El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
Catar acoge estos días la Copa del Mundo más cara de la historia, ingentes prebendas a la FIFA mediante, con un gasto de unos 220.000 millones de dólares, superando por goleada las ediciones de Brasil 2014 (15.000 millones) y Rusia 2018 (11.600 millones). Este Mundial es también el más polémico de la historia debido a la manifiesta ausencia de derechos humanos en el país del Golfo Pérsico —el sexto más rico del mundo— y al sistema laboral kafala, un régimen esclavista contemporáneo que trata a los trabajadores «como animales» —según la denuncia de diferentes sindicatos— y que ha costado la vida a más de 6.500 obreros de la construcción.
Los españoles no somos ajenos en absoluto y vamos a pasar muchos años pagando de nuestros propios bolsillos este Mundial de la vergüenza. Radiotelevisión Española (RTVE), la tele de todos, llegó a principios de año a un acuerdo con Mediapro —tenedora de los derechos de explotación de la Copa del Mundo— para adquirir un paquete que incluye más de 20 partidos, entre ellos todos los que dispute la selección española a lo largo del torneo. Aunque la cifra definitiva de compra no saldrá a la luz hasta que termine el campeonato, la Unión de Televisiones Comerciales en Abierto (Uteca), que es la patronal de las cadenas privadas, denuncia que RTVE rompió el mercado con un desembolso que podría llegar a los 35 millones de euros, un precio superior al que propusieron sus dos competidores privados, Mediaset y Atresmedia.
Una cantidad que, en cualquier caso, no cubre las pretensiones iniciales de Mediapro, que esperaba sacar 50 millones por la venta de los derechos televisivos. El sector público ofreciendo más dinero que los operadores privados, lo que supone un claro ejemplo de competencia desleal que reabre el debate sobre el concepto de servicio público que, supuestamente, presta Radiotelevisión Española.
La Uteca y Mediaset denunciaron la oferta de RTVE, aunque la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) terminó dando la razón al ente público, en una resolución cautelar hasta que se resuelva definitivamente el proceso, con la condición de contratar publicidad sólo con patrocinadores de la FIFA, dejando así menos ingresos de los esperados. Y es que en este aspecto ya llovía sobre mojado, pues la CNMC ya sancionó hace unos meses a RTVE con una multa de más de 125.000 euros por publicidad encubierta en Masterchef Celebrity, uno de los programas estrella de la cadena.
Pero la cosa no queda ahí. A esos 35 millones de euros por los derechos de retransmisión hay que sumarle 3,3 millones más en concepto de contratos (suministros, traslados y servicios) que el ente público va a pagar a siete empresas por la cobertura del Mundial: tres cataríes, dos españolas —Quality Media Producciones y la Sociedad Europea de Unidades Móviles—, una francesa y otra suiza.
De esos 3,3 millones, 937.985 euros corresponden a pagos en concepto de alojamiento, dietas y tras*porte de personal. Teniendo en cuenta que RTVE ha desplegado en Doha un operativo de 73 profesionales —redacción, realización, producción, responsables técnicos, operarios…—, la media sale a casi 12.850 euros por trabajador. Apuesto corderos contra pajaritos a que los profesionales del ente desplazados a Catar no pernoctan en la llamada Fan Village Cabins Free Zone, el siniestro descampado de caravanas, situado a 10 kilómetros de la Corniche de Doha, donde cualquier comodidad es sencillamente una quimera.
Los españoles no somos ajenos en absoluto y vamos a pasar muchos años pagando de nuestros propios bolsillos este Mundial de la vergüenza. Radiotelevisión Española (RTVE), la tele de todos, llegó a principios de año a un acuerdo con Mediapro —tenedora de los derechos de explotación de la Copa del Mundo— para adquirir un paquete que incluye más de 20 partidos, entre ellos todos los que dispute la selección española a lo largo del torneo. Aunque la cifra definitiva de compra no saldrá a la luz hasta que termine el campeonato, la Unión de Televisiones Comerciales en Abierto (Uteca), que es la patronal de las cadenas privadas, denuncia que RTVE rompió el mercado con un desembolso que podría llegar a los 35 millones de euros, un precio superior al que propusieron sus dos competidores privados, Mediaset y Atresmedia.
Una cantidad que, en cualquier caso, no cubre las pretensiones iniciales de Mediapro, que esperaba sacar 50 millones por la venta de los derechos televisivos. El sector público ofreciendo más dinero que los operadores privados, lo que supone un claro ejemplo de competencia desleal que reabre el debate sobre el concepto de servicio público que, supuestamente, presta Radiotelevisión Española.
La Uteca y Mediaset denunciaron la oferta de RTVE, aunque la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) terminó dando la razón al ente público, en una resolución cautelar hasta que se resuelva definitivamente el proceso, con la condición de contratar publicidad sólo con patrocinadores de la FIFA, dejando así menos ingresos de los esperados. Y es que en este aspecto ya llovía sobre mojado, pues la CNMC ya sancionó hace unos meses a RTVE con una multa de más de 125.000 euros por publicidad encubierta en Masterchef Celebrity, uno de los programas estrella de la cadena.
Pero la cosa no queda ahí. A esos 35 millones de euros por los derechos de retransmisión hay que sumarle 3,3 millones más en concepto de contratos (suministros, traslados y servicios) que el ente público va a pagar a siete empresas por la cobertura del Mundial: tres cataríes, dos españolas —Quality Media Producciones y la Sociedad Europea de Unidades Móviles—, una francesa y otra suiza.
De esos 3,3 millones, 937.985 euros corresponden a pagos en concepto de alojamiento, dietas y tras*porte de personal. Teniendo en cuenta que RTVE ha desplegado en Doha un operativo de 73 profesionales —redacción, realización, producción, responsables técnicos, operarios…—, la media sale a casi 12.850 euros por trabajador. Apuesto corderos contra pajaritos a que los profesionales del ente desplazados a Catar no pernoctan en la llamada Fan Village Cabins Free Zone, el siniestro descampado de caravanas, situado a 10 kilómetros de la Corniche de Doha, donde cualquier comodidad es sencillamente una quimera.
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