El Drama de los tras* Arrepentidos: “Me Engañaron, Caes en un Bucle de Cirugías”

Israel Gracia

Madmaxista
Desde
2 Oct 2019
Mensajes
4.915
Reputación
11.529
Lugar
Investigador CNI
Sandra y otras dos voces afectadas se rebelan contra la Ley tras* de Montero: "La única forma de ser feliz y libre es aceptándote, no medicándote y modificando todo tu cuerpo".
Sandra hizo una transición de sexo y se arrepiente. Se define como un hombre gay.

Sandra hizo una tras*ición de sesso y se arrepiente. Se define como un hombre lgtb. Javier Carbajal
24 octubre, 2021 06:56GUARDAR
  1. FEMINISMO
  2. FEMINISMO RADICAL
  3. LGTB
  4. MEDICINA
  5. tras*EXUALES
  6. tras*EXUALIDAD

Lorena G. Maldonado Ainhoa Iriberri

Se sigue haciendo llamar Sandrita: al fin y al cabo, es el nombre que ha usado casi toda su vida. Con el que se identifica. Sin embargo, se define como "un hombre lgtb" que nació en 1986 en Castelar del Vallés (Barcelona) e hizo una tras*ición de sesso -para tomar apariencia física de mujer- de la que se arrepiente. "Yo era un niño gays muy afeminado, con mucha pluma, en una familia bastante homófoba, a excepción de mi progenitora. Me hacían bullying en el colegio y en el instituto. Sufrí mucha discriminación", relata a El Español | Porfolio. "De hecho, me tocó vivir la época nancy de los noventa y me perseguían por la calle para matarme, literalmente, al grito de 'lgtb'. Iban de cacería. Yo corría como una gacela".
Cuando era un crío, miraba con fascinación las melenas largas. Los vestidos. Le encantaban los pintauñas y el maquillaje. Soñaba con ponerse minifalda. "Adoraba todo lo que se consideraba 'de niñas'. Nadie me dejó expresarme libremente a causa de la educación sexista que se nos inculca. Yo quería vestirme así, pero parecía que, automáticamente, eso significaba ser una chica. Los sexistas piensan que una mujer es eso: una figura hipersexualizada", comenta. "A día de hoy sigue estando mal visto que un chico gays lleve minifalda si quiere. Así que lo que yo procuré fue camuflarme en el entorno para encajar en el sistema".

Sandrita la tras*exual que se arrepintió de serlo: "Desde que tengo uso de razón soy gays" Javier Carbajal

