catleya
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El estado de la ciencia en el siglo XXI
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN EL MIÉRCOLES 23 DE OCTUBRE DE 2019 11:56
relleniton Vick
Crecí en Australia en los años 50 y 60. La historia que nos vendieron en la escuela fue que la ciencia estaba encabezando el nuevo mundo feliz. Hombres y mujeres comprometidos perseguían la verdad en la ciencia, libres de prejuicios e influencias. Los descubrimientos científicos fueron alabados en la prensa y se nos exhortó a aceptar estos nuevos descubrimientos como la verdad del evangelio. La ciencia fue ensalzada como una gran carrera, incluso noble. A medida que me he ido haciendo viejo y (ojalá) más sabio, he descubierto que eso no era cierto en lo absoluto. La ciencia de hoy ha perdido completamente el norte.
"Todos esos negadores de la ciencia del clima financiados por Koch me están llamando cosas... y yo nunca dije eso". El Dr. Mann toma el Juramento Hipocrítico.
Existe una crisis en todas las disciplinas en torno a la capacidad de reproducir, es decir, otras personas no son capaces de reproducir los resultados que se reportan. Cada vez son más las corporaciones y fundaciones vinculadas a corporaciones y organismos gubernamentales con una agenda muy clara y un deseo de resultados particulares. Produzca usted resultados que vayan en contra de la agenda y se arriesga a que su investigación termine, a que se retiren sus fondos y a que su reputación sea atacada. Hay muchos ejemplos de esto.
La forma en que un científico progresa en su carrera es investigando y publicando en revistas de prestigio. Para ello, necesita atraer financiación y que sus investigaciones sean revisadas por homólogos. Resulta que para atraer fondos, evitar ser atacado por los demás científicos y ser aceptado para su publicación, es necesario seguir el camino políticamente correcto. Y esto es cierto en todos los campos de la ciencia, ya sea la medicina, la psicología, el clima, el tabaquismo, la dieta, la nutrición, etc.
John Ioannidis, profesor de epidemiología, publicó un estudio a finales de la década de 1990 que realmente enfureció a muchos de sus colegas. Titulado "Por qué la mayoría de los hallazgos de investigación publicados son falsos", fue publicado en PLOS. Aunque se centró en la investigación médica, los datos subsiguientes han demostrado que sus resultados se aplican de forma generalizada. Se le ocurrieron varios corolarios que son muy esclarecedores:
Así que tómese un momento para pensar en estos puntos, especialmente en el punto 5: "Cuanto mayores sean los intereses financieros y de otro tipo y los prejuicios en un campo científico, menos probable será que los resultados de la investigación sean ciertos". ¿Dónde vemos un mejor ejemplo de esto que en el campo de la ciencia climática? El valor anual estimado de la industria climática es de alrededor de 1,5 billones de dólares al año. Eso es mucho dinero sobre el que quieren poner sus manos personas que no pueden hacerlo a menos que los resultados de sus investigaciones confirmen el sesgo actual. Si está dispuesto a reforzar la historia de "El CO2 es el botón de control del cambio climático", puede aprovechar esos fondos. Si usted es escéptico de esa historia o piensa que otros factores como los ciclos solares y cósmicos juegan un papel, entonces se perderá el enorme pozo de dinero.
En un mundo ideal, la gente estaría dispuesta a debatir sus teorías científicas y a ajustarlas adecuadamente a medida que surjan nuevos datos. Pero no vivimos en un mundo ideal. Esos 1,5 billones de dólares al año son un incentivo masivo para que la gente siga la línea políticamente correcta. No es de extrañar que haya tanta rabia y pasión al atacar a cualquiera que sugiera que el CO2 no es el botón de control para el clima y que cualquier cambio climático que estamos viendo no es causado por las actividades de la humanidad. Tanto dinero, tanta financiación para la investigación, tantas reputaciones están en juego en esto que nunca veremos un debate sensato y razonado. Y es por eso que cualquiera que cuestione el paradigma actual, que sea genuinamente escéptico con respecto a la interpretación de los datos, es etiquetado como un "negacionista".
