El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
Hace unos días, el INE publicó los datos provisionales de la Estadística Continua de Población correspondiente al primer trimestre de este año. A 1 de abril pasado, la población española aumentó en 136.916 personas, en relación con la que había a cierre del pasado año y se acerca a los 48,2 millones de habitantes. Hay un dato que destaca sobremanera: el aumento poblacional se ha debido a flujo migratorio. El número de personas de nacionalidad extranjera se incrementó en 149.530 en los tres primeros meses del año, hasta alcanzar un total de 6,227 millones, cerca del 13% del total. La población de nacionalidad española se redujo en el mismo periodo en 12.614 personas.
Estos datos han reabierto una vez más el debate sobre regularizar los procesos migratorios en un país que con más de 3,12 millones de desempleados y una tasa de paro del 13,26%, según la Encuesta de Población Activa del primer trimestre, tiene serios problemas para cubrir determinados puestos de trabajo en varios sectores, especialmente, en el de los servicios.
Los ministerios de Inclusión y Seguridad Social y Trabajo y Economía Social mantienen posiciones antagónicas. Mientras José Luis Escrivá, titular del primero, es partidario de facilitar la incorporación de extranjeros al mercado laboral a través de distintas fórmulas, Yolanda Díaz, responsable de Trabajo, pone el punto de mira no en los movimientos migratorios, sino en las condiciones laborales que se ofrecen para cubrir los puestos de trabajo de menor cualificación.
Tenga quien tenga razón, la realidad es que la mano de obra extranjera se ha convertido en un salvavidas para las empresas a la hora de cubrir sus necesidades de personal, especialmente en los sectores agrícola y servicios.
La pregunta es: ¿hay tanta diferencia en la forma de trabajar entre español y un extranjero? No debería de haberla, pero las estadísticas se obstinan en hacerlas visibles. Ahí puede estar el banderín de enganche de los empresarios, a la hora de buscar soluciones a los casi permanente problemas de cubrir vacantes de trabajo en un sector como la hostelería, fundamental para la economía española.
El INE define la tasa de actividad como el cociente entre el total de personas activas (ocupadas y paradas) y la población de 16 y más años. Es decir, por cada cien personas de nacionalidad española en edad de trabajar hay 57 que están activas, mientras en el caso de los extranjeros hay 69.
Esta gran diferencia tiene una explicación para el INE: la diferente estructura por edades de una población y otra, más joven en el caso de los extranjeros. Por eso los extranjeros son el 9% de los inactivos, el 14,37% de los activos y el 13,31% de los trabajadores ocupados en España en estos momentos.
Por qué vienen los extranjeros
Estos porcentajes certifican que la razón básica de la migración hacia España es la búsqueda de un empleo con mejores condiciones físicas y económicas que las que se ofrecen en sus lugares de origen. La tasa de empleo, la relación entre el número de ocupados y la población de 16 años y más, es del 50,13% entre los trabajadores españoles y del 55,5% entre los extranjeros. La tasa de empleo de España está en la actualidad en niveles muy por debajo de la alcanzada entre los años 2006 y 2008, lo mismo que la tasa de actividad, y entre las últimas posiciones de la UE.
Hay más datos que juegan a favor de las tesis del Ministerio de Inclusión y Seguridad Social, siempre muy presionado por las dudas que genera en la Unión Europea la sostenibilidad futura del sistema público de pensiones. Con los propios datos del Ministerio de Trabajo del mes de abril, el paro registrado entre los extranjeros, que llegó a situarse en 590.457 personas en febrero de 2021, se ha reducido un 38,53%, mientras en el caso de las cifras globales (nacionales y extranjeros) ha caído un 30,4%. En el sector servicios, que supone alrededor de las dos terceras partes del PIB español y algo más del empleo, el paro entre los extranjeros bajó en ese mismo periodo un 41,8%, mientras en el total lo hizo en un 29,9%.
Estos datos han reabierto una vez más el debate sobre regularizar los procesos migratorios en un país que con más de 3,12 millones de desempleados y una tasa de paro del 13,26%, según la Encuesta de Población Activa del primer trimestre, tiene serios problemas para cubrir determinados puestos de trabajo en varios sectores, especialmente, en el de los servicios.
