Renato
Madmaxista
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Una vez tomada la capital el resto de plazas serán pan comido:
Este 21 de enero, un vecino hizo un descubrimiento sorprendente en la cuneta de la carretera M-608, en el término del pueblo madrileño de Manzanares el Real, entre éste y El Boalo. Allí, con las fauces entreabiertas y los colmillos al aire, yacía un lobo sin vida. Guardas forestales lo llevaron al Centro de Recuperación de Especies de Tres Cantos, donde la autopsia determinó que murió atropellada. Porque no era lobo sino loba. Una joven de dos años.
El hallazgo, pese a ser sangriento, confirmaba una gran noticia para la especie. El lobo ibérico,canis lupus, vuelve a territorios de los que hace décadas lo expulsaron con ánimo de exterminarlo (a la última pareja madrileña, en el valle del Lozoya, la abatieron en 1952). Aunque se sabe que desde 2011 hay manadas reproductoras en Madrid en la sierra de Guadarrama llegadas de Segovia (ahora son tres manadas, con unos 25 individuos), lo novedoso de la loba atropellada en Manzanares el Real es que merodeaba aún más al sur, muy cerca de la capital y de los seis millones de personas de la metrópolis: su cadáver apareció a 27,8 kilómetros en línea recta de la autovía de circunvalación M-40.
"No es descabellado pensar que pueda asentarse una manada en El Pardo", en el bosque que rodea el antiguo palacio de Franco, aún más cerca de la capital (sólo 9,5 kilómetros en línea recta del palacio de La Moncloa y 13,5 de la Puerta del Sol), dice el doctor en biología Juan Carlos Blanco Gutiérrez, de los que más saben de lobos en el mundo.
Él codirigió el censo nacional de lobos de 1988, y ha participado (con los datos de Madrid y Castilla-La Mancha) en el nuevo censo 2012-2014 que acaba de terminar el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en colaboración con las autonomías.
Ante el Ministerio se han manifestado este domingo más de 150 entidades y partidos convocados por la asociación Lobo Marley en una histórica protesta, la primera en España en defensa de una especie salvaje. Reclaman al Gobierno que prohíba la caza del lobo y arbitre medidas para asegurar su coexistencia con los ganaderos, que a su vez presionan para matarlo por los ataques a sus animales.
Este viernes, en vísperas de la manifestación, el Ministerio, a instancias de Crónica, ha publicado el censo actualizado. La población ha crecido. En España hay 297 manadas reproductoras de lobo, un 20% más que las 250 que contabilizó en 2007 el Atlas y Libro Rojo de los Mamíferos Terrestres de España, que coeditó Juan Carlos Blanco.
Aunque el Ministerio no precisa el número de ejemplares, si se multiplica por una media de siete lobos por manada -una pareja alfa, más ejemplares jóvenes y lobeznos-, suman 2.079. La cifra real es mayor si se tiene en cuenta, explica Blanco, que al norte del río Duero, donde vive el 90% de estos animales, hay "más de un 30% de lobos solitarios", no incluidos en manadas y no registrados. De manera que hay entre 2.000 y 3.000 lobos en España, "aunque la cifra exacta ni la sabemos ni la vamos a saber nunca".
Él valora que lo más importante de la radiografía actual del lobo en España es que su difusión ha crecido un 20% desde su censo de 1988, volviendo a habitar al sur del río Duero y pasando su área de 100.000 a 120.000 kilómetros cuadrados. El lobo está presente en casi una cuarta parte de España.
El lado negativo, señala el especialista, es que la población aislada en la vertiente andaluza de Sierra Morena se ha extinguido o casi. Discrepa de él el biólogo Rafael Carrasco, autor de la parte andaluza del censo nacional, que estima que por avistamientos y excrementos hay "dos o tres manadas" entre Jaén (sierra de Andújar) y Córdoba (sierra de Hornachuelos), aunque por falta de confirmaciones más detalladas han preferido anotar que no hay ninguna.
