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- El joven Josef Brocki no acostumbra a dar la cara, pero esta vez los afectados le han pillado
Analía Plaza
7 de julio de 2020 22:35h
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@lalalalia
Josef Brocki vive en Madrid, tiene 19 años y se define como empresario. Es, sin duda, un empresario atípico: no sabe cómo se llama su empresa ("eso lo lleva mi equipo jurídico y legal, yo me dedico al área de marketing"), no sabe cuántos socios tiene ("uno o dos por proyecto, pero no son socios accionistas"), no quiere decir cómo se llaman sus tiendas ("por temas de privacidad, no quiero que se sepa") y tampoco sabe cuánto factura cada uno de sus negocios, que son principalmente la formación y el comercio electrónico.
"No sabría decirte", responde, sentado en una cafetería de la calle Orense en Madrid. "Sí te puedo decir los márgenes de beneficio en base a la facturación. Una cifra muy buena es el 25%. Este año ha habido pérdidas, pero 2019 fue positivo".
Según sus datos, el año pasado facturó un millón de euros. Así que ganó 250.000. "Pero no yo, la empresa". La empresa de la que no conoce el nombre hasta que no llega a su casa y pregunta al gestor, que envía un documento de constitución del pasado 1 de julio, seis días antes de hacer esta entrevista. La sociedad se llamará Brockan Trend S.L. Aún no ha aparecido en el Boletín Oficial del Registro Mercantil.
Josef Brocki es conocido en algunos círculos de internet. El joven ha contado en varios vídeos cómo gana miles de euros en un día, ha enseñado su "nueva mansión" (una casa en el barrio de Mirasierra que alquila por 2.400 euros al mes, cuenta) y su coche de "más de 70.000 euros", un Porsche 718 Boxster. Durante la conversación dirá un par de veces que los coches de sus vídeos son alquilados, pero que esta es una imagen de la que se quiere desligar.
"Para ser un empresario, un 'businessman', no puedo ser a la vez un 'showman'. Ese niño que coge, alquila un coche y dice 'venga, si quieres ser como yo...'. Esa imagen que se puede percibir de mí es totalmente opuesta a lo que quiero tras*mitir". Brocki explica que está en un "momento de tras*ición".
La tras*ición le ha pillado en plena crisis de la el bichito, con una web de calzado recién creada y miles de personas comprando por internet. Hace cosa de un mes, varios clientes que habían comprado en su tienda se empezaron a mosquear. Los alpargatas y sandalias no llegaban; si lo hacían, eran de pésima calidad. Descubrieron con sorpresa que no venían de España, como pregonaba la tienda, sino de China. Y que los mismos productos se encontraban más baratos en Aliexpress.
"Este es mi pedido", ilustra una clienta afectada mostrando una captura de pantalla. "Y esto es Aliexpress. Mismo nombre, misma foto". Cisnem, la tienda de Brocki, le cobró las sandalias a treinta euros. Aliexpress las vende a menos de diez.
Lo que Brocki —de padre alemán, de ahí su apellido— ha montado es un negocio de 'dropshipping'. El 'dropshipping' consiste en revender un producto más caro sin ni siquiera verlo, ni almacenarlo, ni gestionar su 'stock'. Es decir: uno monta una web, hace publicidad y vende directamente del fabricante, que suele estar en China y es quien envía el producto. "Me da la sensación de que todo el mundo piensa que es una estafa", continúa el empresario. "Pero es legal y lícito. Las ventajas: no tienes gastos de almacén, de mantenimiento ni de logística. Lo hacen millones de empresas en España".
En principio, Brocki se dedica al 'dropshipping'. Pero hasta ahora no se le conocía ninguna tienda online. Solo su web personal y la de Shopify Masters, en las que vende cursos y consultoría por hasta 870 euros la hora. No es el único español que se ha erigido como gurú de este tipo de comercio, que embauca y termina arruinando a jóvenes bajo la promesa de que así podrán ganar mucho dinero en internet.
"Es como todo. Hay un factor determinante que es la constancia. Yo tengo un gimnasio y te digo: si te apuntas y entrenas, te pondrás fuerte. Pero si te apuntas y solo pagas la mensualidad, no", expone. "Te daré herramientas, conocimiento y formación. Pero si no trabajas, no obtendrás resultados". Lo que quiere tras*mitir, añade, es que uno es capaz de conseguir lo que quiera si le pone dedicación y sueña "a lo grande". Dice que ha dado clase a más de 3.000 alumnos.
Josef Brocki solo tiene una sociedad a su nombre, Evolve Media. La fundó en octubre de 2019 y no ha presentado cuentas. Dice que es la "academia de formación", y efectivamente es la sociedad que aparece en la web de sus cursos. Evolve Media ha sido clave para que los clientes engañados descubran que es Brocki quien está detrás de Cisnem. La sociedad aparecía vinculada a la cuenta de Paypal de la tienda. También la página de Facebook está asociada y el dominio está a nombre del joven. La web de Cisnem comete una infracción grave, multada con entre 30.000 y 150.000 euros, al no poner en sus términos legales ni el CIF, ni el nombre de la empresa, ni una dirección o teléfono de contacto. De ahí que los clientes hayan tenido que investigar hasta dar con él.