Los escépticos no sólo son etiquetados como "negacionistas", sino que también son acusados de estar a sueldo de conglomerados de combustibles fósiles. La idea es absurda. La mayoría de los sitios web que publican datos escépticos luchan por subsistir de una semana a la otra y están constantemente buscando donaciones de sus lectores. Y absurdo si se considera el presupuesto de 1,5 billones de dólares que financia a los apóstoles de la fe climática.
Las personas con las que me cruzo a diario y que se consideran escépticas no "niegan" el cambio climático. Cualquier orate puede ver que el clima está cambiando, y de hecho siempre ha estado cambiando. Lo que ellos cuestionan es la CAUSA de ese cambio; ¿es el hombre o es algún otro ciclo? Y por eso, por atreverse a cuestionar la doctrina del CO2, estas personas son denigradas como "negacionistas", un intento obvio de igualarlas con los negacionistas del holocausto. Y para aquellos que son escépticos, cuanto más tiempo miran la escasez de pruebas y ven los frecuentes intentos de callarlos y destruir su reputación por querer un debate honesto sobre un tema importante, más se parece el movimiento climático a una religión. Una religión donde cuestionar los principios básicos de la fe es ser un hereje que debe ser destruido.
En la última semana, una revista académica llamada Conversación, que pretende dar rigor académico con estilo periodístico, ha prohibido a los escépticos comentar sus artículos porque son "demasiado peligrosos". ¿Cuándo se volvieron peligrosos los intentos de entablar un debate científico? Cuando están en desacuerdo con los principios básicos de la fe en su religión. Allí quedó el rigor académico. Reducir la libertad de expresión es más importante para estas personas para que puedan "mantener pura la fe" y "proteger" a sus lectores de cualquier punto de vista alternativo. Y no están solos.
Michael Mann, infame por su Gráfica del Palo de Hockey, echa a todos los escépticos de su canal de Twitter. Ataca la investigación científica producida por científicos escépticos e insta a la gente a no leerla. Este es el mismo Michael Mann que demandó al Dr. Tim Ball por criticar su Gráfica del Palo de Hockey y afirmar que era incorrecta. Como parte del proceso judicial iniciado por Mann, el juez dictaminó que Mann debía presentar los datos en los que se basaba su gráfico. Mann se negó rotundamente a hacerlo y al final el juez desestimó el caso. Mucha gente se pregunta por qué los datos no fueron enviados; tal vez porque no resistirían el escrutinio. Mann sigue atacando implacablemente a cualquiera que sea un escéptico, afirmando que "nadie puede negar que el cambio climático es real", lo cual es una clara ofuscación, como se ha comentado anteriormente.
La batalla de las gráficas: Mann contra Ball. La versión de Michael Mann - Anomalía de temperatura relativa a 1960-1990. La versión de Tim Ball - Cambios climáticos en Europa a lo largo de los últimos miles de años. Temperatura promedio del siglo XX.
También parecería que las calificaciones académicas y los puestos de trabajo encajan en un sistema jerárquico. En este sistema, las personas con títulos y posiciones académicas, que producen investigación que se ajusta a la doctrina, se mantienen como el estándar de oro. Nada está por arriba de la investigación revisada por colegas que es doctrinalmente correcta. Sin embargo, cuando escépticos con calificaciones similares publican investigaciones revisadas por pares que cuestionan el statu quo, entonces es evidente que están a sueldo de las empresas de combustibles fósiles y que han vendido su integridad a cambio de sucios beneficios. Son "herejes", lo peor de lo peor.
Hoy oímos a los numerosos activistas de la fraternidad de la ciencia del clima reivindicando una ciencia validada por consenso. Si realmente existe un consenso es otra cuestión y ha habido un número de académicos y científicos que han desacreditado ampliamente el frecuentemente reportado "consenso de la ciencia climática". Pero haya o no consenso, debemos recordar que el consenso nunca ha sido parte integral del método científico.
Si miramos hacia atrás en la historia, encontramos muchas veces que el "consenso" era simplemente erróneo. El consenso afirmaba que la Tierra era plana, y que el Sol giraba alrededor de la Tierra. En 1982, dos científicos australianos descubrieron que las úlceras estomacales eran causadas por la bacteria H Pylori y eran fácilmente tratables con antibióticos. Ahora usted pensará que estos resultados fueron bien recibidos por la fraternidad médica. Pero eso no fue lo que pasó. Había toda una infraestructura construida alrededor de la noción de que las úlceras estomacales eran incurables y que los únicos tratamientos disponibles eran los medicamentos y la cirugía.
