david53
Madmaxista
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Todos los tratos de favor que los políticos presos por el 1-0 - Oriol Junqueras, Jordi Turull, Joaquim Forn, Josep Rull, Raül Romeva, Jordi Sànchez y Jordi Cuixar - disfrutan en la guandoca de Barcelona.
Sànchez, Junqueras, Turull, Forn, Cuixart, Rull y Romeva, en el patio de Lledoners.
Nadie ha respondido por la toma de esta foto y su difusión fuera de la guandoca.
Hay siete presos en España con los que el principio de igualdad de trato se está rompiendo. Se llaman Oriol Junqueras, Jordi Turull, Joaquim Forn, Josep Rull, Raül Romeva, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, y en la guandoca donde cumplen prisión preventiva por organizar el referéndum secesionista del 1-O, se mueven con libertad, reciben hasta más de 50 visitas al día, comen callos y gazpacho de fuera de la guandoca, son atendidos por médicos privados y buena parte de los funcionarios los tratan con servilismo y complicidad.
Allí, en el módulo 2 de Lledoners, a 65 kilómetros de Barcelona, los trabajadores que se resisten al trato de favor amparado por la dirección son apodados «els Dolents» (los Malos). Y la operación para sacar a estos funcionarios del Hotel Lledoners -como algunos lo llaman- ha comenzado.
Éste es el retrato que ha podido componer Crónica a partir de fuentes sindicales y de un puñado de informes internos firmados por dos de «els Dolents». Son privilegios que la Generalitat y -por el momento- el Gobierno socialista desmienten, aunque la Fiscalía General del Estado, a raíz de un informe de los fiscales de vigilancia penitenciaria de Cataluña que constata «distintas situaciones anómalas», ya ha advertido de la falta de imparcialidad del Govern, empezando por el hecho de que sus máximas autoridades se refieren a los políticos presos como «presos políticos».
En el horizonte está la inminente sentencia del Tribunal Supremo, que presumiblemente los condenará a varios años de guandoca, penas que -salvo que el Ministerio del Interior diga lo contrario- deberán cumplir en las cárceles catalanas, de competencia autonómica. Los fiscales concluyen: «Se considera que, en el caso de que dichos presos preventivos fueran finalmente condenados, las condiciones de tranquilidad e imparcialidad por parte de los funcionarios y de las autoridades penitenciarias de la administración catalana no son las óptimas para la evaluación de los presos».
«Aquí todo se apaña. No son ilegalidades, pero sí irregularidades; se está forzando muchísimo el reglamento penitenciario», resumen las fuentes consultadas. A continuación, los privilegios que disfrutan los presos del procés, que han generado malestar en otros internos.
celdas con vistas
Antes de que los siete reclusos llegaran a Lledoners, la dirección de la guandoca preparó bien el terreno. «Se hizo un barrido y se trasladó de módulo o de centro a los internos más problemáticos», cuentan fuentes sindicales. Los ubicaron en el módulo 2, el de los presos poco peligrosos, donde conviven algo menos de 100 internos. Y trasladaron a quienes ocupaban las mejores celdas para dárselas a ellos. Son las que tienen «vistas a la calle Mayor», como denominan en la guandoca a las habitaciones cuyas ventanas dan al camino que conecta todos los módulos. «También les pusieron colchones nuevos y les cambiaron las cortinas», indican las fuentes citadas. Las celdas son individuales y en ellas tienen una televisión y un portátil que ellos mismos han pagado. El uso del ordenador se lo autorizó el Supremo para que preparasen la causa judicial abierta contra ellos. «Pero el juicio ya ha pasado y siguen con ellos». Oficialmente carecen de conexión a internet.
LIBERTAD DE MOVIMIENTOS
En Lledoners el recuento es a las 7.45 de la mañana. A esa hora, los presos deben ponerse de pie en un lugar visible de la celda para que el funcionario de turno abra la puerta y los cuente. Luego bajan a desayunar al comedor y hasta después de cenar no pueden regresar a sus celdas (salvo entre las dos y las tres y media, cuando se someten a un nuevo recuento). Los siete de Lledoners, en cambio, gozan de una autorización según la cual pueden entrar y salir de su celda cuando quieran. Sólo por la noche deben permanecer en ella como los demás, detallan fuentes sindicales.
Además, el 2 de octubre de 2018, el jefe de servicios de la guandoca -encargado de la seguridad- informó a sus superiores de que había comprobado cómo «de manera habitual» los políticos presos «no pasan por el arco detector» que deberían superar para entrar en el módulo desde otras estancias de Lledoners (como el patio, el polideportivo o el área educativa) cuando van juntos o solos, y que sólo se les somete a este control cuando van acompañados de otros internos.
