jotace
¡Sujétame el cubata!
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- 13 Feb 2007
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Vino más gaseosa, elixir de los Dioses, si los antiguos romanos lo hubieran probado no hubieran querido beber otra cosa.
Todo son ventajas: puedes modular la cantidad de vino y gaseosa, o sea, la graduación alcohólica y el dulzor, puedes enfriar al instante y mantenerlo frío con unos pedazo cubitos (fundamental cuando aprieta Lorenzo), puedes añadir un toque de lima, limón, angostura..., en fin, el cielo es el límite.
Además el vinacho es producto nacional que sale de las uvas del terruño, hay que apoyar a la España vaciada.
Tengo cuatro así que empiezo en sentido inverso:
-IV
Si, el fruto vino blanco que compro para cocinar. Viene en un brick de los de antes, con "abrefácil" de tijera o cuchillo. Lo paso inmediatamente a una botella con tapón de corcho.
Vamos a ver, hay veces que te apetece un vino fresco con gaseosa y no tienes otro vino que éste, es la hora de comer o cenar y no vas a ir al súper ¿Voy a renunciar?...¡Mis huevones 33!! ¡Vino blanco con hielo y gaseosa manda!
Tanto es así que la propia La Casera ha sacado un "blanco de verano" que es eso, vino blanco verdejo con gaseosa. Bueno, yo lo "inventé" antes, ¡copiones!!. De hecho más de un vez ante la ausencia de gaseosa, ha caído el vino de cocinar a pelo incluso con cubitos ¡viva el vino!! ¡y las mujeres!
-III
El hecho de que sea un vino baratero no significa que su presentación no sea un lujo, en cristal y con su corcho sintético.
Este caldo se caracteriza porque igual te sirve para mezclarlo con gaseosa como para aliñar la ensalada. Creo que el tal Pellín ni se atrevió a catarlo. No desentonaría nada en una taberna del medioevo servido en tazas de barro por mesoneras descaradas y pechugonas.
A ver, no nos confundamos, con la proporción adecuada y alta de gaseosa y sus buenos cubitos rellenitos es un tinto de verano al gusto y a buen precio.
No lo recomiendo para beber solo. Ya sabéis, a veces no hay gaseosa y antes de beberse el agua de los floreros es mejor beberse el vinacho barato. Yo lo he hecho, frío mejora mucho pero no es un vino para estas emergencias.
-II
Tengo que reconocerlo, aunque soy genéticamente manchego, la terreta es mi hogar. Digamos que con este vino me siento como en casa. Es un vino muy correcto con el que experimentar cualquier proporción vino/gaseosa e incluso permite beberlo solo en caso de urgencia, contingencia que en casa del buen español siempre se da tarde o temprano. Digamos que sería el vino que se servía en chatos en el casino de los pueblos en los 70 durante las partidas de brisca o dominó entre el humo de caliqueños y Celtas cortos.
Producto de proximidad, todo cuesta abajo desde Requena a Valencia, en una buena presentación de cristal y tapón de corcho natural. En algunos bares te lo ponen en el esmorzaret, doblemente como en casa.
Y en el podium...
-I
Desde tierras mañicas, por precio y por envase, se sitúa este vinacho en formato familiar.
Digamos que nos encontramos ante la botella Magnum del populacho, 2 litros de plasticazo irrompible con un diseño muy ergonómico y un gran tapón que permite un repostaje rápido de los vasos de medio litro en los que me preparo la mezcla.
Me trae varios recuerdos: cuando iba de chaval a la cooperativa con la carretilla y el vale a por la garrafa de vino para mis abuelos o mis tíos y disfrutaba viendo cómo se llenaba el patrón de cristal y cómo se trasvasaba a mi garrafa; al tío Manuel, abuelo de mis vecinos y amigos, al que de niño veía empinarse la garrafa de coñac peleón de dos litros de esas que llevan un asa redonda junto a la boca; a las películas americanas con sus grandes envases de leche o zumo en la nevera...¡jorobaros, yankis, nosotros esos envases para el vinacho!!.
En fin, es un vino que también acepta cualquier proporción vino/gaseosa aunque para beberlo solo es un pelín peor que el anterior, sólo un pelín.
Pues nada, eso es todo, conforeros, a ver si vosotros ponéis los vuestros, esos caldos generosos con crianza en los palés a varias alturas debajo de las uralitas de los almacenes, a la temperatura que le salga de las narices a Lorenzo, entre ratas juguetonas, y en los semirremolques aparcados al solazo en los bares de carretera mientras el camionero come el menú del día o se desahoga en el pilinguiclub de luces de colores o le hacen una churrupaica en el área de descanso.
