inadaptat susial
Madmaxista
“El dad (derecho a decidir) es un producto de marketing. Si me permites una nota de humor, es una marca de gaseosa”
Salvador López Arnal
Rebelión
Rebelion. “El dad (derecho a decidir) es un producto de <i>marketing</i>. Si me permites una nota de humor, es una marca de gaseosa”
Martín Alonso, profesor de Instituto jubilado, es doctor en Ciencias Políticas y autor de Universales del repruebo. Creencias, emociones y violencia; No tenemos sueños baratos. Una historia cultural, y El catalanismo, del éxito al éxtasis (3 volúmenes). Nos centramos en este tercer volumen: “Imposturas, impunidad y desistimiento”, que acaba de publicar El Viejo Topo, abril de 2017.
La entrevista está fechada en los meses de julio-agosto de 2017.
***
Estábamos en este punto. Hablabas antes de la lógica situacional y la lógica identitaria. Para los que no estamos puestos, ¿qué lógicas son esas?
Propiamente habría que hablar de una lógica situacional y de una gramática identitaria o tribal (con una lógica congruente, pero la identidad opera inicialmente en el orden cognitivo, el de la categorización).
Vamos con la lógica situacional. A la hora de explicar la conducta podemos invocar la voluntad de los agentes o los condicionantes del contexto. Según los supuestos pesa más una u otros, lo más habitual es una interacción entre ambos. La lógica situacional se refiere a aquellos casos en que las circunstancias son determinantes y las personas afectadas suelen reaccionar de maneras parecidas. Un ejemplo extremo: los atentados terroristas desencadenan reacciones de pánico. Otros menos extremos: la presencia de muchas personas ante un accidente da lugar a la difusión de responsabilidad (no actuamos pensando que hay otros con más razones para hacerlo), el funcionamiento de los aparatos de los partidos hace plausible la ley de hierro de la oligarquía, la presión del grupo favorece la conformidad o el pensamiento grupal. ¿Qué indica el dicho “agarrarse a un clavo ardiendo”? Hay un registro conectado que muchos no vemos, sobre todo si somos hombres, porque un rasgo de la lógica situacional es que naturaliza las coordenadas concretas haciéndolas invisibles: ser mujer puede en ocasiones dar lugar a dinámicas propias. La expresión lógica situacional se debe a Popper pero es reconocible en la frase orteguiana: Yo soy yo y mis circunstancias. Quizás una cita de Upton Sinclair resume bien el meollo del asunto: “Es difícil que una persona entienda algo si su salario depende de no entenderlo”.
No la conocía, está muy bien. Es muy oportuno que nos la recuerdes.
En los casos que he mencionado vemos un desplazamiento de las trayectorias en la dirección que marca un nuevo mapa de fuerzas, es decir, de recompensas e incentivos. ¿Habría tantas personas trabajando en la paraadministración del proceso sin los discursos que lo hacen atractivo y los recursos que suponen ventajas diferenciales para las afines?
La gramática identitaria tiene piezas universales. Lo más característico de ella es una sintaxis antagonística que ampara la división del mundo en dos polos antitéticos, nosotros y ellos (us versus them). Hay un patrón universal de este tipo de discursos, que he glosado en otros lugares. Las canciones y los motivos nacionalistas son intercambiables y como escribió Machado en los años oscuros del siglo pasado, “lo característico de la retórica guerrera consiste en ser ella la misma para los dos contendientes” (Mairena, póstumo).
Se trata, en definitiva, de conceptos que dan cuenta de la conducta social. Entiendo que es una obligación del estudioso remitir a los principios explicativos generales de las disciplinas sociales para dar cuenta de fenómenos particulares, en este caso el proceso secesionista. El capítulo dedicado en el primer volumen al enfoque de los procesos sociales –que abarcaría estos dos instrumentos- responde a ese compromiso epistémico.
Citas en varias ocasiones en tu ensayo un libro de Vélez-Pelligrini publicado por El Viejo Topo hace más de 14 años. ¿Se ha hecho justicia, en tu opinión, con esta aportación?