Médico 'privado'
Como ha podido comprobar Crónica con documentos oficiales de la guandoca, al menos tres médicos privados han entrado en ella para atender personalmente a algunos de los políticos presos, al margen de los sanitarios del centro que atienden al resto de los internos. Uno de ellos es el presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, el doctor Jaume Padrós. También ha realizado visitas como médico en la enfermería de Lledoners la doctora Marta Chandre Gofre, subdirectora del Servicio Catalán de Salud.
HUELGA CON BATIDOS
En diciembre de 2018, Jordi Sànchez, Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn decidieron hacer una huelga de hambre. «En los primeros días se les aplicó el protocolo habitual», explican fuentes sindicales, que consistía en que, por medidas de seguridad, estos reclusos debían bajar al comedor a la hora del almuerzo como el resto de los internos, aunque ellos no probaran bocado. «A la directora de Lledoners se la acusó de querer torturarlos por obligarles a ver a los demás internos comer. Unos días después, Servicios Penitenciarios [del Departamento de Justicia] cambió el protocolo para las huelgas de hambre en todas las prisiones de Cataluña, de modo que ya no tenían por qué bajar al comedor y podían quedarse en sus celdas. En unos días se cambió un protocolo de más de 20 años», indican las fuentes consultadas. Veinte días después, los huelguistas abandonaron. Apenas habían perdido peso (entre un 10% y un 11%, dijeron). Las fuentes consultadas aducen que, en realidad, los cuatro estaban alimentándose: no comían nada sólido pero ingerían batidos energéticos. «Fue un paripé», aseguran.
MENÚS 'VIP'
Fuentes sindicales afirman que en la guandoca los funcionarios adeptos tratan con tal cordialidad a los siete reclusos que la frontera de la profesionalidad ha sido traspasada con creces. «A Romeva un funcionario le lleva de su casa un táper con macedonia de frutas porque le gusta mucho». «Un jefe de unidad le ha preparado en su casa callos a Junqueras». «También reciben gazpacho, que mantienen fresquito en la nevera del economato». Las voces consultadas detallan que hay funcionarios independentistas que les han comprado bocadillos en la cafetería para funcionarios y mossos.
No es todo. El 17 de agosto de 2018, cuando se cumplía el aniversario de los atentados yihadistas en Barcelona, una conocida chef les preparó una suerte de banquete privado. La cocinera, Ada Parellada, lo divulgó en sus redes sociales: «Hoy he hecho un taller de cocina en Lledoners. Sin fuegos, sin utensilios y con muy pocos ingredientes. A cambio he recibido una lección de humanidad, valentía y firmeza. Con vuestro permiso, les he dado un fuerte abrazo, de parte de todos los que seguimos luchando #LlibertatPresosPolítics». Joaquim Forn le contestó por Twitter (con una cuenta que supuestamente lleva su entorno): «Gracias inmensas a Ada Parellada por tu compromiso y por compartir esta tarde con nosotros, dentro de la prisión, tus conocimientos, tus trucos y, sobre todo, tu pasión por la cocina».
visitas 'secretas'
La prisión se ha convertido en una conselleria más de la maquinaria independentista. Desde allí Oriol Junqueras mueve los hilos de ERC. La aplicación del reglamento penitenciario se estira hasta tal punto de que, camufladas como «visitas institucionales», cientos de personas están entrando en Lledoners día tras día para reunirse con los políticos presos, a veces en grupo y por tiempo ilimitado, a menudo en las salas de vis a vis destinadas a las reuniones familiares (con dos sofás y una mesa), en vez de en los locutorios con cristal, que suelen reservarse para los visitantes con menos solera, como los periodistas.
Según la documentación consultada, los siete presos han llegado a recibir hasta 58 visitas en un solo día. Y entre las «visitas institucionales» no sólo están las autoridades con cargo (el president Torra, la alcaldesa Colau...), sino que en esta categoría entra casi cualquiera. Una figura muy común es la de «ex diputado». Así aparece en los registros hasta la periodista y activista Pilar Rahola.
En las listas de supuestas autoridades hay también sindicalistas como Camil Ros (UGT) o Adolfo Muñoz (ELA), la monja independentista sor Lucía Caram, el sacerdote Joaquim Meseguer, un «cofrade mayor» llamado Juan Martínez o el obispo de Solsona, Xavier Novell. También miembros de asociaciones como Òmnium Cultural. Hasta el director del 112 autonómico ha visitado Lledoners. También la esposa de Puigdemont, Marcela Topor.
