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Será en Octubre
El regreso a la aldea del empresario gallego que trajo los Burger King a Europa
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Fernando Núñez, en la cocina de la casa de su prima Angelitiña (a la izquierda) en Riobó, junto a su hijo y Manolo, otro familiar. VÍTOR MEJUTO
Hijo de la emigración, Fernando Núñez Rebolo comenzó con una consultora y hoy dirige 35 empresas al frente del Grupo Ibérica. Empezó de cero y hoy figura en la lista Forbes
12 nov 2023. Actualizado a las 05:00 h.
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En la aldea de Riobó, a apenas 15 kilómetros del centro de la ciudad de Lugo, sucede que es tan fácil como difícil cruzarse con un vecino. Fácil, porque sus escasas viviendas, todas de piedra, están dispuestas alrededor de una única calle; solo hay un sitio donde encontrarse. Pero igual de difícil, porque apenas residen hoy de forma permanente media docena de personas. De una de sus casas, hoy identificada con el número 6, salió hace un ciento de años Fernando Núñez, rumbo a Barcelona para formarse como sastre. Desde ahí se fue luego a Madrid a montar un pequeño negocio en un barrio periférico, junto a su mujer, Concepción Rebolo, de Lugo ciudad. Y allí, en un local que hacía las veces de sastrería, probador y hogar, montó su familia con un niño y una niña. «Como tantos otros, yo soy un hijo de la emigración», cuenta hoy Fernando Núñez Rebolo, el niño, de vuelta a esa aldea de su padre en la que comenzó todo. «Todo lo que soy viene de aquí», resume mientras camina por esa única calle de Riobó rumbo a la casa de su prima Angelitiña.
Esta introducción humana y geográfica ayuda a explicar ese todo que dice el hijo mayor de Fernando y Concepción. Hoy Fernando Núñez Rebolo (Madrid, 1953) es el presidente del Grupo Ibérica, un holding de empresas con sede en Madrid que factura cerca de 500 millones, con 1.350 empleados, y presencia repartida entre España y Portugal. El grupo lo forman 34 firmas vinculadas a servicios, consultoría, restauración, concesionarios de coches, marcas para mascotas y hasta un club de fútbol, el Toledo. Va camino el grupo de cumplir los 45 años, integrando más firmas y entrando en nuevas áreas de negocio. Entre las últimas, los drones. De hecho, Aeromedia, con sede en Bergondo, es una de sus apuestas más recientes, su (por ahora) única pica en Galicia. «Aportan tecnología al grupo, algo que no teníamos en la división de drones», explica el tercer Fernando de esta historia, Fernando Núñez Lirio, hijo mayor del presidente y consejero delegado, también presente en este regreso a la aldea.
El punto de inflexión en la biografía del empresario es un viaje a Estados Unidos a inicios de los años 70. Fernando Núñez Rebolo completa por entonces sus estudios de Económicas —«iba a estudiar ingeniería industrial, pero al final cambié de idea»—, haciendo varios cursos en uno solo. «Era muy buen estudiante», cuenta. Decide entonces cruzar el Atlántico a ver qué se cuece por allí. «Me fui solo con una guitarra, eran los años hippy», rememora. Un día entró en un restaurante, una hamburguesería llamada Burger King. «Me llamó la atención que la gente pagaba antes de comer, y luego cogían todo con las manos, las patatas, la hamburguesa... Pensé que eso igual funcionaba en España». Y ahí se le quedó la idea.
Fernando Núñez. frente a la casa en la que nació su padre, en Riobó (Lugo), este pasado miércoles. VÍTOR MEJUTO
Regresó a Madrid, se puso a trabajar en un banco y por la tarde en una asesoría, especializándose en sacar a empresas de insolvencias. Decidió dar un paso más, dejar el banco y centrarse en la gestión de empresas, mientras terminaba de darle forma a ese concepto de restauración que había conocido en Estados Unidos. Durante el proceso de reestructuración de una compañía conoció a un empresario colombiano que le dio el pulmón económico para dar el salto: franquiciarse con Burger King. Fueron los primeros en Europa. Y ahí, con 29 años, empezó a levantar un pequeño imperio que llegó al medio millar de restaurantes entre España y Portugal. Luego se trajo otras marcas al grupo como Domino's Pizza, y siguió creciendo con otros negocios. En el 2021 vendió casi toda su participación en Burger King (le queda un pequeño porcentaje).