Empezó a trabajar en el mundo de la noche en Barcelona, donde conoció "a muchas personas tras* que me fueron convenciendo de que su camino era el mío": "Era todo muy confuso, una vorágine de vida nocturna, de drojas… Me refugié ahí porque mi padre nos maltrataba en casa a mi progenitora y a mí. Los fines de semana me travestía porque era el único momento en el que yo podía ser quien quería ser. Entre mi situación familiar y las voces de tras*exuales que me invitaban a hormonarme, empecé a automedicarme a los dieciocho años", recuerda.
Dice Sandrita que, en ese momento, hace casi veinte años, las normas eran más laxas y no les resultaba difícil conseguir hormonas sin receta. Estuvo un tiempo jugando con ese vacío legal hasta que buscó ayuda de un psicólogo y un endocrino para seguir bien las pautas y arrancar con un tratamiento hormonal supervisado. "Ahora pienso que nadie me hizo reflexionar nada. Los psicólogos y psiquiatras con los que hablé compraron enseguida que yo era una mujer. En ese momento se estilaba decir 'soy una mujer atrapada en un cuerpo de hombre'. Ahora se dice 'tengo identidad de género o sentimiento de mujer'. Es mentira. No hay ningún sentimiento de mujer. Eso no es científico ni lógico. Se nace mujer y punto", expresa.
Más datos tras*:
¿Cuántas personas tras* hay en España?:
Lo más llamativo es que no hay estadísticas oficiales, sólo aproximaciones. Las publicaciones académicas estiman que la población tras* y no binaria oscila entre el 0,1% y el 2% entre adultos.
¿Cuándo se creó la primera Unidad de Identidad de Género dentro del Sistema Nacional de Salud?: Fue en el año 1999, en Andalucía, concretamente en Málaga. No obstante, ya desde los años 80 algunos endocrinos en España prescribían terapias de afirmación de género para responder a la demanda de tratamiento hormonal existente por parte del colectivo tras*.
¿Cuántas personas han cambiado de nombre y de sesso en el Registro Civil en la última década?: 1.227 personas, más de la mitad en los últimos tres años.
¿Cuándo se hizo la primera operación de resignación de sesso en España?: Hace 32 años.
¿Cuántas personas solicitan en España una intervención de reasignación de sesso?: De nuevo, estimaciones. Entre 200 y 300 al año, parece ser, pero no está bien contabilizado, porque estos datos se refieren sólo a quienes lo hacen por la sanidad pública. Se entiende que la mayoría de los casos -teniendo en cuenta la lista de espera- acuden a la sanidad privada.
¿Qué duración tiene la lista de espera por la Seguridad Social?: Es de una media de seis años.
¿Cuánto cuesta una vaginoplastia?: Aunque depende del paciente, aproximadamente entre 16.000 y 24.000 euros.
Esto último es lo contrario a lo que dice la nueva y polémica Ley tras* propulsada por la ministra de Igualdad, Irene Montero (Unidas Podemos), que avala la despatologización de las personas tras* y la libre determinación de género. El anteproyecto de la ley fue aprobado una primera vez el pasado junio en el Consejo de Ministros y pasó enseguida a examen de los distintos órganos consultivos. Volverá al Consejo de Ministros en segunda vuelta durante el primer trimestre de 2022. El texto no sólo ha enfrentado a Unidas Podemos con el PSOE, sino al movimiento feminista entre sí: las feministas radicales creen que una mujer sólo puede ser una hembra biológica y las tras*inclusivas apoyan que cualquier persona pueda identificarse como mujer si así lo siente, también las nacidas con genitales masculinos.
Otro de los puntos más espinosos de esta ley es cómo asiste a la infancia: los menores de 18 años y mayores de 16 podrán ahora pedir la rectificación del sesso de forma autónoma. Entre los 14 y los 16 también lo podrán hacer, pero apoyados por sus padres o tutores legales. En ninguno de estos casos habrá evaluaciones psicológicas o médicas. Entre los 12 y los 14 años se necesitará una aprobación judicial y el juez podrá pedir las pruebas que considere necesarias.
A Sandrita esto le parece "un delirio". "Nadie puede cambiar de sesso. Ningún cirujano puede conseguirte eso, porque el sesso es inmutable en los genes y el ADN": "El género, sin embargo, es un constructo social que tenemos que abolir para poder ser libres de verdad y, desde nuestro cuerpo de nacimiento, expresarnos y vestirnos como queramos. El reto es que no haya 'cosas de chicas' o 'cosas de chicos'. Eso es por lo que llevan las feministas luchando tantos años".
Cuenta que siempre odió su cuerpo y que ese malestar se acentuó en la adolescencia. "Empecé a desarrollar lo que yo creía que era disforia, pero era dismorfia. Esa angustia no se va con las operaciones, porque lo que hay que trabajar es la cabeza y el aceptarse a uno mismo: sólo así se puede aliviar un poco. Yo me hice una vaginoplastia y seguí odiando mi cuerpo", indica.
"El sistema médico te dice que cuando te operas el genital, tu disforia desaparece. No es así. Caes en un bucle de cirugías. Es un problema social y mental". Sandrita cree que la tras*exualidad no se puede despatologizar, como propone la nueva Ley tras*. "No tiene ningún sentido: si no es una patología, ¿por qué vas a la Seguridad Social a que te den hormonas o cirugías? ¿Por qué tienes que cambiar tu aspecto por entero?", lanza.
Al principio, el tratamiento hormonal le calmó la desazón y experimentó "euforia, alegría, bienestar", pero a la larga siempre quería más y la insatisfacción se iba más lejos: "Era un efecto placebo. Yo estaba cegado por la ideología tras*exual. Antes de hacerme la vaginoplastia tuve una sesión con un psiquiatra que me hizo preguntas muy sexistas, como 'de pequeño, ¿jugabas con coches o con muñecas? Y claro, yo jugaba con Barbies. ¿Eso me convertía en una mujer o era un chico al que le gustaban las muñecas? ¿Por qué hay sólo una sola forma de ser hombre?", inquiere.
Sandra sujetando una foto de la infancia, de cuando era niño.