Los ministerios de Inclusión y Seguridad Social y Trabajo y Economía Social mantienen posiciones antagónicas. Mientras José Luis Escrivá, titular del primero, es partidario de facilitar la incorporación de extranjeros al mercado laboral a través de distintas fórmulas, Yolanda Díaz, responsable de Trabajo, pone el punto de mira no en los movimientos migratorios, sino en las condiciones laborales que se ofrecen para cubrir los puestos de trabajo de menor cualificación.
Tenga quien tenga razón, la realidad es que la mano de obra extranjera se ha convertido en un salvavidas para las empresas a la hora de cubrir sus necesidades de personal, especialmente en los sectores agrícola y servicios.
La pregunta es: ¿hay tanta diferencia en la forma de trabajar entre español y un extranjero? No debería de haberla, pero las estadísticas se obstinan en hacerlas visibles. Ahí puede estar el banderín de enganche de los empresarios, a la hora de buscar soluciones a los casi permanente problemas de cubrir vacantes de trabajo en un sector como la hostelería, fundamental para la economía española.
De acuerdo con los datos de la última EPA, la población extranjera de 16 y más años era a finales de marzo pasado de 4,894 millones de personas, de las que estaban activas 3,39 millones e inactivas, 1,5 millones. La población española de 16 y más años ascendía a 35,38 millones de personas, de las que 20,19 millones estaban activas y 15,19 millones, inactivas. Ahí radica una de las primeras diferencias sustanciales entre los trabajadores nacionales y los extranjeros: la tasa de actividad en los trabajadores españoles (incluidos los de doble nacionalidad) es del 57,07% y del 69,27% en los trabajadores extranjeros.Escrivá es partidario de facilitar la incorporación de extranjeros al mercado laboral a través de distintas fórmulas, mientras que Díaz pone el punto de mira en las condiciones laborales que ofrecen los empresarios
El INE define la tasa de actividad como el cociente entre el total de personas activas (ocupadas y paradas) y la población de 16 y más años. Es decir, por cada cien personas de nacionalidad española en edad de trabajar hay 57 que están activas, mientras en el caso de los extranjeros hay 69.
Esta gran diferencia tiene una explicación para el INE: la diferente estructura por edades de una población y otra, más joven en el caso de los extranjeros. Por eso los extranjeros son el 9% de los inactivos, el 14,37% de los activos y el 13,31% de los trabajadores ocupados en España en estos momentos.
El número de inactivos confirma las diferencias entre la pirámide poblacional de los trabajadores nacionales y los extranjeros. Según el INE, el número de inactivos entre la población española es de 15,189 millones, el 42,93%, mientras entre los extranjeros es de 1,5 millones, el 30,7%. La población inactiva es la que abarca a todas las personas de 16 o más años que no están clasificadas como ocupadas ni paradas. Comprende a personas que se ocupan de las tareas del hogar, estudiantes, jubilados o prejubilados, personas que realizan trabajos sociales, incapacitados para trabajar...Los extranjeros son el 9% de los inactivos, el 14,37% de los activos y el 13,31% de los trabajadores ocupados en España en estos momentos
Por qué vienen los extranjeros
Estos porcentajes certifican que la razón básica de la migración hacia España es la búsqueda de un empleo con mejores condiciones físicas y económicas que las que se ofrecen en sus lugares de origen. La tasa de empleo, la relación entre el número de ocupados y la población de 16 años y más, es del 50,13% entre los trabajadores españoles y del 55,5% entre los extranjeros. La tasa de empleo de España está en la actualidad en niveles muy por debajo de la alcanzada entre los años 2006 y 2008, lo mismo que la tasa de actividad, y entre las últimas posiciones de la UE.
Hay más datos que juegan a favor de las tesis del Ministerio de Inclusión y Seguridad Social, siempre muy presionado por las dudas que genera en la Unión Europea la sostenibilidad futura del sistema público de pensiones. Con los propios datos del Ministerio de Trabajo del mes de abril, el paro registrado entre los extranjeros, que llegó a situarse en 590.457 personas en febrero de 2021, se ha reducido un 38,53%, mientras en el caso de las cifras globales (nacionales y extranjeros) ha caído un 30,4%. En el sector servicios, que supone alrededor de las dos terceras partes del PIB español y algo más del empleo, el paro entre los extranjeros bajó en ese mismo periodo un 41,8%, mientras en el total lo hizo en un 29,9%.
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