De las 297 manadas registradas en el nuevo censo, 84 viven en Galicia (siete de ellas compartidas con comunidades vecinas; sólo se asignan a una comunidad para evitar duplicidades); 37 en Asturias (nueve compartidas); 12 en Cantabria (cuatro compartidas); una (compartida) en el País Vasco; una (compartida) en La Rioja; 163 en Castilla y León (16 compartidas); una en Madrid (sin embargo, la comunidad madrileña registra ya tres a fecha de 2016) y dos en Castilla-La Mancha (una compartida). El Ministerio agrega que hay uno o dos ejemplares en los Pirineos de Cataluña y algunos en el lado francés.
El censo concluye que la especie se expande hacia el sur (sistema Central, Ávila, Segovia, Guadalajara y Comunidad de Madrid), mientras que se produce una rarefacción, o disminución de la densidad demográfica, en el noreste de la península, zonas de llanura de la submeseta Norte y Andalucía.
La salud del lobo es "buena si se compara", dice Juan Carlos Blanco, "no con el siglo XIX, cuando había en toda España, sino con las pasadas décadas de los 60-70, cuando tocó fondo". Tras la pausa de la guerra civil en que los hombres se cazaban entre ellos más que a los lobos, se reanudó el camino hacia el exterminio. Recuerda que José María Valverde, fundador del Parque Nacional de Doñana, donde mataron al último en los 40, decía que a ese ritmo "el lobo no llegará al final del siglo XX".
Fue providencial, dice Blanco, la intervención de Félix Rodríguez de la Fuente, que convenció al Icona de que evitara la extinción. El año de la inflexión fue 1970. "Dijeron, 'vamos a cazarlo, pero no lo vamos a exterminar'". A partir de entonces la especie, arrinconada al norte del Duero en parajes de montaña, se fue recuperando.
Hoy España, con trescientas manadas (Portugal registra 60), tiene la mayor población en Europa Occidental del más emblemático gran depredador del continente. En Francia desapareció y no regresaron ejemplares hasta 1992, mientras que en Alemania, donde también se extinguió, el lobo volvió en el año 2000 y apenas cuenta ahora con 20 manadas, detalla Blanco.
Un ejemplo de la recuperación de este cánido salvaje, muy huidizo del hombre, es que ha salido de reductos remotos y se ha asentado muy cerca de ciudades en el Norte, a menos de 15 kilómetros de Zamora, Lugo... o Valladolid, donde viven en los cercanos Montes Torozos. Aunque Madrid es el caso más llamativo: lobos reproduciéndose a un día de marcha de la capital.
Los manifestantes de hoy reclaman que se prohíba su caza legal (la furtiva existe siempre). Al norte del río Duero, donde su presencia es más densa, es una especie cinegética y su caza se permite por cupos. Por ejemplo, en la Reserva Regional de Caza de Riaño (León), se pueden cazar entre 25 y 27 ejemplares al año, señala Blanco. Un cazador local que abata uno se lo puede llevar de trofeo a casa por 600 euros (no tiene que pagar nada si no se lo lleva), mientras que un cazador foráneo debe pagar 1.200.
En la reserva de la sierra de la Culebra (Zamora), donde se les ceba para que acudan a un punto y es fácil cazarlos, hay un cupo de ocho ejemplares al año (el doble que hace unos años), que subasta la Junta de Castilla y León. Han pagado 18.000 euros por cazar un lobo aquí, aunque la media, explica el experto, es que se cotice a unos 4.500 euros. La asociación Lobo Marley, que preside el naturalista Luis Miguel Domínguez, compró en la subasta dos licencias para indultar a sendos lobos sólo para comprobar que la Junta los mató igualmente después, para agotar el cupo.
Juan Carlos Blanco dice que las autoridades de Castilla y León tienen que ser "más sensibles al cambio social, que demanda proteger más al lobo", y señala que no debería cazarse en las zonas naturales donde no ataca a ovejas, cabras ni terneros porque se alimenta de ungulados salvajes como jabalíes, ciervos o corzos. Destaca que hoy los pueblos loberos ingresan "mucho más dinero" con los turistas nacionales e internacionales que vienen a avistar lobos que por la caza.
Aunque el lobo está protegido al sur del Duero, la Junta castellano-leonesa ha autorizado abatir dos ejemplares en Ávila y otros dos en Salamanca tras las quejas de los ganaderos por ataques a su cabaña. La conservacionista WWF ha denunciado ante la Fiscalía esta medida y su ejecución: ya han apiolado a los dos de Ávila, uno el 11 de febrero y el otro este miércoles 9 de marzo, en la sierra de Gredos.
