La campa de Rodiezmo (León) estará vacía mañana. No habrá mineros, ni puestos de ajos, ni 'bollos preñaos', ni se oirán tonadas asturianas. Nadie escanciará sidra en el prado, ni se peleará por un sitio a la sombra para la hora de comer. Hacía ya varios años que no se veía bajar un helicóptero del que saliera un presidente del Gobierno para compartir el encuentro y cantar La Internacional, pero la fiesta minera astur-leonesa de Rodiezmo seguía fiel a su cita.
Además, sus fieles no fallaban nunca: Alfonso Guerra o el secretario general de la UGT (en un tiempo Nicolás Redondo, y en los últimos años Cándido Méndez) no faltaron en más de tres décadas.
Pero lo que fue la sede del inicio del curso político del Gobierno en España durante siete años, que aglutinaba a decenas de periodistas y unas medidas de seguridad sin precedentes cuando acudía José Luis Rodríguez Zapatero, no se celebrará el primer domingo de septiembre por primera vez desde la etapa democrática.
El sindicato minero SOMA-FIA-UGT, tras la retirada del histórico dirigente sindicalista José Ángel Villa, está dirigido actualmente por una gestora. Y tiene graves problemas internos y económicos. También hay divisiones y, sobre todo, mucho desánimo en el sector, por las negras perspectivas que se les avecinan. Por todo ello, decidieron que no habrá fiesta de Rodiezmo este primer fin de semana de septiembre.
Lugar emblemático
Así, cierra las puertas la campa, el emblemático sitio que eligió el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, desde que llegó a la secretaría general del PSOE y, posteriormente, como jefe del Ejecutivo, para abrir el curso político cada año.
Allí, Zapatero anunció la subida de las pensiones más bajas por encima del IPC muchos años -aunque luego las bajara-, desde esa campa se oyó a Alfonso Guerra llamar "mariposón" a Mariano Rajoy, horas después de que José María Aznar lo designara como sucesor. También se vio como cantaban La Internacional puño en alto las entonces ministras Bibiana Aido y Leire Pajín. Y, en el último año de Zapatero como presidente, donde ya no acudió ante la convocatoria sindical de una huelga general, se escuchó cómo Méndez arremetía con dureza contra el todavía presidente, con el que tantas veces había compartido escenario.
Rodiezmo tiene mucha historia detrás. Y, según fuentes de los sindicatos mineros, no es el final... aunque este año las circunstancias hayan obligado a que no se celebre. Pero sí es cierto que se cae un símbolo del sindicalismo y de la izquierda, que no deja de causar pena a algunos dirigentes socialistas habituales en esta cita, como Mariví Monteseirín o Álvaro Cuesta.
Más como deseo que como hecho objetivo, existe el convencimiento entre dirigentes políticos conocedores de la fiesta de Rodiezmo, que volverá uno de estos años. Pero suena a quimera.
El final de Rodiezmo | España | elmundo.es