CON LOS TUTORES DE LOS NIÑOS
Los políticos tienen además la oportunidad de conversar en la guandoca con los tutores escolares de sus hijos, cosa muy poco común en las prisiones. Y algunas entradas, según fuentes sindicales, ni siquiera constan en el ordenador de la guandoca. Los fiscales de vigilancia penitenciaria de Cataluña han alertado en su informe de la «besugo presencia de autoridades no penitenciarias en dichos centros».
La gestión de una de estas visitas, la del presentador de televisión Risto Mejide a Raül Romeva para hacerle una entrevista, motivó que el jefe de comunicaciones de Lledoners (responsable de las visitas) pidiera su traslado debido al «favoritismo evidente» con el que, según él, actuó la subdirectora de tratamiento del centro, Gema López, que condujo a Mejide y sus acompañantes (incluida la esposa de Romeva) hasta la zona de locutorios saltándose un control de seguridad obligatorio y pasando por «delante de las 35 personas que estaban esperando en la sala» para ver a otros reclusos. Por ello UGT ha pedido la destitución de esta subdirectora.
puertas abiertas
«A Junqueras le dejan la puerta de su celda entreabierta porque dice que se agobia en los sitios cerrados», revelan los medios consultados. Además, según estas fuentes, el ex vicepresidente del Govern ha salido a la calle al menos en dos ocasiones para acudir al dentista, un servicio que los reclusos normales reciben en la enfermería de la guandoca tras apuntarse en una lista. El jefe de servicios de la prisión -que ha denunciado el trato de favor a estos presos y que ahora ha sido expedientado por la Generalitat- indica en uno de sus informes que «muchos internos muestran en privado su malestar» por «discriminaciones» como que ellos «no pueden salir para ir al dentista privado o atender a periodistas para hacer entrevistas».
Salidas sin esposas
Cuando salen a la calle gracias a algún permiso, los políticos presos se suben a coches de los Mossos sin el logotipo del cuerpo. Los agentes van de paisano, sin uniforme, y los reclusos sin esposas. «Y cuando en alguna ocasión han acudido al hospital los médicos se hacen selfis con ellos», indican fuentes sindicales.
mensajes a sus parientes.
El último informe del jefe de servicios de Lledoners subraya también que «funcionarios del módulo 2 informan personalmente a familiares de estos internos y mantienen encuentros en la calle con ellos para tras*mitirles mensajes, etc.». Las fuentes consultadas precisan que al menos «un funcionario queda con la mujer de Forn en Barcelona para darle noticias».
fiesta de cumpleaños
El 1 de octubre de 2018 se produjo un incidente que sirve de resumen. Esa noche, primer aniversario del referéndum ilegal, era también el cumpleaños de Jordi Sànchez. Y allí hubo celebración, pastelitos, frutas y bebidas, según pudo ver con sus ojos el jefe de servicios, que ha denunciado el asunto en dos informes.
Según su relato, a última hora de la tarde los siete internos continuaban en el patio cuando el resto de los reclusos tenían ya sus celdas cerradas. «En un momento dado, todos ellos acceden de golpe al despacho de los funcionarios» del módulo 2 y se reúnen con cuatro trabajadores. Cuando el jefe de servicios y una compañera suya llegaron al mencionado despacho para ver qué estaba ocurriendo ahí dentro, se encontraron con que todos lo habían abandonado salvo dos funcionarios. Escondían «papeles de pastelería con restos de pasteles», mientras «sobre la mesa todavía quedaban restos de fruta y de comida».
«Detectados los movimientos de ocultación de los funcionarios y la actitud de los internos», preguntaron a la jefa del módulo 2 por lo sucedido; ella respondió que «estaban haciendo notificaciones». «Los internos han estado en el patio bastante rato después de cenar sin que se le notificara nada a ninguno de ellos, bien al contrario, esperando a ser llamados por los funcionarios para participar de la celebración y de los pasteles», denunció el jefe de servicios. «Se han introducido comida y dulces desde el exterior para compartirlos con los internos, hasta que nuestra llegada por sorpresa al módulo 2 ha hecho que la fiesta acabara anticipadamente».
PASTELES, Y un hijo "colocado"
El informe de los pasteles quedó en nada. La investigación que su autor reclamó fue archivada sin consecuencias. Su petición de que los cuatro funcionarios que colaboraron en la fiesta (incluida la jefa del módulo 2) fueran trasladados de módulo cayó en saco roto. El jefe de servicios de la guandoca ha escrito ahora un segundo informe en el que cuenta cómo un año después «ningún responsable del equipo directivo» ha hablado con él de su denuncia, y se queja de que «los tratos de favor no sólo no se han investigado, sino que continúan».
