Vlad_Empalador
Será en Octubre
Arquitectura para familias rotas... bajo el mismo techo: "Que los divorciados no puedan costearse una vivienda es un drama"
El disparatado precio de la vivienda y el aumento de los divorcios impulsa el mercado de hogares adaptados para parejas separadas... que siguen viviendo bajo el mismo techo
Proyecto del estudio JRB.
PREMIUM
Todo empezó en un chalé de Majadahonda. Sus dueños, un matrimonio con hijas que se acababa de separar, encargaron a la abogada Paloma Abad que gestionara la división horizontal del inmueble. Es decir, su tras*formación en dos viviendas: una por planta. "Era algo que había visto en Estados Unidos", explica una de las mayores autoridades de nuestro país en legislación familiar. "El ex marido y la ex mujer se llevaban bien, pero cada uno quería rehacer su vida. Eso sí, no querían vender la propiedad porque eso implicaba desarraigar a las niñas. Les dije que iba a buscar a un arquitecto para encontrar una solución y, al final, lo conseguimos. El garaje se convirtió en una cocina e instalamos una escalera en la parte posterior del chalé para que no tuviera una sola entrada. Así, cada miembro de la pareja se quedó en un nivel y las pequeñas sólo tenían que subir o bajar".
Abad y el arquitecto Javier Ruiz Barbarín, artífice de aquella redistribución, colaboran desde 2015 en la adaptación de hogares a las necesidades que plantea cualquier ruptura conyugal en la que no haya una mudanza de por medio. Ya han ejecutado más de una docena de reformas de estas características en Madrid y alrededores. Ella se encarga del asesoramiento jurídico-legal y él, del estudio técnico y la ejecución. Un trabajo conjunto que hoy tiene más demanda que nunca. "Si una vivienda normal ya implica la elaboración de un traje a medida, en estos casos particulares todavía más. Ahora estamos atendiendo a una clienta que ha pedido instalar unas puertas con un sistema de exclusas -con huella dactilar- en dos casas que había comprado e intercomunicado con su esposo", apunta el proyectista.
Pruebe a asomarse a la cristalera de cualquier inmobiliaria y haga cuentas. ¿Le daría el sueldo para alquilar algo medianamente decente por su cuenta, teniendo además que hacerse cargo de parte de la hipoteca de un lugar en el que ya no reside?
"Estamos ante un problema muy serio. Que los divorciados no puedan costearse una vivienda es un drama", resume Ruiz Barbarín. "En el norte y centro de Europa ya existen soluciones específicas para ellos, pero aquí estamos a la cola".
PARA SABER MÁS
Arquitectura. De la extinción del pasillo a la locura por las cocinas: la misteriosa fin del piso de clase media en España
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El disparatado precio de la vivienda en las grandes ciudades, el turbulento contexto económico y el creciente número de divorcios -en 2021 se registraron un 12,5% más que en el año anterior- han creado algo parecido a un laberinto ciego para una parte de la sociedad. Hasta el punto de que los casos de familias rotas con o sin descendencia que deciden seguir viviendo bajo el mismo techo están dejando de ser una rareza.
Se podría decir que el Euríbor y pilinguin, o el incremento del coste de la vida en general, están logrando aquello en lo que Cupido ha fracasado.
Así lo ha puesto de manifiesto recientemente la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA): el 36% de las personas que acude por primera vez a su ventanilla para iniciar un proceso de divorcio y que, finalmente, desiste de seguir adelante justifica su decisión en el impacto para las finanzas que supone retomar la vida en solitario. María José Sánchez González, vocal de la AEAFA, apunta a tres situaciones distintas en función del perfil socioeconómico de los divorciados en las que la vivienda juega un papel clave.
"En familias con un nivel económico medio-bajo, la ruptura legal implica no poder cubrir las necesidades básicas propias y las de los hijos. Para ellos, la ruptura conlleva repartirse las miserias, por lo que renuncian a ello", detalla Sánchez, que alude a la pérdida de estatus social, nivel de vida y estabilidad en que se traduce el fin de la pareja. A lo que habría que añadir el temor a un futuro incierto, aunque esto es más común entre los mayores de 60 años que en los de entre 40 y 49. Los que más se divorcian, según el INE.