"Es habitual. Me llegan casos de gente que compra en webs que se anuncian en Facebook", señala el abogado Samuel Parra. "Todos hacen un copia y pega de los avisos legales. Esto se puede denunciar ante la Secretaría de Estado de Digitalización, competente para estas cosas. Cuando un comercio online no se identifica, es que te va a dar problemas".
En un primer momento, Brocki dijo a los clientes —agrupados en Facebook, donde ya son más de 600— que él no tenía nada que ver y que alguien suplantaba su identidad. Más tarde, reconoció que la página es suya, que los retrasos se deben a la crisis sanitaria y que el "ojeador" con el que trabaja en China había "seleccionado mal los productos". Según sus datos, Cisnem ha recibido 20.000 pedidos a una media de 29 euros cada uno: más de medio millón de facturación.
Con respecto a que sus sandalias "diseñadas por podólogos y ortopedistas" se vendan en Aliexpress, comenta que "en China hay una cosa que se llama la competencia en 'e-commerce'. Cuando un producto se vende mucho, se corre la voz y los propios fabricantes se posicionan". Asegura que ha contratado a dos personas para atender quejas al teléfono, que en total son cincuenta y que pierde dinero con las devoluciones.
A quien consigue hablar por teléfono con la empresa, le pide que envíe los zapatos de vuelta a la dirección en la que está domiciliada Evolve Media, que resulta ser la famosa "mansión". "Las oficinas están por ahí cerca. Las devoluciones se están haciendo a un código postal cercano al chalet. Me hace gracia la palabra chalet. Es una casa. Hay que ser un poco 'youtuber' para eso. Es marketing provocativo", continúa. "Tenemos un contrato con una empresa de logística muy conocida. Vienen, no llegan a entrar... Tenemos una parte dedicada a almacén".
Los afectados han puesto denuncias y reclamado su dinero al banco o a Paypal. "A diario, todos los negocios reciben denuncias, igual que vas a una tienda y pones una reclamación", considera Brocki.
Antes de ser Cisnem, la cuenta de Instagram de la tienda había tenido siete nombres más. Al parecer, es habitual entre 'dropshippers' comprar cuentas que ya tengan seguidores para no empezar de cero. "Imagina que deja de existir Cisnem", comenta Brocki. "Se cierra. Es una marca que yo he tenido. Y tú montas una tienda de moda para mujeres. Te vendo mis bases de datos de clientes. Es Instagram, no son los emails. Bajo el conocimiento legal que tengo, se puede hacer". El abogado Parra no opina igual. "La Agencia Española de Protección de Datos ha dicho que los perfiles de usuarios son datos personales. Si quieren revenderlos, deben hacerlo con el consentimiento previo de cada persona".
Un experto en comercio electrónico que conoce el caso de Brocki y prefiere no dar su nombre explica en qué consiste el 'dropshipping' y cómo actúan quienes lo practican. "A mí me chocaba al principio. Pero el 'dropshipping' funciona. Existe una masa muy grande de gente desinformada que compra productos en tiendas cutres sin saber quién está detrás. El 'dropshipping' es cortoplacista: sigue las modas, los productos se queman, los 'dropshippers' son como tiburones cuando ven un producto que funciona, lo copian todo. Usan creatividades copiadas poniendo letras por encima. La mayoría se pasan las políticas por el forro, ponen cualquier cosa para aparentar ser una tienda real. Bajo mi punto de vista es fraude: venden productos que no saben ni lo que son, ni cuándo llegan ni de dónde vienen. Ellos lo llaman ganar dinero, para mí es engañar. La tienda dura hasta que deja de ser rentable. Ahí se borra o se suspende hasta la siguiente temporada".
Es, en parte, lo que valoró hacer Brocki. "Se ha ido de las manos, no te voy a engañar", concluye. "Aun así, hemos dado la cara. Estamos moviendo todo a Italia y haciendo un cambio de imagen. ¿Qué hubiera sido lo cómodo? Coger y cerrar la tienda. A nivel legal, responde la empresa. Pero yo quiero que esos clientes estén satisfechos. Quiero ir mañana, montar una tienda en Castellana y que la gente esté contenta. Suena disruptorio (sic.), pero yo creo que por imagen tienes que dar esa seriedad. No es lo mismo tener una tienda en Castellana que vender solo online. Quiero mandar un email a todas mis clientas: voy a abrir una tienda en Castellana. Si lo creo ahora van a venir todas con cuchillo: '¿dónde está mi pedido?' (risas). Por eso lo que primero estamos haciendo es atención al cliente, satisfacción, teléfono y email".
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