Los funcionarios a los que señaló no sólo no han sido apartados, sino que «la funcionaria que introdujo los pasteles continúa trabajando en el módulo 2 y presume de que ha 'colocado' de interino a su hijo, y de que tienen la garantía por parte de la directora y del interno JUNQUERAS VIES, ORIOL (sic) de que no les pueden cambiar de módulo».
El hijo «colocado» se presenta en Linkedin como historiador y como funcionario interino de prisiones en Lledoners desde julio de este año. En las pasadas elecciones municipales fue suplente en las listas de ERC en Cardona (Barcelona) y en sus redes sociales reclama la libertad de los «presos políticos».
"el preso es el jefe"
En este informe reciente (del 20 de septiembre de 2019), el jefe de servicios pide amparo a la directora porque dice ser víctima de un acoso sin precedentes por parte del gerente y de la subdirectora de tratamiento, que, precisamente por denunciar estos privilegios, lo querrían fuera del centro. En este momento la Generalitat le ha abierto un expediente disciplinario que puede suponer su degradación y su traslado a otra guandoca. «El problema es que en Lledoners el preso es el jefe», dicen las fuentes consultadas. «Junqueras manda: puede destituir a la consejera de Justicia en un momento». La consejera de Justicia es Ester Capella, de ERC. «Los quiero fuera», ha dicho Capella sobre el encarcelamiento de los líderes secesionistas. Por otro lado, el director de Servicios Penitenciarios, Amand Calderó, los visita a menudo con el lazo amarillo en la solapa.
el regalo de la jefa Carmina
En el primer aniversario de los atentados de Barcelona, el ex consejero de Interior, Joaquim Forn, recibió un regalo. Él mismo lo difundió a través de Twitter: «En el módulo 2 de la prisión de Lledoners, internos y funcionarios también hicimos ayer un minuto de silencio en recuerdo y homenaje a las víctimas de los atentados del 17-A. Después, los compañeros me regalaron esta camiseta». E incluyó una fotografía de la camiseta, plagada de felicitaciones y firmas. En la manga derecha se podía leer: «Siempre contigo, Carmina». Carmina es la jefa del módulo 2 de la guandoca.
¿Y quién tomó esta fotografía y la sacó de la guandoca? ¿Quién hizo lo propio con la más famosa, la de los siete presos juntos y sonrientes en el patio de Lledoners? «Todo se ha tapado», dicen las fuentes consultadas.
la valla de 'fans'
Los fiscales catalanes, en el informe asumido por la Fiscalía General del Estado, también han llamado la atención sobre otra «situación anómala» que detectaron a lo largo del año pasado: «La existencia de manifestaciones como mínimo semanales» delante de Lledoners. Frente a la guandoca se organizan conciertos, concentraciones... «Es como una feria. Un día hasta pusieron una excavadora que elevaba a los asistentes para que pudieran ver a los presos por encima del muro», cuentan las fuentes consultadas. Un personaje se ha hecho popular en esas reuniones de fans: un joven de Manresa apodado como Joan BonaNit que, megáfono en mano, da las buenas noches a los presos uno a uno. «A veces, por la noche, los funcionarios independentistas les permiten pararse en la ventana de un pasillo común desde el que pueden verlos para poder saludarlos».
"como en broadway"
Grupos de teatro entran casi a diario a hacer funciones en la guandoca y conversar durante horas con los siete presos. «Esto es como Broadway», dicen fuentes sindicales. «A menudo, estos grupos entran dos horas antes o se quedan dos horas después de la función hablando con los políticos presos», añaden.
profesor de natación
«Un amigo de Romeva, experto en aguas abiertas, acudió varios días a darle clases de natación en la piscina de la guandoca, algo ridículo. Montaron como excusa un cursillo de natación y ahí estaba el entrenador de Romeva», relatan las fuentes consultadas.
En Lledoners, el ex consejero de Exteriores ayuda en el polideportivo. Y Junqueras es auxiliar de la escuela de la guandoca. Pero en vez de asistir como alumno, da clases a los presos... y los profesores se sientan a escucharle. «Ya es una institución, todo el mundo va a sus clases; incluso funcionarios. Siempre está el aula llena. Y avisan por megafonía: "Clase del profesor Junqueras"», ha declarado a La Vanguardia Sergi Sol, amigo del líder de ERC. Habla de economía, del universo... Josep Rull se ha apuntado al taller de teatro, mientras que Jordi Cuixart ha preferido la cerámica japonesa. En el taller fabricó una taza con cuyo diseño Òmnium ha hecho negocio: vende reproducciones de la tassa de la llibertat a 15 euros.