Si jugásemos a las siete diferencias con el antes y el después de la vivienda, encontraríamos dos mesas circulares más y un pasillo menos. Dicen que es el último grito en interiorismo...
"Una casa 'tetris' siempre será más económica que dos casas", apunta Ruiz Barbarín respecto a una solución habitacional que contempla zonas separadas para los progenitores y facilita la convivencia de los niños con ambos. ¿Ventajas? La propuesta evita que los gastos de los padres divorciados se dupliquen automáticamente. Y, en lo logístico-afectivo, alivia en parte el sufrimiento infantil.
"Por el bienestar de los hijos haces lo que sea", añade el arquitecto. "Pero es verdad que depende mucho de cómo haya sido la ruptura. Hay quien no quiere ver a la ex pareja, ni siquiera encontrarse con su coche aparcado cerca".
"Esto es el futuro", enfatiza Abad en la misma videollamada. "Lo que pasa es que en España somos bastante tradicionalistas en cuanto a la adquisición de bienes inmuebles. Pero estamos viviendo un momento de enormes cambios y la mente empieza a abrirse a otras opciones. Ya no se limita todo a 'estoy divorciado, ésta es mi casa y aquí me quedo'".
Por todo ello, la presidenta de AMAFI (Asociación Madrileña de Abogados de Familia e Infancia) y el proyectista intuyen que el mercado de hogares adaptados a lo que en inglés llaman broken happy family va a ir a más. A mucho más. Tanto es así, que han desarrollado un anteproyecto de promoción residencial con pisos específicamente pensados para clientes que, o ya han finiquitado su relación pero deciden seguir siendo vecinos en beneficio de la crianza de sus hijos, o son lo suficientemente previsores como para pensar en un mañana por separado.
Abad y Ruiz Barbarín buscan en estos momentos inversores que quieran apostar por un nicho al que en otras latitudes sí están empezando a atender. Fyrstikkbakken 14 es una zona residencial que a finales de este año empezará a ser habitada a las afueras de Oslo, en un área boscosa próxima al lago Østensjøvannet y a tiro de piedra del centro de la capital noruega. Albergará 163 apartamentos con los más altos estándares de sostenibilidad -se trata de una promoción surgida de la iniciativa municipal FutureBuilt para reducir en un 50% las emisiones de CO2- y zonas comunes de ensueño: que si un taller de bicicletas, que si una terraza con spa, que si habitaciones reservadas para acoger a invitados...
Pues bien, cuatro de sus pisos buscan atraer a parejas separadas con hijos.
BIRK&CO
Olav Birkenes es el CEO del estudio Birk&Co, responsable de la obra. "Quisimos desarrollar un proyecto que abarcase el círculo completo de la vida, desde solteros a personas mayores, y pensamos: ¿qué pasa con los divorciados con hijos? Yo mismo estoy en esa situación. Tengo una hija de 12 años, mi ex vive al final de mi misma calle y muchas veces me ha dicho que quería vivir en el twin apartment porque así podría estar cerca de su progenitora y de mí. No tendría que ir con la mochila y el cepillo de dientes de un lado a otro cada semana. Me di cuenta de que algo así podría funcionar", dice Birkenes vía Zoom.
La bombilla se le encendió en 2018. Su idea fue bien acogida por los principales periódicos, emisoras de radio y televisiones locales, que le dedicaron amplia cobertura. También generó debate en la sociedad noruega. "La gente me llamaba preguntando cuándo podía entrar a vivir, aunque el proyecto iba a tardar cinco años en construirse. Pero descubrimos que era algo que o se amaba o se odiaba. Igual que para unos se trataba de una propuesta genial, para otros se trataba de una merluzez. Nos decían que quién iba a querer convivir con su ex", confiesa el promotor.
