El declive catalán: su comercio está un 50% por debajo del madrileño por la falta de libertad comercial.

Covaleda

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El contraste entre ambas regiones es cada vez más marcado. Si nos fijamos en nueva superficie construida, Cataluña está un 40% por debajo.

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El actual cabecilla de la taifa catalana, Pedro Aragonés.

El marcado contraste entre la política económica de Madrid y Cataluña también llega al ámbito del comercio. Mientras que la región gestionada por Isabel Díaz Ayuso ofrece a sus negocios la posibilidad de operar sin restricciones, la comunidad gobernada por Pere Aragonés hace todo lo contrario y sigue regulando los días y las horas de apertura.

Los datos reflejan un desempeño totalmente opuesto en ambos territorios. De acuerdo con un estudio de la consultora Savills, la tasa de densidad comercial (medida como el número de negocios por cada 1.000 habitantes) ha alcanzado un valor de 527 en Madrid, pero apenas llega a 227 en Cataluña. Esto hace que la primera autonomía ocupe el primer puesto del ranking, mientras que la segunda figura en el penúltimo lugar del índice con 227. Solamente Baleares tiene un resultado peor (182).

El contraste es tan acusado que los datos de densidad comercial ya sitúan a Cataluña un 50% por debajo de Madrid. Además, la comunidad que preside Pere Aragonés obtiene un resultado un 40% inferior a la media autonómica, de 375 negocios por cada 1.000 habitantes. En cambio, destacan para bien los números de otros territorios del mapa regional español, caso de Murcia (503), Aragón (480), Canarias (471) o la Comunidad Valenciana (435).

Lo vemos en la siguiente tabla:

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Las trabas impuestas a los comercios también parecen influir en los datos de inversión y la generación de empleo en el sector. El número de centros y parques comerciales abiertos en Madrid ha alcanzado los 17 a lo largo del periodo comprendido entre 2013 y 2023, mientras que en Cataluña esta cifra se ha quedado en 11. Y, si nos fijamos en la superficie comercial desarrollada, las cifras son de 395.000 y 250.000 metros cuadrados, respectivamente. De nuevo, el desempeño de Cataluña estaría claramente por debajo de Madrid.

El éxito de Madrid

En 2012, tras varios años de reformas, Madrid sacó adelante la liberalización definitiva de los horarios comerciales. La propuesta, impulsada desde varios años atrás por Esperanza Aguirre, ha tenido un efecto notable en el sector, que ya genera el 15% del PIB autonómico y sostiene 350.000 puestos de trabajo, de los cuales el 85 por ciento son de carácter indefinido.

El número de empleados en el sector ha subido un 6,7% en la Comunidad de Madrid desde la aprobación de la liberalización hasta el estallido de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo del el bichito-19. En el caso del Ayuntamiento de Madrid, el repunte ha sido del 7,9%. Un sondeo encargado en 2022 por el gobierno de Isabel Díaz Ayuso revela que un tercio de las compras realizadas entre semana se hacen en horarios tardíos que solían estar restringidos.

De hecho, la frecuencia de uso del horario ampliado que han adoptado los ciudadanos a raíz de la liberalización alcanza el 71,1% en el caso de las mujeres y el 76,8% en el de los hombres. Por franjas de edad, es del 90,7% para quienes tienen 18-29 años, del 89,9% en el tramo de 30 a 44 años, del 76% entre las personas de 45-65 años y del 64,1% entre los mayores de 65 años. Los trabajadores (91,5%) y los estudiantes (89,2%) son quienes más recurren al horario ampliado.

Además, no se puede ignorar el boom que ha experimentado el turismo de alta gama que llega a Madrid al calor de las facilidades para el sector comercial. De hecho, aunque los visitantes que llegan a la región estrictamente con este tipo de motivación solamente suponen el 1% del total, su gasto medio alcanza los 40.000 euros, de modo que su aportación agregada llega al 18% de las ventas, tal y como ha revelado un estudio de la consultora Bain & Company.

 
A todo lo indicado por el cofrade @Covaleda, hay que añadir una cosa fundamental en Cataluña: La dictadura del idioma. Esto no lo dice libremercado pero lo veo yo. Muchos catalanes hicieron el petate y se llevaron su comercio a otros lugares de España.

Yo tengo que ir una vez por semana a la zona de Avenida de Roma hacia abajo, hacia Gran Vía; abarco varias calles verticalmente, entre ellas, Entenza, Rocafort, Calabria, Viladomat. Pues, cada día hay más tiendas cerradas en toda esa zona; de acuerdo que es zona en la que vive mucha gente mayor, pero también hay mucha gente joven a la que se le ha cerrado el paso con los cortes de calles de la nefasta Colau, lo han puesto muy difícil para venir a Barcelona a comprar cosas. Además de meaos, cosas y perros. La ciudad está asesinada, y el resto de Cataluña, lo mismo.
 
Si ya tienen que ocultar las empresas que son catalanas para vender en España. Muchas han dejado de poner la ciudad y la provincia en el empaquetado. Escriben solo el código postal o carretera y km.
 
A todo lo indicado por el cofrade @Covaleda, hay que añadir una cosa fundamental en Cataluña: La dictadura del idioma. Esto no lo dice libremercado pero lo veo yo. Muchos catalanes hicieron el petate y se llevaron su comercio a otros lugares de España.

Yo tengo que ir una vez por semana a la zona de Avenida de Roma hacia abajo, hacia Gran Vía; abarco varias calles verticalmente, entre ellas, Entenza, Rocafort, Calabria, Viladomat. Pues, cada día hay más tiendas cerradas en toda esa zona; de acuerdo que es zona en la que vive mucha gente mayor, pero también hay mucha gente joven a la que se le ha cerrado el paso con los cortes de calles de la nefasta Colau, lo han puesto muy difícil para venir a Barcelona a comprar cosas. Además de meaos, cosas y perros. La ciudad está asesinada, y el resto de Cataluña, lo mismo.
Así es. Es la consecuencia de usar un idioma para exactamente lo contrario de su función, que es comunicarse.
 
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