El consenso era que los únicos tratamientos se basaban en fármacos y cirugía. Y ese consenso estaba equivocado. Había personas cuyos ingresos dependían de ello, cuya reputación se construyó en torno a estos supuestos hechos. No hace falta decir que estos caballeros fueron atacados por una comunidad médica escéptica. Pasaron casi 20 años antes de que sus resultados fácilmente reproducibles fueran aceptados como válidos por la fraternidad médica y en 2005 se les otorgó un premio Nobel en reconocimiento a su trabajo.
Nada ha cambiado. El consenso nunca ha sido un punto de partida en el método científico. Discutir desde el consenso es sólo otro intento de forzar a la gente a volver a los principios básicos de la fe en el clima, y "a la cosa lo que los datos realmente digan".
¿Por qué está pasando todo esto? Está claro que hay un grupo fuerte de activistas climáticos con sus muy ricos partidarios dirigiendo una agenda en este asunto. Mi observación es que están buscando crear un mundo en el que todos seamos veganos, habitantes de un mundo postindustrial sin combustibles fósiles y tecnologías asociadas, un mundo con una población mucho menor. Han secuestrado la ciencia del clima y nos están conduciendo con mucho éxito hacia un futuro distópico, del que sus ardientes partidarios son felizmente inconscientes de que se avecina y que se horrorizarán si realmente acabamos allí.
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN EL MIÉRCOLES 23 DE OCTUBRE DE 2019 11:56
relleniton Vick
Crecí en Australia en los años 50 y 60. La historia que nos vendieron en la escuela fue que la ciencia estaba encabezando el nuevo mundo feliz. Hombres y mujeres comprometidos perseguían la verdad en la ciencia, libres de prejuicios e influencias. Los descubrimientos científicos fueron alabados en la prensa y se nos exhortó a aceptar estos nuevos descubrimientos como la verdad del evangelio. La ciencia fue ensalzada como una gran carrera, incluso noble. A medida que me he ido haciendo viejo y (ojalá) más sabio, he descubierto que eso no era cierto en lo absoluto. La ciencia de hoy ha perdido completamente el norte.
"Todos esos negadores de la ciencia del clima financiados por Koch me están llamando cosas... y yo nunca dije eso". El Dr. Mann toma el Juramento Hipocrítico.
Existe una crisis en todas las disciplinas en torno a la capacidad de reproducir, es decir, otras personas no son capaces de reproducir los resultados que se reportan. Cada vez son más las corporaciones y fundaciones vinculadas a corporaciones y organismos gubernamentales con una agenda muy clara y un deseo de resultados particulares. Produzca usted resultados que vayan en contra de la agenda y se arriesga a que su investigación termine, a que se retiren sus fondos y a que su reputación sea atacada. Hay muchos ejemplos de esto.
La forma en que un científico progresa en su carrera es investigando y publicando en revistas de prestigio. Para ello, necesita atraer financiación y que sus investigaciones sean revisadas por homólogos. Resulta que para atraer fondos, evitar ser atacado por los demás científicos y ser aceptado para su publicación, es necesario seguir el camino políticamente correcto. Y esto es cierto en todos los campos de la ciencia, ya sea la medicina, la psicología, el clima, el tabaquismo, la dieta, la nutrición, etc.
John Ioannidis, profesor de epidemiología, publicó un estudio a finales de la década de 1990 que realmente enfureció a muchos de sus colegas. Titulado "Por qué la mayoría de los hallazgos de investigación publicados son falsos", fue publicado en PLOS. Aunque se centró en la investigación médica, los datos subsiguientes han demostrado que sus resultados se aplican de forma generalizada. Se le ocurrieron varios corolarios que son muy esclarecedores:
- Cuanto más pequeños sean los estudios realizados en un campo científico, menos probable será que los resultados de la investigación sean ciertos.
- Cuanto más pequeños sean los tamaños de los efectos en un campo científico, menos probable será que los resultados de la investigación sean ciertos.