El 'hotel de lujo' de los siete privilegiados de Lledoners: funcionarios cómplices, callos y médico privado
Sànchez, Junqueras, Turull, Forn, Cuixart, Rull y Romeva, en el patio de Lledoners.
Nadie ha respondido por la toma de esta foto y su difusión fuera de la guandoca.
Hay siete presos en España con los que el principio de igualdad de trato se está rompiendo. Se llaman Oriol Junqueras, Jordi Turull, Joaquim Forn, Josep Rull, Raül Romeva, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, y en la guandoca donde cumplen prisión preventiva por organizar el referéndum secesionista del 1-O, se mueven con libertad, reciben hasta más de 50 visitas al día, comen callos y gazpacho de fuera de la guandoca, son atendidos por médicos privados y buena parte de los funcionarios los tratan con servilismo y complicidad.
Allí, en el módulo 2 de Lledoners, a 65 kilómetros de Barcelona, los trabajadores que se resisten al trato de favor amparado por la dirección son apodados «els Dolents» (los Malos). Y la operación para sacar a estos funcionarios del Hotel Lledoners -como algunos lo llaman- ha comenzado.
Éste es el retrato que ha podido componer Crónica a partir de fuentes sindicales y de un puñado de informes internos firmados por dos de «els Dolents». Son privilegios que la Generalitat y -por el momento- el Gobierno socialista desmienten, aunque la Fiscalía General del Estado, a raíz de un informe de los fiscales de vigilancia penitenciaria de Cataluña que constata «distintas situaciones anómalas», ya ha advertido de la falta de imparcialidad del Govern, empezando por el hecho de que sus máximas autoridades se refieren a los políticos presos como «presos políticos».
En el horizonte está la inminente sentencia del Tribunal Supremo, que presumiblemente los condenará a varios años de guandoca, penas que -salvo que el Ministerio del Interior diga lo contrario- deberán cumplir en las cárceles catalanas, de competencia autonómica. Los fiscales concluyen: «Se considera que, en el caso de que dichos presos preventivos fueran finalmente condenados, las condiciones de tranquilidad e imparcialidad por parte de los funcionarios y de las autoridades penitenciarias de la administración catalana no son las óptimas para la evaluación de los presos».
«Aquí todo se apaña. No son ilegalidades, pero sí irregularidades; se está forzando muchísimo el reglamento penitenciario», resumen las fuentes consultadas. A continuación, los privilegios que disfrutan los presos del procés, que han generado malestar en otros internos.
celdas con vistas
Antes de que los siete reclusos llegaran a Lledoners, la dirección de la guandoca preparó bien el terreno. «Se hizo un barrido y se trasladó de módulo o de centro a los internos más problemáticos», cuentan fuentes sindicales. Los ubicaron en el módulo 2, el de los presos poco peligrosos, donde conviven algo menos de 100 internos. Y trasladaron a quienes ocupaban las mejores celdas para dárselas a ellos. Son las que tienen «vistas a la calle Mayor», como denominan en la guandoca a las habitaciones cuyas ventanas dan al camino que conecta todos los módulos. «También les pusieron colchones nuevos y les cambiaron las cortinas», indican las fuentes citadas. Las celdas son individuales y en ellas tienen una televisión y un portátil que ellos mismos han pagado. El uso del ordenador se lo autorizó el Supremo para que preparasen la causa judicial abierta contra ellos. «Pero el juicio ya ha pasado y siguen con ellos». Oficialmente carecen de conexión a internet.
LIBERTAD DE MOVIMIENTOS
En Lledoners el recuento es a las 7.45 de la mañana. A esa hora, los presos deben ponerse de pie en un lugar visible de la celda para que el funcionario de turno abra la puerta y los cuente. Luego bajan a desayunar al comedor y hasta después de cenar no pueden regresar a sus celdas (salvo entre las dos y las tres y media, cuando se someten a un nuevo recuento). Los siete de Lledoners, en cambio, gozan de una autorización según la cual pueden entrar y salir de su celda cuando quieran. Sólo por la noche deben permanecer en ella como los demás, detallan fuentes sindicales.
Además, el 2 de octubre de 2018, el jefe de servicios de la guandoca -encargado de la seguridad- informó a sus superiores de que había comprobado cómo «de manera habitual» los políticos presos «no pasan por el arco detector» que deberían superar para entrar en el módulo desde otras estancias de Lledoners (como el patio, el polideportivo o el área educativa) cuando van juntos o solos, y que sólo se les somete a este control cuando van acompañados de otros internos.