Te agradezco esta pregunta. Si muchos de los que replican la doctrina Piqué (incluido él) hubieran leído este libro, nos hubieran ahorrado mucho ruido. Leyendo este libro uno ve hasta qué punto el régimen de Pujol prefigura lo que vino después. Sin esa infraestructura institucional nacionalizada y socialmente cooptada (y en buena medida corrompida, empezando por casa) sería impensable el vuelo que ha alcanzado el secesionismo. De modo que recomiendo enfáticamente la lectura de El estilo populista orígenes, auge y declive del pujolismo.
Me apunto, con tu permiso, a la recomendación. ¿En qué momento irrumpe en la política catalana el asunto del dret a decidir? ¿Por qué en ese momento y por qué con tanto éxito?
El dret a decidir(dad) es una invención del nacionalismo vasco que tiene un origen tenebroso (básicamente vinculado a ETA-Batasuna pero puesto en forma digerible por Elkarri y el tercer espacio). Hay una relación entre estos sectores de la sociedad civil vasca y catalana y son decisivas unas pocas organizaciones: Herria 2000 Eliza, Elkarri, Ciemen y el Centre Unesco de Cataluña (no puedo detenerme aquí en otras organizaciones pero citaré por su posición típicamente elkarriana la Escola de Cultura de Pau de Vicenç Fisas). La creación de la Plataforma con ese nombre significa un impulso, las consultas de 2009 otro y la asunción por ANC, Òmnium Cultural y luego por el conjunto del soberanismo incluida buena parte de la izquierda aseguran la implantación. Las razones del éxito tienen acaso relación con las miserias de los programas políticos y el desahucio ideológico de la izquierda. Además tiene el atractivo de que viste mucho (parece progresista y emancipatorio) sin decir nada. Permite quedar bien gratis y aparecer como radical de diseño. El dad es un producto de marketing; si me permites una nota de humor, es una marca de gaseosa. El busilis es que en determinados momentos hay gente que compra, “compramos”, gaseosa ideológica (he hablado antes de ello). Su trazabilidad es mucho más elocuente que su semántica oportunista. En cierta manera da cuenta de lo que podría llamarse un proceso de batasunización de la sociedad catalana. Pero es difícil mostrar su inanidad (y los elementos de impostura) en unas pocas líneas.
Proceso de batasunización de la sociedad catalana. ¿No es un poco fuerte? ¿No exageras?
Quizás debo explicarlo. Los temas de la territorialidad y el derecho de autodeterminación eran propios del nacionalismo radical (el MLNA, ETA, Batasuna y sus variantes), cuyo soporte electoral debía frisar el 15%. Un sector del PNV, capitaneado por los sargentos irlandeses Egibar, Aguirre y Ollora –el teórico del ámbito vasco de decisión y antecedente inmediato del derecho a decidir- tras las movilizaciones de Ermua decide declarar muerto el pacto de Ajuria Enea (tras*versal) y sustituirlo por otro (frentista) que es Estella/Lizarra (en el que la IU de Madrazo sirvió de hoja de parra). Ahí se produce la asunción por el nacionalismo moderado del programa de Batasuna e Ibarretxe hace de él su bandera.
En Cataluña vemos hoy como el programa minoritario de ERC se ha convertido en central. El proceso indica una etnificación del espacio social y la asunción por actores moderados de posiciones que eran marginales antes. (O si se quiere una marea de identititis). Hay una semejanza también en la importación de la semántica pero hay una diferencia crucial que hay que subrayar una y otra vez: en Cataluña no se ha apiolado a nadie por el derecho a decidir.
Luego puede haber algunas observaciones más sutiles que explican retrospectivamente ciertas cosas, por ejemplo, la ceguera de una parte de la izquierda catalana a los componentes totalitarios presentes en ETA y la consiguiente indiferencia frente a las víctimas que ETA causó en la misma Cataluña (Hipercor, Vic), y la incalificable iniciativa de Carod para establecer un compromiso podrido (léase el concepto en Avishai Margalit) con ETA para que pusiera las bombas solo en España.
Es decir, en el resto de España.