- Cuanto mayor sea el número y menor sea la selección de relaciones probadas en un campo científico, menos probable será que los resultados de la investigación sean ciertos.
- Cuanto mayor sea la flexibilidad en los diseños, definiciones, resultados y modos analíticos en un campo científico, menor será la probabilidad de que los resultados de la investigación sean ciertos. La flexibilidad aumenta el potencial para tras*formar lo que serían resultados "negativos" en resultados "positivos",
- Cuanto mayores sean los intereses financieros y de otro tipo y los prejuicios en un campo científico, menos probable será que los resultados de la investigación sean ciertos.
- Cuanto más candente sea un campo científico (con más equipos científicos involucrados), menos probable será que los resultados de la investigación sean ciertos.
Así que tómese un momento para pensar en estos puntos, especialmente en el punto 5: "Cuanto mayores sean los intereses financieros y de otro tipo y los prejuicios en un campo científico, menos probable será que los resultados de la investigación sean ciertos". ¿Dónde vemos un mejor ejemplo de esto que en el campo de la ciencia climática? El valor anual estimado de la industria climática es de alrededor de 1,5 billones de dólares al año. Eso es mucho dinero sobre el que quieren poner sus manos personas que no pueden hacerlo a menos que los resultados de sus investigaciones confirmen el sesgo actual. Si está dispuesto a reforzar la historia de "El CO2 es el botón de control del cambio climático", puede aprovechar esos fondos. Si usted es escéptico de esa historia o piensa que otros factores como los ciclos solares y cósmicos juegan un papel, entonces se perderá el enorme pozo de dinero.
En un mundo ideal, la gente estaría dispuesta a debatir sus teorías científicas y a ajustarlas adecuadamente a medida que surjan nuevos datos. Pero no vivimos en un mundo ideal. Esos 1,5 billones de dólares al año son un incentivo masivo para que la gente siga la línea políticamente correcta. No es de extrañar que haya tanta rabia y pasión al atacar a cualquiera que sugiera que el CO2 no es el botón de control para el clima y que cualquier cambio climático que estamos viendo no es causado por las actividades de la humanidad. Tanto dinero, tanta financiación para la investigación, tantas reputaciones están en juego en esto que nunca veremos un debate sensato y razonado. Y es por eso que cualquiera que cuestione el paradigma actual, que sea genuinamente escéptico con respecto a la interpretación de los datos, es etiquetado como un "negacionista".
Los escépticos no sólo son etiquetados como "negacionistas", sino que también son acusados de estar a sueldo de conglomerados de combustibles fósiles. La idea es absurda. La mayoría de los sitios web que publican datos escépticos luchan por subsistir de una semana a la otra y están constantemente buscando donaciones de sus lectores. Y absurdo si se considera el presupuesto de 1,5 billones de dólares que financia a los apóstoles de la fe climática.
Las personas con las que me cruzo a diario y que se consideran escépticas no "niegan" el cambio climático. Cualquier orate puede ver que el clima está cambiando, y de hecho siempre ha estado cambiando. Lo que ellos cuestionan es la CAUSA de ese cambio; ¿es el hombre o es algún otro ciclo? Y por eso, por atreverse a cuestionar la doctrina del CO2, estas personas son denigradas como "negacionistas", un intento obvio de igualarlas con los negacionistas del holocausto. Y para aquellos que son escépticos, cuanto más tiempo miran la escasez de pruebas y ven los frecuentes intentos de callarlos y destruir su reputación por querer un debate honesto sobre un tema importante, más se parece el movimiento climático a una religión. Una religión donde cuestionar los principios básicos de la fe es ser un hereje que debe ser destruido.
En la última semana, una revista académica llamada Conversación, que pretende dar rigor académico con estilo periodístico, ha prohibido a los escépticos comentar sus artículos porque son "demasiado peligrosos". ¿Cuándo se volvieron peligrosos los intentos de entablar un debate científico? Cuando están en desacuerdo con los principios básicos de la fe en su religión. Allí quedó el rigor académico. Reducir la libertad de expresión es más importante para estas personas para que puedan "mantener pura la fe" y "proteger" a sus lectores de cualquier punto de vista alternativo. Y no están solos.
