Elpaisdelasmaravillas
Madmaxista
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Ericsson, la multinacional sueca de las telecomunicaciones, volvió a presentar el pasado septiembre un Expediente de Regulación de Empleo en España que contemplaba el despido de 450 trabajadores. Es el quinto ERE en diez años. Tras varias reuniones entre sindicatos y empresa, el número de despidos se ha reducido a 393 y, aunque aún faltan varios días para que termine el periodo de consultas, los sindicatos STC, CCOO, UGT y CGT decidieron ir una vez más a la huelga este martes contra una medida que, denuncian, enmascara la precarización de sus condiciones laborales.
Pero no son los despidos lo que más preocupa a los empleados, que han visto como ERE tras ERE, la plantilla del grupo no ha variado mucho del entorno de los 3.000 trabajadores. Es decir, la sección española de la multinacional despide periódicamente a cientos de empleados ─normalmente a personas de más de 45 años, con salario consolidado─ y vuelve a contratar a nuevo personal más joven y barato. Según apuntan fuentes sindicales, no es extraño que muchos de los despedidos por Ericsson terminen volviendo a trabajar para la multinacional a través de otras empresas subcontratadas.
Desde 1998, la compañía ha llevado a cabo siete procesos de despido colectivo. Los dos primeros acabaron con unos 1.200 puestos de trabajo, pero desde 2008 la estrategia de la empresa ha cambiado: menos despidos pero muchos más ERES. Así las cosas, los empleados han estado en la cuerda floja en 2008, 2010, 2013, 2015, 2016 y nuevamente ahora. “Siempre alegan causas organizativas, productivas y económicas, pero al menos en las económicas no nos salen las cuentas. La empresa siempre está dando beneficios”, explica a Público Santiago Sánchez, miembro del comité de empresa del Sindicato de Trabajadores de Comunicaciones (STC), el mayoritario en la empresa.
Sánchez explica que el argumento que utiliza la compañía para justificar las causas económicas ante la autoridad laboral es que tiene que inyectar millones de euros cada año para que otras empresas del grupo empresarial que va adquiriendo puedan desarrollarse y no estén en números gente de izquierdas. El problema, abunda el sindicalista, es que ninguna de las empresas que Ericsson adquiere funcionan. “En medio de EREs, el grupo compra empresas que o bien acaba matando o acaba vendiendo a precio de costo sin apenas invertir en ellas”, critica Sánchez. Pone como ejemplo la adquisición de Abentel, filial de telecomunicaciones de Abengoa, una operación que cerró el año pasado, en plena crisis de Abengoa y que supuso la absorción de 500 empleados.
El año pasado, el ERE en Ericsson se saldó con 280 despidos. En 2015, fueron 250 y en 2013 despidieron a 213. “Llevamos infinidad de despidos colectivos y eso genera un estrés y un terror inhumano en la platilla, además de malestar y desmotivación. A la gente se le quitan las ganas de ir cada día a la empresa con este clima”, añade el delegado sindical. En la misma línea se muestran CCOO y UGT, que denuncian que la estrategia de la multinacional es “purgar a la plantilla y modificarla según sus intereses de negocio”. Exigen que, al menos, los despidos no sean forzosos y se propongan salidas incentivadas, además de medidas adicionales de reducción de costes y alternativas para la adaptación de competencias.
“Maquillaje contable”
Desde el STC insisten en que la empresa está utilizando mecanismos para “maquillar” sus cuentas, “guiados por el bufete de abogados Sagardoy, que es el que diseñó la reforma laboral del PP en 2012 y sabe perfectamente cómo mover dinero entre empresas para poder alegar motivos económicos” en el ERE, puntualiza Sánchez. Los sindicatos critican además que, mientras año tras año hay despidos, los accionistas de la compañía se reparten dividendos anuales y, además “no vemos que los costes laborales disminuyan. La brecha salarial entre la plantilla y los directivos es cada vez mayor. Por ejemplo, el año pasado repartieron bonos récord porque las ventas fueron satisfactorias. En resumen, lo que ahorramos despidiendo empleados se va a beneficios empresariales y a salarios de ejecutivos”, destaca.
“La foto que nos describe la empresa en las reuniones no tiene nada que ver con la realidad. Según ellos, hay pérdidas acumuladas en la compañía, ingresos por debajo de los gastos. Estas pérdidas son compensadas con “Contratos de Compensación” con la matriz. Lo que hace que las cuentas publicadas y auditadas sean aceptables con beneficios, donde los accionistas reciben dividendos y sin embargo las cuentas presentadas a los sindicatos están en pérdidas por los mencionados contratos”, describe el STC.
Las fuentes sindicales consultadas también lamentan el escaso interés de la compañía por la formación de sus empleados, que permitiría la rotación en lugar de la sustitución en un sector que cada año avanza a pasos agigantados. Eso sin contar la cantidad de trabajo que se acaba subcontratando. Según las estimaciones de los sindicatos, sólo con 20% del trabajo que Ericsson pide a empresas subcontratadas se podrían generar más de 300 empleos. Ni las horas extra que se hacen por sistema en una compañía donde no se ficha al llegar.
El plazo de consultas entre la empresa y los representantes de los trabajadores finaliza el próximo viernes y, según todos los sindicatos, es posible que la cifra de despidos se reduzca más, pero temen que ERE tras ERE la compañía termine con el plan social, que protege a los trabajadores de más edad en caso de despido colectivo. “Queremos menos subcontratación, menos horas extra, más teletrabajo y, sobre todo, que se nos garantice que el año que viene no tengamos que enfrentarnos a otro ERE”, concluye Sánchez.
