Marchamaliano
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El imán acusado de ser de Daesh revela al juez que trabajó durante años para el CNI
El egipcio Hesham Sashaa, encarcelado por su presunta integración en Daesh, ha remitido una carta al juez de la Audiencia Nacional que ordenó su ingreso en prisión en la que desvela detalles de su colaboración con el CNI, que duró años. Este imán, que se instaló en España en 2011, añade que agentes de la Policía Nacional le reprocharon esa relación con los servicios secretos. Finalmente le arrestaron en Teulada (Alicante) el pasado mes de abril.
“Me visitaron casi cada dos semanas durante años, discutiendo conmigo para saber cómo luchar eficientemente contra las raíces de la ideología yihadista, dándome consejos y pidiéndome consejos, preguntándome sobre mi trabajo de desradicalización”, dice el imán en un extenso manuscrito al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL.
Hesham Sashaa se enfrenta a la situación de haber sido detenido por integrar Estado Islámico y al mismo tiempo se encuentra amenazado de fin por el propio Daesh por oponerse a la violencia. La versión del presunto terrorista es que tenía contactos con individuos radicalizados, pero que su objetivo era reconducir sus vidas y apartarles de la yihad.
En este texto trata de defender su inocencia y para ello relata que dos agentes de los que él denomina “policía secreta” -en referencia a los servicios secretos españoles-, le visitaban periódicamente. Fuentes del CNI consultadas por EL ESPAÑOL han eludido aportar datos sobre estos contactos amparándose en que la regulación por la que se rigen los espías imposibilita facilitar este tipo de información.
"Hemos visto miles de fotos"
“Discutimos de muchos casos, muchas mezquitas, muchos grupos, muchas personas, muchos partidos islámicos, hemos visto miles de fotos juntos, pidiendo mi ayuda para curar ciertas personas o convencerlas para abandonar el país (España)”, añade Hesham Sashaa. Este periódico evitará, por su seguridad, facilitar los nombres de los agentes a los que identifica el imán, quien aporta detalles de esa relación como que cada vez que le visitaba uno de ellos le regalaba "bombones".
Esta colaboración con el CNI se remonta al menos al año 2012, según dice. Lo recuerda porque en ese momento vaticinó que en cinco años habría un atentado terrorista en España como el que se produjo en Barcelona. “No fue una profecía, sino que fue por mi experiencia real del corazón de la comunidad fiel a la religión del amora, la falta de imanes cualificados”.
El imán no oculta su preferencia por los agentes del CNI sobre los que dice haber apreciado un interés de “eliminar el fenómeno del terrorismo desde su raíz” y no de “encarcelar e incriminar a la gente”. En contraposición, no muestra el mismo aprecio por los agentes de la Policía Nacional: “Desde el primer día vinieron a mi casa para decirme: ‘¡Trabajas con nosotros!’”.
Añade que le preguntaron “con un tono de reproche” por las visitas que recibía de uno de los agentes del CNI: “¿Te visitó?, ¿Con quién trabajas?”. “Esta manera musculosa me forzó a responderlos: ‘Por favor, no quiero trabajar con vosotros y no puedo responder a vuestras preguntas’”, explica.
Tras los atentados de Bruselas
Pese a ello, el imán dice que se prestó a “ayudar” también a la Policía que luego le acabó deteniendo en una operación de la Comisaría General de Información en colaboración con la Brigada Provincial de Alicante. “Me visitaron en muchas ocasiones, pidiéndome informaciones y preguntándome sobre personas. Aún después de los ataques de Bruselas (un año antes de su detención) vinieron a mi para que identificara personas, con fotos. Les pedí poder tomar estas fotografías y las mandé a mis contactos para ayudar a la Policía en identificar y encontrar estos individuos”.
“Me conocían bien, pero su política es clara: ‘o trabajas con ellos o estás en contra de ellos'”, zanja este imán quien en varias ocasiones compara el trato de la Policía con el de los agentes de la “policía secreta”. Según dice a los miembros del CNI les facilitó “informaciones privadas” o sus “extractos bancarios” y dice haberse comunicado a través de e-mail, sms o Facebook. “Me animaba a seguir en este trabajo y me agradecía lo que hacía para España así que para Europa”, sostiene que le decía uno de los miembros de los servicios secretos.
La Audiencia Nacional absolvió el pasado mes de octubre a un jovenlandés acusado por yihadismo al que se le llegó a vincular con el intento de atentar en España porque, según la sentencia, el presunto terrorista pensaba en todo momento que actuaba a las órdenes de un agente del CNI. El tribunal no dudó de la existencia de esta persona y consideró “verosímil” que realmente fuese un agente de Inteligencia. El tribunal reforzó su teoría en que el acusado llegó a aportar “noticias de interés sobre cinco personas que fueron detenidas en sucesivas investigaciones”.
En su manuscrito, el imán detenido en Teulada hace referencia a dos personas a las que, según dice, conoció a través de uno de los agentes del CNI que le visitaba habitualmente. Según denuncia, su relación con estos dos individuos ha sido usada después por la Policía Nacional como prueba de sus contactos con elementos terroristas.