Michael Mann, infame por su Gráfica del Palo de Hockey, echa a todos los escépticos de su canal de Twitter. Ataca la investigación científica producida por científicos escépticos e insta a la gente a no leerla. Este es el mismo Michael Mann que demandó al Dr. Tim Ball por criticar su Gráfica del Palo de Hockey y afirmar que era incorrecta. Como parte del proceso judicial iniciado por Mann, el juez dictaminó que Mann debía presentar los datos en los que se basaba su gráfico. Mann se negó rotundamente a hacerlo y al final el juez desestimó el caso. Mucha gente se pregunta por qué los datos no fueron enviados; tal vez porque no resistirían el escrutinio. Mann sigue atacando implacablemente a cualquiera que sea un escéptico, afirmando que "nadie puede negar que el cambio climático es real", lo cual es una clara ofuscación, como se ha comentado anteriormente.
La batalla de las gráficas: Mann contra Ball. La versión de Michael Mann - Anomalía de temperatura relativa a 1960-1990. La versión de Tim Ball - Cambios climáticos en Europa a lo largo de los últimos miles de años. Temperatura promedio del siglo XX.
También parecería que las calificaciones académicas y los puestos de trabajo encajan en un sistema jerárquico. En este sistema, las personas con títulos y posiciones académicas, que producen investigación que se ajusta a la doctrina, se mantienen como el estándar de oro. Nada está por arriba de la investigación revisada por colegas que es doctrinalmente correcta. Sin embargo, cuando escépticos con calificaciones similares publican investigaciones revisadas por pares que cuestionan el statu quo, entonces es evidente que están a sueldo de las empresas de combustibles fósiles y que han vendido su integridad a cambio de sucios beneficios. Son "herejes", lo peor de lo peor.
Hoy oímos a los numerosos activistas de la fraternidad de la ciencia del clima reivindicando una ciencia validada por consenso. Si realmente existe un consenso es otra cuestión y ha habido un número de académicos y científicos que han desacreditado ampliamente el frecuentemente reportado "consenso de la ciencia climática". Pero haya o no consenso, debemos recordar que el consenso nunca ha sido parte integral del método científico.
Si miramos hacia atrás en la historia, encontramos muchas veces que el "consenso" era simplemente erróneo. El consenso afirmaba que la Tierra era plana, y que el Sol giraba alrededor de la Tierra. En 1982, dos científicos australianos descubrieron que las úlceras estomacales eran causadas por la bacteria H Pylori y eran fácilmente tratables con antibióticos. Ahora usted pensará que estos resultados fueron bien recibidos por la fraternidad médica. Pero eso no fue lo que pasó. Había toda una infraestructura construida alrededor de la noción de que las úlceras estomacales eran incurables y que los únicos tratamientos disponibles eran los medicamentos y la cirugía.
El consenso era que los únicos tratamientos se basaban en fármacos y cirugía. Y ese consenso estaba equivocado. Había personas cuyos ingresos dependían de ello, cuya reputación se construyó en torno a estos supuestos hechos. No hace falta decir que estos caballeros fueron atacados por una comunidad médica escéptica. Pasaron casi 20 años antes de que sus resultados fácilmente reproducibles fueran aceptados como válidos por la fraternidad médica y en 2005 se les otorgó un premio Nobel en reconocimiento a su trabajo.
Nada ha cambiado. El consenso nunca ha sido un punto de partida en el método científico. Discutir desde el consenso es sólo otro intento de forzar a la gente a volver a los principios básicos de la fe en el clima, y "a la cosa lo que los datos realmente digan".
¿Por qué está pasando todo esto? Está claro que hay un grupo fuerte de activistas climáticos con sus muy ricos partidarios dirigiendo una agenda en este asunto. Mi observación es que están buscando crear un mundo en el que todos seamos veganos, habitantes de un mundo postindustrial sin combustibles fósiles y tecnologías asociadas, un mundo con una población mucho menor. Han secuestrado la ciencia del clima y nos están conduciendo con mucho éxito hacia un futuro distópico, del que sus ardientes partidarios son felizmente inconscientes de que se avecina y que se horrorizarán si realmente acabamos allí.