Médico 'privado'
Como ha podido comprobar Crónica con documentos oficiales de la guandoca, al menos tres médicos privados han entrado en ella para atender personalmente a algunos de los políticos presos, al margen de los sanitarios del centro que atienden al resto de los internos. Uno de ellos es el presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, el doctor Jaume Padrós. También ha realizado visitas como médico en la enfermería de Lledoners la doctora Marta Chandre Gofre, subdirectora del Servicio Catalán de Salud.
HUELGA CON BATIDOS
En diciembre de 2018, Jordi Sànchez, Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn decidieron hacer una huelga de hambre. «En los primeros días se les aplicó el protocolo habitual», explican fuentes sindicales, que consistía en que, por medidas de seguridad, estos reclusos debían bajar al comedor a la hora del almuerzo como el resto de los internos, aunque ellos no probaran bocado. «A la directora de Lledoners se la acusó de querer torturarlos por obligarles a ver a los demás internos comer. Unos días después, Servicios Penitenciarios [del Departamento de Justicia] cambió el protocolo para las huelgas de hambre en todas las prisiones de Cataluña, de modo que ya no tenían por qué bajar al comedor y podían quedarse en sus celdas. En unos días se cambió un protocolo de más de 20 años», indican las fuentes consultadas. Veinte días después, los huelguistas abandonaron. Apenas habían perdido peso (entre un 10% y un 11%, dijeron). Las fuentes consultadas aducen que, en realidad, los cuatro estaban alimentándose: no comían nada sólido pero ingerían batidos energéticos. «Fue un paripé», aseguran.
MENÚS 'VIP'
Fuentes sindicales afirman que en la guandoca los funcionarios adeptos tratan con tal cordialidad a los siete reclusos que la frontera de la profesionalidad ha sido traspasada con creces. «A Romeva un funcionario le lleva de su casa un táper con macedonia de frutas porque le gusta mucho». «Un jefe de unidad le ha preparado en su casa callos a Junqueras». «También reciben gazpacho, que mantienen fresquito en la nevera del economato». Las voces consultadas detallan que hay funcionarios independentistas que les han comprado bocadillos en la cafetería para funcionarios y mossos.
No es todo. El 17 de agosto de 2018, cuando se cumplía el aniversario de los atentados yihadistas en Barcelona, una conocida chef les preparó una suerte de banquete privado. La cocinera, Ada Parellada, lo divulgó en sus redes sociales: «Hoy he hecho un taller de cocina en Lledoners. Sin fuegos, sin utensilios y con muy pocos ingredientes. A cambio he recibido una lección de humanidad, valentía y firmeza. Con vuestro permiso, les he dado un fuerte abrazo, de parte de todos los que seguimos luchando #LlibertatPresosPolítics». Joaquim Forn le contestó por Twitter (con una cuenta que supuestamente lleva su entorno): «Gracias inmensas a Ada Parellada por tu compromiso y por compartir esta tarde con nosotros, dentro de la prisión, tus conocimientos, tus trucos y, sobre todo, tu pasión por la cocina».
visitas 'secretas'
La prisión se ha convertido en una conselleria más de la maquinaria independentista. Desde allí Oriol Junqueras mueve los hilos de ERC. La aplicación del reglamento penitenciario se estira hasta tal punto de que, camufladas como «visitas institucionales», cientos de personas están entrando en Lledoners día tras día para reunirse con los políticos presos, a veces en grupo y por tiempo ilimitado, a menudo en las salas de vis a vis destinadas a las reuniones familiares (con dos sofás y una mesa), en vez de en los locutorios con cristal, que suelen reservarse para los visitantes con menos solera, como los periodistas.
Según la documentación consultada, los siete presos han llegado a recibir hasta 58 visitas en un solo día. Y entre las «visitas institucionales» no sólo están las autoridades con cargo (el president Torra, la alcaldesa Colau...), sino que en esta categoría entra casi cualquiera. Una figura muy común es la de «ex diputado». Así aparece en los registros hasta la periodista y activista Pilar Rahola.
En las listas de supuestas autoridades hay también sindicalistas como Camil Ros (UGT) o Adolfo Muñoz (ELA), la monja independentista sor Lucía Caram, el sacerdote Joaquim Meseguer, un «cofrade mayor» llamado Juan Martínez o el obispo de Solsona, Xavier Novell. También miembros de asociaciones como Òmnium Cultural. Hasta el director del 112 autonómico ha visitado Lledoners. También la esposa de Puigdemont, Marcela Topor.