El egipcio Hesham Sashaa, encarcelado por su presunta integración en Daesh, ha remitido una carta al juez de la Audiencia Nacional que ordenó su ingreso en prisión en la que desvela detalles de su colaboración con el CNI, que duró años. Este imán, que se instaló en España en 2011, añade que agentes de la Policía Nacional le reprocharon esa relación con los servicios secretos. Finalmente le arrestaron en Teulada (Alicante) el pasado mes de abril.
“Me visitaron casi cada dos semanas durante años, discutiendo conmigo para saber cómo luchar eficientemente contra las raíces de la ideología yihadista, dándome consejos y pidiéndome consejos, preguntándome sobre mi trabajo de desradicalización”, dice el imán en un extenso manuscrito al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL.
Hesham Sashaa se enfrenta a la situación de haber sido detenido por integrar Estado Islámico y al mismo tiempo se encuentra amenazado de fin por el propio Daesh por oponerse a la violencia. La versión del presunto terrorista es que tenía contactos con individuos radicalizados, pero que su objetivo era reconducir sus vidas y apartarles de la yihad.
En este texto trata de defender su inocencia y para ello relata que dos agentes de los que él denomina “policía secreta” -en referencia a los servicios secretos españoles-, le visitaban periódicamente. Fuentes del CNI consultadas por EL ESPAÑOL han eludido aportar datos sobre estos contactos amparándose en que la regulación por la que se rigen los espías imposibilita facilitar este tipo de información.
"Hemos visto miles de fotos"
“Discutimos de muchos casos, muchas mezquitas, muchos grupos, muchas personas, muchos partidos islámicos, hemos visto miles de fotos juntos, pidiendo mi ayuda para curar ciertas personas o convencerlas para abandonar el país (España)”, añade Hesham Sashaa. Este periódico evitará, por su seguridad, facilitar los nombres de los agentes a los que identifica el imán, quien aporta detalles de esa relación como que cada vez que le visitaba uno de ellos le regalaba "bombones".
Esta colaboración con el CNI se remonta al menos al año 2012, según dice. Lo recuerda porque en ese momento vaticinó que en cinco años habría un atentado terrorista en España como el que se produjo en Barcelona. “No fue una profecía, sino que fue por mi experiencia real del corazón de la comunidad fiel a la religión del amora, la falta de imanes cualificados”.
El imán no oculta su preferencia por los agentes del CNI sobre los que dice haber apreciado un interés de “eliminar el fenómeno del terrorismo desde su raíz” y no de “encarcelar e incriminar a la gente”. En contraposición, no muestra el mismo aprecio por los agentes de la Policía Nacional: “Desde el primer día vinieron a mi casa para decirme: ‘¡Trabajas con nosotros!’”.
Añade que le preguntaron “con un tono de reproche” por las visitas que recibía de uno de los agentes del CNI: “¿Te visitó?, ¿Con quién trabajas?”. “Esta manera musculosa me forzó a responderlos: ‘Por favor, no quiero trabajar con vosotros y no puedo responder a vuestras preguntas’”, explica.
Tras los atentados de Bruselas
Pese a ello, el imán dice que se prestó a “ayudar” también a la Policía que luego le acabó deteniendo en una operación de la Comisaría General de Información en colaboración con la Brigada Provincial de Alicante. “Me visitaron en muchas ocasiones, pidiéndome informaciones y preguntándome sobre personas. Aún después de los ataques de Bruselas (un año antes de su detención) vinieron a mi para que identificara personas, con fotos. Les pedí poder tomar estas fotografías y las mandé a mis contactos para ayudar a la Policía en identificar y encontrar estos individuos”.
“Me conocían bien, pero su política es clara: ‘o trabajas con ellos o estás en contra de ellos'”, zanja este imán quien en varias ocasiones compara el trato de la Policía con el de los agentes de la “policía secreta”. Según dice a los miembros del CNI les facilitó “informaciones privadas” o sus “extractos bancarios” y dice haberse comunicado a través de e-mail, sms o Facebook. “Me animaba a seguir en este trabajo y me agradecía lo que hacía para España así que para Europa”, sostiene que le decía uno de los miembros de los servicios secretos.
La Audiencia Nacional absolvió el pasado mes de octubre a un jovenlandés acusado por yihadismo al que se le llegó a vincular con el intento de atentar en España porque, según la sentencia, el presunto terrorista pensaba en todo momento que actuaba a las órdenes de un agente del CNI. El tribunal no dudó de la existencia de esta persona y consideró “verosímil” que realmente fuese un agente de Inteligencia. El tribunal reforzó su teoría en que el acusado llegó a aportar “noticias de interés sobre cinco personas que fueron detenidas en sucesivas investigaciones”.
En su manuscrito, el imán detenido en Teulada hace referencia a dos personas a las que, según dice, conoció a través de uno de los agentes del CNI que le visitaba habitualmente. Según denuncia, su relación con estos dos individuos ha sido usada después por la Policía Nacional como prueba de sus contactos con elementos terroristas.