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Yolanda menguante y el misterio de Sumar
Al Grano
Por
Antonio Casado
Yolanda menguante y el misterio de Sumar
La vicepresidenta no da la talla como alternativa a la izquierda del PSOE. Su liderazgo se ha fragilizado bajo un vuelo de puñales
Acto de cierre de la Asamblea fundacional de Sumar. (Ricardo Rubio/Europa Press)
Por
Antonio Casado
25/03/2024 - 05:00
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores
La vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, no logra traspasar esas pantallas de televisión que tanto la quieren. Como aspirante a liderar un imparable movimiento político a la izquierda del PSOE (era la idea) se ha perdido en la polvareda política y mediática. Ya no es la niña bonita de un proyecto "para la próxima década". Y hasta sus seguidores han perdido la motivación.
¿Cómo explicar, si no, el pasotismo de 62.821 inscritos —de los 70.000 con derecho a voto— en la "asamblea fundacional" de Sumar, celebrada este fin de semana?
Se suponía que el sábado Sumar iba a nacer como partido en el barrio de Villaverde (espacio La Nave). Pero la confusión está servida. Premio para quien explique con claridad si en estos momentos Sumar es partido, coalición, movimiento, federación de partidos, plataforma o, en fin, lo que queda de un sueño de verano de fundador de Podemos.
Y eso que el partido de Iglesias Turrión (vale, de Ione Belarra), con su sonoro portazo a Yolanda Díaz tras las elecciones del 23 de julio, ha demostrado una capacidad movilizadora de sus bases muy superior a la de Sumar. En la reciente consulta a la militancia para decidir la candidatura de Irene Montero a las elecciones europeas el número de votantes cuadruplicó al de los que este fin de semana eligieron a Yolanda Díaz (y su equipo dirigente) como coordinadora general de Sumar.
Premio para quien explique si Sumar es partido, movimiento, coalición, plataforma o lo que queda de un sueño de verano de Iglesias
La propia asamblea de Sumar reconoce que no ha resuelto su problema de identidad como partido "mosaico", formado por identidades diversas con clara resistencia a diluirse en Sumar (Compromís, Mas Madrid, Izquierda Unida, En Comú Podem, etc). De manera que ha decidido aplazar la solución y dejar para más delante el problema del encaje territorial encaje. Para otoño y con el nombre de "asamblea constituyente".
Las pantallas de televisión fueron muy hospitalarias con la imagen de la "ministra del pueblo". La hicieron reconocible. Poco a poco fue mermando bajo un vuelo de puñales, sin dar la talla en la conquista del liderazgo que buscaba como alternativa creíble a la izquierda del PSOE.
La asamblea fundacional no ha resuelto su problema de identidad como partido formado por fuerzas con resistencia a diluirse en Sumar
Eso que los politólogos llaman "carisma" no encontró acomodo en el salto a la fama del personaje apadrinado por Iglesias Turrión cuando ya este iba camino de convertirse en juguete roto.
Su precoz ideólogo de cabecera, Rodrigo Amírola, no ha logrado rentabilizar los pregones de Yolanda. Aquel proceso de escucha y el pretencioso "España nos está esperando", entre otros. Pero ahora, ya sobre el incómodo terreno de lo tangible, viene de ser políticamente irrelevante entre sus propios paisanos de Galicia, donde la conocen bien.
Peor todavía: acaba de dejar a los pies de los caballos a su propio Gobierno de coalición, el que Sánchez preside, el que dice estar dispuesta a defender a toda costa. No lo parece, a juzgar por su evidente falta de autoridad, voluntad o conocimiento, respecto a la versión catalana de Sumar (ECP, los llamados "comunes"), que ha retratado la debilidad de su liderazgo a la izquierda de la izquierda. Justo cuando empezaban a darse las circunstancias para que las bases lo sometieran a ventajosa comparación con el de Pedro Sánchez.
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Yolanda menguante y el misterio de Sumar
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Antonio Casado
Yolanda menguante y el misterio de Sumar
La vicepresidenta no da la talla como alternativa a la izquierda del PSOE. Su liderazgo se ha fragilizado bajo un vuelo de puñales
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Antonio Casado
25/03/2024 - 05:00
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La vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, no logra traspasar esas pantallas de televisión que tanto la quieren. Como aspirante a liderar un imparable movimiento político a la izquierda del PSOE (era la idea) se ha perdido en la polvareda política y mediática. Ya no es la niña bonita de un proyecto "para la próxima década". Y hasta sus seguidores han perdido la motivación.
¿Cómo explicar, si no, el pasotismo de 62.821 inscritos —de los 70.000 con derecho a voto— en la "asamblea fundacional" de Sumar, celebrada este fin de semana?
Se suponía que el sábado Sumar iba a nacer como partido en el barrio de Villaverde (espacio La Nave). Pero la confusión está servida. Premio para quien explique con claridad si en estos momentos Sumar es partido, coalición, movimiento, federación de partidos, plataforma o, en fin, lo que queda de un sueño de verano de fundador de Podemos.
Y eso que el partido de Iglesias Turrión (vale, de Ione Belarra), con su sonoro portazo a Yolanda Díaz tras las elecciones del 23 de julio, ha demostrado una capacidad movilizadora de sus bases muy superior a la de Sumar. En la reciente consulta a la militancia para decidir la candidatura de Irene Montero a las elecciones europeas el número de votantes cuadruplicó al de los que este fin de semana eligieron a Yolanda Díaz (y su equipo dirigente) como coordinadora general de Sumar.
Premio para quien explique si Sumar es partido, movimiento, coalición, plataforma o lo que queda de un sueño de verano de Iglesias
La propia asamblea de Sumar reconoce que no ha resuelto su problema de identidad como partido "mosaico", formado por identidades diversas con clara resistencia a diluirse en Sumar (Compromís, Mas Madrid, Izquierda Unida, En Comú Podem, etc). De manera que ha decidido aplazar la solución y dejar para más delante el problema del encaje territorial encaje. Para otoño y con el nombre de "asamblea constituyente".
Las pantallas de televisión fueron muy hospitalarias con la imagen de la "ministra del pueblo". La hicieron reconocible. Poco a poco fue mermando bajo un vuelo de puñales, sin dar la talla en la conquista del liderazgo que buscaba como alternativa creíble a la izquierda del PSOE.
La asamblea fundacional no ha resuelto su problema de identidad como partido formado por fuerzas con resistencia a diluirse en Sumar
Eso que los politólogos llaman "carisma" no encontró acomodo en el salto a la fama del personaje apadrinado por Iglesias Turrión cuando ya este iba camino de convertirse en juguete roto.
Su precoz ideólogo de cabecera, Rodrigo Amírola, no ha logrado rentabilizar los pregones de Yolanda. Aquel proceso de escucha y el pretencioso "España nos está esperando", entre otros. Pero ahora, ya sobre el incómodo terreno de lo tangible, viene de ser políticamente irrelevante entre sus propios paisanos de Galicia, donde la conocen bien.
Peor todavía: acaba de dejar a los pies de los caballos a su propio Gobierno de coalición, el que Sánchez preside, el que dice estar dispuesta a defender a toda costa. No lo parece, a juzgar por su evidente falta de autoridad, voluntad o conocimiento, respecto a la versión catalana de Sumar (ECP, los llamados "comunes"), que ha retratado la debilidad de su liderazgo a la izquierda de la izquierda. Justo cuando empezaban a darse las circunstancias para que las bases lo sometieran a ventajosa comparación con el de Pedro Sánchez.