El cuento del capital.

USUREROS

Madmaxista
Desde
12 Ene 2007
Mensajes
6.916
Reputación
7.554
El planeta Ómnium tenía sólo cuatro habitantes. Cada uno poseía una parte del planeta. No tenían necesidades “físicas”, ya que su organismo era un circuito cerrado.

En la parte que habitaba Admetus había unas piedrecitas de tonalidad azul, todas de idéntico tamaño y forma, con las que hacía mosaicos en el suelo, lo cual le causaba gran placer estético. Dryads hacía lo mismo, pero con piedrecitas verdes. También hacían otro tanto Nyx, con piedrecitas rojas y Syrinx, con piedrecitas amarillas.

En una ocasión, Admetus soñó que hacía un mosaico con piedrecitas de distintos colores, lo cual le causó una fuerte impresión estética, y se despertó conmocionado. Pensó ¿cómo puedo conseguir piedrecitas de otros colores? Fue a ver a Dryads y le comentó su sueño, que impresionó también a éste. Entonces le pidió piedras de las suyas, de tonalidad verde. Dryads le respondió que las tenía que ir a buscar a una cueva, y que ello le llevaría cierto tiempo. Admetus le respondió que podía esperar lo que hiciera falta.

Así que Dryads se fue hacia la cueva, pero por el camino pensó que a él también le gustaría hacer un mosaico de varios colores, y que ya que él le traería piedras a Admetus, éste podría hacer otro tanto. Cuando volvió con una docena de piedras, le dijo a Admetus que quería piedras azules. Admetus estuvo de acuerdo, y le dijo que no tardaría mucho. En media hora estuvo de vuelta con doce piedras azules. Dryads se quedó pensativo. Él había tardado cuatro horas para traer las doce piedras, mientras que Admetus solamente media hora.

Dryads hizo cuentas y le dijo a Admetus que si él obtenía 12 piedras en 30 minutos cada piedra le había requerido 2.5 minutos; mientras que a él, que había tardado 240 minutos, cada piedra le había supuesto 20 minutos. De modo que, en el tiempo en que Dryads tardaba en conseguir una piedra verde, Admetus había conseguido 8 piedras azules. Admetus, apesadumbrado, le dio la razón, y le cambió 8 piedras azules por 1 piedra verde. Se había llevado a cabo la primera tras*acción económica del planeta Ómnium.

Lo que habían hecho Dryads y Admetus había sido, pues, calcular el valor de sus respectivas piedras en función del tiempo que les había costado conseguirlas. Quedaba establecido, por lo tanto, que:

8 piedras azules = 1 piedra verde

Desde el punto de vista de Admetus, las ocho piedras azules no tenían otro valor que el que hecho de haber invertido cierto tiempo en conseguirlas, mientras que la piedra verde tenía el valor de poder ser usada como elemento innovador en su mosaico: es decir, tenía un valor de uso. En este valor de uso veía Admetus reflejado el valor de sus ocho piedras azules (es decir, el valor de cambio de sus piedras azules se expresaba en el valor de uso de la piedra verde). Esta relación confería a la piedra verde la cualidad de ser el equivalente de las ocho piedras azules, es decir, confería a una piedra verde la propiedad de ser directamente intercambiable por 8 piedras azules; de ser, por tanto, el espejo donde las piedras azules podían ver la imagen de su valor (de otro modo invisible).

Admetus precisaba, también, piedras de tonalidad rojo y de tonalidad amarillo para poder terminar el mosaico de su sueño. De modo que visitó a Nyx y a Syrinx, con quienes estableció, respectivamente, que:

4 piedras azules = 1 piedra roja

2 piedras azules = 1 piedra amarilla

Como no tenían, aún, conceptos para referirse a estas nuevas situaciones que se habían creado, llamaron a esta manera de poner las piedras azules en relación con las otras piedras para determinar su valor “forma relativa del valor”, y a la propiedad que tenían las otras piedras de reflejar el valor (de otro modo invisible) de las piedras azules “forma equivalente”. Ahora ya tenían una lista para el valor de las piedras azules:


1 piedra verde

8 piedras azules = 2 piedras rojas

4 piedras amarillas


Llamaron a esta lista “forma desplegada del valor”. Y al anterior procedimiento, para distinguirlo de éste, “forma simple”.