Exacto. Es bien conocida, por otro lado, la estrecha relación que ha existido entre Ciemen y el nacionalismo radical vasco. Lo cual debe poner por cierto en apuros a quienes siguen viendo un alma de izquierdas en Batasuna. Y es también conocido aquel colofón en la manifestación contra el asesinato de E.Lluch estableciendo una equiparación entre ETA y el Estado y llamando a dialogar con los asesinos (otro compromiso podrido). Ilustra esto un cierto sentir que ha hecho su recorrido ahora en el proceso y permitido presentar a asesinos de ETA como hombres de paz (Otegi fue un actor destacado en el comando que secuestró a Luis Abaitua y se colocó del lado de los que optaron por seguir con el terror cuando se planteó la cuestión; es llamativo cómo quienes hacen del pasado un argumento principal para sus reivindicaciones se desentienden del propio, que dependía de la voluntad no de ningún destino o espíritu del pueblo, sino de la suya propia, de su obligación de decidir. Uno puede entender la rabia de David Fernàndez –con acento mudado- contra Rodrigo Rato y el mensaje del zapato pero le cuesta hacer lo propio con su amistad con Otegi).
¿Recordamos, para un test retrospectivo de inteligencia política, aquella reivindicación de Batasuna, que ahora denuncia la baja calidad democrática española porque no acerca a los presos, que, frente a las ofertas de reinserción, hacía valer “el derecho de todo preso al cumplimiento íntegro de su condena”?
No sabía de la existencia de ese derecho. Hablas en varios ocasiones de pujolismo (en el mismo título del capítulo está el término-concepto). ¿Qué sería un pujolismo? ¿Un populismo nacionalista? ¿De qué tipo de populismo hablamos? ¿A qué “pueblo” se dirige con tanto éxito en muchos momentos? Pienso, por ejemplo, en el exitazo defraudador y movilizador de Banca Pujol Catalana, S,A,
El libro de Laurentino Vélez-Pelligrini perfila bien lo que sería el pujolismo. Es un populismo nacionalista, personalista (no en el sentido de la filosofía de Mounier que le gustaba invocar sino caracterizado por su impronta personal) y basado en unas relaciones clientelares (el 3% es casi una redundancia en este esquema) que favorecía el oasis de las cuatrocientas familias. Al pueblo al que se dirige es a la Cataluña profunda, conservadora, tradicional y católica, que es su caladero de votos (por eso nunca impulsó una ley electoral catalana -a l revés, CiU bloqueó los intentos de implementarla, la última vez en julio de 2015, rechazando la propuesta de PSC, PP, ICV-EUiA y C,s partidarios de una circunscripción única que facilitara la igualdad del peso del voto- ni hizo causa de agravio de utilizar la española). Le dice lo que quiere oír y exhibe una campechanía que le hace popular. El éxito de Banca Catalana es la clave del funcionamiento del régimen de Pujol. Es su fórmula: convertir un delito en capital, el desastre productivo tras*mutado en impostura santificada. No hubiera sido posible sin esa red clientelar, ese sistema capilar que permeaba el conjunto de la sociedad catalana.
¿Catalunya profunda? ¿Deberíamos hablar en estos términos? ¿No ofendemos sin querer?
Es una denominación generalmente aceptada, para Cataluña, España y el resto del mundo. Es una división que responde a patrones repetidos. El apoyo a los catecismos étnicos vino particularmente del campo en las guerras de los Balcanes. Sabemos donde tenía sus apoyos principales el carlismo. Y la superposición de aquellos feudos electorales con las posiciones de hoy.
Por lo demás, ¿nos explicas brevemente lo del uso de la ley electoral española. ¿Qué ley electoral usamos entonces en Cataluña? ¿En qué elecciones?
Me atengo aquí a la letra gruesa y remito al libro de Vicente Serrano (El valor real del voto, El Viejo Topo) para la discusión pormenorizada. Sabemos que los escaños de las circunscripciones (provincias) más pobladas cuestan más votos que las de las que cuentan menor población, lo que ocurre por una mayor presencia de voto rural. El sistema electoral español se cocinó para favorecer la victoria electoral de UCD y ha permanecido intacto desde entonces. También en Cataluña, donde los votos de Barcelona y Tarragona, las provincias más industrializadas, pesan menos. ¿Por qué Pujol eliminó la Corporación Metropolitana de Barcelona en 1987? Y una metapregunta: ¿Y por qué esto no es motivo de agravio, ni hay una “doctrina Piqué” al respecto?