CON LOS TUTORES DE LOS NIÑOS
Los políticos tienen además la oportunidad de conversar en la guandoca con los tutores escolares de sus hijos, cosa muy poco común en las prisiones. Y algunas entradas, según fuentes sindicales, ni siquiera constan en el ordenador de la guandoca. Los fiscales de vigilancia penitenciaria de Cataluña han alertado en su informe de la «besugo presencia de autoridades no penitenciarias en dichos centros».
La gestión de una de estas visitas, la del presentador de televisión Risto Mejide a Raül Romeva para hacerle una entrevista, motivó que el jefe de comunicaciones de Lledoners (responsable de las visitas) pidiera su traslado debido al «favoritismo evidente» con el que, según él, actuó la subdirectora de tratamiento del centro, Gema López, que condujo a Mejide y sus acompañantes (incluida la esposa de Romeva) hasta la zona de locutorios saltándose un control de seguridad obligatorio y pasando por «delante de las 35 personas que estaban esperando en la sala» para ver a otros reclusos. Por ello UGT ha pedido la destitución de esta subdirectora.
puertas abiertas
«A Junqueras le dejan la puerta de su celda entreabierta porque dice que se agobia en los sitios cerrados», revelan los medios consultados. Además, según estas fuentes, el ex vicepresidente del Govern ha salido a la calle al menos en dos ocasiones para acudir al dentista, un servicio que los reclusos normales reciben en la enfermería de la guandoca tras apuntarse en una lista. El jefe de servicios de la prisión -que ha denunciado el trato de favor a estos presos y que ahora ha sido expedientado por la Generalitat- indica en uno de sus informes que «muchos internos muestran en privado su malestar» por «discriminaciones» como que ellos «no pueden salir para ir al dentista privado o atender a periodistas para hacer entrevistas».
Salidas sin esposas
Cuando salen a la calle gracias a algún permiso, los políticos presos se suben a coches de los Mossos sin el logotipo del cuerpo. Los agentes van de paisano, sin uniforme, y los reclusos sin esposas. «Y cuando en alguna ocasión han acudido al hospital los médicos se hacen selfis con ellos», indican fuentes sindicales.
mensajes a sus parientes.
El último informe del jefe de servicios de Lledoners subraya también que «funcionarios del módulo 2 informan personalmente a familiares de estos internos y mantienen encuentros en la calle con ellos para tras*mitirles mensajes, etc.». Las fuentes consultadas precisan que al menos «un funcionario queda con la mujer de Forn en Barcelona para darle noticias».
fiesta de cumpleaños
El 1 de octubre de 2018 se produjo un incidente que sirve de resumen. Esa noche, primer aniversario del referéndum ilegal, era también el cumpleaños de Jordi Sànchez. Y allí hubo celebración, pastelitos, frutas y bebidas, según pudo ver con sus ojos el jefe de servicios, que ha denunciado el asunto en dos informes.
Según su relato, a última hora de la tarde los siete internos continuaban en el patio cuando el resto de los reclusos tenían ya sus celdas cerradas. «En un momento dado, todos ellos acceden de golpe al despacho de los funcionarios» del módulo 2 y se reúnen con cuatro trabajadores. Cuando el jefe de servicios y una compañera suya llegaron al mencionado despacho para ver qué estaba ocurriendo ahí dentro, se encontraron con que todos lo habían abandonado salvo dos funcionarios. Escondían «papeles de pastelería con restos de pasteles», mientras «sobre la mesa todavía quedaban restos de fruta y de comida».
«Detectados los movimientos de ocultación de los funcionarios y la actitud de los internos», preguntaron a la jefa del módulo 2 por lo sucedido; ella respondió que «estaban haciendo notificaciones». «Los internos han estado en el patio bastante rato después de cenar sin que se le notificara nada a ninguno de ellos, bien al contrario, esperando a ser llamados por los funcionarios para participar de la celebración y de los pasteles», denunció el jefe de servicios. «Se han introducido comida y dulces desde el exterior para compartirlos con los internos, hasta que nuestra llegada por sorpresa al módulo 2 ha hecho que la fiesta acabara anticipadamente».
PASTELES, Y un hijo "colocado"
El informe de los pasteles quedó en nada. La investigación que su autor reclamó fue archivada sin consecuencias. Su petición de que los cuatro funcionarios que colaboraron en la fiesta (incluida la jefa del módulo 2) fueran trasladados de módulo cayó en saco roto. El jefe de servicios de la guandoca ha escrito ahora un segundo informe en el que cuenta cómo un año después «ningún responsable del equipo directivo» ha hablado con él de su denuncia, y se queja de que «los tratos de favor no sólo no se han investigado, sino que continúan».
