Cirujano de hierro
Será en Octubre
Icono del público joven, femenino y de izquierdas, este futbolista va dando tumbos en el ámbito deportivo –el Barça le ha desechado ahora– y tiene más éxito fuera que dentro del campo
Hace año y medio Héctor Bellerin era un jugador asentado en el Arsenal, con el que había jugado siete temporadas y se había asentado en la banda del equipo inglés. El último día del mercado de fichajes de verano de 2021 fichó por el Real Betis, al que se fue cedido. Hizo una gran temporada, pero el equipo andaluz no pudo reeditar el pacto. Se lo llevó el Barcelona y porque no le costaba dinero, ya que se había quedado sin contrato. Medio año después, y habiendo jugado tan solo siete partidos, Bellerín es ya jugador del Sporting de Portugal.
El lateral catalán es un futbolista que a buen seguro le conocen más aquellos que no entienden de fútbol o no les gusta que a los que sí. Bellerín es un caso único en la historia moderna del fútbol: es más admirado y querido por quienes no siguen este deporte que por los que sí. Y no es que sea un mal jugador, simplemente está en un nivel medio, sino que ha ido siendo más una figura mediática, instagramer, más cercano a ser un modelo de éxito que un futbolista de renombre.
Diferente a lo que estamos acostumbrados de ver en un futbolista, Bellerín se ha ido ganando a ese público de izquierdas, especialmente joven y femenino, que han visto en este futbolista de 27 años todo un icono. Es la denominación de «aliado» que desde el feminismo de Podemos se ha ido ensalzando: un hombre «moderno» que destaca por encima de todos a la mujer, que no tiene una «masculinidad tóxica» y que no es el típico «macho» del mundo del fútbol.
Y Bellerín se creyó ese papel. Él abiertamente se define de izquierdas y se presenta como el salvador de todas las esencias. Fue él quien dijo que no sabía «si lograría disfrutar de la carga de las 6.500 personas fallecidas» en los trabajos del Mundial. Lo dijo cuando ya sabía que no era convocado por Luis Enrique. Unos días después fue sin rechistar a Arabia Saudí, país muy similar a Qatar en las quejas que el futbolista había enarbolado.
Solo lee a mujeres
Bellerín es peculiar (que no quiere decir que tenga un sentido negativo) y entre otras cosas, para ganarse a ese público que le utiliza como absoluto ídolo, dice que este año «decidí que solo iba a leer libros escritos por mujeres». A la vez luce vestimentas diferentes, 'rompedoras', porque se ha convertido también en un filón para las marcas. De ahí que tenga más éxito como modelo que como futbolista.
Porque en el ámbito deportivo va dando tumbos sin que tenga mucho interés. El Arsenal no le quiso renovar el contrato y el Barcelona, tras medio año, hace negocio con él porque Xavi no le quería en su equipo. Le ficharon gratis y ahora el Barça se lleva un millón (con posibilidad de otro) por mandarle al Sporting de Portugal, un equipo de tercer nivel europeo que está este año a 18 puntos del liderato de su liga e incluso fuera de los puestos de Champions.
Bellerín, que aún tiene 27 años –edad perfecta para jugar al fútbol–, ha pasado de ser titular del Arsenal a ser más que un descarte del Barcelona y a acabar en Lisboa donde ha tenido una llegada de gran expectación... por su vertiente extradeportiva. Muchos seguidores, especialmente féminas, se acercaron a recibirle y no por su desempeño en el terreno de juego. El Barça le ha mandado allí aprovechando que este club portugués ha sacado 55 millones de euros por Pedro Porro, lateral español que se ha ido al Tottenham.
Bellerín es de esos que piensan que «los futbolistas somos las personas que más impuestos tendríamos que pagar» porque «con lo que yo gano creo que tienes que pensar ya no solo en tu entorno, sino en la sociedad, donde hay situaciones muy precarias». Además a Bellerín no le gustan las ostentaciones ni que compañeros suyos futbolistas hagan grandes regalos, tipo un coche: «Estas cosas, esta ostentación, no te hacen feliz. Si ya tienes un coche, ¿para qué necesitas diez?».
