcaldía?
La verdad es que sí. Me da mucha pena porque además estoy segura de que las personas que van a votar a Madrid en Pie prefieren un gobierno como el nuestro, un gobierno de Más Madrid, un gobierno progresista antes que un gobierno de la extrema derecha en Madrid. Estoy absolutamente segura. Les pediría con todo mi corazón que no tiren el voto. A lo largo de estos cuatro años hemos tenido muchísimos momentos de encuentro. Cuando se ve la discrepancia que ha podido haber con alguno de los concejales que ahora forman Madrid en Pie, no se ven todos los acuerdos que hemos tenido en otros aspectos. Hemos hecho muchas cosas juntos. Parece sorprendente que por unas discrepancias, que pueden ser muy profundas, pero que son puntuales aunque sean profundas, se instaure en Madrid un gobierno de la extrema derecha.
Si esas diferencias no son profundas sino coyunturales, ¿por qué no les integró en su candidatura?
Tenían la posibilidad. Lo único que ocurre es que hubo un movimiento difícil de precisar. El elemento determinante de Madrid en Pie, diría, es Izquierda Unida. Todo el mundo conoce quién era la persona responsable de Izquierda Unida [Mauricio Valiente] y el deseo que sin duda teníamos de que continuara con el equipo que yo estaba perfilando para esta nueva candidatura. Pero al final hubo problemas internos dentro de Izquierda Unida que desplazaron a las personas que estaban a punto de integrarse en nuestra candidatura.
Pablo Iglesias, en una entrevista que hemos publicado en eldiario.es, dice que si Sánchez Mato no consigue los votos necesarios y que por esos votos se pierde en la Alcaldía, la responsabilidad en parte será suya porque "tenía que haber sido más responsable" y haberles integrado.
Igual no ha precisado mucho, por lo menos no ha tenido una reflexión importante sobre datos que están ahí. Lo importante es el voto útil. ¿Qué es más importante el que después nos exijamos responsabilidades unos a otros o que evitemos ahora que la extrema derecha gobierne en Madrid? Creo que lo más importante es evitar que la extrema derecha gobierne en Madrid. Después podemos hablar unos y otros, de los distintos grupos y sensibilidades de la izquierda, sobre si las cosas se podrían haber hecho de otra manera mejor. No tengo ningún inconveniente. Jamás llegué a intuir que la creación de la plataforma pudiera resultar disturbadora en un momento concreto, yo la veía tan interesante... Pero lo importante ahora es que no gobierne la derecha, después hablaremos, después veremos quién tiene que hacer las autocríticas. Yo las haré con gusto, no hay ningún problema. Pero lo verdaderamente importante es que, por favor, no gobierne la extrema derecha.
En esa misma entrevista, Iglesias le acusa de haber creado "un proyecto bipersonal" con Íñigo Errejón que no tiene grandes diferencias programáticas con su lista anterior. ¿Más Madrid es un proyecto personalista de usted y Errejón?
Más Madrid se concibe inicialmente como una agrupación electoral. Lo que pasa es que las estructuras electorales son muy rígidas y se acoplan mal a nuevas formas de integración política. Eso hace que estemos hablando de Más Madrid, que es una marca electoral, pero que tiene una configuración de partido. Como marca electoral estaba concebida para acoger a todo el mundo. Y por circunstancias hay veces que la acogida no se produce, a lo mejor porque el que acoge no lo hace bien. Puedo asumir sin ningún tipo de problema una falta mía de visión, de pensar que lo que yo creía que iba a ser un lugar de encuentro al final no se plasmó como tal. Pero me parece que es muy interesante seguir reflexionando sobre la necesidad de crear nuevas estructuras de representación política mucho más ágiles que los partidos y que están mucho más cerca de los sentimientos de los ciudadanos.
¿Ha gobernado usted con las políticas de Montoro como asegura su ex concejal de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez Mato?
No, todo lo contrario. Nosotros discrepábamos profundamente de la interpretación que daba el ministro Montoro sobre la regla de gasto e hicimos todos los pasos convenientes para conseguir que cambiara. Y en cierta medida cambió, porque conseguimos que se pudieran utilizar todos los superávit, todos los remanentes para nuevas inversiones y eso ha sido uno de los grandes éxitos. Fue un cambio de actitud de Montoro pero, a su vez, teníamos que ser enormemente cuidadosos.
El problema verdaderamente importante se crea en las navidades del 2017, cuando los juzgados de lo Contencioso-Administrativo nos dictan una orden de paralización de todas las inversiones del Ayuntamiento. Paralizaron el Ayuntamiento. Por mi responsabilidad, no podía aceptar que tuviéramos un ayuntamiento parado y creo que conseguimos desbloquearlo, volver a recuperar nuestra capacidad de financiación y utilizar los grandes remanentes, los grandes superávits. A mí me parece muy interesante cuando se habla de esto. Por ejemplo, ahora mismo cuando se dice que solamente hemos construido 74 viviendas hay que recordar que no es cierto. Tengo todos los dossieres de las viviendas que se están haciendo y algunas están avanzadas, las que más son 1.146 que en un plazo de meses estarán acabadas. Eso era lo importante: modificar en parte las decisiones de Montoro y evitar la paralización que se nos había impuesto.
¿Llegó a sentirse acosada por el Gobierno de Mariano Rajoy?
Acosada no es la palabra. Pero sí, nos sentimos tratados de una manera absolutamente desigual. Teníamos la sensación de que a Madrid se nos estaban exigiendo unos corsés que no se estaban exigiendo a los demás. Entre otras cosas, era muy sorprendente que para la Comunidad de Madrid, que ha acabado incrementando mucho la deuda, no había ningún problema. El problema era para el Ayuntamiento, que estábamos reduciendo deuda, que lo estábamos haciendo bien.