El biólogo coincide con las asociaciones prolobo en que la solución para la coexistencia de depredadores y ganaderos es que las comunidades autónomas aumenten y agilicen las ayudas para adoptar sencillas medidas preventivas, como construir refugios y cerramientos, instalar pastores eléctricos e introducir perros mastines adiestrados para ahuyentarlos.
Pagar enseguida las indemnizaciones a los afectados reduciría la tensión. En Madrid van en esa línea y las compensaciones por ataques de lobos o perros asilvestrados acaban de subir: de 50 euros a 120 por ovejas o cabras, y de 350 euros a 1.200 para las vacas.
El pragmático Juan Carlos Blanco busca la conciliación. Este martes fue a buscar huellas de lobos en la nieve de Guadarrama, el jueves comió con ganaderos de Ávila y este domingo está Riaño, donde los cazadores. Antes de salir de viaje, dice que "no hay que empeñarse" en que el lobo se propague por zonas con fuerte presencia ganadera, y que es mejor favorecer su expansión por corredores naturales con escaso ganado y baja densidad humana, desde Guadalajara a Cuenca y Teruel. "Ahí está su futuro".
En Andalucía, Rafael Carrasco cree que hay margen aún para que la población aislada de Sierra Morena se recupere y se comunique con la del norte. Ve probable que algún ejemplar haya llegado ya aquí desde el sur del Duero. 250 kilómetros para el depredador "no son tantos".
En Madrid, Blanco ve espacio para más manadas. Aquí su población "la regularán las carreteras". La loba de Manzanares el Real era la segunda de los tres lobos atropellados en Madrid en menos de un año. Dos machos jóvenes perdieron la vida, uno el pasado 25 de enero en la Nacional 1 en Somosierra y otro el 16 en abril de 2015 en la M-622 entre Guadarrama y Los Molinos. Pero la naturaleza se regenera en primavera. Las hembras adultas están ahora preñadas. Una nueva generación de lobos, hasta seis a la vez por progenitora, aullará pronto en las noches de Iberia.
El lobo está a 27 km de Madrid | Crónica | EL MUNDO
Arriba el lobo! Vencimos y venceremos.
Este 21 de enero, un vecino hizo un descubrimiento sorprendente en la cuneta de la carretera M-608, en el término del pueblo madrileño de Manzanares el Real, entre éste y El Boalo. Allí, con las fauces entreabiertas y los colmillos al aire, yacía un lobo sin vida. Guardas forestales lo llevaron al Centro de Recuperación de Especies de Tres Cantos, donde la autopsia determinó que murió atropellada. Porque no era lobo sino loba. Una joven de dos años.
El hallazgo, pese a ser sangriento, confirmaba una gran noticia para la especie. El lobo ibérico,canis lupus, vuelve a territorios de los que hace décadas lo expulsaron con ánimo de exterminarlo (a la última pareja madrileña, en el valle del Lozoya, la abatieron en 1952). Aunque se sabe que desde 2011 hay manadas reproductoras en Madrid en la sierra de Guadarrama llegadas de Segovia (ahora son tres manadas, con unos 25 individuos), lo novedoso de la loba atropellada en Manzanares el Real es que merodeaba aún más al sur, muy cerca de la capital y de los seis millones de personas de la metrópolis: su cadáver apareció a 27,8 kilómetros en línea recta de la autovía de circunvalación M-40.
"No es descabellado pensar que pueda asentarse una manada en El Pardo", en el bosque que rodea el antiguo palacio de Franco, aún más cerca de la capital (sólo 9,5 kilómetros en línea recta del palacio de La Moncloa y 13,5 de la Puerta del Sol), dice el doctor en biología Juan Carlos Blanco Gutiérrez, de los que más saben de lobos en el mundo.
Él codirigió el censo nacional de lobos de 1988, y ha participado (con los datos de Madrid y Castilla-La Mancha) en el nuevo censo 2012-2014 que acaba de terminar el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en colaboración con las autonomías.
Ante el Ministerio se han manifestado este domingo más de 150 entidades y partidos convocados por la asociación Lobo Marley en una histórica protesta, la primera en España en defensa de una especie salvaje. Reclaman al Gobierno que prohíba la caza del lobo y arbitre medidas para asegurar su coexistencia con los ganaderos, que a su vez presionan para matarlo por los ataques a sus animales.
