Me hace gracia, uno de los más vehementes negacionistas de burbuja inmobiliaria alerta ahora a los adolescentes de que no compren Bitcoins. Por supuesto, les animará a adquirir una vivienda y firmar un contrato vitalicio por el que cogerás el remo todos los días para trabajar para el banco. Al fin y al cabo, un adolescente, en el país de la precariedad y el paro juvenil, lo máximo que podrá invertir es la paga que le dan sus padres todas las semanas.