Birk&Co. no ha vendido, de momento, ninguno de los cuatro apartamentos en cuestión. "Tengo curiosidad por ver lo que pasará en diciembre", admite su CEO, que no cierra puertas ni al mercado de alquiler ni a otros perfiles de compradores si el target original sigue mostrándose timorato. "Una señora de 75 años me llamó y me dijo: 'Yo no estoy divorciada, pero tengo una hermana y queremos vivir juntas'. Ésta también podría ser una fórmula interesante para mayores que se cuidan entre sí o para personas al cargo de otras con discapacidad pero autónomas, no sólo para familias en trámites de separación".
En Países Bajos también hay profesionales sensibilizados respecto a la broken happy family. The Prenuptial Housing es el proyecto que el arquitecto Gerben Jan van den Oever planteó hace siete años con un par de colegas cuando todos ellos eran todavía estudiantes. Se presentaron como Studio OBA, con una ficticia oficina en Ámsterdam, y consiguieron llamar la atención de medios de comunicación de más de 30 países con una propuesta revolucionaria: una casa flotante fabricada con materiales ligeros y pensada para ser dividida tan pronto como sus ocupantes reconocieran estar infelizmente casados.
"Nadie había pensado en una posible solución de forma tan dura y directa", admite Van den Oever por correo electrónico. "Comprar una vivienda con la pareja es, para la mayor parte de las personas, el mayor gasto que se hace en la vida y una circunstancia muy común. Sin embargo, la división del objeto físico real -la casa- no era un pensamiento tan profundo como el que proyectábamos con nuestra propuesta. La idea de que los ex cónyuges se alejaran uno del otro flotando por los canales era una especie de metáfora".
¿Un proyecto como éste es más necesario en 2023 que en 2016? "Viendo la situación del mercado inmobiliario, desde luego", concede el arquitecto holandés. "En 2030 habrá hasta 3,5 millones de personas que vivan solas en Países Bajos. Y eso se deberá en gran parte al hecho de que hoy hay más divorcios que nunca. Para nuestra sorpresa, varias constructoras se pusieron en contacto para consultarnos cómo de perfilado teníamos el diseño. Querían trabajar con nosotros, y hacerlo en tierra firme. Así la casa podía crecer a medida que la familia aumentase o menguar cuando uno de los hijos abandonara el hogar".
Y remacha: "Tal vez The Prenuptial Housing tenga más futuro del que habíamos previsto".
Entre la casa-chalupa de los ex cónyuges a la deriva y el apartamento de superlujo con vistas al fiordo debería haber un término medio. Preferentemente, uno distinto al de las conocidas como casas nido: ésas en las que los padres separados se alternan el tiempo asignado por el juez... y que suele desembocar en el frustrante regreso a la habitación de la infancia de los divorciados los días que no tienen la custodia de los hijos.
Paloma Abad y Javier Ruiz Barbarín animan a que, al igual que se está haciendo con los programas específicos para jóvenes, desde la Administración Pública se estudie la introducción de esta nueva tipología familiar en las futuras promociones de viviendas. "Es el momento de que empiecen a desarrollarse proyectos a mayor escala en este sentido", instan.
Mientras, los teléfonos de la abogada y el arquitecto no dejan de sonar.
El disparatado precio de la vivienda y el aumento de los divorcios impulsa el mercado de hogares adaptados para parejas separadas... que siguen viviendo bajo el mismo techo
Proyecto del estudio JRB.
PREMIUM
- JOSÉ MARÍA ROBLES
@josmrobles
Madrid
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Todo empezó en un chalé de Majadahonda. Sus dueños, un matrimonio con hijas que se acababa de separar, encargaron a la abogada Paloma Abad que gestionara la división horizontal del inmueble. Es decir, su tras*formación en dos viviendas: una por planta. "Era algo que había visto en Estados Unidos", explica una de las mayores autoridades de nuestro país en legislación familiar. "El ex marido y la ex mujer se llevaban bien, pero cada uno quería rehacer su vida. Eso sí, no querían vender la propiedad porque eso implicaba desarraigar a las niñas. Les dije que iba a buscar a un arquitecto para encontrar una solución y, al final, lo conseguimos. El garaje se convirtió en una cocina e instalamos una escalera en la parte posterior del chalé para que no tuviera una sola entrada. Así, cada miembro de la pareja se quedó en un nivel y las pequeñas sólo tenían que subir o bajar".