El fracaso deportivo de Héctor Bellerín, el futbolista de izquierdas que solo lee a mujeres
Hace año y medio Héctor Bellerin era un jugador asentado en el Arsenal, con el que había jugado siete temporadas y se había asentado en la banda del equipo inglés. El último día del mercado de fichajes de verano de 2021 fichó por el Real Betis, al que se fue cedido. Hizo una gran temporada, pero el equipo andaluz no pudo reeditar el pacto. Se lo llevó el Barcelona y porque no le costaba dinero, ya que se había quedado sin contrato. Medio año después, y habiendo jugado tan solo siete partidos, Bellerín es ya jugador del Sporting de Portugal.
El lateral catalán es un futbolista que a buen seguro le conocen más aquellos que no entienden de fútbol o no les gusta que a los que sí. Bellerín es un caso único en la historia moderna del fútbol: es más admirado y querido por quienes no siguen este deporte que por los que sí. Y no es que sea un mal jugador, simplemente está en un nivel medio, sino que ha ido siendo más una figura mediática, instagramer, más cercano a ser un modelo de éxito que un futbolista de renombre.
Diferente a lo que estamos acostumbrados de ver en un futbolista, Bellerín se ha ido ganando a ese público de izquierdas, especialmente joven y femenino, que han visto en este futbolista de 27 años todo un icono. Es la denominación de «aliado» que desde el feminismo de Podemos se ha ido ensalzando: un hombre «moderno» que destaca por encima de todos a la mujer, que no tiene una «masculinidad tóxica» y que no es el típico «macho» del mundo del fútbol.
Y Bellerín se creyó ese papel. Él abiertamente se define de izquierdas y se presenta como el salvador de todas las esencias. Fue él quien dijo que no sabía «si lograría disfrutar de la carga de las 6.500 personas fallecidas» en los trabajos del Mundial. Lo dijo cuando ya sabía que no era convocado por Luis Enrique. Unos días después fue sin rechistar a Arabia Saudí, país muy similar a Qatar en las quejas que el futbolista había enarbolado.
Solo lee a mujeres
Bellerín es peculiar (que no quiere decir que tenga un sentido negativo) y entre otras cosas, para ganarse a ese público que le utiliza como absoluto ídolo, dice que este año «decidí que solo iba a leer libros escritos por mujeres». A la vez luce vestimentas diferentes, 'rompedoras', porque se ha convertido también en un filón para las marcas. De ahí que tenga más éxito como modelo que como futbolista.
Porque en el ámbito deportivo va dando tumbos sin que tenga mucho interés. El Arsenal no le quiso renovar el contrato y el Barcelona, tras medio año, hace negocio con él porque Xavi no le quería en su equipo. Le ficharon gratis y ahora el Barça se lleva un millón (con posibilidad de otro) por mandarle al Sporting de Portugal, un equipo de tercer nivel europeo que está este año a 18 puntos del liderato de su liga e incluso fuera de los puestos de Champions.
Bellerín, que aún tiene 27 años –edad perfecta para jugar al fútbol–, ha pasado de ser titular del Arsenal a ser más que un descarte del Barcelona y a acabar en Lisboa donde ha tenido una llegada de gran expectación... por su vertiente extradeportiva. Muchos seguidores, especialmente féminas, se acercaron a recibirle y no por su desempeño en el terreno de juego. El Barça le ha mandado allí aprovechando que este club portugués ha sacado 55 millones de euros por Pedro Porro, lateral español que se ha ido al Tottenham.
Bellerín es de esos que piensan que «los futbolistas somos las personas que más impuestos tendríamos que pagar» porque «con lo que yo gano creo que tienes que pensar ya no solo en tu entorno, sino en la sociedad, donde hay situaciones muy precarias». Además a Bellerín no le gustan las ostentaciones ni que compañeros suyos futbolistas hagan grandes regalos, tipo un coche: «Estas cosas, esta ostentación, no te hacen feliz. Si ya tienes un coche, ¿para qué necesitas diez?».
Diez no, pero siete sí son los partidos que ha jugado Bellerín con el Barça. Su paso es más que decepcionante para un lateral que llegó a ser internacional con España. Él quería renovar, pero Xavi apenas contaba con él. No le aportaba futbolísticamente nada. De ahí que se le haya apartado a última hora del mercado de fichajes y que le buscaran un equipo en el que pasar esta nueva época. Una moda que ahora pasa a ser en Lisboa y que muestra el indudable fracaso deportivo de un jugador que es ya más un negocio que nada tiene que ver con el deporte.
El fracaso deportivo de Héctor Bellerín, el futbolista de izquierdas que solo lee a mujeres