ERE Ericsson: El extraño caso de Ericsson: cinco EREs en diez años y el mismo número de trabajadores | Público
Los milagros de la economía creativa son inescrutables.
Pero no son los despidos lo que más preocupa a los empleados, que han visto como ERE tras ERE, la plantilla del grupo no ha variado mucho del entorno de los 3.000 trabajadores. Es decir, la sección española de la multinacional despide periódicamente a cientos de empleados ─normalmente a personas de más de 45 años, con salario consolidado─ y vuelve a contratar a nuevo personal más joven y barato. Según apuntan fuentes sindicales, no es extraño que muchos de los despedidos por Ericsson terminen volviendo a trabajar para la multinacional a través de otras empresas subcontratadas.
Desde 1998, la compañía ha llevado a cabo siete procesos de despido colectivo. Los dos primeros acabaron con unos 1.200 puestos de trabajo, pero desde 2008 la estrategia de la empresa ha cambiado: menos despidos pero muchos más ERES. Así las cosas, los empleados han estado en la cuerda floja en 2008, 2010, 2013, 2015, 2016 y nuevamente ahora. “Siempre alegan causas organizativas, productivas y económicas, pero al menos en las económicas no nos salen las cuentas. La empresa siempre está dando beneficios”, explica a Público Santiago Sánchez, miembro del comité de empresa del Sindicato de Trabajadores de Comunicaciones (STC), el mayoritario en la empresa.
Sánchez explica que el argumento que utiliza la compañía para justificar las causas económicas ante la autoridad laboral es que tiene que inyectar millones de euros cada año para que otras empresas del grupo empresarial que va adquiriendo puedan desarrollarse y no estén en números gente de izquierdas. El problema, abunda el sindicalista, es que ninguna de las empresas que Ericsson adquiere funcionan. “En medio de EREs, el grupo compra empresas que o bien acaba matando o acaba vendiendo a precio de costo sin apenas invertir en ellas”, critica Sánchez. Pone como ejemplo la adquisición de Abentel, filial de telecomunicaciones de Abengoa, una operación que cerró el año pasado, en plena crisis de Abengoa y que supuso la absorción de 500 empleados.
El año pasado, el ERE en Ericsson se saldó con 280 despidos. En 2015, fueron 250 y en 2013 despidieron a 213. “Llevamos infinidad de despidos colectivos y eso genera un estrés y un terror inhumano en la platilla, además de malestar y desmotivación. A la gente se le quitan las ganas de ir cada día a la empresa con este clima”, añade el delegado sindical. En la misma línea se muestran CCOO y UGT, que denuncian que la estrategia de la multinacional es “purgar a la plantilla y modificarla según sus intereses de negocio”. Exigen que, al menos, los despidos no sean forzosos y se propongan salidas incentivadas, además de medidas adicionales de reducción de costes y alternativas para la adaptación de competencias.
“Maquillaje contable”
Desde el STC insisten en que la empresa está utilizando mecanismos para “maquillar” sus cuentas, “guiados por el bufete de abogados Sagardoy, que es el que diseñó la reforma laboral del PP en 2012 y sabe perfectamente cómo mover dinero entre empresas para poder alegar motivos económicos” en el ERE, puntualiza Sánchez. Los sindicatos critican además que, mientras año tras año hay despidos, los accionistas de la compañía se reparten dividendos anuales y, además “no vemos que los costes laborales disminuyan. La brecha salarial entre la plantilla y los directivos es cada vez mayor. Por ejemplo, el año pasado repartieron bonos récord porque las ventas fueron satisfactorias. En resumen, lo que ahorramos despidiendo empleados se va a beneficios empresariales y a salarios de ejecutivos”, destaca.
“La foto que nos describe la empresa en las reuniones no tiene nada que ver con la realidad. Según ellos, hay pérdidas acumuladas en la compañía, ingresos por debajo de los gastos. Estas pérdidas son compensadas con “Contratos de Compensación” con la matriz. Lo que hace que las cuentas publicadas y auditadas sean aceptables con beneficios, donde los accionistas reciben dividendos y sin embargo las cuentas presentadas a los sindicatos están en pérdidas por los mencionados contratos”, describe el STC.
Las fuentes sindicales consultadas también lamentan el escaso interés de la compañía por la formación de sus empleados, que permitiría la rotación en lugar de la sustitución en un sector que cada año avanza a pasos agigantados. Eso sin contar la cantidad de trabajo que se acaba subcontratando. Según las estimaciones de los sindicatos, sólo con 20% del trabajo que Ericsson pide a empresas subcontratadas se podrían generar más de 300 empleos. Ni las horas extra que se hacen por sistema en una compañía donde no se ficha al llegar.
El plazo de consultas entre la empresa y los representantes de los trabajadores finaliza el próximo viernes y, según todos los sindicatos, es posible que la cifra de despidos se reduzca más, pero temen que ERE tras ERE la compañía termine con el plan social, que protege a los trabajadores de más edad en caso de despido colectivo. “Queremos menos subcontratación, menos horas extra, más teletrabajo y, sobre todo, que se nos garantice que el año que viene no tengamos que enfrentarnos a otro ERE”, concluye Sánchez.
ERE Ericsson: El extraño caso de Ericsson: cinco EREs en diez años y el mismo número de trabajadores | Público
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