Gorguera
Madmaxista
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Resulta que he estado hoy ojeando un libro que ha resultado ser de lo más interesante, se titula "Sociología de la Alpujarra: análisis de un cuestionario aplicado en 1894", de Juan del Pino Artacho, y es del 1978.
Constituye una obra de lo más interesante, y que pese al título, incorpora una buena parte dedicada al tema de la antropología, tanto cultural, como biológica.
Se tratan temas como la historia antigua de la región, las tradiciones, las repoblaciones, la toponimia (curioso que aquí se recogen parte de las teorías de un supuesto nombre de origen indoeuropeo), las fiestas, costumbres, vida diaria... A parte, incluye como he dicho antes, una parte dedicada a analizar los rasgos físicos de los habitantes, empleando listados de análisis estadístico, y obteniendo muchos conclusiones relativamente curiosas.
Es un libro no muy largo a pesar de todo, y la información aparece muy simplificada y concentrada en lo esencial.
Y ahora al grano, hay un apartado que captó mi atención enormemente al leerlo, y hacía referencia a un extraño pueblo de gentes con religion y lengua extrañas, que había aguantado a la conquista fiel a la religión del amora, y que durante el tiempo de Felipe II, tuvo un final trágico. Al parecer, su testimonio aparece recogido entre otros, en una obra de Voltaire.
Cito literalmente:
"En España, no lejos de las costas de Málaga, se descubrió en tiempos de Felipe II un pequeño poblado desconocido hasta entonces, escondido en el interior -o en el corazón- de las sierras alpujarreñas... estas sierras de picos innacesibles están pobladas de valles fértiles, cultivados todavía por descendientes de los jovenlandeses que fueron forzados por su bien a hacerse cristianos o por lo menos aparentarlo,
Entre los jovenlandeses pobladores de la Alpujarra, había bajo el reinado de Felipe II un pueblo poco numeroso que habitaba en un valle al que sólo se podía tener acceso a través de cuevas. Este valle se encuentra entre Pitres y Pórtugos. Los habitantes de este lugar ignorado eran desconocidos a los mismos jovenlandeses. Hablaban una lengua que no era española ni árabe y que se creyó derivada del antigo cartaginés.
Este pueblo crecía poco. Se ha creído que a causa de que los jovenlandeses y antes que ellos otros habitantes de las proximidades (los jovenlandeses) raptaban a sus mujeres.
Este publo débil, pero dichoso, no había oído jamás hablar de la religión cristiana ni de la judía. Conocían medianamente la de Mahoma, aunque no hacían caso alguno a lo poco que de ella sabían. Ofrendaban de tiempo en tiempo leche y frutas a una estatua de Hércules. Esta era toda su religión. Por lo demás estos hombres ignoadosvivián en la inocencia. Un miembro de la Inquisición los descubrió al fin. Este fue el único acontecimiento de su historia.
Los motivos sagrados de su condenación fueron varios: No haber pagado impuestos, teniendo en cuenta que nunca se les había reclamado y que no conocían la moneda. No tener los textos sagrados, a pesar de que no conocían el latín y que nadie se había molestado en bautizarles. Se les declaró herejes y brujos, se les vistió con el San Benito y fueron quemados en una solemne ceremonia."
Evidentemente, no podemos descartar que el texto del frances Voltaire contenga alguna perlita de leyendanegrismo anti-inquisición, exageraciones, o mitos sin base real; pero el hecho de que unos datos tan peculiares, que hagan referencia a una supuesta población perdida en un lugar tan particular como esos dos pueblos de la Alpujarra y no otro lugar, no deja de ser sorprendente, y a mí por lo menos, me ha resultado fascinante.
De cualquier modo, os recomiendo el librito, porque me ha molado y está a 9 leuros original, y tanto a apasionados de antropología, sociología e incluso historia resultará de interés.
Constituye una obra de lo más interesante, y que pese al título, incorpora una buena parte dedicada al tema de la antropología, tanto cultural, como biológica.
Se tratan temas como la historia antigua de la región, las tradiciones, las repoblaciones, la toponimia (curioso que aquí se recogen parte de las teorías de un supuesto nombre de origen indoeuropeo), las fiestas, costumbres, vida diaria... A parte, incluye como he dicho antes, una parte dedicada a analizar los rasgos físicos de los habitantes, empleando listados de análisis estadístico, y obteniendo muchos conclusiones relativamente curiosas.
Es un libro no muy largo a pesar de todo, y la información aparece muy simplificada y concentrada en lo esencial.
Y ahora al grano, hay un apartado que captó mi atención enormemente al leerlo, y hacía referencia a un extraño pueblo de gentes con religion y lengua extrañas, que había aguantado a la conquista fiel a la religión del amora, y que durante el tiempo de Felipe II, tuvo un final trágico. Al parecer, su testimonio aparece recogido entre otros, en una obra de Voltaire.
Cito literalmente:
"En España, no lejos de las costas de Málaga, se descubrió en tiempos de Felipe II un pequeño poblado desconocido hasta entonces, escondido en el interior -o en el corazón- de las sierras alpujarreñas... estas sierras de picos innacesibles están pobladas de valles fértiles, cultivados todavía por descendientes de los jovenlandeses que fueron forzados por su bien a hacerse cristianos o por lo menos aparentarlo,
Entre los jovenlandeses pobladores de la Alpujarra, había bajo el reinado de Felipe II un pueblo poco numeroso que habitaba en un valle al que sólo se podía tener acceso a través de cuevas. Este valle se encuentra entre Pitres y Pórtugos. Los habitantes de este lugar ignorado eran desconocidos a los mismos jovenlandeses. Hablaban una lengua que no era española ni árabe y que se creyó derivada del antigo cartaginés.
Este pueblo crecía poco. Se ha creído que a causa de que los jovenlandeses y antes que ellos otros habitantes de las proximidades (los jovenlandeses) raptaban a sus mujeres.
Este publo débil, pero dichoso, no había oído jamás hablar de la religión cristiana ni de la judía. Conocían medianamente la de Mahoma, aunque no hacían caso alguno a lo poco que de ella sabían. Ofrendaban de tiempo en tiempo leche y frutas a una estatua de Hércules. Esta era toda su religión. Por lo demás estos hombres ignoadosvivián en la inocencia. Un miembro de la Inquisición los descubrió al fin. Este fue el único acontecimiento de su historia.
Los motivos sagrados de su condenación fueron varios: No haber pagado impuestos, teniendo en cuenta que nunca se les había reclamado y que no conocían la moneda. No tener los textos sagrados, a pesar de que no conocían el latín y que nadie se había molestado en bautizarles. Se les declaró herejes y brujos, se les vistió con el San Benito y fueron quemados en una solemne ceremonia."
Evidentemente, no podemos descartar que el texto del frances Voltaire contenga alguna perlita de leyendanegrismo anti-inquisición, exageraciones, o mitos sin base real; pero el hecho de que unos datos tan peculiares, que hagan referencia a una supuesta población perdida en un lugar tan particular como esos dos pueblos de la Alpujarra y no otro lugar, no deja de ser sorprendente, y a mí por lo menos, me ha resultado fascinante.
De cualquier modo, os recomiendo el librito, porque me ha molado y está a 9 leuros original, y tanto a apasionados de antropología, sociología e incluso historia resultará de interés.