Este viernes, en vísperas de la manifestación, el Ministerio, a instancias de Crónica, ha publicado el censo actualizado. La población ha crecido. En España hay 297 manadas reproductoras de lobo, un 20% más que las 250 que contabilizó en 2007 el Atlas y Libro Rojo de los Mamíferos Terrestres de España, que coeditó Juan Carlos Blanco.
Aunque el Ministerio no precisa el número de ejemplares, si se multiplica por una media de siete lobos por manada -una pareja alfa, más ejemplares jóvenes y lobeznos-, suman 2.079. La cifra real es mayor si se tiene en cuenta, explica Blanco, que al norte del río Duero, donde vive el 90% de estos animales, hay "más de un 30% de lobos solitarios", no incluidos en manadas y no registrados. De manera que hay entre 2.000 y 3.000 lobos en España, "aunque la cifra exacta ni la sabemos ni la vamos a saber nunca".
Él valora que lo más importante de la radiografía actual del lobo en España es que su difusión ha crecido un 20% desde su censo de 1988, volviendo a habitar al sur del río Duero y pasando su área de 100.000 a 120.000 kilómetros cuadrados. El lobo está presente en casi una cuarta parte de España.
El lado negativo, señala el especialista, es que la población aislada en la vertiente andaluza de Sierra Morena se ha extinguido o casi. Discrepa de él el biólogo Rafael Carrasco, autor de la parte andaluza del censo nacional, que estima que por avistamientos y excrementos hay "dos o tres manadas" entre Jaén (sierra de Andújar) y Córdoba (sierra de Hornachuelos), aunque por falta de confirmaciones más detalladas han preferido anotar que no hay ninguna.
De las 297 manadas registradas en el nuevo censo, 84 viven en Galicia (siete de ellas compartidas con comunidades vecinas; sólo se asignan a una comunidad para evitar duplicidades); 37 en Asturias (nueve compartidas); 12 en Cantabria (cuatro compartidas); una (compartida) en el País Vasco; una (compartida) en La Rioja; 163 en Castilla y León (16 compartidas); una en Madrid (sin embargo, la comunidad madrileña registra ya tres a fecha de 2016) y dos en Castilla-La Mancha (una compartida). El Ministerio agrega que hay uno o dos ejemplares en los Pirineos de Cataluña y algunos en el lado francés.
El censo concluye que la especie se expande hacia el sur (sistema Central, Ávila, Segovia, Guadalajara y Comunidad de Madrid), mientras que se produce una rarefacción, o disminución de la densidad demográfica, en el noreste de la península, zonas de llanura de la submeseta Norte y Andalucía.
La salud del lobo es "buena si se compara", dice Juan Carlos Blanco, "no con el siglo XIX, cuando había en toda España, sino con las pasadas décadas de los 60-70, cuando tocó fondo". Tras la pausa de la guerra civil en que los hombres se cazaban entre ellos más que a los lobos, se reanudó el camino hacia el exterminio. Recuerda que José María Valverde, fundador del Parque Nacional de Doñana, donde mataron al último en los 40, decía que a ese ritmo "el lobo no llegará al final del siglo XX".
Fue providencial, dice Blanco, la intervención de Félix Rodríguez de la Fuente, que convenció al Icona de que evitara la extinción. El año de la inflexión fue 1970. "Dijeron, 'vamos a cazarlo, pero no lo vamos a exterminar'". A partir de entonces la especie, arrinconada al norte del Duero en parajes de montaña, se fue recuperando.
Hoy España, con trescientas manadas (Portugal registra 60), tiene la mayor población en Europa Occidental del más emblemático gran depredador del continente. En Francia desapareció y no regresaron ejemplares hasta 1992, mientras que en Alemania, donde también se extinguió, el lobo volvió en el año 2000 y apenas cuenta ahora con 20 manadas, detalla Blanco.
Un ejemplo de la recuperación de este cánido salvaje, muy huidizo del hombre, es que ha salido de reductos remotos y se ha asentado muy cerca de ciudades en el Norte, a menos de 15 kilómetros de Zamora, Lugo... o Valladolid, donde viven en los cercanos Montes Torozos. Aunque Madrid es el caso más llamativo: lobos reproduciéndose a un día de marcha de la capital.