Abad y el arquitecto Javier Ruiz Barbarín, artífice de aquella redistribución, colaboran desde 2015 en la adaptación de hogares a las necesidades que plantea cualquier ruptura conyugal en la que no haya una mudanza de por medio. Ya han ejecutado más de una docena de reformas de estas características en Madrid y alrededores. Ella se encarga del asesoramiento jurídico-legal y él, del estudio técnico y la ejecución. Un trabajo conjunto que hoy tiene más demanda que nunca. "Si una vivienda normal ya implica la elaboración de un traje a medida, en estos casos particulares todavía más. Ahora estamos atendiendo a una clienta que ha pedido instalar unas puertas con un sistema de exclusas -con huella dactilar- en dos casas que había comprado e intercomunicado con su esposo", apunta el proyectista.
Pruebe a asomarse a la cristalera de cualquier inmobiliaria y haga cuentas. ¿Le daría el sueldo para alquilar algo medianamente decente por su cuenta, teniendo además que hacerse cargo de parte de la hipoteca de un lugar en el que ya no reside?
"Estamos ante un problema muy serio. Que los divorciados no puedan costearse una vivienda es un drama", resume Ruiz Barbarín. "En el norte y centro de Europa ya existen soluciones específicas para ellos, pero aquí estamos a la cola".
PARA SABER MÁS
Arquitectura. De la extinción del pasillo a la locura por las cocinas: la misteriosa fin del piso de clase media en España
- REDACCIÓN: LUIS ALEMANY Madrid
David Chipperfield, Premio Pritzker. "Los arquitectos hemos estado más al servicio de los mercados que de la sociedad"
- REDACCIÓN:CARLOS FRESNEDA
- REDACCIÓN: LUIS ALEMANY
El disparatado precio de la vivienda en las grandes ciudades, el turbulento contexto económico y el creciente número de divorcios -en 2021 se registraron un 12,5% más que en el año anterior- han creado algo parecido a un laberinto ciego para una parte de la sociedad. Hasta el punto de que los casos de familias rotas con o sin descendencia que deciden seguir viviendo bajo el mismo techo están dejando de ser una rareza.
Se podría decir que el Euríbor y pilinguin, o el incremento del coste de la vida en general, están logrando aquello en lo que Cupido ha fracasado.
Así lo ha puesto de manifiesto recientemente la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA): el 36% de las personas que acude por primera vez a su ventanilla para iniciar un proceso de divorcio y que, finalmente, desiste de seguir adelante justifica su decisión en el impacto para las finanzas que supone retomar la vida en solitario. María José Sánchez González, vocal de la AEAFA, apunta a tres situaciones distintas en función del perfil socioeconómico de los divorciados en las que la vivienda juega un papel clave.
"En familias con un nivel económico medio-bajo, la ruptura legal implica no poder cubrir las necesidades básicas propias y las de los hijos. Para ellos, la ruptura conlleva repartirse las miserias, por lo que renuncian a ello", detalla Sánchez, que alude a la pérdida de estatus social, nivel de vida y estabilidad en que se traduce el fin de la pareja. A lo que habría que añadir el temor a un futuro incierto, aunque esto es más común entre los mayores de 60 años que en los de entre 40 y 49. Los que más se divorcian, según el INE.
Desde las oficinas de JRB Arquitectos se remata en estos momentos la partición de un piso del barrio de Salamanca (Madrid). El plano de la reforma tiene algo de rompecabezas felizmente resuelto. Contempla tres unidades independientes que recuerdan a las construcciones infantiles con ladrillos de colores. La correspondiente al progenitor 1 es verde, la del progenitor 2 es azul y la de los dormitorios de los hijos es naranja.En familias con un nivel económico medio-bajo, la ruptura conlleva repartirse las miserias
María José Sánchez González, vocal de la AEAFA
Si jugásemos a las siete diferencias con el antes y el después de la vivienda, encontraríamos dos mesas circulares más y un pasillo menos. Dicen que es el último grito en interiorismo...