Sandra sujetando una foto de la infancia, de cuando era niño. Javier Carbajal
Tampoco la operación le resultó exitosa del todo. "Me tuve que operar dos veces por un problema de la uretra. Tengo amigas que se han operado también varias veces y, evidentemente, están psicológicamente muy mal. Ahí empecé a ver la luz y a darme cuenta de la mentira de la tras*exualidad. Pensé que me habían engañado. Pensé: si me he puesto en manos de unos médicos que me iban a solucionar un problema, ¿por qué tengo más problemas que antes de tras*icionar?", sugiere. "Es un shock muy fuerte. Es una cirugía muy invasiva. Perdí muchísima sangre. Se me caía el pelo. Ahí fue cuando me planteé qué es lo que había cambiado en mí realmente. Nada. Seguía siendo la misma persona, lo seré siempre. Ahí hice una reflexión profunda: ¿qué es ser mujer? ¿Llevar el pelo largo? ¿Depilarte? No. Claro que no. Ahí pensé: si estoy perdiendo pelo… ¿Ya no voy a poder ser una mujer?".
Pregunta.- ¿Te arrepientes de la vaginoplastia?
Respuesta.-
Sí. Lo digo bien claro a día de hoy. Siento que soy víctima de todo esto. No me dieron opciones, me dijeron "te va a quedar genial la cavidad en cuanto a profundidad" y poco más. Pero esto que tengo no es una vagina ni una vulva, es un hueco que se cierra. Estaré toda mi vida con dilatadores.
P.- ¿Qué hay del placer sensual? ¿Se erosiona con el cambio genital?
R.-
Sí se siente placer. Hay orgasmos. Me hicieron un neoclítoris: es un trozo de glande con sus terminaciones nerviosas para poder sentir.
P.- ¿Tuviste alguna complicación médica más derivada de los tratamientos?
R.-
Llevo casi veinte años tomando esas hormonas tan tóxicas y tienen efectos secundarios graves: me puede dar una trombosis, un infarto, hay más posibilidades de desarrollar cáncer de mama… Cuando te haces la vaginoplastia, te conviertes en paciente de por vida, porque ya no tienes tu hormona biológica, que es la testosterona, así que tienes que estar con químicos para siempre. ¡Es un negocio redondo para ellos! La vida de las personas tras*exuales se acorta por esa medicación. A mí me ha afectado mucho: subidas de peso, retención de líquidos, pesadez, varices, incluso daño en el hígado y en el páncreas por la bilirrubina. Me salen petequias, manchas rojas, porque las hormonas espesan la sangre y las venitas se te van rompiendo por dentro. Y a nivel psicológico ni te cuento: ansiedad, depresión, paranoia… Las hormonas te revuelven mucho.
La opinión de los médicos
No reconoce todos estos efectos adversos Laura Montanez, de la Unidad de Género del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, pero sí algunos de ellos. "Cualquier tratamiento crónico puede tener efectos adversos a lo largo del tiempo", señala a esta revista la endocrinóloga, que define los riesgos más comunes: con los estrógenos, un incremento moderado del riesgo de trombosis, cardiovascular y de patología mamaria (benigna y maligna). Con la testosterona, indicada para los hombres tras*, aumento de los glóbulos gente de izquierdas en sangre -poliglobulia- y un posible incremento del riesgo cardiovascular.
¿Y son tratamientos de por vida? Señala Montanez que en casos de tras*ición de hombre a mujer se prescriben terapias con estrógenos, que se recomiendan suspender en torno a los 50 años, como "les sucede a las mujeres cisgénero en la menopausia".
Otras hormonas como los antiandrógenos, fármacos para inhibir la testosterona, se pueden retirar después de la vaginoplastia y/o la extirpación de los testículos.
Sandra en su casa.

Sandra en su casa. Javier Carbajal
¿Y cuál es la visión de un especialista en cirugías como la vaginoplastia de la que reniega Sandrita? Ivan Mañero ha visto a alrededor de 10.000 pacientes en su consulta para cirugía de asignación de sesso, tanto en la actual, la Unidad de Género de su clínica privada, IM Clinic, como en las previas, incluida la del Hospital Clínic de Barcelona. Fue en la parte privada de este centro -Barnaclinic- donde realizó la primera vaginoplastia que se autorizó a una menor en España, una niña de 16 años a la que un juez tuvo que dar luz verde para entrar en quirófano en 2010.
Mañero no ha visto "jamás" un arrepentimiento. De hecho él, simplemente, no los llamaría así: "El tras*exual no se arrepiente, lo que puede pasar es que no fuera tras*exual". Y por ello, tiene claro que, antes de llevar a cabo una cirugía de este tipo, el profesional ha de evaluar que la persona que se quiere someter a una cirugía de asignación de género es realmente del género que quiere alcanzar en el quirófano.
El cirujano Iván Mañero.