Los manifestantes de hoy reclaman que se prohíba su caza legal (la furtiva existe siempre). Al norte del río Duero, donde su presencia es más densa, es una especie cinegética y su caza se permite por cupos. Por ejemplo, en la Reserva Regional de Caza de Riaño (León), se pueden cazar entre 25 y 27 ejemplares al año, señala Blanco. Un cazador local que abata uno se lo puede llevar de trofeo a casa por 600 euros (no tiene que pagar nada si no se lo lleva), mientras que un cazador foráneo debe pagar 1.200.
En la reserva de la sierra de la Culebra (Zamora), donde se les ceba para que acudan a un punto y es fácil cazarlos, hay un cupo de ocho ejemplares al año (el doble que hace unos años), que subasta la Junta de Castilla y León. Han pagado 18.000 euros por cazar un lobo aquí, aunque la media, explica el experto, es que se cotice a unos 4.500 euros. La asociación Lobo Marley, que preside el naturalista Luis Miguel Domínguez, compró en la subasta dos licencias para indultar a sendos lobos sólo para comprobar que la Junta los mató igualmente después, para agotar el cupo.
Juan Carlos Blanco dice que las autoridades de Castilla y León tienen que ser "más sensibles al cambio social, que demanda proteger más al lobo", y señala que no debería cazarse en las zonas naturales donde no ataca a ovejas, cabras ni terneros porque se alimenta de ungulados salvajes como jabalíes, ciervos o corzos. Destaca que hoy los pueblos loberos ingresan "mucho más dinero" con los turistas nacionales e internacionales que vienen a avistar lobos que por la caza.
Aunque el lobo está protegido al sur del Duero, la Junta castellano-leonesa ha autorizado abatir dos ejemplares en Ávila y otros dos en Salamanca tras las quejas de los ganaderos por ataques a su cabaña. La conservacionista WWF ha denunciado ante la Fiscalía esta medida y su ejecución: ya han apiolado a los dos de Ávila, uno el 11 de febrero y el otro este miércoles 9 de marzo, en la sierra de Gredos.
El biólogo coincide con las asociaciones prolobo en que la solución para la coexistencia de depredadores y ganaderos es que las comunidades autónomas aumenten y agilicen las ayudas para adoptar sencillas medidas preventivas, como construir refugios y cerramientos, instalar pastores eléctricos e introducir perros mastines adiestrados para ahuyentarlos.
Pagar enseguida las indemnizaciones a los afectados reduciría la tensión. En Madrid van en esa línea y las compensaciones por ataques de lobos o perros asilvestrados acaban de subir: de 50 euros a 120 por ovejas o cabras, y de 350 euros a 1.200 para las vacas.
El pragmático Juan Carlos Blanco busca la conciliación. Este martes fue a buscar huellas de lobos en la nieve de Guadarrama, el jueves comió con ganaderos de Ávila y este domingo está Riaño, donde los cazadores. Antes de salir de viaje, dice que "no hay que empeñarse" en que el lobo se propague por zonas con fuerte presencia ganadera, y que es mejor favorecer su expansión por corredores naturales con escaso ganado y baja densidad humana, desde Guadalajara a Cuenca y Teruel. "Ahí está su futuro".
En Andalucía, Rafael Carrasco cree que hay margen aún para que la población aislada de Sierra Morena se recupere y se comunique con la del norte. Ve probable que algún ejemplar haya llegado ya aquí desde el sur del Duero. 250 kilómetros para el depredador "no son tantos".
En Madrid, Blanco ve espacio para más manadas. Aquí su población "la regularán las carreteras". La loba de Manzanares el Real era la segunda de los tres lobos atropellados en Madrid en menos de un año. Dos machos jóvenes perdieron la vida, uno el pasado 25 de enero en la Nacional 1 en Somosierra y otro el 16 en abril de 2015 en la M-622 entre Guadarrama y Los Molinos. Pero la naturaleza se regenera en primavera. Las hembras adultas están ahora preñadas. Una nueva generación de lobos, hasta seis a la vez por progenitora, aullará pronto en las noches de Iberia.
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Arriba el lobo! Vencimos y venceremos.