"Una casa 'tetris' siempre será más económica que dos casas", apunta Ruiz Barbarín respecto a una solución habitacional que contempla zonas separadas para los progenitores y facilita la convivencia de los niños con ambos. ¿Ventajas? La propuesta evita que los gastos de los padres divorciados se dupliquen automáticamente. Y, en lo logístico-afectivo, alivia en parte el sufrimiento infantil.
"Por el bienestar de los hijos haces lo que sea", añade el arquitecto. "Pero es verdad que depende mucho de cómo haya sido la ruptura. Hay quien no quiere ver a la ex pareja, ni siquiera encontrarse con su coche aparcado cerca".
"Esto es el futuro", enfatiza Abad en la misma videollamada. "Lo que pasa es que en España somos bastante tradicionalistas en cuanto a la adquisición de bienes inmuebles. Pero estamos viviendo un momento de enormes cambios y la mente empieza a abrirse a otras opciones. Ya no se limita todo a 'estoy divorciado, ésta es mi casa y aquí me quedo'".
Por todo ello, la presidenta de AMAFI (Asociación Madrileña de Abogados de Familia e Infancia) y el proyectista intuyen que el mercado de hogares adaptados a lo que en inglés llaman broken happy family va a ir a más. A mucho más. Tanto es así, que han desarrollado un anteproyecto de promoción residencial con pisos específicamente pensados para clientes que, o ya han finiquitado su relación pero deciden seguir siendo vecinos en beneficio de la crianza de sus hijos, o son lo suficientemente previsores como para pensar en un mañana por separado.
De acuerdo con la planta tipo proyectada por JRB Arquitectos, cada piso tendría entre 150 y 200 metros cuadrados y forma de marco de cuadro rectangular. El hueco de la parte central se correspondería con el corredor que permite la entrada a los distintos módulos. A diferencia de los proyectos de reforma de Majadahonda o el barrio de Salamanca, aquí los niños ocupan siempre los mismos espacios y quienes rotan son los padres. El inconveniente es que se trataría de una opción sólo al alcance de los bolsillos más holgados.Una casa 'tetris' siempre será más económica que dos casas
Javier Ruiz Barbarín, arquitecto
Abad y Ruiz Barbarín buscan en estos momentos inversores que quieran apostar por un nicho al que en otras latitudes sí están empezando a atender. Fyrstikkbakken 14 es una zona residencial que a finales de este año empezará a ser habitada a las afueras de Oslo, en un área boscosa próxima al lago Østensjøvannet y a tiro de piedra del centro de la capital noruega. Albergará 163 apartamentos con los más altos estándares de sostenibilidad -se trata de una promoción surgida de la iniciativa municipal FutureBuilt para reducir en un 50% las emisiones de CO2- y zonas comunes de ensueño: que si un taller de bicicletas, que si una terraza con spa, que si habitaciones reservadas para acoger a invitados...
Pues bien, cuatro de sus pisos buscan atraer a parejas separadas con hijos.
BIRK&CO
Olav Birkenes es el CEO del estudio Birk&Co, responsable de la obra. "Quisimos desarrollar un proyecto que abarcase el círculo completo de la vida, desde solteros a personas mayores, y pensamos: ¿qué pasa con los divorciados con hijos? Yo mismo estoy en esa situación. Tengo una hija de 12 años, mi ex vive al final de mi misma calle y muchas veces me ha dicho que quería vivir en el twin apartment porque así podría estar cerca de su progenitora y de mí. No tendría que ir con la mochila y el cepillo de dientes de un lado a otro cada semana. Me di cuenta de que algo así podría funcionar", dice Birkenes vía Zoom.
La bombilla se le encendió en 2018. Su idea fue bien acogida por los principales periódicos, emisoras de radio y televisiones locales, que le dedicaron amplia cobertura. También generó debate en la sociedad noruega. "La gente me llamaba preguntando cuándo podía entrar a vivir, aunque el proyecto iba a tardar cinco años en construirse. Pero descubrimos que era algo que o se amaba o se odiaba. Igual que para unos se trataba de una propuesta genial, para otros se trataba de una merluzez. Nos decían que quién iba a querer convivir con su ex", confiesa el promotor.
