El debate le ha costado 5 escaños. Se le ha visto el cartón al Chulo playa.
El debate le ha costado cinco escaños a Sánchez
Casi nadie tenía ninguna duda de que Feijóo había ganado con mucha solvencia el cara a cara con Sánchez. Y los propios socialistas han salido en bloque a confirmarlo. Lo han hecho cuando su único argumento ha sido acusar al aspirante de embarrar y mentir. Cuando se culpa a los elementos es que has perdido el encuentro.
Confiaban en que Sánchez ganara el bloque económico con datos coyunturales, pero Feijóo tenía demasiada munición a su disposición. Solo tenía que echar mano de los numerosos datos de todos los organismos oficiales (OCDE, Banco de España...) que dicen que la moto está trucada. Como decía Mike Tyson, "todo el mundo tiene un plan, hasta que le golpean en la boca". Y el primer golpe a Sánchez le dejó sonado.
El segundo le dejó sobre la lona. Fue cuando Feijóo le propuso un pacto para garantizar la estabilidad de la democracia que Sánchez no quiso ni mirar. Un documento que era un auténtico homenaje al consenso y a la responsabilidad y madurez política, con guiños a la contribución histórica del PSOE a la consolidación de la democracia, que Sánchez desestimó.
En cualquier caso Sánchez no perdió el debate ayer. Lo ha perdido durante estos últimos cuatro años de legislatura en los que ha gobernado de espaldas a los ciudadanos acumulando demasiados errores con los que dilapidó el principal activo que debe tener un político: la credibilidad. Y es muy posible que el propio Sánchez no haya sido consciente de ello hasta hace poco.
Empieza a temer que ya no hay marcha atrás y eso le produjo ayer una inseguridad sobrevenida que hizo que pareciera más un becario contrariado que un presidente. Su derrota en el fondo fue notable, pero en las formas fue alarmante.
El debate no parece determinante. Las posiciones están ya muy definidas. Como mucho ha frustrado algunas de las falsas expectativas que en el PSOE de Sánchez se habían construido para mantener la esperanza. Las palabras gruesas, cada vez más, seguirán manando de aquí al 23-J. Y también brotarán las propuestas gratuitas, como el pacto que ayer cerró Hacienda con los sindicatos, en el núcleo de la campaña, para sacar la mayor oferta pública de empleo de la historia.
Los ciudadanos desconfían cada vez más de estos políticos que les hacen regalos y se los cobran por detrás. Saben que nada es gratis. Ayer a Pedro Sánchez el debate le costó otros cinco escaños. Otros cinco escaños perdidos que se suman a muchos más desde que empezó a gobernar.
El debate le ha costado cinco escaños a Sánchez
Confiaban en que Sánchez ganara el bloque económico con datos coyunturales, pero Feijóo tenía demasiada munición a su disposición. Solo tenía que echar mano de los numerosos datos
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El debate le ha costado cinco escaños a Sánchez
Casi nadie tenía ninguna duda de que Feijóo había ganado con mucha solvencia el cara a cara con Sánchez. Y los propios socialistas han salido en bloque a confirmarlo. Lo han hecho cuando su único argumento ha sido acusar al aspirante de embarrar y mentir. Cuando se culpa a los elementos es que has perdido el encuentro.
Confiaban en que Sánchez ganara el bloque económico con datos coyunturales, pero Feijóo tenía demasiada munición a su disposición. Solo tenía que echar mano de los numerosos datos de todos los organismos oficiales (OCDE, Banco de España...) que dicen que la moto está trucada. Como decía Mike Tyson, "todo el mundo tiene un plan, hasta que le golpean en la boca". Y el primer golpe a Sánchez le dejó sonado.
El segundo le dejó sobre la lona. Fue cuando Feijóo le propuso un pacto para garantizar la estabilidad de la democracia que Sánchez no quiso ni mirar. Un documento que era un auténtico homenaje al consenso y a la responsabilidad y madurez política, con guiños a la contribución histórica del PSOE a la consolidación de la democracia, que Sánchez desestimó.
En cualquier caso Sánchez no perdió el debate ayer. Lo ha perdido durante estos últimos cuatro años de legislatura en los que ha gobernado de espaldas a los ciudadanos acumulando demasiados errores con los que dilapidó el principal activo que debe tener un político: la credibilidad. Y es muy posible que el propio Sánchez no haya sido consciente de ello hasta hace poco.
Empieza a temer que ya no hay marcha atrás y eso le produjo ayer una inseguridad sobrevenida que hizo que pareciera más un becario contrariado que un presidente. Su derrota en el fondo fue notable, pero en las formas fue alarmante.
El debate no parece determinante. Las posiciones están ya muy definidas. Como mucho ha frustrado algunas de las falsas expectativas que en el PSOE de Sánchez se habían construido para mantener la esperanza. Las palabras gruesas, cada vez más, seguirán manando de aquí al 23-J. Y también brotarán las propuestas gratuitas, como el pacto que ayer cerró Hacienda con los sindicatos, en el núcleo de la campaña, para sacar la mayor oferta pública de empleo de la historia.
Los ciudadanos desconfían cada vez más de estos políticos que les hacen regalos y se los cobran por detrás. Saben que nada es gratis. Ayer a Pedro Sánchez el debate le costó otros cinco escaños. Otros cinco escaños perdidos que se suman a muchos más desde que empezó a gobernar.