El Gran Espíritu y el tablero de ajedrez

chocolate

Madmaxista
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"Imaginemos que te encuentras sólo en una habitación con una mesa y un tablero de ajedrez encima. Llevas mucho tiempo aburrido, y piensas: “Bueno, no hay mucho que hacer por aquí, puede ser divertido jugar a ésto”.

El problema es que no tienes oponentes, y tienes que crearlos mentalmente, esto es, engañarte a tí mísmo durante el juego. Decides jugar contra tí mísmo.

Asumes que las fichas blancas son las ‘malas’ y las negras las ‘buenas’ (o viceversa, por supuesto).

Sabes desde el principio que si te decantas por un lado u otro, el juego se acabará más pronto que tarde.

Por lo tanto, tratas de mantener el juego lo más equilibrado posible y defines unas reglas:

1. Todo debe estar en constante cámbio, las fichas estancadas o que no tengan libertad de movimientos tienen las de perder.

2. Si te comes una ficha, la vuelves a colocar para mantener el equilibrio de la partida, a eso se le llama integración de la polaridad.

3. Sólo las fichas que lleguen al final (los peones convertidos en damas, que posteriormente sean comidos) pueden salir del juego para siempre.

4. El devenir de la partida puede que no te satisfazga, por lo que te tienes la opción de volver a comenzar desde cero, si ves que la cosa se descontrola (extinciones masivas). Simplemente vuelves a poner las fichas en su posición original, sin alterar el tablero.

Nunca te interesó que lado ganase, lo importante era adquirir la experiencia necesaria para poder desenvolverte en el juego. Sabías desde el principio que lo que importa es el camino, no el objetivo.

El Gran Espíritu (Dios, Wakan-Tanka, Infinita Esencia) es eso: El juego y el jugador, al meterte en la partida, te conviertes en el sueño y el soñador.

El tablero de juego es este universo manifestado, y nosotros somos una pieza del tablero (a veces blanca, a veces de color, pero casi siempre ambas). La pieza está controlada por el jugador y al pensar el siguiente movimiento, sabemos que somos capaces de movernos gracias a éste.

El jugador sabe que todas las fichas son importantes en el devenir de su partida. Ninguna ficha es ‘mejor’ que el resto, ya que un simple peón puede convertirse en dama, y cuanta más diversidad, más combinaciones y posibilidad de aprendizaje.

Al final, lógicamente, la partida acaba cuando has aprendido lo suficiente o decides dar facilidad a los peones para que se conviertan en damas y terminen el juego."


http://www.meneame.net/story/gran-espiritu-tablero-ajedrez
 
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