Para simplificar los cambios, ya que ahora todos estaban entusiasmados con sus mosaicos y necesitaban piedras de todos los colores, decidieron que sería más práctico reflejar el valor de las otras piedras en las azules, puesto que tan sólo tenían que invertir el procedimiento que habían usado hasta ahora, de modo que la cosa quedaba así:


1 piedra verde

2 piedras rojas = 8 piedras azules

4 piedras amarillas


Así que, a partir de este momento, todas las piedras reflejaban su valor en las piedras azules . Lo que convirtió a las piedras azules en el equivalente universal, de tal modo que cada uno quería acaparar piedras azules para cambiarlas sin ningún problema por las de otros colores. A esta fijación la llamaron “forma dinero”, y las piedras azules empezaron a ser llamadas “dinero”, en vez de piedras azules.

Admetus terminó su mosaico, así que ya no necesitaba más piedras. Sin embargo, los demás aún estaban enfrascados en los suyos. Sucedió que de pronto le entró una pereza monumental, y cuando los otros vinieron a cambiar sus piedras les dijo que ya no tenía en el almacén, pero les propuso un trato: Admetus les permitía entrar en su zona a buscar piedras de tonalidad azul pero con dos condiciones. La primera era que lo harían en un horario establecido y la segunda era que depositarían todas las piedras en el almacén de Admetus; éste les daría unos papeles por valor de cierto número de piedras azules; y, como compensación, cada uno de ellos debería hacer una copia de su propio mosaico en la zona de Admetus. Se estableció, también, una cláusula de seguridad: Admetus se podría quedar con la zona del planeta de quien no cumpliera lo pactado. Como los papeles de Admetus substituyeron a sus piedras en la función de equivalente, empezaron a ser llamados “dinero” (cuando, en realidad, no eran más que papelitos rectangulares con un número impreso). Al acto de cambiar papeles por piedras lo llamaron “comprar”, y al acto de cambiar piedras por papeles “vender”. El hecho de usar las piedras en el mosaico se llamó “consumo”. El monto de papeles (dinero) que percibían por recolectar piedras recibió el nombre de “salario”.

Admetus se dio cuenta del enorme poder que, sobre los demás, le confería ser el emisor del dinero y el propietario de las piedras azules. Empezó a usarlo para divertirse a costa de los otros. Lo primero que hizo fue comprar todas las piedras amarillas que tenía Syrinx y se las vendió más caras a los otros. Otro tanto hizo con las piedras de los otros colores. Al final, todas las piedras del planeta fueron a parar al almacén de Admetus, el cual las puso en expositores con unos numeritos que indicaban el coste de cada piedra (a ese numerito le llamaron “precio”). Admetus puso unos precios arbitrariamente altos a todas las piedras, al mismo tiempo que bajó los salarios, de modo que a los demás les fue imposible cumplir la cláusula de seguridad, con lo que Admetus se convirtió en el propietario de todo el planeta. Ahora ya lo tenía todo ¿qué más podía querer? Tan sólo le quedaba una pasión: acumular (aunque fuera a costa de someter a los otros a la esclavitud asalariada).
 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Yo tengo otra versión de la historia. El planeta Ómnium tenía sólo cuatro habitantes. Ninguno poseía nada, de hecho vinieron desnudos al mundo. Si querían comer o protegerse del frío, había que invertir un tiempo en una cosa insufrible llamada trabajo.

El habitante 1 estaba dispuesto al sacrificio. Pasado un tiempo, tenía su pequeña choza y una huerta y estaba feliz.

El habitante 2 no era muy sacrificado, pero era listo, inventó un sistema de trampas para cazar presas y sin demasiado esfuerzo conseguía alimentarse.

Los habitantes 3 y 4, no eran muy listos, además eran vagos, y se dedicaron únicamente a procrear y al tiempo tenían 18 hijos :p

Viendo las posesiones de los dos primeros habitantes, se pensaron que no era justo que aquéllos tuvieran tanto y ellos con sus hijos tan poco, así que por el bien de la colectividad, los buscaron, les dieron una paliza y se apropiaron de su choza, huerto y trampas. Naturalmente, eran insuficientes para alimentar y tener bajo techo a tanta tropa, así que buscaron a los habitantes 1 y 2 y los juzgaron por opresores y capitalistas por tener al planeta en la miseria.

The end

La historia del comunismo. :8:

A SOY:

Creo que lo de la opresión la ha puesto según la visión de un comunista. No creo que Ghandi piense eso ni mucho menos.
 
Volver