El cirujano Iván Mañero.
¿Y qué pasa una vez que lo hacen, si se cumple esta regla -que él dice que seguirá aplicando con la nueva Ley-? "Que la gente se siente feliz tras la operación, incluso veinte años después". Por supuesto, Mañero habla desde su experiencia, la misma que le permite también dejar claro que "todas las cirugías tras* son complejas".
Desde que él empezó, hace más de veinte años, las cosas han cambiado en el campo de la cirugía de asignación de género. Mañero comenta que el hecho de que por prescripción médica se pueda bloquear farmacológicamente la pubertad antes de los 16 años ha hecho que cambie el patrón de operaciones; es decir, es más común que se eviten cirugías, porque la persona tras*exual no tiene tanto interés en operarse al no haberse producido los cambios más asociados a su sesso biológico de nacimiento. Incluso si la persona quiere seguir operándose, puede que requiera de menos cirugías: "Si a un tras*exual masculino le evitas, por ejemplo, que le crezca el pecho, le puedes ahorrar una cirugía como la mastectomía [extirpación de los senos]".
"El tras*exual no se arrepiente, lo que puede pasar es que no fuera tras*exual"
Doctor Ivan Mañero
Además, Mañero comenta que las últimas guías de la Asociación Mundial Profesional para la Salud tras*género (WPATH, de sus siglas en inglés) ya no obligan a hormonarse antes de iniciar los procedimientos quirúrgicos, algo que antes sí se recomendaba y daba lugar a situaciones traumáticas para el paciente. "Imagínate un hombre tras*exual que a los 14-15 años le crecen los pechos, pero él ya se viste 'como hombre', se ha cortado el pelo y utiliza una faja superfuerte para que no se le noten los pechos; antes, tenía que hormonarse con testosterona dos años antes de operarse, lo que podía dar lugar a que le saliera vello en las mamas, algo que no les agradaba", ejemplifica.
Hablar de cirugía de asignación de género no es hacerlo de una sola operación. Son muchos los procedimientos a los que pueden someterse hombres y mujeres tras*exuales que opten por operarse. El hombre que tras*ita a mujer, comenta el especialista, es el que más cirugías suele hacerse, ya que las posibilidades incluyen desde la más obvia construcción de una vagina hasta implantes mamarios, lipoescultura feminizante -por ejemplo, en los glúteos- o feminización facial. En su experiencia, la cirugía por la que más se opta en este caso es por la vaginoplastia y un 60% se hace más de un procedimiento aprovechando su paso por quirófano, normalmente la vaginoplastia con implantes mamarios.
¿Y cómo es la vida médica de los tras*exuales una vez asignado el sesso con fármacos o cirugía? Mañero sostiene que tras el lógico seguimiento quirúrgico, "no tienen que ir al médico más que el resto de la gente". Eso sí, las molestias asociadas a una cirugía compleja no se las quita nadie: "Los pacientes son muy conscientes. Es un absurdo pensar que nadie se va a hacer esto ni por capricho ni por moda. Es gente que se la juega", concluye.
Sandrita no está de acuerdo con el doctor Mañero y sí se refiere a este proceso como "moda" o "invento": "El negocio tras* es homofobia pura y dura. La tras*exualidad es homofobia. En Irán, si eres gays, te dan el pasaporte, pero si siendo un chico lgtb dices que eres una mujer heterosexual, te cambian el sesso y te perdonan la vida. Con eso te lo digo todo", alicata. Contar su historia le está dando quebraderos de cabeza. "Cuando expreso mi discurso en redes me vienen mil insultos y acoso por parte de personas tras*, me dicen que me muera… Siguen en su nube, creen que son mujeres y ya está. No aceptan otra visión", chasquea. "Lo bueno es que también me escriben muchos menores con dudas y les ayudo mucho psicológicamente, es gente que quiere ser libre de verdad y yo les digo que el camino para eso no es medicarse ni hormonarse, sino aceptarse".
Sandra con su madre observando el álbum de fotos.

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Última edición:
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Volver