Salvador López Arnal
Rebelión
Rebelion. “El dad (derecho a decidir) es un producto de <i>marketing</i>. Si me permites una nota de humor, es una marca de gaseosa”
Martín Alonso, profesor de Instituto jubilado, es doctor en Ciencias Políticas y autor de Universales del repruebo. Creencias, emociones y violencia; No tenemos sueños baratos. Una historia cultural, y El catalanismo, del éxito al éxtasis (3 volúmenes). Nos centramos en este tercer volumen: “Imposturas, impunidad y desistimiento”, que acaba de publicar El Viejo Topo, abril de 2017.
La entrevista está fechada en los meses de julio-agosto de 2017.
***
Estábamos en este punto. Hablabas antes de la lógica situacional y la lógica identitaria. Para los que no estamos puestos, ¿qué lógicas son esas?
Propiamente habría que hablar de una lógica situacional y de una gramática identitaria o tribal (con una lógica congruente, pero la identidad opera inicialmente en el orden cognitivo, el de la categorización).
Vamos con la lógica situacional. A la hora de explicar la conducta podemos invocar la voluntad de los agentes o los condicionantes del contexto. Según los supuestos pesa más una u otros, lo más habitual es una interacción entre ambos. La lógica situacional se refiere a aquellos casos en que las circunstancias son determinantes y las personas afectadas suelen reaccionar de maneras parecidas. Un ejemplo extremo: los atentados terroristas desencadenan reacciones de pánico. Otros menos extremos: la presencia de muchas personas ante un accidente da lugar a la difusión de responsabilidad (no actuamos pensando que hay otros con más razones para hacerlo), el funcionamiento de los aparatos de los partidos hace plausible la ley de hierro de la oligarquía, la presión del grupo favorece la conformidad o el pensamiento grupal. ¿Qué indica el dicho “agarrarse a un clavo ardiendo”? Hay un registro conectado que muchos no vemos, sobre todo si somos hombres, porque un rasgo de la lógica situacional es que naturaliza las coordenadas concretas haciéndolas invisibles: ser mujer puede en ocasiones dar lugar a dinámicas propias. La expresión lógica situacional se debe a Popper pero es reconocible en la frase orteguiana: Yo soy yo y mis circunstancias. Quizás una cita de Upton Sinclair resume bien el meollo del asunto: “Es difícil que una persona entienda algo si su salario depende de no entenderlo”.
No la conocía, está muy bien. Es muy oportuno que nos la recuerdes.
En los casos que he mencionado vemos un desplazamiento de las trayectorias en la dirección que marca un nuevo mapa de fuerzas, es decir, de recompensas e incentivos. ¿Habría tantas personas trabajando en la paraadministración del proceso sin los discursos que lo hacen atractivo y los recursos que suponen ventajas diferenciales para las afines?
La gramática identitaria tiene piezas universales. Lo más característico de ella es una sintaxis antagonística que ampara la división del mundo en dos polos antitéticos, nosotros y ellos (us versus them). Hay un patrón universal de este tipo de discursos, que he glosado en otros lugares. Las canciones y los motivos nacionalistas son intercambiables y como escribió Machado en los años oscuros del siglo pasado, “lo característico de la retórica guerrera consiste en ser ella la misma para los dos contendientes” (Mairena, póstumo).
Se trata, en definitiva, de conceptos que dan cuenta de la conducta social. Entiendo que es una obligación del estudioso remitir a los principios explicativos generales de las disciplinas sociales para dar cuenta de fenómenos particulares, en este caso el proceso secesionista. El capítulo dedicado en el primer volumen al enfoque de los procesos sociales –que abarcaría estos dos instrumentos- responde a ese compromiso epistémico.
Citas en varias ocasiones en tu ensayo un libro de Vélez-Pelligrini publicado por El Viejo Topo hace más de 14 años. ¿Se ha hecho justicia, en tu opinión, con esta aportación?
