KUTRONIO
Será en Octubre
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El debate sobre la equiparación salarial del fútbol masculino con el femenino señala la precariedad de la cultura financiera de la sociedad española. Por otro lado no vamos a atravesar un periodo de precariedad cultural general exceptuando milagrosamente el terreno financiero. Más preocupante es que nada menos que la ministra de Trabajo de un país entre a ese trapo, claro que la pregunta es si lo hace por ignorancia o porque es capaz de decir cualquier cosa para ejercer su populismo y alimentar su batalla de sexos y su política de trincheras.
Tampoco nos fustiguemos como si España fuera el paraíso del adanismo político porque en realidad prácticamente no hay idea de bombero de las que escuchamos en España que no sea un mal general en estos tiempos.
El hecho es que para una parte sustancial de la población española parece urgente una explicación básica sobre los salarios en el deporte de élite. Puede que no sea el punto más prioritario por el que empezar a explicar el asunto de los salarios, pero ningún debate a estas alturas debe ser evitado. Seguramente haber evitado debates es lo que nos ha traído a este punto.
Para empezar, en el fútbol de élite los contratos son individuales y se negocian a sangre y fuego entre los representantes de los futbolistas y los clubes, véase el caso Mbappe como ejemplo. ¿Qué es lo que le da la fuerza negociadora a Mbappe? Mbappe puede revisar constantemente sus contratos al alza no por la bondad del PSG, sino porque es uno de los mejores futbolistas del mundo, puede que el mejor, un futbolista desequilibrante, y por tanto un bien absolutamente escaso. Si no hay otro como tú, o como mucho uno o dos más como tú, y por otro lado hay decenas de clubes dispuestos a pujar por ti, tu salario no puede más que subir. Esto que vale para Mbappe sirve en realidad para cualquiera. Lo que va a determinar un salario es si tienes habilidades o conocimientos que no puede tener cualquiera y si el mercado valora esas habilidades y conocimientos, lo que nos lleva al siguiente punto.
Si todas las mujeres que exigen la equiparación salarial de las futbolistas con los futbolistas vieran fútbol femenino, esa equiparación ya sería un hecho. Por otro lado, como decíamos, en el fútbol de élite los contratos son individuales. Cada futbolista cobra distinto. ¿Equiparación entonces con quién? Para equipararse con Mbappe, Vinicius o Haaland, hay que generar las taquillas, publicidades y ventas de camisetas que generan Mbappe, Vinicius o Haaland. Los clubes por otra parte no contratan por cantidades arbitrarias a los futbolistas. Si te pagan 100, aunque 100 sea una barbaridad, es porque estás generando al menos 101. Si una futbolista de un equipo femenino no genera más que 20.000 euros, no puede pretender ganar como Mbappe. Pero no es una cuestión de discriminación sensual, es que la equiparación que le corresponde a una mujer futbolista por lo que genera a lo mejor es con un jugador de tercera regional.
¿Pero no es injusto que una campeona del mundo gane como un jugador de tercera regional? Para empezar esto no tiene nada que ver con la justicia o la injusticia, sino con la demanda de producto. Si la demanda de fútbol femenino es similar a la demanda de fútbol masculino de tercera regional, los sueldos en el fútbol femenino serán semejantes a los del fútbol masculino en tercera regional. Si la demanda fuera similar a la Primera División, también los sueldos serían similares. ¿Pero de quién la culpa de la demanda de fútbol femenino no sea más alta?
Lo que está claro es que a ninguna mujer se le impide ver partidos de fútbol femenino. Tampoco a ningún hombre, pero sólo con que entre las mujeres el interés por el fútbol femenino fuera similar al de los hombres por el fútbol masculino, los sueldos empezarían a ser equiparables. Lo que no puede pretender un gobierno, que no se sabe correctamente ni los nombres de las campeonas y las pone todas mal en el BOE, es que cobren lo mismo que las estrellas del fútbol masculino sin igualar antes la demanda y la cifra de negocio del fútbol masculino y el femenino.
Otra cosa clara es que las empresas no regalan el dinero en publicidad. Ni a las mujeres ni a los hombres. De hecho las empresas no piensan en términos de mujeres y hombres sino en términos de beneficios. Las empresas ni invierten donde no ven un retorno de la publicidad, ni dejan de invertir donde lo ven. El criterio no es el género ni la política sino la rentabilidad, esas cosas sólo las hacen los gobiernos con el dinero de los demás.
En definitiva, una mujer futbolista cobra como un hombre piragüista o tirador con arco. Y por la misma razón. No por discriminación, sino por el interés que suscita cada uno. Hay muchas más mujeres (y hombres) escandalizados por los salarios de las futbolistas que siguiendo el fútbol femenino. Exigir lo primero sin practicar lo segundo no tiene sentido. Ya puestos podemos preguntarnos por qué cobra mucho más dinero Cristiano Ronaldo que un violinista o un cirujano. Cristiano cobra más que un cirujano porque de las facultades de Medicina del mundo salen todos los años miles y miles de cirujanos, mientras que en todo el mundo sólo hay (o había) uno o dos jugadores como Cristiano. La pregunta es si Angela Rodríguez Pam o Lilith Verstrynge tiene sentido que cobren más que un cirujano. Y por supuesto Cristiano cobra más que un violinista porque hay muchas más personas interesadas en los partidos de fútbol que en los conciertos de violin. Los indignados con el sueldo de Messi o Cristiano son seguramente los primeros que ponen mucho más interés en la liga que en los conciertos de violín. A la que les daría igual pagar a un futbolista o a un violinista, a un hombre o a una mujer, es a las empresas. Las empresas se limitan a poner el anuncio en el punto hacia el que la multitud está mirando. Si la multitud mira hacia aquí o hacia allá, le culpa será de la multitud. Dicho todo esto, ya nos pueden cerrar la web de burbuja.info.