Birkenes matiza que su propuesta -dos viviendas independientes comunicadas con una zona común que cuenta con dos dormitorios, un salón y una terraza acristalada- puede funcionar igualmente como solución temporal. "Parejas que planean separarse y todavía se llevan bien y quieren lo mejor para sus hijos podrían quedarse allí un tiempo mientras encuentran algo permanente", subraya. "Posiblemente, se ajuste mejor a parejas con niños pequeños, hasta que estos cumplen ocho o diez años. El problema puede surgir cuando aparece una tercera persona, sobre todo si esta nueva pareja tiene hijos".En un 'twin apartment' los niños no tendrían que ir con el cepillo de dientes de un lado a otro
Olav Birkenes, CEO del estudio Birk&Co
Birk&Co. no ha vendido, de momento, ninguno de los cuatro apartamentos en cuestión. "Tengo curiosidad por ver lo que pasará en diciembre", admite su CEO, que no cierra puertas ni al mercado de alquiler ni a otros perfiles de compradores si el target original sigue mostrándose timorato. "Una señora de 75 años me llamó y me dijo: 'Yo no estoy divorciada, pero tengo una hermana y queremos vivir juntas'. Ésta también podría ser una fórmula interesante para mayores que se cuidan entre sí o para personas al cargo de otras con discapacidad pero autónomas, no sólo para familias en trámites de separación".
En Países Bajos también hay profesionales sensibilizados respecto a la broken happy family. The Prenuptial Housing es el proyecto que el arquitecto Gerben Jan van den Oever planteó hace siete años con un par de colegas cuando todos ellos eran todavía estudiantes. Se presentaron como Studio OBA, con una ficticia oficina en Ámsterdam, y consiguieron llamar la atención de medios de comunicación de más de 30 países con una propuesta revolucionaria: una casa flotante fabricada con materiales ligeros y pensada para ser dividida tan pronto como sus ocupantes reconocieran estar infelizmente casados.
"Nadie había pensado en una posible solución de forma tan dura y directa", admite Van den Oever por correo electrónico. "Comprar una vivienda con la pareja es, para la mayor parte de las personas, el mayor gasto que se hace en la vida y una circunstancia muy común. Sin embargo, la división del objeto físico real -la casa- no era un pensamiento tan profundo como el que proyectábamos con nuestra propuesta. La idea de que los ex cónyuges se alejaran uno del otro flotando por los canales era una especie de metáfora".
¿Un proyecto como éste es más necesario en 2023 que en 2016? "Viendo la situación del mercado inmobiliario, desde luego", concede el arquitecto holandés. "En 2030 habrá hasta 3,5 millones de personas que vivan solas en Países Bajos. Y eso se deberá en gran parte al hecho de que hoy hay más divorcios que nunca. Para nuestra sorpresa, varias constructoras se pusieron en contacto para consultarnos cómo de perfilado teníamos el diseño. Querían trabajar con nosotros, y hacerlo en tierra firme. Así la casa podía crecer a medida que la familia aumentase o menguar cuando uno de los hijos abandonara el hogar".
Y remacha: "Tal vez The Prenuptial Housing tenga más futuro del que habíamos previsto".
Entre la casa-chalupa de los ex cónyuges a la deriva y el apartamento de superlujo con vistas al fiordo debería haber un término medio. Preferentemente, uno distinto al de las conocidas como casas nido: ésas en las que los padres separados se alternan el tiempo asignado por el juez... y que suele desembocar en el frustrante regreso a la habitación de la infancia de los divorciados los días que no tienen la custodia de los hijos.
Paloma Abad y Javier Ruiz Barbarín animan a que, al igual que se está haciendo con los programas específicos para jóvenes, desde la Administración Pública se estudie la introducción de esta nueva tipología familiar en las futuras promociones de viviendas. "Es el momento de que empiecen a desarrollarse proyectos a mayor escala en este sentido", instan.
Mientras, los teléfonos de la abogada y el arquitecto no dejan de sonar.