Te agradezco esta pregunta. Si muchos de los que replican la doctrina Piqué (incluido él) hubieran leído este libro, nos hubieran ahorrado mucho ruido. Leyendo este libro uno ve hasta qué punto el régimen de Pujol prefigura lo que vino después. Sin esa infraestructura institucional nacionalizada y socialmente cooptada (y en buena medida corrompida, empezando por casa) sería impensable el vuelo que ha alcanzado el secesionismo. De modo que recomiendo enfáticamente la lectura de El estilo populista orígenes, auge y declive del pujolismo.
Me apunto, con tu permiso, a la recomendación. ¿En qué momento irrumpe en la política catalana el asunto del dret a decidir? ¿Por qué en ese momento y por qué con tanto éxito?
El dret a decidir(dad) es una invención del nacionalismo vasco que tiene un origen tenebroso (básicamente vinculado a ETA-Batasuna pero puesto en forma digerible por Elkarri y el tercer espacio). Hay una relación entre estos sectores de la sociedad civil vasca y catalana y son decisivas unas pocas organizaciones: Herria 2000 Eliza, Elkarri, Ciemen y el Centre Unesco de Cataluña (no puedo detenerme aquí en otras organizaciones pero citaré por su posición típicamente elkarriana la Escola de Cultura de Pau de Vicenç Fisas). La creación de la Plataforma con ese nombre significa un impulso, las consultas de 2009 otro y la asunción por ANC, Òmnium Cultural y luego por el conjunto del soberanismo incluida buena parte de la izquierda aseguran la implantación. Las razones del éxito tienen acaso relación con las miserias de los programas políticos y el desahucio ideológico de la izquierda. Además tiene el atractivo de que viste mucho (parece progresista y emancipatorio) sin decir nada. Permite quedar bien gratis y aparecer como radical de diseño. El dad es un producto de marketing; si me permites una nota de humor, es una marca de gaseosa. El busilis es que en determinados momentos hay gente que compra, “compramos”, gaseosa ideológica (he hablado antes de ello). Su trazabilidad es mucho más elocuente que su semántica oportunista. En cierta manera da cuenta de lo que podría llamarse un proceso de batasunización de la sociedad catalana. Pero es difícil mostrar su inanidad (y los elementos de impostura) en unas pocas líneas.
Proceso de batasunización de la sociedad catalana. ¿No es un poco fuerte? ¿No exageras?
Quizás debo explicarlo. Los temas de la territorialidad y el derecho de autodeterminación eran propios del nacionalismo radical (el MLNA, ETA, Batasuna y sus variantes), cuyo soporte electoral debía frisar el 15%. Un sector del PNV, capitaneado por los sargentos irlandeses Egibar, Aguirre y Ollora –el teórico del ámbito vasco de decisión y antecedente inmediato del derecho a decidir- tras las movilizaciones de Ermua decide declarar muerto el pacto de Ajuria Enea (tras*versal) y sustituirlo por otro (frentista) que es Estella/Lizarra (en el que la IU de Madrazo sirvió de hoja de parra). Ahí se produce la asunción por el nacionalismo moderado del programa de Batasuna e Ibarretxe hace de él su bandera.
En Cataluña vemos hoy como el programa minoritario de ERC se ha convertido en central. El proceso indica una etnificación del espacio social y la asunción por actores moderados de posiciones que eran marginales antes. (O si se quiere una marea de identititis). Hay una semejanza también en la importación de la semántica pero hay una diferencia crucial que hay que subrayar una y otra vez: en Cataluña no se ha apiolado a nadie por el derecho a decidir.
Luego puede haber algunas observaciones más sutiles que explican retrospectivamente ciertas cosas, por ejemplo, la ceguera de una parte de la izquierda catalana a los componentes totalitarios presentes en ETA y la consiguiente indiferencia frente a las víctimas que ETA causó en la misma Cataluña (Hipercor, Vic), y la incalificable iniciativa de Carod para establecer un compromiso podrido (léase el concepto en Avishai Margalit) con ETA para que pusiera las bombas solo en España.
Es decir, en el resto de España.
