Vlad_Empalador
Será en Octubre
La "Dictadura Nacional Republicana" que proponía el republicano centrista Miguel Maura
En el mes de junio de 1936 alcanzaron fuerte eco sus artículos periodísticos publicados en El Sol, donde manifestaba su propuesta de instauración de una Dictadura Nacional Republicana, que sería una especie de gobierno tras*itorio y provisional para salir de la caótica situación político-social reinante desde la llegada al poder del Frente Popular, enfrentarse a los extremismos derechista e izquierdista, y salvar la República de sus enemigos mediante la intervención de una política pragmática llevada a cabo por los principales líderes que defendiesen, desde el socialismo reformista hasta la derecha demócrata, una legalidad verdaderamente republicana y democrática.
Por ello, cuando se inició el golpe de Estado de julio de 1936 —que le pilló de veraneo con su familia en La Granja—, Manuel Azaña, recientemente nombrado presidente de la República, le ofreció la presidencia de un Gobierno "de unión nacional" para enfrentarse con la sublevación, oferta que Maura solo aceptaría si tenía las manos libres para llevar a cabo esa Dictadura Nacional Republicana. Sin embargo, a pesar de que su propuesta era aprobada por políticos de tan dispares ideologías —entre ellos estaban los republicanos de Izquierda Republicana (el propio Azaña, José Giral, Agustín Viñuales y Amós Salvador), de Unión Republicana (el entonces presidente de las Cortes, Diego Martínez Barrio), del Partido Nacional Republicano (un partido republicano de corte centrista, liderado por Felipe Sánchez-Román) y del sector moderado del PSOE (Indalecio Prieto y Julián Besteiro), y se sospecha que también hubiera aceptado el sector moderado de la CEDA (liderado por Manuel Giménez Fernández y Luis Lucia Lucia)—, la tenaz oposición del líder del socialismo revolucionario y de la Unión General de Trabajadores, Francisco Largo Caballero, amenazando con llevar una huelga general revolucionaria por toda España si se llevaba a la práctica la propuesta de Miguel Maura, condujo al inmediato fracaso de la propuesta maurista. Así pues, Azaña tuvo que repetir el encargo de formar gobierno con Martínez Barrio, quien aceptó pero cuyo gobierno duró unas pocas horas ante la negativa del general Mola, cerebro del golpe militar, a rendirse y a las multitudinarias manifestaciones sindicales, lideradas por Largo Caballero, para evitar una posible negociación con los golpistas para acabar con la crisis.
En el mes de junio de 1936 alcanzaron fuerte eco sus artículos periodísticos publicados en El Sol, donde manifestaba su propuesta de instauración de una Dictadura Nacional Republicana, que sería una especie de gobierno tras*itorio y provisional para salir de la caótica situación político-social reinante desde la llegada al poder del Frente Popular, enfrentarse a los extremismos derechista e izquierdista, y salvar la República de sus enemigos mediante la intervención de una política pragmática llevada a cabo por los principales líderes que defendiesen, desde el socialismo reformista hasta la derecha demócrata, una legalidad verdaderamente republicana y democrática.
Por ello, cuando se inició el golpe de Estado de julio de 1936 —que le pilló de veraneo con su familia en La Granja—, Manuel Azaña, recientemente nombrado presidente de la República, le ofreció la presidencia de un Gobierno "de unión nacional" para enfrentarse con la sublevación, oferta que Maura solo aceptaría si tenía las manos libres para llevar a cabo esa Dictadura Nacional Republicana. Sin embargo, a pesar de que su propuesta era aprobada por políticos de tan dispares ideologías —entre ellos estaban los republicanos de Izquierda Republicana (el propio Azaña, José Giral, Agustín Viñuales y Amós Salvador), de Unión Republicana (el entonces presidente de las Cortes, Diego Martínez Barrio), del Partido Nacional Republicano (un partido republicano de corte centrista, liderado por Felipe Sánchez-Román) y del sector moderado del PSOE (Indalecio Prieto y Julián Besteiro), y se sospecha que también hubiera aceptado el sector moderado de la CEDA (liderado por Manuel Giménez Fernández y Luis Lucia Lucia)—, la tenaz oposición del líder del socialismo revolucionario y de la Unión General de Trabajadores, Francisco Largo Caballero, amenazando con llevar una huelga general revolucionaria por toda España si se llevaba a la práctica la propuesta de Miguel Maura, condujo al inmediato fracaso de la propuesta maurista. Así pues, Azaña tuvo que repetir el encargo de formar gobierno con Martínez Barrio, quien aceptó pero cuyo gobierno duró unas pocas horas ante la negativa del general Mola, cerebro del golpe militar, a rendirse y a las multitudinarias manifestaciones sindicales, lideradas por Largo Caballero, para evitar una posible negociación con los golpistas para acabar con la crisis.