El peligro de viajar en autobuses urbanos por zonas interurbanas: "Están jugando con nuestras vidas"

El Pionero

Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
Desde
16 May 2014
Mensajes
35.548
Reputación
119.153
Lugar
Marbella de tal y tal
16578954364398.jpg


Viajar a algunos pueblos de la zona nordeste de la Comunidad se ha convertido en una odisea. Autobuses hacinados, pasajeros de pie por carreteras comarcales, averías frecuentes por falta de mantenimiento...

Los usuarios de las líneas 271, 272 y 275 llevan meses quejándose de la situación de los autobuses que comunican Alcalá de Henares con municipios de esta comarca como Pezuela de las Torres, Pioz, Santos de la Humosa y Villalbilla.

Al mal estado de los autobuses se suma que circulan por carreteras estrechas con tramos peligrosos con muchos cambios de rasante y sin badenes.


Las alarmas saltaron a mediados del pasado mes junio cuando una mujer murió y una niña de 7 años resultó gravemente herida tras chocar el coche en el que viajaban ambas contra un autobús interurbano en la carretera M-235, en el municipio de Los Santos de la Humosa, en el límite con Guadalajara.

Los bomberos liberaron al conductor del autobús que se había quedado atrapado tras el accidente por el fuerte impacto y ayudaron a sacar a los demás ocupantes.

«Llevamos tiempo denunciando el estado de esta carretera, pero pasan los años y sigue como está. Es un peligro. En el último accidente, la conductora del coche perdió el control y se echó encima del autobús. Esa carretera no tiene arcén y el autobús no pudo evitar el choque. El conductor no llevaba puesto el cinturón de seguridad porque no es obligatorio llevarlo para los conductores. Atravesó con la cara la luna del autobús y ha perdido parte de visión en un ojo», se queja Juan Antonio Balado, concejal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Pezuela de las Torres.

A su juicio, si la carretera tuviese un arcén el conductor del autobús hubiese contado con más espacio para virar y hubiera podido paliar la gravedad del golpe.

Este edil ha presentado numerosas quejas ante el Consorcio Regional de tras*portes de la Comunidad de Madrid por la prestación defectuosa de los servicios que realiza la empresa Castromil, perteneciente al Grupo Monbus, que es la concesionaria de la licencia.

'"NO SOMOS MERCANCÍAS"
La crítica más habitual es que la compañía utiliza autobuses urbanos como si fuesen interurbanos, que tienen menos plazas. Esta circunstancia obliga a muchos pasajeros a ir de pie en hora punta por carreteras comarcales repletas de curvas en tramos de 40 minutos.

Tanto los usuarios como los propios conductores tienen miedo de que algún día suceda una tragedia. «Están jugando con la vida de las personas. Nosotros no somos una mercancía más: somos personas. No le permito a nadie que juegue con mi vida. Ya hemos tenido varios accidentes y un día vamos a tener una desgracia», denuncia Leopoldo Laborda, vecino de la localidad de Villalbilla que usa este tras*porte a diario.

Según su testimonio, los autobuses que salen en hora punta de la mañana llevan en ocasiones a más de 30 personas de pie. «Tenemos que ir como sardinas en lata y no podemos más. Cuando llega el autobús, todos empezamos a empujar para entrar todos. A veces no pueden ni abrir las puertas para que entre más gente y se tienen que quedar tirados en las paradas. Cada vez que hay una curva nos vamos todos para el otro lado. Tienes miedo de que si aparece algo imprevisto en la carretera, al conductor se le vaya el autobús», critica.

No obstante, Laborda alaba la pericia de los conductores que circulan a la mitad de la velocidad indicada para controlar el vehículo. «Tardamos el doble de tiempo porque van a 20 por hora», apostilla.

Desde la empresa alegan que esos autobuses urbanos «sólo se utilizan en ocasiones puntuales» y que están autorizados, ya que cumplen con todas las normativas vigentes en materia de seguridad y con las revisiones de las inspecciones técnicas de vehículos.

Otro de los problemas es la falta de mantenimiento de los autobuses, lo que provoca averías frecuentes y que las líneas se queden sin servicio. «Todo lo que puede fallar, falla. Si llueve, cae agua dentro. Hay retrasos continuados porque los autobuses se estropean», censura Juan Antonio Baldo.

Tanto este concejal como los usuarios han presentado reiteradas quejas ante el Consorcio de tras*portes, los ayuntamientos de la zona y la propia empresa Castromil para que intenten mejorar la situación.

ESTADO DE ABANDONO
Según relatan, el Consorcio de tras*portes hace oídos sordos y no ha emprendido ninguna medida contra la empresa. «Como siempre, el Consorcio no tomará cartas en el asunto y no asumirá lo que es obvio: que el abandono de los autobuses por parte de la empresa no sólo causa molestias y gastos a los clientes, sino que en muchas ocasiones es el origen de situaciones de peligro que algún día nos pueden costar caro», asegura una de las quejas presentadas por Baldo ante el organismo.


El Consorcio argumenta que no tiene constancia de ninguna denuncia por averías en estos autobuses. Además, defiende que la ocupación de estos vehículos no es muy elevada, aunque sí que admite que a primera hora de la mañana en sentido Alcalá o en la hora de salida de los institutos viajan unos 46 viajeros.

Mientras tanto, las quejas de los residentes se acumulan sin que exista un cambio de actitud por parte de la compañía y la situación es cada día más problemática. A juicio de Balado, la empresa va recortando gatos en mantenimiento y el nivel de la flota es mínimo.

«Los autobuses se caen a pedazos y cada dos por tres están en el taller. Cada 20 días tenemos una avería. En ocasiones, el autobús se calienta y el conductor tiene que parar porque el vehículo va recalentado o baja a echar agua al motor», se lamenta Laborda. Cuando se produce una avería, la empresa tiene que suspender temporalmente el servicio mientras manda a otro autobús desde otra línea con el retraso que eso conlleva para los empleados que tienen que entrar a trabajar en Alcalá de Henares o Madrid o los jóvenes que deben acudir al instituto.

«Los vecinos estamos muy indignados y enfadados con esta empresa. Es un servicio muy deficitario porque usan constantemente los autobuses urbanos recalificados como interurbanos, que no tienen ni la capacidad ni la categoría para prestar el servicio interurbano. Lo que antes era excepcional se ha convertido en habitual», concluye Laborda.

 
Volver