Exacto. Es bien conocida, por otro lado, la estrecha relación que ha existido entre Ciemen y el nacionalismo radical vasco. Lo cual debe poner por cierto en apuros a quienes siguen viendo un alma de izquierdas en Batasuna. Y es también conocido aquel colofón en la manifestación contra el asesinato de E.Lluch estableciendo una equiparación entre ETA y el Estado y llamando a dialogar con los asesinos (otro compromiso podrido). Ilustra esto un cierto sentir que ha hecho su recorrido ahora en el proceso y permitido presentar a asesinos de ETA como hombres de paz (Otegi fue un actor destacado en el comando que secuestró a Luis Abaitua y se colocó del lado de los que optaron por seguir con el terror cuando se planteó la cuestión; es llamativo cómo quienes hacen del pasado un argumento principal para sus reivindicaciones se desentienden del propio, que dependía de la voluntad no de ningún destino o espíritu del pueblo, sino de la suya propia, de su obligación de decidir. Uno puede entender la rabia de David Fernàndez –con acento mudado- contra Rodrigo Rato y el mensaje del zapato pero le cuesta hacer lo propio con su amistad con Otegi).
¿Recordamos, para un test retrospectivo de inteligencia política, aquella reivindicación de Batasuna, que ahora denuncia la baja calidad democrática española porque no acerca a los presos, que, frente a las ofertas de reinserción, hacía valer “el derecho de todo preso al cumplimiento íntegro de su condena”?
No sabía de la existencia de ese derecho. Hablas en varios ocasiones de pujolismo (en el mismo título del capítulo está el término-concepto). ¿Qué sería un pujolismo? ¿Un populismo nacionalista? ¿De qué tipo de populismo hablamos? ¿A qué “pueblo” se dirige con tanto éxito en muchos momentos? Pienso, por ejemplo, en el exitazo defraudador y movilizador de Banca Pujol Catalana, S,A,
El libro de Laurentino Vélez-Pelligrini perfila bien lo que sería el pujolismo. Es un populismo nacionalista, personalista (no en el sentido de la filosofía de Mounier que le gustaba invocar sino caracterizado por su impronta personal) y basado en unas relaciones clientelares (el 3% es casi una redundancia en este esquema) que favorecía el oasis de las cuatrocientas familias. Al pueblo al que se dirige es a la Cataluña profunda, conservadora, tradicional y católica, que es su caladero de votos (por eso nunca impulsó una ley electoral catalana -a l revés, CiU bloqueó los intentos de implementarla, la última vez en julio de 2015, rechazando la propuesta de PSC, PP, ICV-EUiA y C,s partidarios de una circunscripción única que facilitara la igualdad del peso del voto- ni hizo causa de agravio de utilizar la española). Le dice lo que quiere oír y exhibe una campechanía que le hace popular. El éxito de Banca Catalana es la clave del funcionamiento del régimen de Pujol. Es su fórmula: convertir un delito en capital, el desastre productivo tras*mutado en impostura santificada. No hubiera sido posible sin esa red clientelar, ese sistema capilar que permeaba el conjunto de la sociedad catalana.
¿Catalunya profunda? ¿Deberíamos hablar en estos términos? ¿No ofendemos sin querer?
Es una denominación generalmente aceptada, para Cataluña, España y el resto del mundo. Es una división que responde a patrones repetidos. El apoyo a los catecismos étnicos vino particularmente del campo en las guerras de los Balcanes. Sabemos donde tenía sus apoyos principales el carlismo. Y la superposición de aquellos feudos electorales con las posiciones de hoy.
Por lo demás, ¿nos explicas brevemente lo del uso de la ley electoral española. ¿Qué ley electoral usamos entonces en Cataluña? ¿En qué elecciones?
Me atengo aquí a la letra gruesa y remito al libro de Vicente Serrano (El valor real del voto, El Viejo Topo) para la discusión pormenorizada. Sabemos que los escaños de las circunscripciones (provincias) más pobladas cuestan más votos que las de las que cuentan menor población, lo que ocurre por una mayor presencia de voto rural. El sistema electoral español se cocinó para favorecer la victoria electoral de UCD y ha permanecido intacto desde entonces. También en Cataluña, donde los votos de Barcelona y Tarragona, las provincias más industrializadas, pesan menos. ¿Por qué Pujol eliminó la Corporación Metropolitana de Barcelona en 1987? Y una metapregunta: ¿Y por qué esto no es motivo de agravio, ni hay una “doctrina Piqué” al respecto?