Todo son ventajas: puedes modular la cantidad de vino y gaseosa, o sea, la graduación alcohólica y el dulzor, puedes enfriar al instante y mantenerlo frío con unos pedazo cubitos (fundamental cuando aprieta Lorenzo), puedes añadir un toque de lima, limón, angostura..., en fin, el cielo es el límite.
Además el vinacho es producto nacional que sale de las uvas del terruño, hay que apoyar a la España vaciada.
Tengo cuatro así que empiezo en sentido inverso:
-IV
Si, el fruto vino blanco que compro para cocinar. Viene en un brick de los de antes, con "abrefácil" de tijera o cuchillo. Lo paso inmediatamente a una botella con tapón de corcho.
Vamos a ver, hay veces que te apetece un vino fresco con gaseosa y no tienes otro vino que éste, es la hora de comer o cenar y no vas a ir al súper ¿Voy a renunciar?...¡Mis huevones 33!! ¡Vino blanco con hielo y gaseosa manda!
Tanto es así que la propia La Casera ha sacado un "blanco de verano" que es eso, vino blanco verdejo con gaseosa. Bueno, yo lo "inventé" antes, ¡copiones!!. De hecho más de un vez ante la ausencia de gaseosa, ha caído el vino de cocinar a pelo incluso con cubitos ¡viva el vino!! ¡y las mujeres!
-III
El hecho de que sea un vino baratero no significa que su presentación no sea un lujo, en cristal y con su corcho sintético.
Este caldo se caracteriza porque igual te sirve para mezclarlo con gaseosa como para aliñar la ensalada. Creo que el tal Pellín ni se atrevió a catarlo. No desentonaría nada en una taberna del medioevo servido en tazas de barro por mesoneras descaradas y pechugonas.
A ver, no nos confundamos, con la proporción adecuada y alta de gaseosa y sus buenos cubitos rellenitos es un tinto de verano al gusto y a buen precio.
No lo recomiendo para beber solo. Ya sabéis, a veces no hay gaseosa y antes de beberse el agua de los floreros es mejor beberse el vinacho barato. Yo lo he hecho, frío mejora mucho pero no es un vino para estas emergencias.
-II
Tengo que reconocerlo, aunque soy genéticamente manchego, la terreta es mi hogar. Digamos que con este vino me siento como en casa. Es un vino muy correcto con el que experimentar cualquier proporción vino/gaseosa e incluso permite beberlo solo en caso de urgencia, contingencia que en casa del buen español siempre se da tarde o temprano. Digamos que sería el vino que se servía en chatos en el casino de los pueblos en los 70 durante las partidas de brisca o dominó entre el humo de caliqueños y Celtas cortos.
Producto de proximidad, todo cuesta abajo desde Requena a Valencia, en una buena presentación de cristal y tapón de corcho natural. En algunos bares te lo ponen en el esmorzaret, doblemente como en casa.
Y en el podium...
-I
Desde tierras mañicas, por precio y por envase, se sitúa este vinacho en formato familiar.
Digamos que nos encontramos ante la botella Magnum del populacho, 2 litros de plasticazo irrompible con un diseño muy ergonómico y un gran tapón que permite un repostaje rápido de los vasos de medio litro en los que me preparo la mezcla.
Me trae varios recuerdos: cuando iba de chaval a la cooperativa con la carretilla y el vale a por la garrafa de vino para mis abuelos o mis tíos y disfrutaba viendo cómo se llenaba el patrón de cristal y cómo se trasvasaba a mi garrafa; al tío Manuel, abuelo de mis vecinos y amigos, al que de niño veía empinarse la garrafa de coñac peleón de dos litros de esas que llevan un asa redonda junto a la boca; a las películas americanas con sus grandes envases de leche o zumo en la nevera...¡jorobaros, yankis, nosotros esos envases para el vinacho!!.
En fin, es un vino que también acepta cualquier proporción vino/gaseosa aunque para beberlo solo es un pelín peor que el anterior, sólo un pelín.
Pues nada, eso es todo, conforeros, a ver si vosotros ponéis los vuestros, esos caldos generosos con crianza en los palés a varias alturas debajo de las uralitas de los almacenes, a la temperatura que le salga de las narices a Lorenzo, entre ratas juguetonas, y en los semirremolques aparcados al solazo en los bares de carretera mientras el camionero come el menú del día o se desahoga en el pilinguiclub de luces de colores o le hacen una churrupaica en el área de descanso.
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