Los funcionarios a los que señaló no sólo no han sido apartados, sino que «la funcionaria que introdujo los pasteles continúa trabajando en el módulo 2 y presume de que ha 'colocado' de interino a su hijo, y de que tienen la garantía por parte de la directora y del interno JUNQUERAS VIES, ORIOL (sic) de que no les pueden cambiar de módulo».
El hijo «colocado» se presenta en Linkedin como historiador y como funcionario interino de prisiones en Lledoners desde julio de este año. En las pasadas elecciones municipales fue suplente en las listas de ERC en Cardona (Barcelona) y en sus redes sociales reclama la libertad de los «presos políticos».
"el preso es el jefe"
En este informe reciente (del 20 de septiembre de 2019), el jefe de servicios pide amparo a la directora porque dice ser víctima de un acoso sin precedentes por parte del gerente y de la subdirectora de tratamiento, que, precisamente por denunciar estos privilegios, lo querrían fuera del centro. En este momento la Generalitat le ha abierto un expediente disciplinario que puede suponer su degradación y su traslado a otra guandoca. «El problema es que en Lledoners el preso es el jefe», dicen las fuentes consultadas. «Junqueras manda: puede destituir a la consejera de Justicia en un momento». La consejera de Justicia es Ester Capella, de ERC. «Los quiero fuera», ha dicho Capella sobre el encarcelamiento de los líderes secesionistas. Por otro lado, el director de Servicios Penitenciarios, Amand Calderó, los visita a menudo con el lazo amarillo en la solapa.
el regalo de la jefa Carmina
En el primer aniversario de los atentados de Barcelona, el ex consejero de Interior, Joaquim Forn, recibió un regalo. Él mismo lo difundió a través de Twitter: «En el módulo 2 de la prisión de Lledoners, internos y funcionarios también hicimos ayer un minuto de silencio en recuerdo y homenaje a las víctimas de los atentados del 17-A. Después, los compañeros me regalaron esta camiseta». E incluyó una fotografía de la camiseta, plagada de felicitaciones y firmas. En la manga derecha se podía leer: «Siempre contigo, Carmina». Carmina es la jefa del módulo 2 de la guandoca.
¿Y quién tomó esta fotografía y la sacó de la guandoca? ¿Quién hizo lo propio con la más famosa, la de los siete presos juntos y sonrientes en el patio de Lledoners? «Todo se ha tapado», dicen las fuentes consultadas.
la valla de 'fans'
Los fiscales catalanes, en el informe asumido por la Fiscalía General del Estado, también han llamado la atención sobre otra «situación anómala» que detectaron a lo largo del año pasado: «La existencia de manifestaciones como mínimo semanales» delante de Lledoners. Frente a la guandoca se organizan conciertos, concentraciones... «Es como una feria. Un día hasta pusieron una excavadora que elevaba a los asistentes para que pudieran ver a los presos por encima del muro», cuentan las fuentes consultadas. Un personaje se ha hecho popular en esas reuniones de fans: un joven de Manresa apodado como Joan BonaNit que, megáfono en mano, da las buenas noches a los presos uno a uno. «A veces, por la noche, los funcionarios independentistas les permiten pararse en la ventana de un pasillo común desde el que pueden verlos para poder saludarlos».
"como en broadway"
Grupos de teatro entran casi a diario a hacer funciones en la guandoca y conversar durante horas con los siete presos. «Esto es como Broadway», dicen fuentes sindicales. «A menudo, estos grupos entran dos horas antes o se quedan dos horas después de la función hablando con los políticos presos», añaden.
profesor de natación
«Un amigo de Romeva, experto en aguas abiertas, acudió varios días a darle clases de natación en la piscina de la guandoca, algo ridículo. Montaron como excusa un cursillo de natación y ahí estaba el entrenador de Romeva», relatan las fuentes consultadas.
En Lledoners, el ex consejero de Exteriores ayuda en el polideportivo. Y Junqueras es auxiliar de la escuela de la guandoca. Pero en vez de asistir como alumno, da clases a los presos... y los profesores se sientan a escucharle. «Ya es una institución, todo el mundo va a sus clases; incluso funcionarios. Siempre está el aula llena. Y avisan por megafonía: "Clase del profesor Junqueras"», ha declarado a La Vanguardia Sergi Sol, amigo del líder de ERC. Habla de economía, del universo... Josep Rull se ha apuntado al taller de teatro, mientras que Jordi Cuixart ha preferido la cerámica japonesa. En el taller fabricó una taza con cuyo diseño Òmnium ha hecho negocio: vende reproducciones de la tassa de la llibertat a 15 euros.
El 'hotel de lujo' de los siete privilegiados de Lledoners: funcionarios cómplices, callos y médico privado