Otro gallego en la lista Forbes
Esta misma semana su nombre ha salido en la lista Forbes. «No es algo que me guste, no aporta nada», dice este empresario que se mueve con discreción y que no encaja con el perfil que se espera de alguien que aparece en esa relación de grandes fortunas,que escapa de los focos y de las entrevistas; esta, la de La Voz, es una excepción. «Yo lo que hago es trabajar», cuenta mientras coge del brazo a su prima, a la que ha venido a ver coincidiendo con una visita a la sede de Aeromedia. «Hai moito que non viñas por aquí», le dice ella con cierta pesadumbre mientras se sientan junto a la cocina de leña. «Non me digas iso Angelitiña, que xa sabes que non é así», le replica Fernando en un gallego, con acento madrileño, que le sale espontáneo al ver sus familiares.
Los dos se sientan y repasan las cosas en el pueblo, los arreglos que ha hecho ella en la casa, como están los primos... «Aquí he pasado algunos de los mejores años de mi vida. Estuve dos con mi abuela, cuando era pequeño. Salía y podía hacer de todo. Una vez, con mi padre, nos encontramos con un lobo mientras caminábamos, estaba solo unos metros, me impresionó», recuerda con una mezcla de nostalgia y orgullo.
Mientras pasea por la aldea y se detiene delante de la casa en la que nació su padre (una vivienda hoy cerrada), Fernando Núñez Rebolo insiste con rotundidad: «No renuncio a todo esto, yo siempre digo que soy gallego, aunque naciera en Madrid». No parece una pose para la ocasión: cuando le anunciaron que sería hijo adoptivo de Uclés (Cuenca), el pueblo de su mujer donde ha montado una fundación cultural, le dijo a una emisora local: «No me lo esperaba, es un orgullo ser hijo de lo que nunca he sido, de Uclés, porque soy gallego». Aunque, con el tiento con el que se maneja, nunca ha figurado en foros o listas empresariales vinculadas a Galicia.
Allí tiene esa Fundación Fernando Núñez, en un pueblo conquense de apenas 250 habitantes en lo que parece una vuelta a sus orígenes de aldea. Hace mucha vida en esa localidad, donde están enterrados sus padres. El Grupo Ibérica mantiene allí el único restaurante que hay, y gestiona los eventos del monasterio. Hasta su espectacular claustro se ha llevado a artistas internacionales como Dulce Pontes o Ludovico Einaudi para dar conciertos. Una proeza.
Fernando Núñez parece llevar ese ADN emprendedor de muchas pequeñas fortunas gallegas, nacidas de cero. Él encuentra una explicación a ese fenómeno: «Durante muchas generaciones, y a consecuencia del minifundismo que hacía que el primogénito se quedara al cargo de las propiedades, el resto de hijos tenían que emprender una nueva vida partiendo de cero absoluto, y en la mayoría de las veces con la mínima formación».
«Yo aprendí de mis padres, que solo tenían como valor hereditario el esfuerzo y el trabajo. Muchos tuvieron que emigrar partiendo de absoluto cero, y solo les quedaba la añoranza de triunfar y volver a su tierra. Si algo caracteriza a un gallego es trabajo, inteligencia de salir adelante, y morriña. Y saber que en la vida lo importante es defender tus valores como único patrimonio que te han dejado tus padres», resume. Hoy ese legado lo llevan sus hijos. Fernando, que le acompaña esta semana en el regreso a la aldea, es consejero delegado y quien lleva el día a día del grupo. «Yo también pasé veranos en Riobó, esto es especial para mi padre», confiesa. Natalia, consejera, está más vinculada al área social del grupo.
La visita a Riobó finaliza después de casi dos horas. «Dame un biquiño, volvo a verte para o Entroido, para o cocido», dice mientras se despide de Angelitiña. Promete regresar.