Tampoco nos fustiguemos como si España fuera el paraíso del adanismo político porque en realidad prácticamente no hay idea de bombero de las que escuchamos en España que no sea un mal general en estos tiempos.
El hecho es que para una parte sustancial de la población española parece urgente una explicación básica sobre los salarios en el deporte de élite. Puede que no sea el punto más prioritario por el que empezar a explicar el asunto de los salarios, pero ningún debate a estas alturas debe ser evitado. Seguramente haber evitado debates es lo que nos ha traído a este punto.
Para empezar, en el fútbol de élite los contratos son individuales y se negocian a sangre y fuego entre los representantes de los futbolistas y los clubes, véase el caso Mbappe como ejemplo. ¿Qué es lo que le da la fuerza negociadora a Mbappe? Mbappe puede revisar constantemente sus contratos al alza no por la bondad del PSG, sino porque es uno de los mejores futbolistas del mundo, puede que el mejor, un futbolista desequilibrante, y por tanto un bien absolutamente escaso. Si no hay otro como tú, o como mucho uno o dos más como tú, y por otro lado hay decenas de clubes dispuestos a pujar por ti, tu salario no puede más que subir. Esto que vale para Mbappe sirve en realidad para cualquiera. Lo que va a determinar un salario es si tienes habilidades o conocimientos que no puede tener cualquiera y si el mercado valora esas habilidades y conocimientos, lo que nos lleva al siguiente punto.
Si todas las mujeres que exigen la equiparación salarial de las futbolistas con los futbolistas vieran fútbol femenino, esa equiparación ya sería un hecho. Por otro lado, como decíamos, en el fútbol de élite los contratos son individuales. Cada futbolista cobra distinto. ¿Equiparación entonces con quién? Para equipararse con Mbappe, Vinicius o Haaland, hay que generar las taquillas, publicidades y ventas de camisetas que generan Mbappe, Vinicius o Haaland. Los clubes por otra parte no contratan por cantidades arbitrarias a los futbolistas. Si te pagan 100, aunque 100 sea una barbaridad, es porque estás generando al menos 101. Si una futbolista de un equipo femenino no genera más que 20.000 euros, no puede pretender ganar como Mbappe. Pero no es una cuestión de discriminación sensual, es que la equiparación que le corresponde a una mujer futbolista por lo que genera a lo mejor es con un jugador de tercera regional.
¿Pero no es injusto que una campeona del mundo gane como un jugador de tercera regional? Para empezar esto no tiene nada que ver con la justicia o la injusticia, sino con la demanda de producto. Si la demanda de fútbol femenino es similar a la demanda de fútbol masculino de tercera regional, los sueldos en el fútbol femenino serán semejantes a los del fútbol masculino en tercera regional. Si la demanda fuera similar a la Primera División, también los sueldos serían similares. ¿Pero de quién la culpa de la demanda de fútbol femenino no sea más alta?
Lo que está claro es que a ninguna mujer se le impide ver partidos de fútbol femenino. Tampoco a ningún hombre, pero sólo con que entre las mujeres el interés por el fútbol femenino fuera similar al de los hombres por el fútbol masculino, los sueldos empezarían a ser equiparables. Lo que no puede pretender un gobierno, que no se sabe correctamente ni los nombres de las campeonas y las pone todas mal en el BOE, es que cobren lo mismo que las estrellas del fútbol masculino sin igualar antes la demanda y la cifra de negocio del fútbol masculino y el femenino.
Otra cosa clara es que las empresas no regalan el dinero en publicidad. Ni a las mujeres ni a los hombres. De hecho las empresas no piensan en términos de mujeres y hombres sino en términos de beneficios. Las empresas ni invierten donde no ven un retorno de la publicidad, ni dejan de invertir donde lo ven. El criterio no es el género ni la política sino la rentabilidad, esas cosas sólo las hacen los gobiernos con el dinero de los demás.
En definitiva, una mujer futbolista cobra como un hombre piragüista o tirador con arco. Y por la misma razón. No por discriminación, sino por el interés que suscita cada uno. Hay muchas más mujeres (y hombres) escandalizados por los salarios de las futbolistas que siguiendo el fútbol femenino. Exigir lo primero sin practicar lo segundo no tiene sentido. Ya puestos podemos preguntarnos por qué cobra mucho más dinero Cristiano Ronaldo que un violinista o un cirujano. Cristiano cobra más que un cirujano porque de las facultades de Medicina del mundo salen todos los años miles y miles de cirujanos, mientras que en todo el mundo sólo hay (o había) uno o dos jugadores como Cristiano. La pregunta es si Angela Rodríguez Pam o Lilith Verstrynge tiene sentido que cobren más que un cirujano. Y por supuesto Cristiano cobra más que un violinista porque hay muchas más personas interesadas en los partidos de fútbol que en los conciertos de violin. Los indignados con el sueldo de Messi o Cristiano son seguramente los primeros que ponen mucho más interés en la liga que en los conciertos de violín. A la que les daría igual pagar a un futbolista o a un violinista, a un hombre o a una mujer, es a las empresas. Las empresas se limitan a poner el anuncio en el punto hacia el que la multitud está mirando. Si la multitud mira hacia aquí o hacia allá, le culpa será de la multitud. Dicho todo esto, ya nos pueden cerrar la web de burbuja.info.